-¿Durante
el tiempo que estuviste en contacto con la Santa Sede, a raíz del
estudio de la Sábana Santa, encontraste rumores de cambios en la
mentalidad de la Iglesia? –preguntó Francisco.
-Ya
sabes -respondió Charles- que no soy creyente de nada y sí de todo lo
que tenga visos de lógica científica, aunque reconozco que vuestras
aportaciones han abierto mi mente a un nuevo y valioso abanico de
posibilidades sobre una realidad desconocida, y en tantas ocasiones
denostada por el mundo científico. Recuerdo que en aquella época algunos
estudiosos, que intentaban abrir un hueco por el que la ciencia se
acercase a esas realidades, hablaban de las profecías atribuidas a
Malaquías, monje del siglo XIII, que no fue creído en un principio por
la Iglesia. Se trataba de sus profecías sobre la sucesión de los papas
hasta el final de la Iglesia, y tanto acierto se encontró en ellas, que
al cabo de dos siglos decidieron hacerle santo.
-Así
es –asintió Xavier-. La Iglesia también parece andar de puntillas sobre
este tema, pero lo cierto es que en la vieja iglesia de San Juan (Santo
Giovanni) del siglo XV, en Roma, pintaron unos medallones en la sala
principal con el retrato de todos los papas, de acuerdo a las profecías
de San Malaquías.
En
la actualidad quedan sólo dos medallones libres. Uno en el que se
pintará el retrato de Benedicto XVI y el último, que según San Malaquías
será dedicado a "Pedro el Romano, quien unificará todos los rebaños
dispersos por el mundo". ¡Veremos!
-El
misterio de las profecías -añadió Charles- es como tratar de viajar en
el tiempo observando los acontecimientos, pero sin posibilidad alguna de
interferir en ellos. Por cierto, hablando de modificar la historia. Se
me ocurre preguntar si Jesucristo vino a encauzar el destino de los
hombres o como algunos dicen a salvar al mundo.
-Creo
que es bastante lógico pensar –contestó Francisco- que su sacrificio, y
especialmente su crucifixión, sirvieron para despertar a la Humanidad.
Es decir que actuó como "salvador". ¿No opinas igual, Xavier?
-En
mi opinión-contestó Xavier-, aceptar que algún mesías o avatar venga a
salvar al mundo es como aceptar que Dios condenó al mundo. Es como decir
que estaban abocados a un castigo. En lugar de la palabra "salvar",
utilizaría el término enseñar o mostrar. En el caso de Jesucristo nos
reveló el camino del amor al prójimo.
Habría
que considerar también que el hecho de haber obtenido un cuerpo para
evolucionar en este mundo, ha sido después de habernos preparado durante
un buen tiempo en los planos sutiles. Primero repasando las lecciones
de la vida anterior, y después encontrado unos padres que pudieran
darnos el cuerpo, así como distintas circunstancias propicias como una
casa, una educación, etc.
Hay
que comprender que tenemos que esperar a que se den las condiciones
astrológicas adecuadas a la lección, que como almas, nos proponemos
aprender. En fin, que hay muchos factores en contra de esa suposición de
condena y en contra de la teoría de la salvación.
Aprendemos
a través de nuestros errores, en un experimento continuo. Aún diría
más, aprendemos a través de caminar de la mano de la ética imperante, ya
sea por leyes cómo las de la eutanasia o de la manipulación genética.
Son leyes que rayan la frontera de nuestra propia conciencia; pero el
resultado que pretendemos obtener es para beneficiar al hombre, ahorrar
sufrimiento y producir mejores remedios y eliminar o iluminar muchos de
los tabúes y supersticiones de la tradición.
Aunque
parezca un poco atrevido para algunos, tenemos que considerar también
que estamos aprendiendo a ser dioses, crear cosas nuevas, más sutiles,
eficaces, y también nuevos paradigmas de la vida ampliando la capacidad
de penetrar en el misterio del alma y su mecanismo, sabiendo que en
ciertas condiciones corporales, el alma ya no está ligada al cuerpo y
por ello es inútil prolongar artificialmente la vida física. Quizás
pronto se consiga alguna máquina que detecte la vida del espíritu en la
materia. Eso sería un gran salto en la comprensión del misterio de la
creación o de la existencia de los espíritus o incluso del propio Dios.
-Tal
vez tengas mucha razón-añadió Charles-, pues sin ir más lejos, los
científicos de finales del siglo XIX estaban seguros de que sus
conclusiones eran casi inamovibles, y sin embargo, pocos años después,
llegó Einstein.
Ahora
bien, respecto a tu pregunta original, sinceramente creo que todavía
falta bastante comprensión, por parte de la Iglesia, en lo que se
refiere al mantenimiento de la vida física, aun cuando ésta ya no cumpla
con unas condiciones mínimas para la expresión del alma humana a través
del cuerpo.
-La
Ética, por ejemplo-continuó Xavier-, está intentando condicionar la
clonación de cuerpos o partes del mismo, inducida por necesidades
experimentales o médicas. A este respecto diré que no habría que tener
miedo, pues por mucho que intentemos clonar a Einstein o Mozart, no
conseguiremos clonar sus almas. Podremos clonar el cuerpo de un soldado
atleta, pero no podremos clonar al alma que tratará de ser soldado y
atleta, pues eso dependerá de la educación que se le dé. Y es más, sus
células habrán cambiando todas al cabo de unos siete años y, aunque su
código genético sea el mismo, su personalidad será totalmente diferente.
-Sinceramente
pienso -añadió Francisco- que la Iglesia, como un Organismo vivo y
gigantesco que es, tiene un ritmo de cambio muy lento. Y desde que
aparecen ideas innovadoras, nuevas posibilidades, formas más modernas de
ver la vida o nuevos paradigmas, como tú has dicho, hasta que llegan a
las últimas células del Organismo, que son sus feligreses, hay un enorme
intervalo de tiempo y por lo tanto un tremendo desfase.
La
lentitud en el proceso de renovación lleva a luchas inevitables entre
lo nuevo y lo viejo. Así por ejemplo, la Iglesia Católica, al igual que
otras confesiones, puede tener unos pensadores muy avanzados y
progresivos y que para nada se ven reflejados en la actitud de los
creyentes que permanecen en los lugares más remotos.
Por
otro lado, un cambio excesivamente veloz dejaría a muchos fuera de
lugar, sin saber a qué mundo emocional o mental pertenecen. Pero está
claro que son necesarios cambios profundos en sus formas de pensar que
estén de acuerdo a los nuevos tiempos. Para mí, una de las más
importantes es la creencia fundada en la reencarnación.
Xavier y Charles miraron a Francisco, y pensaron que cada vez había menos diferencias entre ellos.
Capítulo 57
El retorno de Cristo ( l )
-¿Entonces tú das por sentado de que tanto Dios como Satanás existen?-preguntó Francisco.
-El
otro día, intenté decir eso. Ambas son entidades imbricadas en el
sistema evolutivo, sólo que Dios o Logos Generador es real y Satanás no
lo es. Si Dios existe, no hay lugar para Satanás y su infierno. Y
también podríamos decir que el concepto de cielo es inexistente, ya que
implica un factor temporal; pero sí que podríamos afirmar que Satanás
existe en cuanto que es nuestro lado oscuro, o lo que se conoce como el
"morador en el umbral... de la iniciación"... Es la sombra que deberá
ser derrotada antes de obtener el estado Crístico. En ese acto final de
nuestra carrera terrenal, tendremos que enfrentar al ladrón bueno y al
malo. En el centro, pendido en la cruz de la balanza, estaremos nosotros
como autoconciencia y nos juzgaremos a nosotros mismos, y con un
supremo acto de renuncia a la vida, a nuestra "zanahoria dorada"
(siempre a 20 centímetros de la punta de los dedos) en los planos densos
lograremos la Luz y la Visión del Padre.
En
ese instante dejaremos que la materia física, sublimada gracias a
nuestro ímprobo esfuerzo y trabajo, se expanda en los éteres
planetarios, como aportación a toda la humanidad. Es el estado que cada
hijo ha de lograr libremente en un acto de amor hacia su Logos, y de esa
forma expandir ad infinitum, la Luz que nos fue otorgada hace mas de 18
millones de años.
-El
día que hablamos sobre el exorcismo, me pareció entender que Satanás no
existía, y ahora parece ser que afirmas que sí. ¿Puedes aclararlo?
–preguntó Charles.
-Quizás
no me expresé en forma adecuada y me centré en otro aspecto. Podríamos
decir que es una entidad inventada por los chamanes en la antigüedad y
apropiada por otras tradiciones. Mi opinión es que intentan explicar un
estado de conciencia individual; pero es tan real por haber sido
alimentada durante milenios por millones de personas, que incluso puede
adquirir vida en el plano de los deseos. Pero habrá un día que dejará de
existir, por falta de vitalización, en cuanto obremos correctamente y
dejemos de tener ese peso en nuestras conciencias, divinas por herencia.
Es en los planos sutiles, por encima del alma, en el que el demonio no
tiene cabida.
Lo
mismo se podría decir de Dios. Una entidad creadora, conservadora y
destructora heredada del Hinduismo, aunque se puede aceptar que un Ser o
una entidad de enorme poder creó el principio Vida en la tierra. Ideó
un plan para que hubiera vida y fuera posible la evolución en este
planeta.
-¿Piensas que la religión es algo necesario?-preguntó Francisco.
-Religare
es volver a unir lo que antes estaba unido y ahora está
separado-contestó Xavier-. Esto tiene que ver con el mito del pecado
original, cuando Eva dio la manzana a Adán. La tomó del árbol prohibido.
Del árbol del conocimiento o de la mente. La mente comenzó a separar al
hermano árbol o el hermano león, o percibió la separación de los sexos,
que partiendo de un andrógino original, produjo una separación y
atracción entre los sexos diferentes. Consecuentemente, puesto que el
camino de la religión se originó en la mente, ha de ser a través de la
mente como se podrá comprender la unidad de esta dualidad.
-Se
lee en los evangelios -preguntó Charles a Francisco-, que Jesús
descendió a los infiernos durante tres días y que a su regreso resucitó a
muchos muertos. -¿Cómo interpretas esos pasajes?
-Creo
que tiene que ver con ciertas tradiciones judaicas; pero no creo
necesario ni serio el considerar que Jesús hubiera descendido ni un solo
minuto al infierno. Uno porque yo no creo que exista el infierno y dos
porque Jesús era demasiado puro para ello y ni siquiera como sacrificio
debería de ser tomado en serio.
-Eso pienso yo también –confirmó Xavier- pues aunque hubiese recapitulación de la vida, solamente dura unos segundos.
-En
algún lugar del evangelio se dice -prosiguió Charles- que habrá una
segunda venida del Señor. ¿Qué se espera que pueda suceder?
-Pienso
que el retorno de Cristo –contestó Xavier- es muy posible que pueda
producirse como mínimo de dos maneras diferenciadas entre sí.
Si
la humanidad ha sabido recapacitar de los errores del pasado y entabla
una nueva era de relaciones éticas y amistosas con todos los pueblos de
la Tierra, Cristo puede aparecer entre nosotros. Todas las televisiones,
emisoras de radio o medios de comunicación darán la noticia a toda
plana. Seguramente se produciría una enorme afluencia de Luz en todo el
planeta y con ello los Maestros, con Cristo a la cabeza, volverían a
caminar entre los hombres. Pienso además que un cambio tan radical
vendría acompañado de una curación de todas las naciones, la justicia se
dará por doquier y "todos serán hartos".
Si
por el contrario, no hemos aprendido de nuestras pasadas acciones y
seguimos cometiendo las mismas tropelías contra nuestros hermanos, se
puede producir toda una serie de acontecimientos serios y graves para el
planeta, que obligará a que la Humanidad eleve su mirada al Cielo e
implore ayuda. Entonces, Cristo puede aparecer; pero lo hará con la
espada de la justicia en la mano.
De
nosotros depende el cómo y el cuándo. Yo creo que el cuándo será
pronto; pero dependerá de la cantidad y la cualidad de la gente y de la
calidad de la nota acuariana que les sea posible emitir.
-¿Entonces -preguntó Charles- se salvarán 144.000 justos según los evangelios? ¿Qué pasará con el resto de la Humanidad?
-Ése-contestó
Xavier- es un número muy concreto que se refiere a aquellos cuyos
chakras o puertas de su templo hayan sido sutilizados. La suma total de
los pétalos que constituyen el cuerpo físico (y cada uno de los cuerpos)
es de 144.000. En su lugar deberían haber traducido los números romanos
cómo 144 y 1000. Veamos:
El
chakra de la base de la columna vertebral posee 4 pétalos, tiene forma
de cruz y tiene que ascender 33 vértebras para vitalizar todo el cuerpo,
sublimar su energía e iluminar la conciencia cerebral o el Gólgota
humano. Cómo observamos, todo estaba escrito en forma de símbolo para
cuando "tuviésemos ojos para ver".
El segundo chakra, el chakra de las gónadas o de las glándulas sexuales tiene 6 pétalos... en cada uno de los cuerpos.
-¡Ah! –Exclamó Francisco- Ahora recuerdo lo hablado el otro día respecto al anticristo o al 666 como número de la bestia.
-Así
es -confirmó Xavier y continuó-. El tercer chakra es el plexo solar.
Está situado por encima del ombligo y por debajo del diafragma. Tiene 10
pétalos.
A
la derecha del esternón tenemos el chakra cardíaco. Tiene 12 pétalos.
Allí tenemos la analogía del segundo nacimiento en la cueva del corazón,
para nacer de nuevo y entrar en la corriente iniciática. También
tenemos las 12 energías del zodiaco que hemos de trabajar para alcanzar
la iniciación, como lo hizo el Cristo con sus 12 apóstoles o Hércules
con sus 12 trabajos.
