Los 4 Jinetes del Apocalipsis por Emmet Fox
“El Encuentro con Dios ha de ser el fin de todos los pesares”.
Además de una Supra-Mente, tenemos una Mente Carnal Inferior, que se divide
en Mente Consciente y Mente Inconsciente o Instintiva. Hay que tener mucho
cuidado con esta Mente Instintiva, pues funciona bajo la presión de los
instintos animales que aún quedan en el hombre. Al efecto, vamos a referirnos a
una charla de nuestro Maestro, ya desencarnado, el eminente Dr. Emmet Fox, que
lleva el título con el cual encabezamos esta lección:
“Como ya les he enseñado en otras
oportunidades, la Biblia tiene cuatro formas de ser interpretada: una literal,
otra parabólica, otra simbólica y otra jeroglífica”.
La interpretación que el Maestro da a los Cuatro Jinetes del Apocalipsis es
una interpretación simbólica. Dice el Maestro:
“El Apocalipsis nos habla de Cuatro
Caballos: uno blanco, el segundo bermejo o rojo, el tercero negro, y el cuarto
amarillo. Los cuatro jinetes simbolizan las cuatro partes o elementos de
nuestra naturaleza humana”, a saber:
El Cuerpo Físico, que es aquel que captamos por la vista y estudiamos bajo
un microscopio, compuesto de átomos, células, tejidos, órganos, sistemas, etc.
Un Cuerpo Emocional, que aunque no lo vemos, sí se deja sentir, a través
del cual se manifiestan nuestras emociones o sentimientos, y tenemos conciencia
de ellos.
Un Cuerpo Mental o Intelecto, al que tampoco podemos ver, pero lo sentimos
y contiene cada partícula de conocimientos importante o no importante que
poseemos.
Finalmente, tenemos nuestra naturaleza Espiritual o Nuestro Verdadero y
Eterno Ser, el Verdadero Yo, el Cristo Interno, la Divina Chispa, o como
queramos llamarlo.
Comenzaremos por el Caballo Pálido o
Amarillo, color que simboliza el miedo, o mejor dicho el terror. Este caballo
representa el CUERPO FÍSICO. La Biblia dice que quién lo monta es la muerte y
el infierno lo sigue. Esto quiere decir que si vives sólo para el CUERPO FÍSICO
o sea para la CARNE, vas montado en el Caballo Amarillo, por lo tanto vivirás
en un Infierno, seguido de Muerte.
Las personas que, guiándose por su MENTE INSTINTIVA – y aquí es donde hay
que estar alerta – sólo viven para complacer y dar gusto a su carne, a su
cuerpo físico, son verdaderamente dignas de lástima. El Cuerpo Físico se
convierte en el más cruel dictador, si se le permite gobernar. Aquellos que
sólo viven para comer, para beber, para la lujuria, es decir para actuar en los
más bajos planos de la existencia, drogándose o practicando vicios, en este
plano sólo encontrarán enfermedades, obesidad, deformaciones o mal
conformaciones para sí y para sus descendientes.
Una persona que sólo vive para complacer su parte animal, que se guía por
sus bajos instintos, envejecerá prematuramente, no quemará sus grasas y sus
toxinas normalmente, no renovará sus células cada siete años hasta llegar a los 49, o sea, hasta llegar
a los siete ciclos de siete años. Su vejez sería decrepitud, dolor y
llegará a la muerte en medio de indecibles sufrimientos. Ha mondado el Caballo
Amarillo y el Infierno le ha seguido… Este caballo no sólo simboliza el Cuerpo
Físico, sino que también incluye algunas otras cosas físicas, lo que la Biblia
llama mundo, dinero, posición, honores materiales. Si se antepone el dinero a
los valores espirituales, se está montando este caballo, aunque no se sea
glotón, vicioso o sensualista; si su Dios es el Dinero, probablemente lo
obtendrá, pero se arrepentirá porque e alguna forma el Infierno lo seguirá. Hay
cosas que el dinero no puede comprar: la salud, la amistad, el amor, la
felicidad, ni el contacto con Dios.
