LA LLAVE DE ANKH:
La cruz ansada, junto con el ojo de udjat y el
escarabajo, compone la trilogía de amuletos más característicos del antiguo
Egipto. Su signo jeroglífico significa vida (aliento de vida) y es un símbolo
que apunta a la divina y eterna existencia.
La Cruz Ank es la cruz egipcia de la vida conocida
también como La Llave de la Vida o llave de la fertilidad.
Cruz Ank
Este símbolo es uno de los más conocidos y difundidos
por el mundo occidental y tiene un significado muy importante en las creencias
de los egipcios; y como todos los símbolos egipcios que incluyen la figura de
un lazo representan a lo ilimitado.
El Ank es una cruz, con un ovalo en la parte alta, que
la hace asemejarse a la cruz cristiana. Es uno de los símbolos más importantes
del Egipto Milenario, porque además es un signo que ofrece mucha protección.
Su simbología representa a la “Vida”, o también “la
vida eterna”.
La argolla superior representa la entrada del agua que
inundaba el valle del Nilo y producía la fertilidad. A menudo se la representó
en la mano de los faraones egipcios, en cuya coronación jugaba un importante
papel.
Su simbología representa a la “Vida”, o “la vida
eterna”. Se dice que representa al aire y al agua como elementos dadores de
vida y se la ofrecía ante los labios de los reyes como símbolo de “Soplo de
vida”. Era la llave de la vida y estaba considerado el amuleto más antiguo de
esta civilización. Su símbolo combina los principios generadores del hombre (la
línea recta) y de la mujer (el círculo) en el mismo diseño.
Dicen que del símbolo del Ankh surgió el símbolo del
planeta Venus, por lo que también se relaciona con la espiritualidad, ya que el
símbolo consiste en un círculo sobre una cruz, es decir, el espíritu
predominando sobre la materia.
Su imagen es similar a la cruz cristiana; únicamente
varía la parte superior, que resenta una forma ovalada a modo de argolla o asa.
Los egipcios consideraban a esta cruz como el símbolo
de la vida, y era uno de los principales atributos de la diosa Isis, que fue
quien consiguió devolver la vida a su esposo y hermano Osiris. Aunque, en
realidad, la mayoría de los dioses, en su calidad de inmortales, la llevaban.
Son muy numerosos los grabados y esculturas en los que
aparece un dios o diosa con la cruz en la mano, acercándosela a la nariz de
algún otro dios o protegido. Con este gesto el portador de la cruz insuflaba
aliento de vida al otro, quien a su vez, lo recibía a través de las ventanas de
su nariz.
La cruz ansada representa la vida en un amplio
concepto. Es la vida con mayúscula, la que no acaba con la muerte, la que
resurge y continúa. Por eso, se aplicaba a la frente de los faraones, para que
su visión de la eternidad prevaleciera durante todo su mandato por encima de
cualquier contratiempo. Por tanto, como amuleto, favorece la longevidad y la
sabiduría de quien ha vivido muchas vidas.
El “aliento de vida”
El Ankh es representado en ocasiones como un objeto
con procedencia directa desde el disco solar que es ofrecido al faraón para
pueda administrar el aliento de vida entre los hombres. En otras aparece en las
manos de los Dioses como un símbolo de Vida Eterna y como llave de los
misterios de la naturaleza, tal como el hombre, microcosmos, es la llave del
macrocosmos.
También suele aparecer en las manos de los Dioses
frente a la nariz del rey, otorgándole el “aliento de vida”, o cuando chorros
de agua en forma de Ankh fluyen sobre el rey durante la purificación ritual.
Como símbolo de la imperecedera fuerza vital fue representada en las paredes de
templos y en estelas.
Aparece grabado en piedra en los dinteles de las
puertas de los templos, también solía grabarse en bajos y altos relieves como
el centro de un motivo ornado por báculos de Anubis y navegando sobre la Barca
Solar.
Como amuleto, al Ankh, se le atribuiría la capacidad
de atraer y conservar el aliento de la vida y las fuerzas vitales. Son muy
numerosos los grabados y esculturas en los que aparece un dios o diosa con la
cruz en la mano, acercándosela a la nariz de algún otro dios o protegido. Con
este gesto el portador de la cruz insuflaba aliento de vida al otro, quien a su
vez, lo recibía a través de las ventanas de su nariz.
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sabiduría Shankar Nehru Sethi
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