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domingo, 13 de septiembre de 2015

Escoger las palabras adecuadas te facilita una vida más fluida



El lenguaje que usamos viaja por nuestras neuronas para crear programas. Si nuestro lenguaje es negativo, crearemos programas negativos y nos acostumbraremos a ellos. Cuando nos referimos a cualquier cosa en forma negativa hay un desgaste en nuestro sistema neurológico y esto va estructurando nuestra forma de ser y nuestras actitudes. A mayor repetición de palabras negativas, o de frases que dicen lo contrario de lo que se quiere expresar, los programas se instalarán con mayor rapidez.
Por ejemplo, he notado en programas de la tele tanto argentina como española la frecuente utilización de la palabra “NADA”. Curiosamente, para TODO! Cuando se hace un relato de un hecho periodístico, o se cuenta una experiencia de la vida diaria, o hay un llamado telefónico para un concurso, hasta como simple saludo: “Y… cómo estás?” “…nada… y vos?”
Surge la palabrita como si fuera mágica, “nada” viene a llenar el espacio de lo que no se sabe decir o comunicar. Es decir, la NADA es la nada de contenidos en la comunicación, es el menor esfuerzo.
La comunicación supone, en quien la recibe, una actitud activa y en quien la da un respeto y capacidad de ver el punto de vista del otro. Con el NADA anulamos esta secuencia… y cuando el “nada se transforma en “naaaah” es la frutillita del lenguaje inexpresivo.
Yo sé que el “pórtate mal y disfruta” se usa de una manera graciosa para indicar hacer ciertas cosas o gozar de algo… pero no olvidemos que el subconsciente no tiene sentido del humor, y todo lo que decimos, en palabras, se graba en nosotros y va formando parte de nuestro equipaje. Con una vez que digamos portate mal, quizá no pasa nada, pero hay que tener cuidado con la repetición de estas expresiones, que supuestamente son simpáticas y divertidas, porque nos van grabando una pauta negativa.
Expresiones como “me doy cuenta que nací cansada/estrellada/etc.”, “siempre me va mal”, “me tienen harto”, “mi vida es un bajón/garrón/etc.” Solo potencian en nosotros eso que estamos decretando. Y si encima nos la pasamos repitiéndolo, imaginan cuántas veces queda grabado en los surcos de nuestro disco cerebral?
La gente que se la pasa comentando las cosas malas que suceden a su alrededor, quejándose permanentemente de la política, la falta de recursos, la pobreza, la violencia, no se da cuenta que está generando más de todo eso, pues está creando su propia realidad y centrando su atención en lo desgraciado. Y además, repercute en su cuerpo físico!
Es tan fácil cambiar el sentido, la dirección de la mirada. Solo hay que atreverse a hacer la prueba. Y ser consecuentes con uno mismo, y con el cambio que deseamos manifestar en nosotros.
Porque así como hemos ido construyendo un modelo durante toda nuestra vida, podemos comenzar a construir el nuevo paradigma que anhelamos, de-construyendo con amor y paciencia. Cambiando patrones de comportamiento cada vez que los detectamos y vemos que no sirven a nuestros propósitos más elevados. Pero hay que ser pacientes y constantes.
No podemos pretender en una semana cambiar lo que hemos tallado incesantemente en nuestro subconsciente durante años.
Ánimo, fuerza, constancia, autoconfianza! Claro que se puede!!!!! Yo lo sé, y espero que a partir de ahora, si lo necesitas y aún no has hecho la prueba, puedas experimentarlo también.


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