En
la garganta está ubicado el chakra laríngeo, que se transfigura o
ilumina cuando el Padre se complace en el Hijo y sugiere que hay que
escucharle, pues se le ha dado el don de la palabra. Tiene 16 pétalos.
Entre
las cejas tenemos el famoso "tercer ojo", el que discrimina entre el
ladrón bueno y el malo, entre los constantes pares de opuestos y que
habremos de sublimar para ver la unidad subyacente en todo lo existente.
Este centro de energía o rueda o chakra, tiene 96 pétalos, 48 sobre el
ojo derecho y otros 48 sobre el ojo izquierdo.
Luego
tenemos el chakra del Gólgota, en la cima de la cabeza conteniendo otro
pequeño chakra de 12 pétalos; pero que en su conjunto se dice que tiene
1.000 pétalos. No en vano se clavó al Cristo la corona de mil espinas.
Así pues, si los sumamos, tenemos: 4+6+10+12+16+96 = 144 y los 1.000 del chakra coronario. Total 144 y 1.000.
Todos
aquellos que hayan sublimada los pétalos de sus chakras son Cristos,
liberados de seguir trabajando en la Tierra, pues han aprendido lo
necesario para proseguir su evolución en otras esferas más sutiles.
Una
evolución casi eterna, teniendo en cuenta la cantidad de millones de
años de los que se está hablando, hasta que hayamos completado el
círculo y podamos crear nuestro propio planeta, con todos los reinos
necesarios para que haya una Humanidad en marcha.
-La
verdad es que estos temas se me hacen muy interesantes-agregó
Francisco-. El hecho de hablar de la existencia de una materia más sutil
que es el soporte de nuestro mundo interno, creo que es un puente
necesario para relacionar el cuerpo físico con el cuerpo del alma. Se
rompe esa separación entre los dos mundos. Para la ciencia, todos los
pensamientos son funciones cerebrales, y no hay nada más allá. Para las
religiones los mundos celestiales están ahí. Pero ambos mundos están
separados, y únicamente unidos por el deseo ferviente y la aspiración
del creyente. Es decir un sentimiento inmaterial. Pero si, tal como creo
comprender, se nos dice que cuando pensamos algo, estamos uniendo el
aspecto del cerebro con el aspecto del alma a través de puentes de luz,
entonces es como si todo cobrase sentido...La materia se une al espíritu
que es una materia más sutil... Bueno...eso es lo que se me ha ocurrido
ahora.
-¡Uao!
– ¡qué fuerte! –exclamó Charles-. Pues a mí se me ocurre la peregrina
idea de pensar que quizás toda mi vida he estado manejando materia
espiritual, y nunca me he dado cuenta. Quizás algunas partículas eran
puentes entre los mundos de materia más densa y los de materia más
sutil, que quizás llegaría a formar parte de esos cuerpos que tu llamas
etéricos.
Evidentemente
que si, dijo Xavier. Más sutil que el átomo de hidrógeno es el átomo
ultérrimo, compuesto por 7 espirillas de materia etérica y que es el
soporte de todo el mundo material, de todo el mundo atómico y
subatómico.
-Está
claro-dijo Xavier- que la luz siempre ha sido el tema principal de las
religiones. Y la luz es el puente que une la materia más densa y la más
sutil o espiritual. La transmutación de las partículas de materia
pesada, que en realidad es equivalente a decir transmutación de estados
de conciencia, creo que ése es el futuro que nos aguarda.
Aunque
si me permitís mirar más lejos, creo que en algún lejano eón, toda la
materia oscura del universo se habrá convertido en un gran fotón de luz y
todas las almas estarán gozosas con lo logrado... Y todavía me pregunto
si ése será el último fin de todos los finales o tendremos que seguir
conquistando otros fotones de Luz de universos paralelos con sus
consiguientes estados de conciencia complementarios. No recuerdo si en
la escalera de Jacob había un último peldaño, ¿o ese lo ponía Dios?
Escalera de Jacob - Obra de William Blacke
Capítulo 58
El Retorno de Cristo II
Nuestros
amigos tenían una sensación extraña, especialmente Charles y Francisco.
Pensaban que todo estaba a punto de terminar. El desagradable
sentimiento de "¿y ahora qué?" que sucede a cada etapa de consecución
tanto material como espiritual les estaba invadiendo. Habían
desentrañado grandes misterios. Sus charlas acerca de la figura de Jesús
y luego de Jesucristo les habían elevado hasta sentirse en el cielo. En
cierto modo era como si hubiesen estado con los protagonistas de la
historia. Como si les hubiesen palpado y dicho: Estamos aquí, a vuestro
lado. Jesús, María... María Magdalena, José...permanecemos con vosotros
apoyándonos.
En sus conversaciones habían tocado con sus manos las pirámides, la cruz, el nuevo cuerpo del Maestro Jesús. ¿Y ahora qué les esperaba? ¿Un futuro incierto?
En sus conversaciones habían tocado con sus manos las pirámides, la cruz, el nuevo cuerpo del Maestro Jesús. ¿Y ahora qué les esperaba? ¿Un futuro incierto?
Y ésta fue la causa por la que la conversación de aquella tarde se inició de esta forma...
-¿Crees que la venida del Hijo del Hombre, tal y como lo expresaba Mateo se refería a Jesús? -preguntó Francisco-.
-No
–contestó Xavier-. Para mí, es evidente que hablaba del nuevo retorno
de Cristo, de su segunda venida al mundo, aunque yo creo que ya ha
estado en varias ocasiones más, como máximo representante del Amor de
Dios, y como emisario del deseo de liberación del hombre y su profundo
anhelo de conocer la verdad que nos hará libres.
A ese respecto quiero haceros saber una visión muy vívida que tuve hace algunos años.
Eran las 6:35 de la madrugada del día 17 de Febrero de 1991, luna llena de acuario.
-Sí que te lo tomaste en serio -dijo con cariño Charles.
-Ya
sabes que hay visiones y Visiones. Y ésta era de tremenda importancia
para mí. Era tan vívida y con tal alto contenido universal y personal,
que me levanté inmediatamente de la cama y tomé nota de la hora.
-Sigue por favor-rogó Charles.
-La
visión era tan intensa que me impulsó fuera de la cama e ir a mi
ordenador y averiguar las posiciones planetarias de aquel magno momento
en la historia, en el que Cristo había tomado cuerpo físico... otra
cuestión será cuándo decida darse a conocer a la humanidad.
-¡Cómo vas a saber cuándo fue exactamente, si de eso hace ya dos mil años! –exclamó con incredulidad Charles.
-No me refiero a hace dos mil años, sino a nuestro tiempo.
-No te entiendo
-¿Lo que nos estás intentado decir es que Cristo vuelve a estar entre nosotros?
-Así es-afirmó Xavier con solemnidad.
-Vamos
Xavi. Una cosa es que nos convenzas de platillos volantes en la
antigüedad, extraterrestres, telepatía, viajes en el tiempo a la época
de los faraones, de Dios, del diablo, de curaciones o exorcismo, de
súper conciencias... bueno un sin fin de afirmaciones que no pueden ser
comprobadas por la ciencia, pero creo que esto ya excede mi capacidad de
buena voluntad.
-Amigo
Charles, ten un poco más de fe en mí. Sé que es mucho pedir, pero no
olvidemos que por alguna causa estamos aquí los tres reunidos.
-Creo
que lo que hemos estado hablando este año, puede tener sentido. Vamos a
confiar en lo que nos va a decir -añadió Francisco.
-De
acuerdo. Os aseguro que si no fueseis mis amigos, ya habría regresado a
América -respondió Charles con una sonrisa en los labios, y añadió-.
Sinceramente, sólo me quedáis en este mundo vosotros dos. Sois mi única
tabla de salvación. Estoy muy decepcionado de la vida.
-No digas eso, Charles. Ya verás cómo la luz vuelve a brillar en tus ojos-
-¡Tengo
tantos deseos de que así ocurra! ¡Anhelo de tal forma expresar mi
reconciliación con la fe, que no sé si podré cumplir mi aspiración!
-¡Mi
amigo Charles! -añadió Francisco-. Todos hemos tenido terribles
pérdidas. Yo mismo perdí dos madres. Una física, la otra espiritual,
pero, aunque la historia parece que ha terminado, tengo fe en que
nuestro caminar juntos no ha hecho nada más que empezar. No importa la
edad que tengamos.
Charles
y Xavier miraron a Francisco. Tenía dos lágrimas en sus ojos, pero su
rostro resplandecía. Y en ese momento fue el científico quien animó al
sacerdote. El amor de tres corazones se fusionó en aquel preciso
instante.
-Sigue, por favor, Xavier- Creo que Francisco tiene razón.
Hay una imagen que expresa el estado de ánimo de aquellos tres hombres, si bien sólo puede comprenderse en personas más jóvenes.
Tres
niños que miran al infinito del cielo y del mar entrelazando sus brazos
sobre los hombros con la esperanza de ver un milagro. Tres muchachos
que se saben amigos desde y para siempre.
El amor inmenso de sus corazones se expresó durante unos segundos externamente como silencio.
Los tres miraron a una gaviota que volaba sobre la mesa de la cafetería. El animal no debería estar allí, pero estaba.
Y
Xavier abrió el cofre de su corazón mostrándoles el tesoro más preciado
y custodiado en el interior del mismo hasta que llegase el momento. Y
ése solemne y esperado instante había llegado.
-Permitidme que os cuente esa visión, pues tiene cosas muy interesantes, al menos para mí.
La
primera consideración es que Él no estaría sujeto a los condicionantes
planetarios, pues está muy por encima de esos factores; pero serán los
que posiblemente usará en Su nueva singladura entre nosotros.
En
la visión percibí una fiesta en la cima de una montaña de
Constantinopla, la actual Estambul, y la antigua Bizancio. Yo caminaba,
acompañado por un amigo, hacia ese lugar. Preguntamos a un joven acerca
de la fiesta que se celebraba en la montaña. Nos dijo que Cristo había
desposado a María, simbólicamente significaba que Cristo se había
desposado con Maya o que había tomando de nuevo un cuerpo físico o de
apariencia física... y no cómo en los dos episodios anteriores en los
que nació de una mujer.
Xavier continuó, sin darse cuenta de que el padre Francisco se estaba poniendo blanco.
-En
la siguiente escena, me vi en Barcelona, ante el edificio en el que
está ubicado el "Restaurante de las 7 puertas". Allí, encima de la
cúpula de la derecha, la que corresponde al signo de Acuario, vi que
estaba sentado el nuevo Cristo. Vestía una túnica blanca. Su figura
juvenil debía tener unos dos metros de altura y aparentaba tener unos
treinta años.
El
edificio mencionado es muy singular -siguió explicando Xavier-. Fue
construido en 1836 bajo la inscripción "A FUNDAMENTIS ERECTA". Tiene 32
arcadas distribuidas entre las 3 fachadas principales. En las arcadas
hay altorrelieves con diferentes alegorías de la industria, comercio y
navegación. En lugar de utilizar gigantes o bestias alegóricas, usa
figuras de niños al estilo de Rubens.
Bajo la terraza están los 12 signos del zodíaco, esculpidos en altorrelieve.
Concretamente, bajo el signo de Acuario, hay dos representaciones inscritas en medallones.
En la primera se observan 4 niños. Uno de ellos portando el caduceo de Mercurio.
En
el segundo medallón, bajo la columna de la derecha, hay otros 4 niños.
Uno de ellos está saliendo de un barril abierto. Este detalle me recordó
a Diógenes. Los relieves están firmados por JX.
Un
aspecto interesante está plasmado en las paredes que hay justamente
debajo del signo de Acuario. Su icono no es el tradicional, pues está
simbolizado con aspectos hieráticos. Parece que el autor deseaba
enfatizar el signo en cuestión. Para terminar la descripción, diré que
en un nivel inferior hay un altorrelieve. Es un pez doble. Posee una
única boca, de la que emana agua, y ésta se vierte sobre una concha que
la esparce por todas las direcciones.
En
la terraza hay 4 cúpulas. Asentada cada una en los 4 ángulos del
edificio y sobre una base cuadrada de 7 x 7 metros, y las diagonales del
cuadrado encaran los 4 puntos cardinales.
-Tenemos que ir a ver ése edificio-dijo Charles.
-Creo que sí -añadió Francisco-, cuya mente se había disociado del cuerpo y sentía un extraño desvanecimiento.
-Mi amigo –continuó Xavier-, es decir mi yo inferior o personalidad...
-¿Era o no era un amigo tuyo? –preguntó Charles un tanto confundido.
-No.
En realidad era yo mismo. Ya sabes que las visiones o los sueños muchas
veces son así. Es como si en ocasiones fuésemos varias personas a la
vez.
-Entendido.
-Como
os decía, mi personalidad se fue a pasear para ver a sus amigos, pero
mi Yo superior o alma, se acercó a Cristo y se arrodilló a sus pies.
Xavier le pidió cierta cosa y luego Cristo le dijo que estaba llamando a
todos los discípulos del mundo con el propósito de que se pusieran a
trabajar. Cada uno en el lugar en que se encontrase.
Entonces
el padre Francisco acabó de desmayarse, y no se dio de bruces con la
mesa de la cafetería porque Xavier, rápido como una centella, le sostuvo
con la palma de la mano. Le tumbaron en un sofá colocando la cabeza lo
más bajo posible, y con un pañuelo empapado en agua le humedecieron las
sienes.
-¡Francisco! ¡Francisco! –le susurró Charles.
