Los cuerpos
sutiles, el proceso de fallecimiento, transición y preparación de la nueva vida
El proceso de fallecimiento, paso de un periodo que
llamamos entre vidas y posterior reencarnación es un hecho bastante aceptado
por una mayoría de personas, culturas y tradiciones. No todo el mundo cree que
existe algo mas allá de nuestro cuerpo físico, pero solo es necesario un poco
de desarrollo personal para ver que somos mucho más que un simple trozo de
materia orgánica. Los que ya tenemos nuestras pruebas personales de la
reencarnación y de quienes somos, en muchos casos tampoco tenemos demasiado claro
como funciona todo ese proceso, nada sencillo por otro lado, tremendamente
planificado y bien definido, y mucho más complejo de lo que, en muchas
ocasiones, podemos llegar a pensar.
Los cuatro cuerpos
sutiles
El ser humano está compuesto por varios cuerpos
sutiles que se superponen al cuerpo físico y se interpenetran unos con otros.
Estos cuerpos, además del cuerpo denso, químico y orgánico que es el cuerpo
físico, son el llamado cuerpo etérico o vital, el cuerpo emocional, el cuerpo
mental y el cuerpo espiritual. Este último, el cuerpo espiritual, es lo que por
otro lado algunas personas suelen definir como el cuerpo causal o alma, aunque
aquí las definiciones varían según la línea que estudies. En algunos textos el
alma suele ser el compendio de estos cuerpos sutiles inferiores y llamamos
espíritu a la “chispa” o matriz de luz que los usa como vehículo evolutivo. En
otras tradiciones, el cuerpo espiritual es el alma, y los cuerpos sutiles son
simplemente capas que la recubren, mientras que el espíritu es un componente
aun más interno que no todas las personas poseen. Para hacerlo fácil,
hablaremos del espíritu como el cuerpo espiritual y de los cuerpos etérico,
emocional y mental como los componentes del alma.
El proceso del
fallecimiento
Cuando llega nuestra
hora de abandonar el plano físico, lo primero que sucede es que el cuerpo
etérico, el cuerpo emocional, el cuerpo mental y el espíritu abandonan,
normalmente por la parte de la cabeza, el cuerpo químico. En todos los
aspectos, en esos primeros momentos, seguimos siendo “nosotros” al completo,
simplemente no tenemos ya un vehículo orgánico del cual preocuparnos. A lo
largo de los próximos tres días, aproximadamente, el cuerpo etérico o vital se
irá desintegrando. Se produce lo que conocemos como la primera desoma, es decir, ha ocurrido
la “primera muerte” y dejamos atrás todo lo que no nos sirve de la parte densa
de nuestra vida. Puesto que el cuerpo eterico solo sirve de “molde energético”
del cuerpo físico, al no existir este último, el cuerpo vital tampoco es
necesario ya. Aun así, este cuerpo etérico que posee aun remanentes energéticos
de todas las experiencias vividas por el cuerpo físico las traspasa al
siguiente cuerpo sutil antes de desintegrarse, el cuerpo emocional, de forma
que en este cuerpo emocional llevamos una carga muy importante de información
sobre la parte física y etérica de nuestra anterior encarnación.
La segunda desoma en
el plano astral
Mientras que la muerte del cuerpo se produce en el
plano físico, y la desintegración del cuerpo vital en el plano etérico, el
siguiente paso del proceso de salida de una encarnación se hace ya en el plano
astral. Aquí es cuando cruzamos ese “túnel” de luz, y aparecemos normalmente en
una de las regiones de los planos inferiores de este plano astral. Como
todo nivel evolutivo, está dividido en siete regiones principales, siendo las
tres primeras el llamado bajo astral, la cuarta el medio astral, y las tres
siguientes el alto astral. Aquí, dependiendo del nivel evolutivo de cada uno,
al cruzar y salir del plano etérico apareceremos en la zona que nos corresponda
por frecuencia de vibración.
En estos momentos, el espíritu lleva consigo al
completo el cuerpo mental, el cuerpo emocional, y la carga
energética/experiencial del cuerpo etérico, en lo que algunas tradiciones
ocultistas denominan el “átomo simiente”, que vendría a ser algo así como el
contenido energético básico que contiene toda la información del cuerpo sutil
en cuestión. Así, nuestro cuerpo emocional lleva un “átomo simiente” o carga
energética del cuerpo eterico anterior que le servirá al espíritu para preparar
en el futuro el molde físico de su nueva encarnación.
