Fragmento del libro de Xavier
Panelas Guerrero
Coautor
Quintín García Muñoz
La Clave Oculta del Nuevo
Testamento.
“Ya Tenemos Ojos Para Ver
“
Capítulo 57
El Retorno de Cristo ( I )
Si la humanidad ha sabido
recapacitar de los errores del pasado y entabla una nueva era de relaciones
éticas y amistosas con todos los pueblos de la Tierra, Cristo puede aparecer
entre nosotros. Todas las televisiones, emisoras de radio o medios de comunicación
darán la noticia a toda plana. Seguramente se produciría una enorme afluencia
de Luz en todo el planeta y con ello los Maestros, con Cristo a la cabeza,
volverían a caminar entre los hombres. Pienso además que un cambio tan radical
vendría acompañado de una curación de todas las naciones, la justicia se dará
por doquier y "todos serán hartos".
Si por el contrario, no
hemos aprendido de nuestras pasadas acciones y seguimos cometiendo las mismas
tropelías contra nuestros hermanos, se puede producir toda una serie de
acontecimientos serios y graves para el planeta, que obligará a que la
Humanidad eleve su mirada al Cielo e implore ayuda. Entonces, Cristo puede
aparecer; pero lo hará con la espada de la justicia en la mano.
De nosotros depende
el cómo y el cuándo. Yo creo que el cuándo será pronto; pero dependerá de la
cantidad y la cualidad de la gente y de la calidad de la nota acuariana que les
sea posible emitir.
-¿Entonces -preguntó
Charles- se salvarán 144.000 justos
según los evangelios? ¿Qué pasará con el resto de la Humanidad?
-Ése-contestó Xavier- es
un número muy concreto que se refiere a aquellos cuyos chakras o puertas de su
templo hayan sido sutilizados. La suma total de los pétalos que constituyen el
cuerpo físico (y cada uno de los cuerpos) es de 144.000. En su lugar deberían
haber traducido los números romanos cómo 144 y 1000. Veamos:
El chakra de la base de la
columna vertebral posee
4 pétalos, tiene forma de cruz y tiene que ascender 33 vértebras para
vitalizar todo el cuerpo, sublimar su energía e iluminar la conciencia cerebral
o el Gólgota humano. Cómo observamos, todo estaba escrito en forma de símbolo para
cuando "tuviésemos ojos para ver".
El segundo chakra, el
chakra de las gónadas o de las glándulas sexuales tiene 6 pétalos...
en cada uno de los cuerpos.
-¡Ah! –Exclamó Francisco-
Ahora recuerdo lo hablado el otro día respecto al anticristo o al 666 como
número de la bestia.
-Así es -confirmó Xavier y
continuó-. El tercer chakra es el plexo solar. Está situado por encima del
ombligo y por debajo del diafragma. Tiene 10 pétalos.
A la derecha del esternón
tenemos el chakra cardíaco. Tiene
12 pétalos. Allí tenemos la analogía
del segundo nacimiento en la cueva del corazón, para nacer de nuevo y entrar en
la corriente iniciática. También tenemos las 12 energías del
zodiaco que hemos de trabajar para alcanzar la iniciación, como lo hizo el
Cristo con sus 12 apóstoles o Hércules con sus 12 trabajos.
En la garganta está
ubicado el chakra laríngeo, que se transfigura o ilumina cuando el Padre se
complace en el Hijo y sugiere que hay que escucharle, pues se le ha dado el don
de la palabra. Tiene
16 pétalos.
Entre las cejas tenemos el famoso "tercer ojo", el
que discrimina entre el ladrón bueno y el malo, entre los constantes pares de
opuestos y que habremos de sublimar para ver la unidad subyacente en todo lo
existente. Este centro de energía o rueda o chakra, tiene 96 pétalos,
48 sobre el ojo derecho y otros 48 sobre el ojo izquierdo.
Luego tenemos el chakra
del Gólgota, en la cima de la cabeza conteniendo otro pequeño chakra de 12 pétalos;
pero que en su conjunto se
dice que tiene 1.000 pétalos. No en vano se clavó al
Cristo la corona de mil espinas.
Así pues, si
los sumamos, tenemos: 4+6+10+12+16+96 = 144 y los 1.000 del chakra coronario. Total 144 y 1.000.
Todos aquellos que hayan
sublimada los pétalos de sus chakras son Cristos, liberados de seguir
trabajando en la Tierra, pues han aprendido lo necesario para proseguir su
evolución en otras esferas más sutiles.
Una evolución casi eterna,
teniendo en cuenta la cantidad de millones de años de los que se está hablando,
hasta que hayamos completado el círculo y podamos crear nuestro propio planeta,
con todos los reinos necesarios para que haya una Humanidad en marcha.
-La verdad es que estos
temas se me hacen muy interesantes-agregó Francisco-. El hecho de hablar de la
existencia de una materia más sutil que es el soporte de nuestro mundo interno,
creo que es un puente necesario para relacionar el cuerpo físico con el cuerpo
del alma. Se rompe esa separación entre los dos mundos. Para la ciencia, todos
los pensamientos son funciones cerebrales, y no hay nada más allá. Para las
religiones los mundos celestiales están ahí. Pero ambos mundos están separados,
y únicamente unidos por el deseo ferviente y la aspiración del creyente. Es
decir un sentimiento inmaterial. Pero si, tal como creo comprender, se nos dice
que cuando pensamos algo, estamos uniendo el aspecto del cerebro con el aspecto
del alma a través de puentes de luz, entonces es como si todo cobrase
sentido...La materia se une al espíritu que es una materia más sutil...
Bueno...eso es lo que se me ha ocurrido ahora.
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