Por fin, después de un par de minutos, Francisco volvió en sí recuperando el color de sus mejillas.
-No
puedo creer lo que acabo de escucharte Xavier -fueron sus primeras
palabras, y después continuó- ¿Así es que aquello que yo contemplé
también en un sueño, de hace unos cuantos años, era el retorno de
Cristo? ¿Su nueva reencarnación? ¡Y yo no lo reconocí!
-¿También viste lo mismo?- preguntó Xavier.
–Esencialmente
sí. A mí, me pareció que alguien muy luminoso me llamaba a trabajar;
pero, la verdad, pensé que se trataba del Papa que estaba sobre la
cúpula central de la Basílica del Pilar...
Francisco,
recuperado de su pasajero desmayo, pregunto: ¿Así que reconociste que
el lugar escogido por Cristo para manifestarse nuevamente era
Constantinopla o Estambul?
Si,
el significado era claro y contundente. Estambul era el lugar designado
para ello, aunque ignoro cómo se seguirá desarrollando el plan de
acción de Cristo.
¿Ves quizás una línea de continuidad con su antigua encarnación en Nazaret?
Los
planes de la Jerarquía se proyectan a siglos vista y no son percibidos
por aquellos que apenas vivimos uno; pero parece seguro que en el
Departamento de Religiones, que dirige Cristo, se ha querido dejar una
semilla en el Judaísmo y también hace 4.000 años se dejó otra semilla en
el Hinduismo... quizás haya habido otras manifestaciones del mismo
Cristo en Asia; pero con el paso de los siglos se han convertido en
leyendas.
¿Entonces ves esa línea que nos conduce a través de las religiones más importantes?
Parece
evidente que Turquía está destinada a ser una gran baza para la fusión
de las religiones. Su trayectoria, de Islamismo moderado, puede ser un
buen caldo de cultivo para que en el futuro próximo se produzcan grandes
cambios en gran parte de la humanidad.
Capítulo 59
Jean Michel/Jacques
-Hola –le abordó al padre Francisco un hombre alto y de ojos claros, cuando caminaba por los campos de fútbol del Seminario.
-¿Qué desea?
-Es sobre vuestras conversaciones del café Moka.
-No sé de qué habla -dijo instintivamente como si se tratase del actor de una película de ficción o misterio.
-Vamos Francisco –dijo sonriendo el hombre alto, si bien su sonrisa no era irritante sino más bien cariñosa.
-Le digo que no sé de qué me habla.
-¿Ya no te acuerdas de mí?
El padre Sauras estaba asombrado. Las palabras de aquel desconocido le resultaban cálidas y no muy lejanas.
-Disculpe, no. ¿Tal vez fue usted algún compañero de estudios y no le recuerdo?
-La última vez que me viste fue en el cementerio de Olorón.
-De verdad que lo siento, pero creo que no le conozco. Tal vez se equivoca. A veces me han confundido y me han llamado "doctor".
-No. No es un error. Fue después de recitar los versos a Juliette.
-Ya,
entonces me falla la memoria más de lo que yo creía. Debe de ser porque
estaba muy afectado, y en aquellos días en Olorón saludé a muchas
personas.
-No te preocupes, Francisco.
Los
ojos de Sauras se abrían cada vez más. Algo le estaba envolviendo. Su
corazón ya sabía quién era, pero su mente no recordaba... no lograba
encajarle en un marco conocido.
-El caso es que usted no me es desconocido.
-Se podría decir que yo soy el sobrino de Juliette.
-Pensaba que solo tenía uno y murió en un accidente de tráfico.
-El cuerpo físico sí.
-No le entiendo.
-Seguro que Juliette le comentó algo sobre mí.
-Bueno... alguna cosa –dijo el padre Sauras evasivamente.
-¿Sabes? ¿Francisco?
-Dígame.
-Juliette sabía mucho sobre mí. Era mi confidente.
-Creo que esta conversación me está poniendo nervioso.
-De acuerdo. Te diré algo de ti, que se podría decir que solamente tú sabes.
El
padre Francisco se sentía extraño. La conversación era irreal. Sin
embargo el recuerdo de algunos episodios de los Evangelios le
tranquilizó. Le vinieron a la memoria aquellos pasajes en los que los
caminantes se encontraban con un desconocido, y después, cuando ya se
había ido de su lado, se daban cuenta de que sus corazones vibraban en
su compañía. Y fue ése recuerdo el que definitivamente hizo que sus
temores desapareciesen y escuchase el latido de su corazón.
-¿Cómo te llamas? –preguntó el sacerdote como si hubiese comenzado de nuevo la conversación.
-Mi nombre es Jean Michel Jacques.
-¿Damos un paseo?
-De acuerdo.
-Es un nombre muy largo.
-Sí.
-¿Te llamas como algún familiar tuyo?
Sin duda la conversación era surrealista.
-Francisco. Pareces un niño tímido.
Entonces el sacerdote se detuvo y miró a Jean Michel Jacques.
-Creo saber qué ocurre.
-Sí dime.
-No, por favor. Dime tú algo.
-De acuerdo.
-Algo que me asegure lo que creo saber.
-Éramos felices en Ansó -dijo el hombre alto de ojos azules.
-Entonces hace mucho que nos conocemos.
-Claro. Algunas tardes jugábamos al ajedrez.
-Era una época estupenda. Sin embargo no consigo ubicar tu cara.
-Francisco. Yo tenía otro aspecto diferente.
-¿Sí? –Sauras anhelaba escucharlo.
-Yo
era bajo. Apenas llegaba a un metro y medio, y mi cabello era muy
oscuro. Todavía recordarás que hablábamos sobre Cristo y sobre Dios,
mientras jugábamos al ajedrez.
Ambos
se detuvieron. Jean Michel Jacques sacó un anillo de oro de un bolsillo
y abriendo la mano de Francisco lo depositó en ella.
-Tal vez lo reconozcas.
-Sí. Es el mismo que llevaba Jacques el joven francés.
-¿Recuerdas la vez que te dije que perderíais el partido de fútbol?
-Y
el padre Francisco ya no pudo más. Las lágrimas rodaron imparables. En
su corazón se habían desatado mil imágenes: la parroquia de Ansó, su
querida madre, el joven francés, el local de la juventud, y sobre todo
Juliette. Sollozó como un niño pequeño. El cuerpo le daba espasmos que
no podía controlar, el plexo solar desató sus nudos...
-Tranquilo, Francisco.
-Siento haberme dejado embargar por tantas emociones.
-No tiene importancia... creo que es algo bastante normal en estas circunstancias.
-Entonces... ¿Juliette tenía razón cuando me dijo que erais una misma alma en diferentes cuerpos?
-No es tan sencillo como expresan las palabras, pero básicamente sí.
-¿Y cómo puede ocurrir algo así?
-Es porque las almas también son de materia luminosa, pero materia al fin y al cabo.
-No entiendo.
-Las
almas son los cuerpos de los espíritus. Y a veces un espíritu es tan
evolucionado y tan poderoso que puede necesitar varias almas, que en
realidad es sólo una unidad pero escindida aparentemente en dos cuerpos
físicos.
-Creo entender.
-Imagina
una esfera de luz que envuelve con su tamaño dos recipientes. El cuerpo
de luz es único pero con su enorme tamaño colma las dos vasijas.
Tampoco es exactamente así. Pero intento dar una explicación que más o
menos se comprenda.
-Tal vez es que los dos cuerpos físicos están unidos por sus centros de energía o chacras.
-¡Bravo!
Francisco. Ya veo que se te ha quedado algo de las interminables
"arengas" de Xavier -dijo Jean esta vez en forma graciosa.
-¡Dios mío! ¡Cómo puedes saber tú eso!
-Bueno... es que soy algo especial.
Sin
darse cuenta habían llegado hasta el parque grande. Se sentaron en un
banco disfrutando de la tranquilidad del estanque de los cisnes, y
continuaron la conversación.
-Me
pregunto si el hecho de que una misma alma, por así decirlo, se
volviese a fusionar en un solo cuerpo, no podría producir algún tipo de
enfermedad mental, como por ejemplo una esquizofrenia...
-Lo
que ocurre es que se fusionan las cualidades esenciales, sin importar
los detalles. Podríamos decir por ejemplo que la esencia dominante en
mí, era el misticismo y la característica fundamental de Jacques era su
privilegiada mente e inteligencia, cualidades que se sintetizan en un
ser extremadamente lúcido de tendencia mística. No sé si me entiendes.
-Creo
que sí. Explicado de esa forma, no deberías saber nada de mí. Pues el
recuerdo que pudiese tener Jacques de sus veranos en Ansó, no parecían
tener mucha importancia.
Jean Michel Jacques sonrió.
-Hay
veces que la vida de las personas es casi una casualidad continua. La
de Juliette, la de Xavier, la de Charles y la tuya no son ninguna
casualidad.
El sacerdote se quedó pensativo. No supo qué preguntar.
-No sois las únicas personas del mundo. Eso sería infravalorar el Poder del Señor de la Tierra o como tú le llamas Dios.
-Entiendo.
-Nuestro
amado Logos Planetario en su encarnación actual, Sanat Kumara, habita
los espacios de la Tierra. No hay rincón donde su esencia no permanezca.
Él es el Aliento Sostenido que impregna la evolución. Él es el que
permanece entre los mundos, experimentando y vitalizando con su propia
Esencia toda su creación. Así es que, se podría decir que todo cuanto
ocurre, de alguna forma le afecta, pues es Él Mismo. Cada alma que hay
en la Tierra se estremece en su presencia. Y son muchos millones los que
alentados por Su Voluntad modifican continuamente las circunstancias
del Planeta.
-Bendito sea.
-Ha
habido más personas llamadas a este proyecto en concreto. Hay más almas
gemelas provenientes de otros espacios en ayuda de nuestro amado Logos
Planetario. Ha habido más Xavieres, más padres Franciscos, más
científicos como Charles, pero este proyecto es el que ha conseguido
llevarse a cabo. Por lo tanto estamos llegando al final del mismo.
-¿Cuál es el final? –preguntó el sacerdote.
-Debemos viajar al "Interior de la Tierra"
¿Has dicho al interior de la tierra?
¡Sí, eso he dicho!
-¿Quiénes? –indagó, necesitando que le confirmase su anhelo.
-Sí. Estás en lo cierto. Iremos los cuatro.
-¡Qué alegría!
Jean Michel Jacques le sonrió.
-¿Y... cómo lo haremos? –preguntó Francisco con el entusiasmo e impaciencia de un niño.
-Será la próxima luna llena.
-¿Y qué les digo a Xavier y a Charles?
-Cuéntales nuestra entrevista y diles que estén preparados.
El hombre rubio de ojos azules tocó con la mano el hombro de Francisco, sonrió y se marchó.
Mientras
aquel hombre de porte majestuoso desaparecía de su vista, Francisco
lloró como un niño. A lo largo de toda su vida había estado protegido,
envuelto por la magia de Dios o de algún enviado Suyo y nunca lo había
sabido.
Capítulo 60
Viaje al interior de la Tierra
l
En el aeropuerto de "El Prat" esperaban, impacientes, Charles y Xavier. Permanecían sentados muy cerca de una de las entradas. Al lado tenían dos mochilas como si de chavales de quince años se tratase. Un poco más allá había un grupo de montañeros que reían estrepitosamente originando una alegre algarabía. Parecían buscar una ventanilla en concreto. Su destino era el mismo que el de ellos: La cordillera de los Andes en Chile.
Primero vieron entrar a Francisco y automáticamente los dos amigos se levantaron. Y cuando apareció por la puerta de cristal Jean Michel Jacques, Xavier pensó que se le pararía el corazón.
Las
lágrimas afloraron y aunque nunca habría imaginado que haría una cosa
así, siendo aparentemente como un témpano, extendió los dos brazos y por
un escaso segundo hincó su rodilla en el suelo y tocándole los zapatos
exclamó:
-¡Maestro!
-¡Contrólate Xavier!
-Señor...
Jean Michel tomó los brazos de Xavier y le abrazó. Los montañeros miraron y permanecieron en silencio.
-¡Maestro!
-¡Contrólate Xavier!
-Señor...
Jean Michel tomó los brazos de Xavier y le abrazó. Los montañeros miraron y permanecieron en silencio.
Y
todos los pasajeros de aquella zona tampoco osaron hablar. Después, una
vez que Francisco presentó respectivamente a Charles y a Jean, se
encaminaron hacia la fila de clientes de la Compañía LAN,que esperaba su
turno para facturar. Si los cuatro habían pensado pasar desapercibidos y
con discreción, estaba claro que no lo habían conseguido.
-¡Espero que hayáis venido preparados!- dijo Jean Michel sonriendo.
Xavier todavía no había salido de su estupefacción.
-Vamos Xavier -le dijo con cariño Francisco.
-Es que había añorado tanto este momento, y ahora que ha sucedido me he quedado, así... un poco descolocado y perplejo.
Charles, sin embargo, parecía como si la luz iluminase su rostro.
-Jean... ¿De verdad vamos a ir al centro de la Tierra?
-Bueno... no es exactamente el centro, pero sí que vamos a descender a unos cuantos metros de profundidad.
-¿Lo resistirá mi viejo cuerpo?
Jean le miró con compasión y le preguntó
-¿Qué es lo que más anhelas en la vida?
-Hace muchos años, creo que durante toda mi vida, he ansiado saber si existe Dios.
-Entonces... ¿lo deseas más que tu propia vida?
-Desde luego. ¿Qué podría tener más sentido que conocer a Dios?
De nuevo Jean le miró.
-Tal vez tus amigos.
