SANAT KUMARA
EL CAMINO SAGRADO
La residencia de los Maestros.
Saludos. Te lo dijimos, estamos trayéndote de vuelta al camino
Sagrado. Felices son los que lo siguen, a más allá de la dualidad, de las
creencias, las dimensiones, las historias sobre esta gran transición, la
simplicidad de los devotos, que son escuchados, y a quienes les damos la
espalda. La voz sagrada. Y a través de aquellos, a quienes se lo devolvemos, es
en el aura de la tierra y de la humanidad que lo impregnamos. Algunos buscan en
la tierra, u otros planetas, lugares geográficos donde residen los maestros. El
camino sagrado, revela que los maestros, residen en todas partes, en la tierra,
en los planetas, en el corazón de los océanos, en el corazón del éter. Su
residencia es una frecuencia de adoración, una intensidad, tal vez la noción
más sutil de ubicación, pero no en términos tridimensionales, no en términos de
lugar. Aquí, ahora, todo está ahí. Viven en medio de la armonía. La armonía es
un código de vida de la vida cotidiana. Cultiven la armonía, en relación con
sus cuerpos.
Hagan de sus cuerpos, los de un dios, una diosa. Hagan a sus
cuerpos inmortales, que toquen lo infinito, que brillen con pureza, con amor
puro. Esto implica una relación de impecabilidad. Ingieran comida fresca, viva
y dedicada, agua pura. Pronuncien palabras cultivadas solo con el mejor sentimiento,
tanto para el que habla, cuanto para el que escucha. Cultiven la dulzura y la
nobleza, en cada palabra. Frecuenten el arte del respeto, porque todo puede
expresarse, y el ser, es expresión. El dominio del verbo, implica la expresión,
desde el nivel del sentimiento más fino. Para escuchar esta expresión, los
ángeles se nutren. Para escuchar la expresión de palabras que pueden, para
algún plan, ser justificadas, pero cuya energía es dura, los ángeles se van. Es
necesario, establecer para los ángeles, una morada que sea de ellos. La morada
de los ángeles, las moradas celestiales, son las moradas de los mejores
sentimientos. Entiendes. Las mansiones, sean lo que sean, son solo vibraciones
o frecuencias. Las frecuencias ásperas, endurecen las formas, y crean
caparazones. Las frecuencias celestiales, las frecuencias de adoración, las
frecuencias de control, están abiertas hasta el infinito. Todo está unido. El
camino sagrado, implica la audacia, de ir más allá de estos apegos, a estos
modos de expresión o pensamientos ásperos o indolentes, para cultivar la
expresión noble del verbo, el que nutre el sentimiento más fino, y que así,
nutre las viviendas celestiales. Mira cómo todo está conectado. Muy a menudo,
algunos que se llaman maestros, recrean una realidad que dicen que es luminosa
en la imagen de la realidad tridimensional, solo un poco embellecida,
proyectando conceptos, que no tenían la audacia de ofrecer, proyectando
cierres, que no tuvieron la audacia de percibir. El camino sagrado, es el
camino de la transparencia, el de esta realidad donde solo hay luz, el de esta
sociedad que es solo fraternidad. Como saben, el amor y la ternura, que ofrecen
a quienes llaman Maestros, es aceptar ser hermanos y hermanas, en la audacia
para seguir sus pasos, escuchar, guardar silencio e integrarse. Escuchar,
callar e integrarse. Es cierto, puede ser necesario hablar mil veces, antes de
que escuchen, pero no importa, nos gusta repetir, nos gusta inspirar. Es lo más
precioso que hacemos, porque la fraternidad humana, es luz. Cada ser es dios-diosa, es venerable. Y es en esta veneración, que repetimos, y
repetimos, y repetimos. Y la parte de los que siguen, en el camino sagrado, es
escuchar, guardar silencio e integrarse. No creas en saber, porque el
conocimiento, se basa en creencias, de confinamiento. Los confinamientos,
proyectan ilusiones, circunstancias y, sobre la base de circunstancias, se
forjan otras formas de conocimiento, que son solo, espejos de las creencias,
que son solo, espejos del confinamiento. Es cierto, este círculo, es solo una
ilusión, pero el ser, sigue siendo inmutable y perfecto. Sin embargo,
visualicen, juntos veamos, esta sociedad fraternal.
Todos han depositado conocimientos y creencias, para estar atentos
en inocencia y transparencia.
Así, entramos en el camino sagrado. Es cierto, el camino, es un
viaje, de eterna autotrascendencia, y apertura eterna.
Soy Sanat Kumara, a través de Agnès Bos*Masseron.
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