MADRE DIVINA EL PRINCIPIO DE LA GRACIA
Saludos gotas cristalinas de mi rocío. Bendiciones y paz.
En este día, me manifiesto en su conciencia, yo me manifiesto en su mundo como
la Madre de la Lluvia, Amanacy. Como rayo de la conciencia de este planeta,
como rostro de la Madre Universal y de la Madre planetaria, como una expresión
de Anima Mundi.
Yo me revelo en tu luminosidad, me revelo en el cielo de tu alma como Amanacy,
la Madre de la Lluvia que viene a fecundar tu suelo, que viene a nutrir las
raíces de tu corazón, o hacer brotar aquella flor sagrada de Nhamandú*.
Los llamo gotas cristalinas de mi rocío porque al mismo tiempo que son el suelo
que vengo a fertilizar a través de mis aguas nutritivas y refrescantes, ustedes
son las gotas de esta lluvia, son la semilla que debe fecundar la tierra de
esta la realidad, son el agua balsámica que debe curar las heridas, que debe
sanar los males y disipar las impurezas.
Mis pequeñitos aprenden con la lluvia; aprendan con la lluvia el desapego de la
forma, aprendan con la lluvia a integrarse con el principio de la
impermanencia, aprendan con la lluvia armonía de los ciclos naturales, aprendan
con ella el potencial de la transformación.
Como Amanacy, yo visito sus corazones despertándolos al principio de la gracia.
Pues, así como la lluvia de gracia y por la gracia cae sobre el suelo de la
Tierra, sobre sus cabezas, y sobre sus plantaciones, así también, de mi esencia
se derrama sobre ustedes las aguas de la gracia, las bendiciones de la Gran
Madre.
Hijas e hijos, hoy, los invito a una nueva mirada sobre la gracia. No la mirada
que los pone en falta, en culpa, en condenación por el presunto rechazo de toda
gracia. Los invito a una nueva mirada sobre la gracia. Los invito a ver la
gracia en cada momento de sus vidas, los invito a reconocer la gracia activa y
presente en cada situación, los invito a reconocer la gracia como el pan
cotidiano en su mesa, los invito a reconocerse cómo gracia. No la gracia que
parte de un dios antropomorfo y distante, ni siquiera de algún ser amoroso
próximo a ustedes.
Los invito a reconocer la gracia como constante en la vida, como la verdadera
sustancia de la realidad, porque todo es gracia, de gracia y por gracia.
Todo esfuerzo que realizan, solo por gracia lo realizan, porque la gracia les
concede la fuerza para el esfuerzo. ¿De dónde viene la fuerza que se
exterioriza a través del esfuerzo? El esfuerzo es solamente la fuerza
exteriorizada. ¿Dónde yace la fuente de esta fuerza?
Ciertamente no el esfuerzo que la produce; la fuerza reside en su interior.
Cesen por unos momentos el esfuerzo y reconozcan la fuerza interior, reconozcan
la gracia, como sustancia de la realidad, reconozcan la gracia como emanación
de Nhamandú vivificando todo el universo.
Hijos e hijas, también yo soy hija de Nhamandú: la energía primordial y
cósmica. Soy también el rayo de esa luz misteriosa que se revela de la
oscuridad antigua, la creación hermosa en continua transformación; pero aun no
completa, aun en desdoblamiento. Todos estamos descubriendo un poco más sobre
el misterio que somos. Y a medida que descubrimos un poco más acerca de este
misterio, por ese acto sagrado y como resultado, todo el universo se
transforma.
El cuerpo de Nhamandú asume una cara distinta y más y más de su potencial se
revela. Yo soy Amanacy, la Madre de la Lluvia e instructora de una lección
simple y sencilla. La gracia está a disposición, de todos los seres. La mejor manera
como pueden servir y colaborar con todos los seres es extendiendo su mano en la
dirección que les es ofrecida continuamente.
Miren mi manifestación en la naturaleza, si las aguas en el margen del río por
conmiseración se negaran a evaporarse, por conmiseración con la tierra seca más
allá de la playa, jamás esa agua tocaría esa tierra. Pero es necesario que el
agua del rio acepte evaporarse, acepte elevarse, transformarse, subir a las
alturas, unirse a la atmósfera, disolverse en la expansión; es necesario que el
agua acepte el misterio de la ascensión, se precisa que el agua aspire, aspire
al calor del sol, aspire a la expansión ilimitada. A partir de entonces de esa
conciencia amplia, el agua una vez más se condensa y cae sobre la tierra seca,
mata la sed de muchos y trae vida y abundancia una vez más.
Oh, hijas e hijos, no se engañen, pues la omisión de ocuparse de su desarrollo,
con la excusa de que están ayudando a otros, por la excusa de que dedicarse a
su propio desarrollo es egoísmo, sólo retrasa el tiempo del verdadero servicio,
y los aparta de la posibilidad de servir eficazmente. ¿Cómo puede el paciente
curarse? ¿Cómo el ignorante puede compartir sabiduría? ¿Cómo el agua que no se
evapora puede caer como lluvia sobre la tierra seca?
Es necesario que se transformen! Es necesario que acepten la muerte en vida
llamada el misterio de la expansión, el misterio de la unión. Deben aceptar,
así como el agua, elevarse en dirección a la expansión infinita del espacio,
ser tocados por el calor ardiente, por el Sol de vida, para después ser
enfriado por el toque de la luz lunar, la sabiduría.
Guaracy: Madre de la Vida, Madre del Sol, los invita a la transubstanciación, a
la transformación, los invita a un nuevo estado; y Iacy, la Madre Luna, Madre
de la Sabiduría, los invita a oír de su voz los misterios de la antigüedad y
aprender a sus pies, las herramientas sagradas del servicio, la magia
ancestral. Para que, entonces, puedan descender una vez más a la tierra, esta
vez como bálsamo, esta vez como impulso de vida.
Soy Amanacy, Madre de la Lluvia; pero, además de Madre de la lluvia, del
fenómeno físico, los acompaño en este viaje, yo soy la Madre de la
Gracia. Estoy con ustedes cuando el momento de la transformación se acerca,
estoy recordándoles que los rayos ardientes del Sol no vienen para hacerles
daño, estoy con ustedes alentándolos a permitir evaporarse, a expandirse, yo
estoy aquí traduciendo para ustedes las palabras de la Madre de la Sabiduría y
soy ustedes, cuando, por compasión pura, por motivación no falseada, eligen el
camino del servicio a la creación. Cuando transforman cada parte evaporada de
ustedes, en germen de vida y lo entregan a todos los que le rodean.
Soy Amanacy y los invito a contemplar bajo el misterio de la lluvia, yo soy
Amanacy y los invito a contemplar la fuerza interior, el poder de la gracia que
yace en ustedes y a su alrededor, además de toda noción de yo, incluyendo la
noción de "yo" y toda la realidad que ese “yo” experimenta.
Recójanse, recójanse y contemplen las raíces de este sentido de “yo”,
contemplen el principio de la gracia.
*(El dios supremo en lengua tupí-guaraní,(alma vieja, en lengua tupí), también
conocido como Nhamandú).
Transcripción
hecha por colaboradores de la ELV.
Mensaje canalizado por Selén - http://www.escolaluzviva.com.br/
Traducción: H. N.