-Bueno... no había pensado en ello, pero sí, sin duda alguna, pospondría el momento de saber la respuesta si mis dos amigos me necesitasen a su lado.
-Hablas bien, Charles. No pareces un científico.
-Señor, siempre he amado la ciencia, pero parece que ésta no ha conseguido extraer de mí, el profundo anhelo de encontrar la paz. Hasta cierto punto creo que era demasiada poca cosa investigar las partículas elementales. Gracias a que estudiamos la Sábana Santa, pude sentirme especialmente vivo ante tamaño misterio.
En aquel instante Xavier se repuso de un momento tan emotivo e inesperado y dijo a Jean.
-Maestro.
-¿Sí?
-¡Gracias!
Jean Michel tocó con su mano el hombro de Xavier y le dijo...
-Nos esperan grandes días hermano mío.
-Desde ese preciso momento, Xavier ya no se sintió con una extraña obligación de maestro-discípulo, sino que era como si con aquellas palabras, Jean certificase lo que realmente es la Jerarquía. Una profunda relación de libertad y amistad. Nada había que obligase, solamente comprender y sentir totalmente la unidad del Planeta.
-¡Espero que hayáis venido preparados!- dijo Jean Michel sonriendo.
Xavier todavía no había salido de su estupefacción.
-Vamos Xavier -le dijo con cariño Francisco.
-Es que había añorado tanto este momento, y ahora que ha sucedido me he quedado, así... un poco descolocado y perplejo.
Charles, sin embargo, parecía como si la luz iluminase su rostro.
-Jean... ¿De verdad vamos a ir al centro de la Tierra?
-Bueno... no es exactamente el centro, pero sí que vamos a descender a unos cuantos metros de profundidad.
-¿Lo resistirá mi viejo cuerpo?
Jean le miró con compasión y le preguntó
-¿Qué es lo que más anhelas en la vida?
-Hace muchos años, creo que durante toda mi vida, he ansiado saber si existe Dios.
-Entonces... ¿lo deseas más que tu propia vida?
-Desde luego. ¿Qué podría tener más sentido que conocer a Dios?
De nuevo Jean le miró.
-Tal vez tus amigos.
-Bueno... no había pensado en ello, pero sí, sin duda alguna, pospondría el momento de saber la respuesta si mis dos amigos me necesitasen a su lado.
-Hablas bien, Charles. No pareces un científico.
-Señor, siempre he amado la ciencia, pero parece que ésta no ha conseguido extraer de mí, el profundo anhelo de encontrar la paz. Hasta cierto punto creo que era demasiada poca cosa investigar las partículas elementales. Gracias a que estudiamos la Sábana Santa, pude sentirme especialmente vivo ante tamaño misterio.
En aquel instante Xavier se repuso de un momento tan emotivo e inesperado y dijo a Jean.
-Maestro.
-¿Sí?
-¡Gracias!
Jean Michel tocó con su mano el hombro de Xavier y le dijo...
-Nos esperan grandes días hermano mío.
-Desde ese preciso momento, Xavier ya no se sintió con una extraña obligación de maestro-discípulo, sino que era como si con aquellas palabras, Jean certificase lo que realmente es la Jerarquía. Una profunda relación de libertad y amistad. Nada había que obligase, solamente comprender y sentir totalmente la unidad del Planeta.
II
En la fila ocurrió algo extraño, que muchos días después comprendieron Xavier y Charles.
-¡Vamos, que es para hoy! -exclamó graciosamente el más joven de los montañeros.
-¡Eso! ¡Eso! Que nos espera el Aconcagua -gritó otro joven del grupo.
Ciertamente, escuchar a aquellos jóvenes era, para almas jóvenes como las de nuestros cuatro amigos, sencillamente una delicia.
-¿Podrían alterar un poco menos el orden, jovencitos? -les sugirió con voz cariñosa una linda azafata chilena.
-¡Lo que tú digas! , mañica.
-¡Vaya con el zaragozanico! -dijo uno de sus compañeros.
-Creía que erais catalanes -dijo Xavier.
-Bueno, todos menos éste, el más bruto -le contestó uno de ellos dando con la mano una palmada cariñosa en la cabeza del gigantón.
-Yo también soy de Zaragoza -dijo el padre Francisco.
-Encantado- respondió el joven dando la mano al sacerdote, para seguidamente continuar conquistando a la azafata chilena.
-Nosotros vamos a hacer una expedición muy cerca del Aconcagua, tal vez podríais venir con nosotros -les dijo Jean.
Los montañeros le miraron como si no estuviese cuerdo.
-¿Sabe? Llevamos dos años preparando esta ascensión. Tal vez en otro momento, gustosamente, les acompañaríamos.
-¡Vamos, que es para hoy! -exclamó graciosamente el más joven de los montañeros.
-¡Eso! ¡Eso! Que nos espera el Aconcagua -gritó otro joven del grupo.
Ciertamente, escuchar a aquellos jóvenes era, para almas jóvenes como las de nuestros cuatro amigos, sencillamente una delicia.
-¿Podrían alterar un poco menos el orden, jovencitos? -les sugirió con voz cariñosa una linda azafata chilena.
-¡Lo que tú digas! , mañica.
-¡Vaya con el zaragozanico! -dijo uno de sus compañeros.
-Creía que erais catalanes -dijo Xavier.
-Bueno, todos menos éste, el más bruto -le contestó uno de ellos dando con la mano una palmada cariñosa en la cabeza del gigantón.
-Yo también soy de Zaragoza -dijo el padre Francisco.
-Encantado- respondió el joven dando la mano al sacerdote, para seguidamente continuar conquistando a la azafata chilena.
-Nosotros vamos a hacer una expedición muy cerca del Aconcagua, tal vez podríais venir con nosotros -les dijo Jean.
Los montañeros le miraron como si no estuviese cuerdo.
-¿Sabe? Llevamos dos años preparando esta ascensión. Tal vez en otro momento, gustosamente, les acompañaríamos.
-No tiene importancia. Al verles tan felices, había pensado que serían una buena compañía.
-Otra vez será, señor.
Por fin los jóvenes facturaron su equipo y seguidamente les tocó el turno a los cuatro amigos.
-¡Señor! –se acercó a ellos una chica joven, dirigiéndose a Jean.
-Otra vez será, señor.
Por fin los jóvenes facturaron su equipo y seguidamente les tocó el turno a los cuatro amigos.
-¡Señor! –se acercó a ellos una chica joven, dirigiéndose a Jean.
-¿Sí?
-Tal vez yo les podría ayudar.
-¿Eres montañera?
-Sí. Además vivo muy cerca de donde van ustedes. Es un pueblecito que se llama San Felipe.
-¿Conoces la ruta que se inicia en el Salto del Soldado? –le preguntó Jean.
-Por supuesto. La he recorrido más de cincuenta veces. Podría ir con los ojos cerrados.
-Tal vez yo les podría ayudar.
-¿Eres montañera?
-Sí. Además vivo muy cerca de donde van ustedes. Es un pueblecito que se llama San Felipe.
-¿Conoces la ruta que se inicia en el Salto del Soldado? –le preguntó Jean.
-Por supuesto. La he recorrido más de cincuenta veces. Podría ir con los ojos cerrados.
-Entonces no se hable más. Nos vendrá estupendamente tu ayuda.
-¿Podría ir con nosotros mi buen amigo, que también es montañero?
-Por supuesto.
-Entonces... ¿Quedamos en Santiago, cuando desembarquemos?
-No hemos hablado de tus emolumentos -le dijo Jean.
-Señor... será un verdadero placer acompañarles por mis dominios.
-Nos vemos-le respondió amablemente Jean.
-¿Podría ir con nosotros mi buen amigo, que también es montañero?
-Por supuesto.
-Entonces... ¿Quedamos en Santiago, cuando desembarquemos?
-No hemos hablado de tus emolumentos -le dijo Jean.
-Señor... será un verdadero placer acompañarles por mis dominios.
-Nos vemos-le respondió amablemente Jean.
III
Vistos desde el avión, como casi todas las montañas, los Andes no parecían excesivamente grandes. Sin embargo cuando el "cuatro por cuatro" que llevaba a los seis viajeros, se acercó al desfiladero del Salto del Soldado y bajaron del mismo, Xavier, Charles y el padre Francisco, sintieron algo especial: la pequeñez de sus cuerpos y la grandeza de su espíritu.
-Es extraño –dijo Francisco- he recorrido gran parte de los Pirineos y sin embargo nunca me he sentido tan pequeño.
-Es
cierto –añadió Xavier- Es sorprendente, porque tampoco es que hayamos
avanzado gran cosa en las montañas; pero sin duda impone su espectacular
tamaño.
-¡Cómo se nota que no son montañeros!- exclamó sonriendo Valeria. Venga vamos que se nos hace tarde.
-¿Por qué? -preguntó Charles, mientras iniciaban la marcha.
-Cuando la extenuación es lo único que le queda al cuerpo, cuando un paso es un mundo, cuando la ventisca azota... entonces es un momento hermoso y trágico al mismo tiempo. La vida pende de un hilo y piensas que la montaña se está riendo de ti. Te preguntas ¿qué hago yo en este infierno? Estás a punto de entregarte, pero en realidad, estás más viva que cuando permaneces sedentariamente entre la muchedumbre de Santiago o de cualquier ciudad, y es una sensación que anhelas volver a repetir.
-Espero que no tengamos que pasar por eso-dijo Charles-
-¿Sabe? –se dirigió Valeria a Jean
-¿Sí?
-Sentí pena por los montañeros, cuando solicitó su ayuda. Ciertamente que la sugerencia era surrealista, pero creo que usted, en realidad, les estaba diciendo otra cosa... Pero bueno, tal vez sean imaginaciones mías. Lo verdaderamente importante para mí, fue que sabía que era mi oportunidad.
-¿Por qué pensaste que era una oportunidad?
-Contemplé la escena de Xavier con los brazos sumisos y su rodilla en el suelo ante usted. Aquello me impactó enormemente y usted me recordó la figura de Cristo.
Todos los demás se detuvieron y miraron a la joven montañera. La figura de Jean parecía cada vez más grande. El sol del atardecer se había añadido a su cabello rubio y resplandecía.
-Eres una mujer muy sabia, Valeria.
-Gracias, señor.
-¿Continuamos?
-¡A la orden Jefe!
Reanudaron la marcha. Charles que había comenzado con infinita ilusión mostró síntomas de agotamiento.
-¡Cómo se nota que no son montañeros!- exclamó sonriendo Valeria. Venga vamos que se nos hace tarde.
-¿Por qué? -preguntó Charles, mientras iniciaban la marcha.
-Cuando la extenuación es lo único que le queda al cuerpo, cuando un paso es un mundo, cuando la ventisca azota... entonces es un momento hermoso y trágico al mismo tiempo. La vida pende de un hilo y piensas que la montaña se está riendo de ti. Te preguntas ¿qué hago yo en este infierno? Estás a punto de entregarte, pero en realidad, estás más viva que cuando permaneces sedentariamente entre la muchedumbre de Santiago o de cualquier ciudad, y es una sensación que anhelas volver a repetir.
-Espero que no tengamos que pasar por eso-dijo Charles-
-¿Sabe? –se dirigió Valeria a Jean
-¿Sí?
-Sentí pena por los montañeros, cuando solicitó su ayuda. Ciertamente que la sugerencia era surrealista, pero creo que usted, en realidad, les estaba diciendo otra cosa... Pero bueno, tal vez sean imaginaciones mías. Lo verdaderamente importante para mí, fue que sabía que era mi oportunidad.
-¿Por qué pensaste que era una oportunidad?
-Contemplé la escena de Xavier con los brazos sumisos y su rodilla en el suelo ante usted. Aquello me impactó enormemente y usted me recordó la figura de Cristo.
Todos los demás se detuvieron y miraron a la joven montañera. La figura de Jean parecía cada vez más grande. El sol del atardecer se había añadido a su cabello rubio y resplandecía.
-Eres una mujer muy sabia, Valeria.
-Gracias, señor.
-¿Continuamos?
-¡A la orden Jefe!
Reanudaron la marcha. Charles que había comenzado con infinita ilusión mostró síntomas de agotamiento.
-¡Jean! –gritó
-¿Sí?
-Gracias.
-¿Porqué?
-Tú ya lo sabes.
Había algo mágico en el ambiente. Todos sabían que acompañaban a alguien que era mucho más que un hombre. Y aprendieron algo: que aunque las palabras pueden explicarlo, el problema es que quien no ha vivido la experiencia no puede comprenderlo.
Parecía que cada segundo que transcurría, era una oportunidad para añadir a esa sensación un gramo más de magia. Enfrente de ellos se adivinaba la llegada de dos montañeros. En un abrir y cerrar de ojos estuvieron a su altura, saludaron a Valeria y a los demás, y cuando vieron a Jean que caminaba el último se detuvieron y con sorpresa exclamaron:
-¡Maestro!
-Acompaño a nuestros amigos. Tienen algo importante que hacer en Avalón.
-¿Necesitan algo? –preguntó el segundo.
-No, gracias. Que la paz sea con vosotros.
-Igualmente, Maestro.
Si las lágrimas fuesen diamantes, nuestros amigos serían inmensamente ricos y habrían llenado un par de bolsas.
Pocos minutos después llegaron a una planicie. Allí había algo parecido a una cueva, que en realidad estaba formada por un conjunto de salientes de la imponente mole.
-¿Pernoctamos aquí? –preguntó Valeria a Jean.
-Me parece buena elección-dijo Jean.
-¡Lucas! –Ordenó la valiente montañera a su amigo- ayuda a Charles a quitarse la mochila.
Xavier sonrió. Le recordó a su esposa cuando se ponía a organizar.