A otros no les preocupa el dinero ni los placeres de la carne, pero hacen
su Dios a los honores mundanos y la gloria, la fama, la genealogía, la vanidad
les guía. Siempre desean ser admirados, ser la cabeza de algo, estar en los
primeros puestos. No piensan en el bien que ellos pueden hacerle al mundo, sólo
desean el honor que puedan recibir de él. Ellos también van montados en el
Caballo Amarillo. Si se escudriña la vida de los que están en el poder o en la
cima de la gloria, se descubre que viven en un verdadero infierno. Prueba de
ello, la cantidad de suicidios que ocurren en este plano de vida.
Si una persona acepta un alto cargo con la intención de servir y ser útil a
la sociedad y de servir a Dios, no está montado en el Caballo Amarillo, y como
no lleva ambiciones personales no sufrirá decepciones. Si no se es justo con
Él, si no se le comprende, aún si se le abusa, no sufrirá porque si piensa que
está haciendo el trabajo de Dios, ese será su éxito.
Si nos dejamos dominar por la carne, que es mala consejera y es la que
estimula a ese cuerpo o mente instintiva, por el cual no debemos dejarnos
guiar, de hecho seremos jinetes del Caballo Pálido, que nos va a conducir al
Infierno, seguido de la Muerte. Es, pues, nuestro deber mantenernos vigilantes
para no montar ese Caballo.
Pasemos al Caballo
Rojo o Bermejo. Dice la Biblia: “y corrió otro Caballo Bermejo
y se le dio poder de desterrar la paz de la tierra, que se matasen unos a otros
y se le dio una gran espada”.
¿Qué representa el caballo rojo? Representa el CUERPO o CAMPO EMOCIONAL. La
mente humana consta de dos partes: Intelecto y Sentimiento. Todo pensamiento
lleva dos partes: una conteniendo sabiduría y otro sentimiento. La sabiduría
pertenece al CUERPO INTELECTUAL y el sentimiento al CUERPO EMOCIONAL. En
algunos pensamientos, el porcentaje de sabiduría es mayor que el de
sentimiento; en otros es al revés.
Para poner un ejemplo, cuando estamos
ocupados en matemáticas hay un porcentaje intelectual casi total, ya que allí
el sentimiento aparece casi ausente; nadie se emociona al comprobar que dos
lados de un triángulo juntos son mayores que el tercero; pero sí hay algo de
emoción al comprobar que tenemos el conocimiento y sabemos aplicarlo con
exactitud. Sí, por el contrario, nos ocupamos de una discusión política,
filosófica, o simplemente de un evento deportivo, el porcentaje emocional que
gastamos es muy superior al intelectual. Es muy peligroso permitir que las
emociones nos gobiernes, siempre se ha dicho que el “sentimiento es muy mal consejero”. Esto es montar el
Caballo Rojo y cabalgar sobre Él nos destruye, bien dice la Biblia que “se le dio el poder de quitar la paz de la tierra”.
Quien cabalga este caballo no tendrá paz ni se la dará a quienes le rodean.
Una naturaleza emocional fuerte es un don espléndido si la mantenemos bien
controlada; pero si ella nos gobierna a nosotros, seremos destruidos.
¿Cómo sabemos si montamos el Caballo Rojo? Bueno, si es que peleamos por
cualquier cos, si nos indignamos por nimiedades, si nos irritamos con las
noticias de la prensa, si nos dejamos emocionar por cosas que no nos incumben,
si lloramos con todo el que llora, en vez de tratar de consolarlo llevándolo a
un plano de emoción positiva, en lugar de afligirnos junto con él, si estamos
soñando con todo lo que nos toca el sentimiento, estamos jineteando el Caballo
Rojo. Hay que vigilar esto.
