A veces nos
lleva tiempo prepararnos para permitir que algo termine pero una vez que
pensamos que estamos listos, queremos avanzar enseguida. Hemos terminado
con lo viejo y estamos listos para nuevos comienzos.
Pero ellos no
siempre están listos para nosotros, o no estamos tan listos para asumirlos como
pensamos. Comenzamos a ver demoras, cosas que surgen, necesitamos enfocarnos en
aquello en lo que pensamos que ya hemos terminado y nos frustramos. No queremos
estar ya más en ese espacio, estamos listos para avanzar. ¿Pero lo
estamos?
Estos ‘cabos
sueltos’, los pequeños detalles molestos y las situaciones que ahora exigen
nuestra atención parecen una pérdida de tiempo pero son verdaderamente una
parte importante de nuestros nuevos comienzos, porque es ahí donde encontramos
tanto el cierre como el aprendizaje final que nos garantiza que nuestros nuevos
comienzos no incluyan la energía de aquello que queremos dejar atrás.
También son
nuestro ‘as bajo la manga’ que nos permite estar algo atascados, sólo en caso
que necesitemos una excusa o una oportunidad para cambiar de idea, si queremos.
Allá en los años 70 cuando el divorcio se volvió algo más aceptable socialmente y la gente comenzó a poner fin a sus matrimonios, se les aconsejaba que esperaran unos cuantos años antes de casarse de nuevo. De no ser así, se arriesgaban a casarse con el mismo tipo de persona de la cual justo se habían divorciado. Este era un consejo sabio porque, como muchos descubrieron, era cierto.
Allá en los años 70 cuando el divorcio se volvió algo más aceptable socialmente y la gente comenzó a poner fin a sus matrimonios, se les aconsejaba que esperaran unos cuantos años antes de casarse de nuevo. De no ser así, se arriesgaban a casarse con el mismo tipo de persona de la cual justo se habían divorciado. Este era un consejo sabio porque, como muchos descubrieron, era cierto.
Si no se
tomaban un tiempo para hacer su trabajo de sanación, para amarrar los cabos
sueltos en sus propias vidas emocionales, encontrarían otra pareja que los
ayudaría con aquellas lecciones. En lugar de un nuevo comienzo, su nueva
relación sería un espejo de la vieja y lo que ellos pensaban que sería un paso
de avance realmente era un movimiento lateral porque no habían completado el
proceso necesario para un verdadero cierre.
Si no nos damos tiempo para amarrar nuestros propios cabos sueltos, que siempre surgen si son parte de nuestro proceso de cierre, entonces nuestro nuevo comienzo se convertirá en un movimiento lateral y en lugar de ayudarnos a avanzar hacia una realidad más plena y alegre, entraremos en algo que es muy similar a lo que recién habíamos dejado atrás.
Si no nos damos tiempo para amarrar nuestros propios cabos sueltos, que siempre surgen si son parte de nuestro proceso de cierre, entonces nuestro nuevo comienzo se convertirá en un movimiento lateral y en lugar de ayudarnos a avanzar hacia una realidad más plena y alegre, entraremos en algo que es muy similar a lo que recién habíamos dejado atrás.
Si nos
hubiésemos dado el tiempo para completar el proceso de terminación, al atar los
cabos sueltos que se presentaban por sí mismos (y siempre lo hacen) entonces
creamos nuevos comienzos a partir del cierre y estamos libres y frescos para
avanzar hacia una nueva realidad.
Sabemos que tenemos cabos sueltos cuando nuestro avance no sucede rápidamente. A un nivel inconsciente creamos nuestros propios bloqueos a través de las demoras, los accidentes, el drama y los eventos sorpresivos que parecen salir de la nada. Estos son recordatorios de la ‘vieja’ energía que necesita despejarse antes de que puedan ocurrir nuestros nuevos comienzos, que son verdaderamente nuevos.
Sabemos que tenemos cabos sueltos cuando nuestro avance no sucede rápidamente. A un nivel inconsciente creamos nuestros propios bloqueos a través de las demoras, los accidentes, el drama y los eventos sorpresivos que parecen salir de la nada. Estos son recordatorios de la ‘vieja’ energía que necesita despejarse antes de que puedan ocurrir nuestros nuevos comienzos, que son verdaderamente nuevos.
A un
nivel consciente, nos preparamos para nuestros próximos pasos y hacemos todo lo
posible para mantenernos enfocados en este resultado y pensamos que las demoras
son señales de que al menos, no somos merecedores o que cuando más, no estamos
listos para los cambios.
La verdad
radica entre los dos – estamos listos para los cambios pero necesitamos atender
primeramente nuestros cabos sueltos, para que nuestro movimiento sea de avance
y no lateral.
Los cabos sueltos sirven otro propósito más recóndito. Nos dan el tiempo y el espacio que necesitamos para cambiar nuestro enfoque. Podemos utilizarlos como una excusa conveniente y útil para evitar que avancemos. O podemos utilizarlos como una forma de hacer un cambio para el cual no estamos totalmente listos, aunque no estemos felices con el punto donde estamos.
Los cabos sueltos sirven otro propósito más recóndito. Nos dan el tiempo y el espacio que necesitamos para cambiar nuestro enfoque. Podemos utilizarlos como una excusa conveniente y útil para evitar que avancemos. O podemos utilizarlos como una forma de hacer un cambio para el cual no estamos totalmente listos, aunque no estemos felices con el punto donde estamos.
Si decidimos
que no estamos listos para el cambio, un cabo suelto difícil puede ocupar
nuestra energía lo suficiente para demorar indefinidamente ese cambio.
Pero si
estamos listos para avanzar, entonces las demoras nos ayudarán a comprender
cuán cansados estamos de estar en ese espacio energético y nos compulsan a
atender aquello que ha estado reteniéndonos en ese espacio energético, de una
vez por todas.
Por extraño que parezca, nosotros bloqueamos nuestro propio desarrollo y creamos nuestra propia interferencia, independientemente de cuánto queramos un nuevo comienzo.
Por extraño que parezca, nosotros bloqueamos nuestro propio desarrollo y creamos nuestra propia interferencia, independientemente de cuánto queramos un nuevo comienzo.
Aunque estemos
enfocados en los próximos pasos y en los nuevos resultados, nuestro deseo
inconsciente de algo diferente es lo que crea nuestra percepción de nuestros
cabos sueltos, los asuntos inconclusos que tenemos que abordar antes de que
hayamos terminado con algo, total y completamente.
Así que en
lugar de permitir que estos sean recordatorios frustrantes de nuestros fracasos,
es mucho mejor que prestemos atención a nuestros cabos sueltos para que nuestro
cierre sea genuino y completo y hayamos despejado el camino para la ocurrencia
de nuestros nuevos comienzos.
Derechos de autor © 2014 por Jennifer Hoffman.
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