-¡Señor! –habló quedamente Valeria a Jean.
-¿Qué ocurre?
-Creo que Charles no resistirá otra caminata como la de hoy.
-No te preocupes. Ya haremos algo.
-¿Sabe? A pesar de su cansancio, los ojos le brillan. Es como si fuese muy feliz.
-Ha encontrado el milagro de la Paz que tanto anhelaba.
-¿Es cierto, verdad?
-El qué, ¿Valeria?
-Que usted es Cristo.
-Sabes que Jesús murió hace dos mil años.
-Bueno...entonces usted es su reencarnación.
Jean sonrió.
-Te contaré un secreto, pero no lo digas a nadie-estas últimas palabras las dijo sonriendo, sabiendo que a la mínima se lo susurraría a Lucas.
-¿Sí?
-En realidad el Cristo de hace dos mil años nunca murió. Un espíritu es eterno, nunca puede morir ni se le puede matar.
-¿No le crucificaron?
-Sí. Pero eso no quiere decir que muriese.
-¿Entonces no resucitó?
Jean sonreía por la rapidez de sus preguntas.
-Podría decirse que, puesto que ahora conocemos la energía del átomo, su cuerpo se hizo radiactivo, transmutando la materia más densa en una materia resplandeciente y luminosa. En una materia que nunca muere.
-¿Sí?
-Gracias.
-¿Porqué?
-Tú ya lo sabes.
Había algo mágico en el ambiente. Todos sabían que acompañaban a alguien que era mucho más que un hombre. Y aprendieron algo: que aunque las palabras pueden explicarlo, el problema es que quien no ha vivido la experiencia no puede comprenderlo.
Parecía que cada segundo que transcurría, era una oportunidad para añadir a esa sensación un gramo más de magia. Enfrente de ellos se adivinaba la llegada de dos montañeros. En un abrir y cerrar de ojos estuvieron a su altura, saludaron a Valeria y a los demás, y cuando vieron a Jean que caminaba el último se detuvieron y con sorpresa exclamaron:
-¡Maestro!
-Acompaño a nuestros amigos. Tienen algo importante que hacer en Avalón.
-¿Necesitan algo? –preguntó el segundo.
-No, gracias. Que la paz sea con vosotros.
-Igualmente, Maestro.
Si las lágrimas fuesen diamantes, nuestros amigos serían inmensamente ricos y habrían llenado un par de bolsas.
Pocos minutos después llegaron a una planicie. Allí había algo parecido a una cueva, que en realidad estaba formada por un conjunto de salientes de la imponente mole.
-¿Pernoctamos aquí? –preguntó Valeria a Jean.
-Me parece buena elección-dijo Jean.
-¡Lucas! –Ordenó la valiente montañera a su amigo- ayuda a Charles a quitarse la mochila.
Xavier sonrió. Le recordó a su esposa cuando se ponía a organizar.
-¡Señor! –habló quedamente Valeria a Jean.
-¿Qué ocurre?
-Creo que Charles no resistirá otra caminata como la de hoy.
-No te preocupes. Ya haremos algo.
-¿Sabe? A pesar de su cansancio, los ojos le brillan. Es como si fuese muy feliz.
-Ha encontrado el milagro de la Paz que tanto anhelaba.
-¿Es cierto, verdad?
-El qué, ¿Valeria?
-Que usted es Cristo.
-Sabes que Jesús murió hace dos mil años.
-Bueno...entonces usted es su reencarnación.
Jean sonrió.
-Te contaré un secreto, pero no lo digas a nadie-estas últimas palabras las dijo sonriendo, sabiendo que a la mínima se lo susurraría a Lucas.
-¿Sí?
-En realidad el Cristo de hace dos mil años nunca murió. Un espíritu es eterno, nunca puede morir ni se le puede matar.
-¿No le crucificaron?
-Sí. Pero eso no quiere decir que muriese.
-¿Entonces no resucitó?
Jean sonreía por la rapidez de sus preguntas.
-Podría decirse que, puesto que ahora conocemos la energía del átomo, su cuerpo se hizo radiactivo, transmutando la materia más densa en una materia resplandeciente y luminosa. En una materia que nunca muere.
-Pero...usted es de carne y hueso.
-Bueno... de algo parecido, pero digamos que sí. Ten en cuenta que por un lado existe la persona de Jesús, y por otro el espíritu de Cristo en esa escena pública que comenta el Nuevo Testamento. En el pasaje conocido como huerto de Getsemaní, Cristo abandonó el cuerpo de Jesús y el alma de Jesús volvió a su cuerpo.
Actualmente Jesús está ocupando un cuerpo carnal en Roma. Pertenece a la Iglesia Católica y le espera nuevamente un brillante porvenir, aunque espero que las gentes reaccionen bien y sepan reconocer la divinidad en el hombre y se ahorren muchos sufrimientos. Hay millones de imágenes de Jesús flotando en el plano astral creadas por devotos de todos los tiempos, pero no son reales. Yo soy un humilde servidor del Cristo. Me llaman Hilarión y también he de reconocer que externamente nos parecemos bastante; pero él es mucho más elevado que yo, tiene a su cargo el tema tan complejo de las religiones, yo me encargo de espolear a los científicos a buscar paradigmas más elevados.
Valeria se quedó pensativa y regresó a su puesto cerca de la hoguera que habían improvisado.
-Bueno... de algo parecido, pero digamos que sí. Ten en cuenta que por un lado existe la persona de Jesús, y por otro el espíritu de Cristo en esa escena pública que comenta el Nuevo Testamento. En el pasaje conocido como huerto de Getsemaní, Cristo abandonó el cuerpo de Jesús y el alma de Jesús volvió a su cuerpo.
Actualmente Jesús está ocupando un cuerpo carnal en Roma. Pertenece a la Iglesia Católica y le espera nuevamente un brillante porvenir, aunque espero que las gentes reaccionen bien y sepan reconocer la divinidad en el hombre y se ahorren muchos sufrimientos. Hay millones de imágenes de Jesús flotando en el plano astral creadas por devotos de todos los tiempos, pero no son reales. Yo soy un humilde servidor del Cristo. Me llaman Hilarión y también he de reconocer que externamente nos parecemos bastante; pero él es mucho más elevado que yo, tiene a su cargo el tema tan complejo de las religiones, yo me encargo de espolear a los científicos a buscar paradigmas más elevados.
Valeria se quedó pensativa y regresó a su puesto cerca de la hoguera que habían improvisado.
Volvió a mirar los ojos de Charles. En pocas ocasiones había visto algo tan hermoso.
IV
Los rayos del sol sorprendieron a los viajeros. Apenas había habido transición entre el azul índigo y el resplandor intensamente plateado que saltó en un segundo a las montañas de pura roca.
–Vamos Charles -le llamó Lucas.
Como no respondía, se acercó el joven y por un momento pensó lo peor. No sabía si estaba dormido o muerto.
-¡Jean! –Gritó Lucas- Charles no se despierta.
Como no respondía, se acercó el joven y por un momento pensó lo peor. No sabía si estaba dormido o muerto.
-¡Jean! –Gritó Lucas- Charles no se despierta.
El Maestro se acercó hasta él y con un toque en el hombro, le dijo.
-Vamos Charles. No puedes desperdiciar tus días de gloria.
-Ya voy Jean.
Decididamente Xavier, Francisco, Valeria y Lucas comenzaban a vibrar de una manera muy extraña. Se sentían cada vez más livianos, etéreos en lo que respectaba a su cuerpo físico respondiendo a la alegría de su alma.
-Vamos Charles. No puedes desperdiciar tus días de gloria.
-Ya voy Jean.
Decididamente Xavier, Francisco, Valeria y Lucas comenzaban a vibrar de una manera muy extraña. Se sentían cada vez más livianos, etéreos en lo que respectaba a su cuerpo físico respondiendo a la alegría de su alma.
Francisco y Xavier ayudaron a incorporarse a Charles. Intuían que sus días estaban contados, aunque esperaban un milagro.
-¡Mis amigos! ¡Qué gran suerte ha sido pasar este año con vosotros!
-¡Vamos Charles! –Le dijo Xavier- Te vas a poner más fuerte que un roble.
-Mis queridos amigos. Soy el hombre más feliz del mundo. Setenta años sufriendo terribles pérdidas, setenta años anhelando saber qué es el universo, setenta años esperando una palabra de Vida y ahora, cuando mi vida acaba, me ilumina la Luz de Dios.
Nadie pudo decir nada. Un nudo en la garganta les impedía pronunciar una palabra.
-¿Nos Vamos? –sugirió Jean
-Señor –dijo Valeria
-¿Sí?
-Esta mañana he revisado unos dos kilómetros del siguiente tramo del camino y he descubierto con gran sorpresa que hay unos diez metros en los que la tierra se ha desprendido y con mucha suerte sólo podremos pasar en fila de a uno.
-Gracias, Valeria.
-Cabe la posibilidad de rodearlo por la izquierda, pero diría que solamente unos montañeros expertos serían capaces de hacerlo sin peligro.
-No te preocupes, no será necesario.
La muchacha le miró un tanto preocupada, pero en unos segundos comprendió que desde que había aparecido por la puerta del aeropuerto, nada era ya normal.
-¡Mis amigos! ¡Qué gran suerte ha sido pasar este año con vosotros!
-¡Vamos Charles! –Le dijo Xavier- Te vas a poner más fuerte que un roble.
-Mis queridos amigos. Soy el hombre más feliz del mundo. Setenta años sufriendo terribles pérdidas, setenta años anhelando saber qué es el universo, setenta años esperando una palabra de Vida y ahora, cuando mi vida acaba, me ilumina la Luz de Dios.
Nadie pudo decir nada. Un nudo en la garganta les impedía pronunciar una palabra.
-¿Nos Vamos? –sugirió Jean
-Señor –dijo Valeria
-¿Sí?
-Esta mañana he revisado unos dos kilómetros del siguiente tramo del camino y he descubierto con gran sorpresa que hay unos diez metros en los que la tierra se ha desprendido y con mucha suerte sólo podremos pasar en fila de a uno.
-Gracias, Valeria.
-Cabe la posibilidad de rodearlo por la izquierda, pero diría que solamente unos montañeros expertos serían capaces de hacerlo sin peligro.
-No te preocupes, no será necesario.
La muchacha le miró un tanto preocupada, pero en unos segundos comprendió que desde que había aparecido por la puerta del aeropuerto, nada era ya normal.
Así
es que haría lo que buenamente estuviese en sus manos. Valeria y Lucas
marchaban los primeros, Xavier y Francisco que ayudaban a sostenerse en
pie a Charles, y en último lugar el Maestro de los ojos azules y cabello
dorado.
V
Valeria se detuvo prudentemente a unos cien metros del desprendimiento. Jean avanzó hasta ella. Antes se acercó a Charles.
-¿Cómo vas Charles?
-Estoy en el cielo, Maestro.
-Espero que no te quedes dormido, ahora que vas a entrar en el mundo espiritual.
-Todos miraron a Jean. Creían que le estaba anunciando la muerte, pero se equivocaban.
Jean Michel Jacques se acercó, justamente al recodo que había observado Valeria, y extendiendo la mano tocó la roca y se abrió una puerta ovalada. Los furas guardianes de los altos lugares habían respondido a la llamada del Maestro y abrieron la puerta de entrada.
-¿Entráis? –les dijo sonriendo.
-¡Vive Dios! –exclamó Charles que ya no sabía si estaba en vida o encerrado en un libro de ciencia ficción.
Los cinco viajeros entraron detrás de Jean. Y la primera sorpresa que les deparaba Avalón estaba a punto de ocurrir. Parecía que la luz exterior iluminaba los primeros metros del camino interior, pero cuando se cerró la puerta detrás de Jean, se dieron cuenta de que en realidad la luz que iluminaba el oscuro pasadizo era el propio Jean... y luego se dieron cuenta de que las piedras tenían su propia luminiscencia... y eran suficientemente luminosas.
-¡Vive Dios! –exclamó Charles que ya no sabía si estaba en vida o encerrado en un libro de ciencia ficción.
Los cinco viajeros entraron detrás de Jean. Y la primera sorpresa que les deparaba Avalón estaba a punto de ocurrir. Parecía que la luz exterior iluminaba los primeros metros del camino interior, pero cuando se cerró la puerta detrás de Jean, se dieron cuenta de que en realidad la luz que iluminaba el oscuro pasadizo era el propio Jean... y luego se dieron cuenta de que las piedras tenían su propia luminiscencia... y eran suficientemente luminosas.
-No
os preocupéis. Ya habéis hecho lo más difícil que es encontrar la
puerta al mundo interno. A partir de aquí el camino es en descenso y
fácil.
Los guardianes de la entrada estaban serenamente expectantes, pues la nota del Maestro estaba autorizada a penetrar por aquellos lares, que de otra manera les habría rechazado e impedido siquiera el acercamiento a la entrada. Eran los furas guardianes de los altos lugares, quienes con su vibración tan elevada hacen de barrera protectora.
Los viajeros continuaban sintiéndose cada vez más livianos. Llevaban unos días comiendo frugalmente, caminando mucho, respirando más penosamente y algo que parecía ser que les daba muchas fuerzas, la visualización de su propia inmersión en la magia del Alma Universal. Era como si la confirmación de pertenecer, de sentir la materia espiritual les diese vida.
-Creo que estoy mejor -dijo Charles dando una palmada a cada uno de sus amigos y comenzando a andar solo.
-¡Por Dios! exclamaron Xavier y Francisco.
Y...Charles echó a correr.
-¡Cuidado! -gritó Valeria cuando se vio adelantada por el "ancianito".