Pasemos al Caballo
Negro. Dice la Biblia: “He aquí un Caballo Negro y el
que lo montaba tenía una balanza en la mano y oí una voz que decía: “”dos
libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario, pero no
dañes ni el aceite ni el vino”. Nuestra civilización occidental ha
montado definitivamente el Caballo Negro, desde más o menos la Edad Media. El
Renacimiento descubrió el Intelecto, y esto fue maravilloso, pero el desarrollo
intelectual creció con detrimento del desarrollo espiritual y así la mente del
hombre trabajó con miras de lucro y muy poco con miras de amor.
Así ha sido que hemos construido una civilización que encarece la vida y
todo lo que da confort y felicidad al hombre, mientras gasta sumas enormes para
idear artefactos destructivos que nos llevan a la ruina y a la infelicidad.
Todo esto ha sido y es montar el Caballo Negro. Es decir, usar la mente sin
amor. Actualmente el mundo está montado de una manera rabiosa y definitiva en
el Caballo Negro que nos lleva a la destrucción y a la ruina. La carestía de
artículos de primera necesidad, una enconada lucha fría en donde la ambición
prima por sobre todo otro concepto, es el vergonzoso espectáculo que están
dando las naciones en pleno siglo XX.
Llegamos por fin al Caballo Blanco, él trae la solución para todos nuestros problemas. Dice la Biblia: “Miré y he aquí un Caballo Blanco y el que estaba sentado encima de
él tenía un arco en la mano, y le fue dada una corona y salió victorioso”.
El Caballo Blanco representa nuestra naturaleza espiritual, y el hombre o mujer
que lo monte obtendrá felicidad, libertad y la máxima armonía, ya que el
Caballo Blanco es la realización de la Presencia de Dios.
Cuando colocamos a Dios primero en nuestras vidas, cuando no lo limitamos,
cuando ya no se dice más que Dios no puede hacer algo, cuando se cree en Él de
todo corazón, se está montado sobre este caballo, y sólo es cuestión de tiempo
hasta que estés libre, cuando el día amanezca y las sombras se disipen. El
Caballo Blanco nos llevará a la salud, libre expresión, conocimiento de Dios y
finalmente a su realización. En el Caballo Blanco montamos para conquistar.
Se nos dicen dos cosas importantes sobre este caballo. La Biblia dice que
el jinete tiene un arco. El arco y la flecha son símbolos antiguos de la
palabra hablada. Esta palabra trae las cosas al presente. Cuando hablamos
acerca de la VERDAD se disparan las flechas, ellas van a donde las disparamos y
no pueden retroceder ni devolverse. Nótese que la VERDAD no tiene que ser
audible. La oración silente es usualmente más poderosa que la dicha en voz
alta, pero si encontramos difícil concentrarnos para orar mentalmente, podemos
hacerlo en forma oral. El jinete de este caballo habla la VERDAD. Este jinete
usa una corona, símbolo de la victoria; el que gana la lucha, toma la corona.
Si queremos paz interior, salud, prosperidad y libertad sobre todo, si se
quiere comprender a Dios, hay una sola manera: montar el Caballo Blanco. Si
sólo nos interesamos en cosas materiales, si dejamos que las emociones nos
gobiernes; si tratamos de entender cosas espirituales con estudios
intelectuales buscando a Dios por medio de la mente carnal, sin amor, usando
nuestros conocimientos y poderes con miras de lucro o de daño al prójimo,
estamos montando los otros caballos, que nos llevan al sufrimiento y a nuestra
destrucción.
Busquemos pues, al Cristo, montando así el Caballo Blanco, vivamos con el
Dios Amor y para Él, seamos UNO CON Él, y seremos invencibles.
Recuerden:
“El Encuentro con Dios ha de ser el fin de
todos los pesares”.
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2 comentarios:
Muy bueno, aunque la curiosidad y las ansias honradas de conocimiento, implícitas en toda búsqueda filosófica también es un regalo de Dios y es compartida por todos los mamíferos en diferentes niveles.
El dibujo del fondo de pantalla, con los árboles nevados y el lago es una foto? Me encantaría saber de donde es.
PRIMAVERA VERANO OTOÑO E INVIERNO.
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