En estos momentos, ese
espíritu, suponiendo que se trate de un alma “normal” (en el sentido de que no
sea un alma errante o de niveles evolutivos superiores a la 3D, que entonces es
otra historia aparte), pasa por un periodo de revisión de vida, en el cual
revisamos y volvemos a sentir, principalmente porque se hace a través del
cuerpo emocional, todo aquello que nos ha ocurrido en la encarnación que
acabamos de dejar atrás. Mientras estamos haciendo está revisión, también el
espíritu realiza una limpieza de aquello que ya no le es necesario, y traspasa
toda la información y carga energética que desea usar de nuevo del cuerpo
emocional al cuerpo mental. Se produce lo que se llama la segunda desoma, la segunda
muerte. En cursos de proyección astral, se puede aprender también a
proyectarse con el cuerpo eterico a cuestas, con el cuerpo emocional y mental,
o solo con el cuerpo mental. Cuanto menos “carga” lleves, más “alto” en los
planos internos puedes “subir”.
Ahora, ese espíritu está envuelto solo por el cuerpo
mental, y los dos “átomos simiente” o remanentes energéticos del cuerpo etérico
y del cuerpo emocional de la vida o vidas anteriores, con aquello que ha
decidido mantener para la siguiente encarnación.
La preparación de la
nueva vida, el plano mental
El siguiente paso del proceso ocurre en el siguiente
nivel de los planos internos, el llamado plano mental. También dividido en 7
subniveles, los cuatro primeros se asocian a ideas y conceptos relacionados con
el pensamiento y la mente concreta, mientras que los tres superiores se asocian
a la mente y el pensamiento abstracto. De aquí nacen las fuerzas arquetípicas,
los conceptos, las ideas, que luego caerán hacia el plano físico para tomar
forma y manifestarse como el mundo que conocemos.
Es en este plano donde también nuestro cuerpo mental realiza
una limpieza de aquello que no es necesario mantener para la siguiente vida y
es donde se empieza a planificar la entrada de nuevo en el plano físico.
De vuelta para abajo
Así, una vez hemos visto las diferentes opciones que
tenemos, hemos escogido lugar, línea temporal, fecha de entrada, lecciones
principales a experimentar, misión a cumplir, etc., ese espíritu, revestido
solo de un fino envoltorio que es el cuerpo mental, inicia su descenso al mundo
físico de nuevo. En un plis plas pasa por el plano astral, donde se forma de
nuevo la nueva capa que se va a convertir en el nuevo cuerpo emocional que
vamos a tener, usando como semilla para que este germine el remanente
energético que trajimos de la vida anterior (de ahí que le llamen átomo
simiente). Ahora, en estos momentos, el nuevo espíritu tiene ya un cuerpo
mental con la información sobre su propósito, y un cuerpo emocional recién
creado con los remanentes de las vidas anteriores que no fueron desechados. El
siguiente paso entonces es crear el cuerpo etérico, así que, con materia del
plano etérico, bajando un nivel más hacia el plano físico, en otro instante el
espíritu se reviste de un nuevo cuerpo eterico, que posee ciertas
reminiscencias de los cuerpos usados en anteriores encarnaciones. Este cuerpo
eterico marcará como será el nuevo cuerpo físico, hasta el mínimo de los
detalles, de forma que si se planea que ese espíritu tenga algún “defecto”, es
aquí en este cuerpo eterico donde se diseña ese defecto.
Además, este cuerpo eterico es el que se proyecta y se
inserta sobre el bebe en formación en el útero de la madre, sobre el nuevo
cuerpo físico que ha de nacer, que a su vez trae la configuración genética
heredada de los padres. Si un cuerpo físico tiene un defecto genético heredado,
pero el espíritu no considera oportuno manifestarlo, el cuerpo etérico no lo
incluirá en el “molde” y ese defecto no se manifestará. Si ese cuerpo físico no
trae ningún “defecto” pero el alma necesita alguna disfunción para su
aprendizaje, se incluirá en el molde y ese cuerpo físico que ha de nacer lo
manifestará.
Así, en ese momento, cuando el nuevo ser humano nace,
tiene un cuerpo físico creado por la configuración genética de los padres, un
cuerpo eterico resultado de las decisiones del espíritu para la nueva encarnación
y con la carga remanente que ha permanecido de los anteriores cuerpos físicos
ocupados, un cuerpo emocional nuevo que trae los remanentes energéticos de lo
vivido en las últimas vidas y lo que se considera necesario para esta, y un
cuerpo mental que trae consigo las instrucciones, planes evolutivos, lecciones,
misión, etc. que habrán de ejecutarse para ese espíritu, que está entonces
recubierto, encarnado, en un nuevo bebe, y que inicia una nueva aventura en el
plano físico.
http://davidtopi.com/los-cuerpos-sutiles-el-proceso-de-fallecimiento-transicin-y-preparacin-de-la-nueva-vida/#.VGPazPmG-VA
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