¡Hasta luego! – pasó como una exhalación.
Entonces se dieron cuenta de que no solamente Jean iluminaba la gruta, sino que cada uno se había convertido en una llama viva.
-Maestro- comentó Valeria.
-¿Por qué ocurre esto?
-Es porque hemos entrado en la esencia de la Vida, que es la Voluntad.
-¡Jean!
-¿Sí, Xavier?
-Creo que tengo que pedirte disculpas.
-¿Porqué?
-He sentido algo así como celos de ti.
-Eso es normal, mi querido amigo.
-¿No es eso un pecado?
-Es algo normal que ocurre cuando de verdad vemos el resplandor de un alma. Hay que comprender que cada ser humano se esfuerza por ser. Esta lucha le lleva a trabajar para sí mismo, y aunque trabaje para los demás, sin embargo en el fondo, siempre lo hace para sí. Pero ello es una forma de crecimiento. Anhela ver la luz, pero cuando la Luz llega, se siente muy pequeño, como si fuese casi un insecto. Es una prueba más Xavier.
-Entonces: ¿No te molesta que haya sentido eso de ti, Jean?
El "Hijo divino" volvió su rostro hacia Xavier y le horadó con sus brillantes ojos azules.
-Claro que no, mi leal amigo.
Xavier se quitó un gran peso de encima. Casi desde el principio, ese inesperado sentimiento le había sumido en una profunda tristeza. Él, que había sido el más enardecido luchador a favor de su Maestro, y cuando le había tenido a su lado, se había sentido sin luz ni brillo propio y es que la mente juzga y separa; pero el alma conoce la unidad subyacente en todo.
-Maestro.
-¿Sí, Xavier?
-Gracias.
Jean Michel Jacques posó su mano sobre el hombro de su amado discípulo y ambos terminaron de descender los últimos metros del camino que terminaban en una espaciosa caverna con un lago. Allí había una barca. El jovencito Charles estaba enredando con un remo como si ahora fuese un crío, y se llevó un terrible susto cuando algo parecido a un perro pero mucho más grande y fiero se acercó a unos metros.
-¡Jean! –gritó aterrorizado y pensando que en cualquier segundo se lanzaría.
-¡Kratos!
Los guardianes de la entrada estaban serenamente expectantes, pues la nota del Maestro estaba autorizada a penetrar por aquellos lares, que de otra manera les habría rechazado e impedido siquiera el acercamiento a la entrada. Eran los furas guardianes de los altos lugares, quienes con su vibración tan elevada hacen de barrera protectora.
Los viajeros continuaban sintiéndose cada vez más livianos. Llevaban unos días comiendo frugalmente, caminando mucho, respirando más penosamente y algo que parecía ser que les daba muchas fuerzas, la visualización de su propia inmersión en la magia del Alma Universal. Era como si la confirmación de pertenecer, de sentir la materia espiritual les diese vida.
-Creo que estoy mejor -dijo Charles dando una palmada a cada uno de sus amigos y comenzando a andar solo.
-¡Por Dios! exclamaron Xavier y Francisco.
Y...Charles echó a correr.
-¡Cuidado! -gritó Valeria cuando se vio adelantada por el "ancianito".
¡Hasta luego! – pasó como una exhalación.
Entonces se dieron cuenta de que no solamente Jean iluminaba la gruta, sino que cada uno se había convertido en una llama viva.
-Maestro- comentó Valeria.
-¿Por qué ocurre esto?
-Es porque hemos entrado en la esencia de la Vida, que es la Voluntad.
-¡Jean!
-¿Sí, Xavier?
-Creo que tengo que pedirte disculpas.
-¿Porqué?
-He sentido algo así como celos de ti.
-Eso es normal, mi querido amigo.
-¿No es eso un pecado?
-Es algo normal que ocurre cuando de verdad vemos el resplandor de un alma. Hay que comprender que cada ser humano se esfuerza por ser. Esta lucha le lleva a trabajar para sí mismo, y aunque trabaje para los demás, sin embargo en el fondo, siempre lo hace para sí. Pero ello es una forma de crecimiento. Anhela ver la luz, pero cuando la Luz llega, se siente muy pequeño, como si fuese casi un insecto. Es una prueba más Xavier.
-Entonces: ¿No te molesta que haya sentido eso de ti, Jean?
El "Hijo divino" volvió su rostro hacia Xavier y le horadó con sus brillantes ojos azules.
-Claro que no, mi leal amigo.
Xavier se quitó un gran peso de encima. Casi desde el principio, ese inesperado sentimiento le había sumido en una profunda tristeza. Él, que había sido el más enardecido luchador a favor de su Maestro, y cuando le había tenido a su lado, se había sentido sin luz ni brillo propio y es que la mente juzga y separa; pero el alma conoce la unidad subyacente en todo.
-Maestro.
-¿Sí, Xavier?
-Gracias.
Jean Michel Jacques posó su mano sobre el hombro de su amado discípulo y ambos terminaron de descender los últimos metros del camino que terminaban en una espaciosa caverna con un lago. Allí había una barca. El jovencito Charles estaba enredando con un remo como si ahora fuese un crío, y se llevó un terrible susto cuando algo parecido a un perro pero mucho más grande y fiero se acercó a unos metros.
-¡Jean! –gritó aterrorizado y pensando que en cualquier segundo se lanzaría.
-¡Kratos!
-El terrible guardián escuchó la voz de Jean y corrió velozmente a saludarle.
-¡Madre mía! ¡Qué susto! –Charles se limpió el sudor de la frente con su pañuelo.
Y todos echaron a reír.
-¡Madre mía! ¡Qué susto! –Charles se limpió el sudor de la frente con su pañuelo.
Y todos echaron a reír.
VI
Los seis amigos subieron a la barca. Xavier y Francisco introducían los remos en las aguas azules de aquella tranquila laguna. Sus almas resplandecían, nada podía enturbiar los diamantes de sus corazones. Si por casualidad alguien que no hubiese reunido el nivel espiritual requerido, hubiese entrado en la misma, se habría encontrado con terribles monstruos astrales que habrían emergido de las profundidades, pero su vibración sólo podía extraer de aquellas aguas, los colores más hermosos jamás imaginados.
Millones
de puntitos les envolvieron. Atravesaban sus corazones como si
únicamente tuviesen un cuerpo etérico transparente. El espectáculo fue
"in crescendo" hasta concretarse aquellos puntos en verdaderas figuras
humanas de excelsa beatitud.
El
paso de cada luz a través de sus corazones, les hacía vibrar más
poderosamente y elevarse espiritualmente. Jean sonrió ante las
expresiones de sorpresa de sus amigos, mientras con las manos acariciaba
el agua.
Dos horas más tarde habían llegado a la otra orilla.
El primero que descendió de la barca fue Francisco, que se había contagiado de Charles y ahora parecía otro niño. Se lanzó a correr por esa orilla, antes de que Jean le pudiese avisar, y de repente cayó rodando por la arena.
Sus amigos se quedaron perplejos. Miraron a Jean, quien sonrió con cariño.
-Se ha estrellado contra una de las naves espaciales.
Parecía que las sorpresas no terminarían en aquel viaje al interior de la tierra.
En unos minutos los expedicionarios palpaban con las manos intentando adivinar en qué lugar se encontraba cada una de ellas, pues sencillamente... en ese momento eran invisibles.
Dos horas más tarde habían llegado a la otra orilla.
El primero que descendió de la barca fue Francisco, que se había contagiado de Charles y ahora parecía otro niño. Se lanzó a correr por esa orilla, antes de que Jean le pudiese avisar, y de repente cayó rodando por la arena.
Sus amigos se quedaron perplejos. Miraron a Jean, quien sonrió con cariño.
-Se ha estrellado contra una de las naves espaciales.
Parecía que las sorpresas no terminarían en aquel viaje al interior de la tierra.
En unos minutos los expedicionarios palpaban con las manos intentando adivinar en qué lugar se encontraba cada una de ellas, pues sencillamente... en ese momento eran invisibles.
Francisco recordó al joven Jacques en Ansó. Y se acercó a Jean.
-¿Qué ocurrió en Olorón, Jacques?
-El Maestro de ojos azules y cabello rubio le miró.
-Si te digo que estamos en un centro donde se pueden crear cuerpos mentales, astrales y etéricos te parecerá un poco frío; pero si lo ves, entonces comprenderás la belleza y la grandeza del espíritu humano, y por ende la de nuestro Padre Celestial.
-Jean.
-¿Sí?
-¿Crees que los humanos conseguiremos despertar?
-Siempre están despertando hombres de todos los lugares. Estamos a punto de un despertar más generalizado, dentro de poco tiempo se producirá un Pentecostés planetario, durante el cual los humanos recobrarán la conciencia de su estado divino, al cual han renunciado, si bien no ha llegado todavía el tiempo propicio, pues todavía hay mucha Humanidad que no ha llegado a un punto mínimo de evolución en el que se produce esa masa crítica necesaria para la reorientación espiritual y vital. Pero no te puedes hacer la idea de la energía que tres humanos de corazón puro son capaces de irradiar. Su fuerza llega hasta aquí con tal nitidez que se convierten en un canal espiritual de primera magnitud. Y la vida fluye a través de ellos, aunque no sean totalmente conscientes de su propia peculiaridad.
Cuando terminó de hablar, se dieron cuenta de que los cinco habían formado un círculo alrededor de Jean.
-Es por aquí.
-¡Ahí no hay nada!-exclamó Lucas.
-Claro que lo hay. Hay un espacio vacío.
Todos se echaron a reír. El alma de todos se expresaba radiante y eufórica.
Por alguna causa Lucas y Valeria se dieron la mano en la oscuridad. Sintieron cuánto se amaban, y esa fue la llave que abrió una determinada puerta que accedía a una cueva inmensa con innumerables cuerpos de luz humanos.
-¿Qué ocurrió en Olorón, Jacques?
-El Maestro de ojos azules y cabello rubio le miró.
-Si te digo que estamos en un centro donde se pueden crear cuerpos mentales, astrales y etéricos te parecerá un poco frío; pero si lo ves, entonces comprenderás la belleza y la grandeza del espíritu humano, y por ende la de nuestro Padre Celestial.
-Jean.
-¿Sí?
-¿Crees que los humanos conseguiremos despertar?
-Siempre están despertando hombres de todos los lugares. Estamos a punto de un despertar más generalizado, dentro de poco tiempo se producirá un Pentecostés planetario, durante el cual los humanos recobrarán la conciencia de su estado divino, al cual han renunciado, si bien no ha llegado todavía el tiempo propicio, pues todavía hay mucha Humanidad que no ha llegado a un punto mínimo de evolución en el que se produce esa masa crítica necesaria para la reorientación espiritual y vital. Pero no te puedes hacer la idea de la energía que tres humanos de corazón puro son capaces de irradiar. Su fuerza llega hasta aquí con tal nitidez que se convierten en un canal espiritual de primera magnitud. Y la vida fluye a través de ellos, aunque no sean totalmente conscientes de su propia peculiaridad.
Cuando terminó de hablar, se dieron cuenta de que los cinco habían formado un círculo alrededor de Jean.
-Es por aquí.
-¡Ahí no hay nada!-exclamó Lucas.
-Claro que lo hay. Hay un espacio vacío.
Todos se echaron a reír. El alma de todos se expresaba radiante y eufórica.
Por alguna causa Lucas y Valeria se dieron la mano en la oscuridad. Sintieron cuánto se amaban, y esa fue la llave que abrió una determinada puerta que accedía a una cueva inmensa con innumerables cuerpos de luz humanos.
-¿Es lo que deseabas mostrarnos?
-Sí-contestó Jean. Se podría decir que existen varios métodos para encarnar un alma humana. El más utilizado es cuando el Alma o Ángel Solar comienza una serie de nueva de encarnaciones, entonces utiliza todos sus poderes creadores para formar un cuerpo mental, luego se reviste del cuerpo emocional y por fin desciende sobre el vehículo físico y lo vitaliza con la energía etérica, que toma la forma del cuerpo físico.
La segunda es una forma de colaboración con los Ángeles Solares. Existen seres humanos que están finalizando su aprendizaje de creadores mentales y son capaces de reunificar la materia mental que puede ser vitalizada por los Ángeles Solares. De esa forma está claro que gran parte del trabajo está hecho. Es lo que estáis viendo en esta sala.
-¿Quieres decir Jean, que si nosotros tuviésemos suficiente fuerza mental, seríamos capaces de crear unos cuerpos como los que están flotando?
-Sí-contestó Jean. Se podría decir que existen varios métodos para encarnar un alma humana. El más utilizado es cuando el Alma o Ángel Solar comienza una serie de nueva de encarnaciones, entonces utiliza todos sus poderes creadores para formar un cuerpo mental, luego se reviste del cuerpo emocional y por fin desciende sobre el vehículo físico y lo vitaliza con la energía etérica, que toma la forma del cuerpo físico.
La segunda es una forma de colaboración con los Ángeles Solares. Existen seres humanos que están finalizando su aprendizaje de creadores mentales y son capaces de reunificar la materia mental que puede ser vitalizada por los Ángeles Solares. De esa forma está claro que gran parte del trabajo está hecho. Es lo que estáis viendo en esta sala.
-¿Quieres decir Jean, que si nosotros tuviésemos suficiente fuerza mental, seríamos capaces de crear unos cuerpos como los que están flotando?
-Sí, eso es lo que digo.
-¿Puedo probar?-preguntó Charles-
-Por supuesto, deja libre tu mente de todo temor y de toda expectativa y deja que tu alma brille por sí misma.
Todos esperaban que en un momento apareciese una creación mágica, pero justamente encima de la cabeza del científico, se densificó una materia luminosa parecida a una catarata de fotones a enorme presión y velocidad que impregnaron e iluminaron todos sus cuerpos... su plexo solar irradió una luz tan poderosa que iluminó toda aquella enorme sala... ¿Era esto una preparación para la segunda iniciación?
-¿Puedo probar?-preguntó Charles-
-Por supuesto, deja libre tu mente de todo temor y de toda expectativa y deja que tu alma brille por sí misma.
Todos esperaban que en un momento apareciese una creación mágica, pero justamente encima de la cabeza del científico, se densificó una materia luminosa parecida a una catarata de fotones a enorme presión y velocidad que impregnaron e iluminaron todos sus cuerpos... su plexo solar irradió una luz tan poderosa que iluminó toda aquella enorme sala... ¿Era esto una preparación para la segunda iniciación?
-¿Alguno más?
-Sí yo-dijo el sacerdote.
-Adelante; pero recuerda de alinearte con tu alma y déjala brillar ante ti.
Encima de Francisco apareció una llama muy brillante que lentamente se fue expandiendo y purificando todos los cuerpos del sacerdote de corazón de oro. Su conciencia se expandió más allá de la gruta y comprendió todo aquello que tanto había anhelado... sintiéndose una parte del todo... Su corazón absorbió todas las energías de los chakras inferiores a través del punto central del plexo solar y en una brillante columna ascendió hasta el chakra laríngeo, era evidente que se había preparado para recibir la tercera iniciación.
-Sí yo-dijo el sacerdote.
-Adelante; pero recuerda de alinearte con tu alma y déjala brillar ante ti.
Encima de Francisco apareció una llama muy brillante que lentamente se fue expandiendo y purificando todos los cuerpos del sacerdote de corazón de oro. Su conciencia se expandió más allá de la gruta y comprendió todo aquello que tanto había anhelado... sintiéndose una parte del todo... Su corazón absorbió todas las energías de los chakras inferiores a través del punto central del plexo solar y en una brillante columna ascendió hasta el chakra laríngeo, era evidente que se había preparado para recibir la tercera iniciación.
-Bueno no ha estado mal, creo que ha sido un bello mensaje que disipa muchas de tus inquietudes.
-¿Puedo? -Preguntó Xavier.
-Adelante Xavier-le animó Jean Jacques; pero no pienses en ti ni en mi... sólo deja que el Ser sea en ti.
Y sobre su cabeza se concretaron unas masas de éter estallando en miles de relámpagos, que vitalizaron algunos centros y destruyeron otros. Xavier se sintió sumergido en un océano de cegadora luz y su conciencia quedó prendada por un eterno momento en aquella paz... había llegado al final de su eterna lucha por aquello, lo había conseguido y reconoció que todo el esfuerzo había valido la pena. Sobre su cabeza brilló con un inenarrable resplandor la estrella de cinco puntas de color azul, testimonio de la bendición de Cristo.
-Adelante Xavier-le animó Jean Jacques; pero no pienses en ti ni en mi... sólo deja que el Ser sea en ti.
Y sobre su cabeza se concretaron unas masas de éter estallando en miles de relámpagos, que vitalizaron algunos centros y destruyeron otros. Xavier se sintió sumergido en un océano de cegadora luz y su conciencia quedó prendada por un eterno momento en aquella paz... había llegado al final de su eterna lucha por aquello, lo había conseguido y reconoció que todo el esfuerzo había valido la pena. Sobre su cabeza brilló con un inenarrable resplandor la estrella de cinco puntas de color azul, testimonio de la bendición de Cristo.
-¡Oh! -exclamaron todos los viajeros.
-Os toca el turno-les dijo a Valeria y Lucas.
Apareció encima de ellos una figura blanca, eran unos amantes abrazándose, cuyos corazones se habían unido por el lazo del amor y una fina lluvia de estrellitas luminosas cubrió sus cuerpos.
Pronto se esfumó la creación mental.
-¿Habéis visto? Sin duda, el poder del amor es mucho más poderoso que el de un creador mental aislado.
-Os toca el turno-les dijo a Valeria y Lucas.
Apareció encima de ellos una figura blanca, eran unos amantes abrazándose, cuyos corazones se habían unido por el lazo del amor y una fina lluvia de estrellitas luminosas cubrió sus cuerpos.
Pronto se esfumó la creación mental.
-¿Habéis visto? Sin duda, el poder del amor es mucho más poderoso que el de un creador mental aislado.
-Es cierto-dijo Xavier.
Si comprendéis lo que habéis experimentado, podréis deducir que en el caso de dos padres que se amen intensamente, hasta el punto de que sean capaces de crear una imagen común, esa figura ayudará a la encarnación de su futuro hijo. Estarán preparando el cuerpo de su futuro bebé. Le dotarán de unas cualidades de bondad, sabiduría y tendencias amorosas, por ejemplo. Y lo que es más importante, como la fuerza de su trabajo mental durará cerca de nueve meses, se podrá decir que será capaz de impregnar la materia física.
-A veces alguien posee un poderoso cuerpo mental, astral o de sentimientos, incluso es capaz de hacer descender su fuerza en el plano etérico, y si es impelido por una necesidad suya o bien de su grupo, aguarda que un cuerpo formado físicamente, en algún lugar de la Tierra, sea abandonado por un alma, y él ocupa inmediatamente el cuerpo físico.
-¡Jolín que fuerte!- exclamó Charles.
-Todavía hay más variantes, pero las dejaremos que sigan su curso sin entrometernos con ellas.
Si comprendéis lo que habéis experimentado, podréis deducir que en el caso de dos padres que se amen intensamente, hasta el punto de que sean capaces de crear una imagen común, esa figura ayudará a la encarnación de su futuro hijo. Estarán preparando el cuerpo de su futuro bebé. Le dotarán de unas cualidades de bondad, sabiduría y tendencias amorosas, por ejemplo. Y lo que es más importante, como la fuerza de su trabajo mental durará cerca de nueve meses, se podrá decir que será capaz de impregnar la materia física.
-A veces alguien posee un poderoso cuerpo mental, astral o de sentimientos, incluso es capaz de hacer descender su fuerza en el plano etérico, y si es impelido por una necesidad suya o bien de su grupo, aguarda que un cuerpo formado físicamente, en algún lugar de la Tierra, sea abandonado por un alma, y él ocupa inmediatamente el cuerpo físico.
-¡Jolín que fuerte!- exclamó Charles.
-Todavía hay más variantes, pero las dejaremos que sigan su curso sin entrometernos con ellas.
-Entonces -dijo Valeria- la vida siempre permanece.
-Así es mi joven montañera. La vida siempre permanece tras las apariencias. Y esa es una de las cosas que habéis venido a aprender en este viaje.
-¿Y vos Maestro? –preguntó con amor Xavier.
-Una de las cosas que se aprenden con el tiempo es que mantener una sola forma mental es a veces muy costoso y no merece el esfuerzo requerido. Es por ello que hay un momento en el que ascendemos al Padre y entonces se nos otorga la Fuerza de la Vida. Una vez aprendido el manejo de la fuerza de la Voluntad, los resultados son mucho más poderosos. Pudiendo vitalizar multitud de personas al mismo tiempo a través de la fuerza del corazón. Así pues, se pueden enviar importantes cantidades de materia vitalizada y cualificada para un fin. Imaginemos por ejemplo que se hace necesario crear un ambiente de amor. Se forman unos ríos de luz que recorren continuamente, todo un país, hasta que al final, mediante el impacto de la materia mental cualificada, los entes encarnados responden, por supuesto por libre decisión y albedrío.
-Así es mi joven montañera. La vida siempre permanece tras las apariencias. Y esa es una de las cosas que habéis venido a aprender en este viaje.
-¿Y vos Maestro? –preguntó con amor Xavier.
-Una de las cosas que se aprenden con el tiempo es que mantener una sola forma mental es a veces muy costoso y no merece el esfuerzo requerido. Es por ello que hay un momento en el que ascendemos al Padre y entonces se nos otorga la Fuerza de la Vida. Una vez aprendido el manejo de la fuerza de la Voluntad, los resultados son mucho más poderosos. Pudiendo vitalizar multitud de personas al mismo tiempo a través de la fuerza del corazón. Así pues, se pueden enviar importantes cantidades de materia vitalizada y cualificada para un fin. Imaginemos por ejemplo que se hace necesario crear un ambiente de amor. Se forman unos ríos de luz que recorren continuamente, todo un país, hasta que al final, mediante el impacto de la materia mental cualificada, los entes encarnados responden, por supuesto por libre decisión y albedrío.
Cuando
Xavier iba a confirmar que lo había entendido, se abrió al final una
inmensa puerta blanca. Si se le decía que era una puerta, era por decir
algo, pues únicamente podían contemplar un inmenso resplandor.
-Hay alguien que nos desea ver.
Los seis compañeros de viaje se acercaron, dándose las manos hasta penetrar en la luz.
-Sed Bienvenidos -dijo una voz mientras ellos mantenían la cabeza inclinada, y continuó- Ha llegado la hora de restaurar en el plano físico Los Misterios de la iniciación. Una nueva época ha comenzado en la superficie. Devolved a la Humanidad lo que le pertenece.
Entonces se hizo oscuridad, pero en una pared del fondo de aquella otra cueva apareció el espectáculo más bello que jamás habrían imaginado.
Había una esfera iridiscente; pero predominando el color azul y el blanco, tenía unos 4 metros de diámetro y que permanecía flotando en el aire. En su interior se veía la santa sábana, salvaguardada de las manipulaciones egoístas de unos pocos.
-Hay alguien que nos desea ver.
Los seis compañeros de viaje se acercaron, dándose las manos hasta penetrar en la luz.
-Sed Bienvenidos -dijo una voz mientras ellos mantenían la cabeza inclinada, y continuó- Ha llegado la hora de restaurar en el plano físico Los Misterios de la iniciación. Una nueva época ha comenzado en la superficie. Devolved a la Humanidad lo que le pertenece.
Entonces se hizo oscuridad, pero en una pared del fondo de aquella otra cueva apareció el espectáculo más bello que jamás habrían imaginado.
Había una esfera iridiscente; pero predominando el color azul y el blanco, tenía unos 4 metros de diámetro y que permanecía flotando en el aire. En su interior se veía la santa sábana, salvaguardada de las manipulaciones egoístas de unos pocos.
Los seis se acercaron hacia su resplandor, la rodearon y permanecieron en silencio un buen rato, aunque sólo pareció un minuto.
-¿Y ahora qué? –preguntó Charles.
-Podríamos guardarla en el palacio que Juliette me donó -dijo Francisco.
-No sé si podríamos asegurar su custodia -expresó Xavier.
Todos miraron al Maestro de ojos azules y cabello rubio.
Jean sonrió.
-¡Qué
tonto soy!- dijo Xavier comprendiendo que sus dudas no tenían sentido-
No recordaba que estaba hablando con un enviado de Dios.
VII
-¡Dios mío! –gritó Charles cuando salían hacia la playa.
-¿Qué ocurre? -le preguntó Francisco alarmado.
-¡Mira! -señaló con la mano
-¡Madre mía! –Exclamó el sacerdote- ¡Nuestros cuerpos están sobre la arena!
-¡Estamos muertos! -dijo Charles, desesperado.
Entonces Xavier sonrió.
-¡Te estás riendo!
-Claro.
-¡Te ríes y estamos muertos!
-¿Nunca habías sido consciente de tus cuerpos sutiles? – le dijo con cariño Jean Michel a la vez que le tocaba con la mano el hombro.
-Entonces... -balbuceó Charles
-¿Sí?
-¿Entonces no estamos muertos?
-Claro que no -contestó Jean Michel- al contrario-¿Cómo te sientes tú?
-Vivo. Radiante...Feliz...pero
-Ahora ya sabes que puede haber vida fuera del cuerpo.
-Es verdad.
-Cuando te topaste con la nave espacial, saliste de tu cuerpo. Si no hubiese sido así, no habrías podido entrar en los siguientes recintos, y si lo hubieses hecho, para ti habrían sido simples cuevas de terrible oscuridad.
-Creo entender. Tal vez el hecho de intentar respirar mejor y llevar una alimentación más sana, haciendo caso a mis amigos me ha ayudado.
-Claro-dijo Xavier.
-Estamos en un centro de energía, digamos, cósmica -continuó Jean Michel.
-¿Qué significa?-preguntó Charles.
-Para los científicos, todo son partículas. Para nosotros, la materia es sinónimo de vida y conciencia.
El padre Francisco, Xavier y Charles permanecían suspendidos en el aire, a unos 10 centímetros del suelo, alrededor de Jean Michel, muy cerca de sus cuerpos físicos. Los jóvenes montañeros ya habían reingresado en sus cuerpos y permanecían profundamente dormidos.
-La tierra, al igual que el ser humano, tiene diversos centros de energía-conciencia. Es más. Estos centros, que son abstracciones para vosotros, son Entidades que poseen una conciencia capaz de asimilar tanto la energía como su información añadida. Es similar a decir que los seres humanos son atravesados continuamente por partículas y ondas con quantums de información de televisión, de radio o de móviles que pasan de largo y no son interpretadas por sus conciencias.
-Se deduce, pues, que estamos en una especie de estación receptora de información proveniente de Conciencias extra planetarias.
-¡Te estás riendo!
-Claro.
-¡Te ríes y estamos muertos!
-¿Nunca habías sido consciente de tus cuerpos sutiles? – le dijo con cariño Jean Michel a la vez que le tocaba con la mano el hombro.
-Entonces... -balbuceó Charles
-¿Sí?
-¿Entonces no estamos muertos?
-Claro que no -contestó Jean Michel- al contrario-¿Cómo te sientes tú?
-Vivo. Radiante...Feliz...pero
-Ahora ya sabes que puede haber vida fuera del cuerpo.
-Es verdad.
-Cuando te topaste con la nave espacial, saliste de tu cuerpo. Si no hubiese sido así, no habrías podido entrar en los siguientes recintos, y si lo hubieses hecho, para ti habrían sido simples cuevas de terrible oscuridad.
-Creo entender. Tal vez el hecho de intentar respirar mejor y llevar una alimentación más sana, haciendo caso a mis amigos me ha ayudado.
-Claro-dijo Xavier.
-Estamos en un centro de energía, digamos, cósmica -continuó Jean Michel.
-¿Qué significa?-preguntó Charles.
-Para los científicos, todo son partículas. Para nosotros, la materia es sinónimo de vida y conciencia.
El padre Francisco, Xavier y Charles permanecían suspendidos en el aire, a unos 10 centímetros del suelo, alrededor de Jean Michel, muy cerca de sus cuerpos físicos. Los jóvenes montañeros ya habían reingresado en sus cuerpos y permanecían profundamente dormidos.
-La tierra, al igual que el ser humano, tiene diversos centros de energía-conciencia. Es más. Estos centros, que son abstracciones para vosotros, son Entidades que poseen una conciencia capaz de asimilar tanto la energía como su información añadida. Es similar a decir que los seres humanos son atravesados continuamente por partículas y ondas con quantums de información de televisión, de radio o de móviles que pasan de largo y no son interpretadas por sus conciencias.
-Se deduce, pues, que estamos en una especie de estación receptora de información proveniente de Conciencias extra planetarias.
-Así es.
-¡Maestro! -habló Francisco.
-¿Sí?
-¿Esas Conciencias...son Dios?
-Mi
amado Francisco. La misma Tierra es Dios, pero no nos damos cuenta. No
comprendemos la maravillosa e incompresible Conciencia que es necesaria
para retener las energías solares. Pensamos que todo es fruto de la
gravedad y que lo podemos medir en gausios... o de ciertas leyes
físicas, pero sobre estas leyes materiales, están las leyes espirituales
que las gobiernan y dirigen. La misma inclinación del eje terrestre
depende de la Estrella Polar, que influye con su voluntad a través de
los espacios "vacíos". Podríamos decir que nuestro amado Logos
planetario o lo que tú llamas Dios se inclina ante la grandeza de una
Conciencia tan aparentemente lejana en el espacio. Todo está comunicado
por puentes de conciencia. Nuestro venerado Sanat Kumara, la encarnación
del Logos Planetario, siempre está en continua e incomprensible
conversación con el Sagrado Logos Solar, incluso con distintas
Conciencias de la estrella Sirio... y por supuesto, con todos las
Conciencias rectoras de los planetas del Sistema Solar.
-¡Qué inmensa Grandeza! –exclamó el científico.
-Sí, Charles. Así es.
Entonces Jean Michel miró a Xavier.
No
dijeron nada, y sin embargo, en aquel instante, el esoterista supo con
toda claridad que él era "discípulo en el corazón del Maestro". Y en ese
preciso momento ocurrió un extraño milagro. Xavier sintió la necesidad
de abrazar a Jean Michel, y aunque esto no sucedió, sin embargo, el aura
de Xavier se unificó con el aura de Jean Michel. A partir de entonces,
compartiría gran parte de la Conciencia de su Maestro.
Esa
era la grandeza de los espíritus. Que, aun permaneciendo
autoconscientes, podían participar en los procesos de sabiduría de otras
Conciencias del Universo. Era la consecuencia lógica de la inmanencia
de Dios en todos los corazones de sus criaturas, que constituyen los
diversos reinos de la Naturaleza, uno de los cuales es el reino humano.
-Hay
–continuó Jean- una sala a la que no habríais podido acceder, pues
incluso vuestros cuerpos sutiles no habrían podido soportar su elevada
vibración y se habrían disuelto en el éter. En ella se congregan los
Maestros más elevados, quienes con Sanat Kumara, el Cristo, el Avatar de
Síntesis, el Espíritu de la Paz y otros intermediarios cósmicos,
preparan el gran Concilio de Shamballa, previsto para el año 2025. En él
que se tomarán grandes decisiones para acometer en los próximos cien
años de nuestro planeta.
-Y...ahora ¿Cómo entraremos en nuestros cuerpos?-preguntó Charles preocupado.
-Hacedlo
suavemente-les dijo Jean- De esta forma conservaréis la conciencia de
casi todo lo que ha ocurrido aquí. Es importante que no olvidéis lo que
habéis visto.
Lo
que vuestras mentes y vuestros cerebros no recordarán, contiene algunas
claves de vuestro futuro inmediato, por lo que tendréis que transitar
por tales acontecimientos con la misma frescura de la inocencia humana.
Los tres amigos escucharon las últimas palabras un tanto lejanas y entraron de nuevo en sus cuerpos físicos.
Muy
cerca del Salto del Soldado, se despidieron de Valeria y Lucas. Fue muy
emotivo y por unos largos minutos estuvieron intercambiando puntos de
vista sobre lo vivido en aquellas cavidades subterráneas. Se dieron un
largo y cálido abrazo, prometiendo escribirse al menos por Navidad.
Capítulo 61
Tres discípulos.
Los
tres amigos y Jean Michel regresaron a la cueva. Allí les estaba
esperando una pequeña nave que abordaron sin mayor dilación. La esfera
se elevó silenciosa por entre las rocas, que parecían apartarse unos
centímetros antes de pasar entre ellas.
Apenas
les dio tiempo a ver a Valeria y Lucas como pequeños puntos. Incluso
los Andes les habían parecido simples motas de nieve en un mapa. En unos
minutos estaban atravesando la franja del Océano Atlántico que dividía
el día y la noche, y en otros tres minutos más se habían convertido en
un objeto volador no identificado.
Algunos
creyeron percibir una esfera de color azul turquesa que se confundía
con el índigo de la noche, el divino manto de nuestro amado Logos
Planetario.
El
padre Francisco, el sacerdote del corazón de oro, el último de los
santos místicos cristianos y el primer humilde y sencillo representante
de lo que en un futuro sería para la sexta subraza la "Nueva Iglesia
Planetaria" abrió con nerviosismo la puerta del Palacio del Sol Dorado,
regalado por su madre espiritual Juliette.
Jean
Michel, Charles y Xavier acompañaron la esfera que contenía la Sábana
Santa, pues para desplazarla, bastaba con un ligero toque de la mano del
Maestro, hasta una hermosa capilla dedicada al Sagrado Corazón de
Jesús.
Un
profundo silencio, solamente interrumpido por el canto de los pequeños
animales nocturnos, envolvió aquel maravilloso acto de restitución.
Dejaron la esfera con la Sábana Santa bajo un arco gótico que finalizaba en un rosetón de cristal multicolor.
Jean Michel se sentó en un banco y los tres discípulos hicieron lo mismo, pero detrás de él.
Pasados unos minutos, el Maestro se volvió luz pura. Y a través de aquella luz, pudieron contemplar el futuro.
A
aquel lugar vendrían cientos de humanos buscando la perfección. Allí
serían entrenados para la tercera y la cuarta iniciación y luego
partirían hacia otros lugares de la Tierra.
En
la revelación hubo algo que no esperaban. Las guerras y el dolor
continuarían. Eran inevitables hasta el día en que gran parte de
humanidad, aproximadamente el 75 por ciento, se vería libre de aquellos
que se aferran a las riquezas terrenales, a lo viejo y caduco, a sus
intereses egoístas o personales. Dejaría de ser esclava de aquellos
cuyas almas no han podido imponer su nota a la personalidad
materialista. Dejaría de sufrir las artimañas de aquellos que no
resuenan con la nota acuariana de fraternidad o que no tienen
consideración alguna por sus compañeros de viaje y tratan siempre de
imponer sus ideas.
Todas
esas almas, anquilosadas y caducas, serían dormidas hasta que
nuevamente pudiesen proseguir su evolución en otro planeta acorde a su
estado evolutivo y dejarían de una vez por todas que la humanidad
terrenal pudiese caminar libre del peso de su pasado. El espíritu
Crístico reinaría en la Tierra hasta la consecución del triunfo final de
la Luz.
El
Cristo quedaría libre de su promesa de estar expectante "hasta que el
último cansado peregrino cruce el portal de la iniciación" y proseguiría
su servicio en esferas más luminosas e incluyentes de conciencia.
Epílogo
-¿Y ahora qué ocurrirá? –preguntó Xavier al Maestro de cabello de color dorado y ojos azules.
-Es
difícil predecirlo Xavier. Al fin y al cabo la humanidad es totalmente
libre y ni siquiera la Jerarquía sabe qué decisión tomará. La libertad
que se le otorgó al ser humano, a través del libre albedrío, condiciona
constantemente el futuro.
-¿Y el Pentecostés planetario?
-Hay
una realidad que está ocurriendo en estos momentos. El establecimiento
de Cristo en la Tierra, se podría decir que es similar a la apertura del
centro cardíaco de un ser humano.
¿Y?
-Ello significa que definitivamente el Centro Cardíaco de la humanidad se ha establecido.
La vida de Cristo inunda, anega, vitaliza y recorre muchos millones de corazones.
-¿Es mucho?
-Amado
Xavier, sé que a ti no te parece mucho, pero es mucho más de lo
imaginado. La humanidad ha respondido de una forma tan espectacular que
ni la Jerarquía lo esperaba. Al principio fueron muy pocos hombres los
que respondían, pero la semilla que parecía pequeña y casi invisible ha
eclosionado hasta límites insospechados.
-¿Entonces, todo será más fácil?
-El
Corazón de la humanidad ha sido establecido, pero ello no significa que
todo vaya a ser fácil. Las circunstancias por las que pasará la
humanidad están relacionadas con sus constituyentes. Y continuamente hay
incorporaciones. Lo que significa nuevas dificultades. Pero se podría
afirmar que no es lo mismo intentar solucionar unos problemas a ciegas,
que con la confianza y sabiduría que otorga el corazón. Y eso es lo que
se ha establecido en la Tierra.
-Creo entender.
-Cuando
Cristo dijo –Este es mi cuerpo. Tomad y comed todos de él. Son palabras
muy extrañas. Que incluso vienen de épocas más antiguas que la de
Jesús. Y sólo pueden adquirir significado cuando se comprende que el
fuego del Corazón de Cristo anega millones de corazones humanos. Se
podría decir que ellos son Él.
-Entonces... el loto de doce pétalos de la humanidad... ¿ya está activo?
-Así es. Es el resultado del trabajo de muchos eones, y ahora el Fuego del Amor está definitivamente establecido en la tierra.
-Entonces... ¡seremos pronto un Planeta Sagrado!
El Maestro de cabello rubio y ojos azules sonrió.
-Si,
mi amado hermano. Así es. No importa que cada una de las partículas de
nuestro hermoso y diminuto planeta azul no esté totalmente transmutada.
Ya sólo es cuestión de tiempo.
Incluso
puedo añadir que el propio Cristo, desde su crisis en el Huerto de
Getsemaní, ancló su Antakarana con la propia Shamballa y con ello
posibilitó que el hombre responda al Propósito Divino. Con ello también
vitalizó el loto de doce pétalos sito en la cima de la cabeza, el
Gólgota humano.
-Es una gran noticia.
-Podríamos decir que desde los Lugares Excelsos ya saben que hemos tomado una decisión, y eso es lo que importa.
-¿Y el mal?
-La
marcha de un hombre puede estar detenida en un camino por el barro de
las últimas lluvias. Pero él sabe, tiene la plena seguridad de cuál es
su hogar. Los hombres se detendrán, a veces, en efímeros placeres que
desembocarán en terribles luchas, pero nada puede parar ya su inexorable
destino hacia el Hogar del Padre... aquellos que están frenando estas
ansias de luz y de paz de la inmensa mayoría de la humanidad, serán
separados de vosotros... y podréis acelerar vuestros pasos.
El
azul del mar anunciaba la inminente salida del Sol. Francisco, Charles y
Xavier vieron desaparecer al Maestro de cabello dorado y ojos azules.
-¿Y quién nos creerá?-preguntó Charles
-"Sólo aquellos que tengan ojos para ver" –contestó Xavier.
-Creo que no os dais cuenta de la realidad -dijo sonriendo el padre Francisco.
Los
dos le miraron. Francisco, el sacerdote de corazón de oro, dio la
espalda a la claridad naciente y enfrentó el Palacio del Sol Dorado,
donde se hallaba ahora la Sábana Santa.
Sus amigos comprendieron. Y tras unos segundos de silencio volvió a mirar hacia el mar.
-Sabéis.
-Di, Francisco-le rogó Charles.
-Muy pronto tendremos una visita de alguien de Roma.
-¿Es quien yo creo?-preguntó Xavier.
-¡Sí!-contestó el sacerdote.
-¿Tal vez me podríais decir quién es? –preguntó exasperado el científico.
-Es Aquel que dejó plasmada su figura en la Sábana Santa.
-¿El Maestro Jesús?-dijo emocionado Charles.
-Así es.
En
aquel mismo instante, la luz dorada del sol iluminó el rosetón bajo el
que se encontraba el sagrado lienzo, y su reflejo multicolor acarició
los corazones de nuestros amigos.
Fin
http://www.centrofriedrichgauss.com.uy/index.php/la-clave-oculta?showall=1
PRIMERA PARTE AQUÍ
http://isialada.blogspot.com.es/2016/02/la-clave-oculta-del-nuevo-testamento_6.html
SEGUNDA PARTE AQUÍ
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