Aprendizaje de Jesús en Egipto
Tercera Iniciación.
Charles
y Francisco habían pasado toda la semana con una gran curiosidad por
ver cómo se desarrollaba la vida desconocida del Maestro Jesús en
Egipto. Xavier no se hacía mucho de rogar para hablar sobre el tema que
había ocupado gran parte de su vida. Así es que el esoterista inició sin
más preámbulos la charla de aquella tarde de verano.
-Al tercer año, Jesús formó parte del escaso grupo de aspirantes que habían llegado a conseguir la túnica azul.
Durante
ese tiempo tendría que dominar su pensamiento, aunque la verdad es que
la instrucción era: "procura que tus pensamientos no te dominen, ya que
dominar los pensamientos es algo prácticamente imposible". La analogía
con los yogas actuales estaría comprendida en la denominada Raja Yoga o
yoga real. El yoga que permite ver la realidad oculta en las formas
mentales.
El
reducido grupo de iniciados permanecía muchas horas en absoluto
silencio. El instructor enunciaba algunas frases cortas que debían
arrojar al vacío de sus mentes. Después, esperaban hasta que surgía
alguna respuesta y la anotaban en las tablillas.
Las
preguntas o "koanes" eran cada vez más sutiles. Habían comenzado
meditando sobre una rosa, su forma, color, olor, textura, espinas, etc. y
la respuesta tenía que encajar con un protocolo establecido y secreto.
Si el iniciado acertaba, podía continuar con la instrucción, en caso
contrario era expulsado del recinto y destinado a otras labores de
ayudantía.
La
disciplina era bastante estricta. Se levantaban una hora antes de que
saliera el Sol para hacer sus abluciones, y cuando el "astro rey"
asomaba por el horizonte, debían mirarlo fijamente durante unos diez
minutos. Después, se retiraban a sus celdas a meditar sobre el
pensamiento simiente de la semana. Al atardecer repetían nuevamente esos
minutos de enfrentar al Sol y observar cómo declinaba lentamente en el
horizonte. Por supuesto que estaban más horas expuestos al Sol, pero los
dos momentos mencionados eran de especial significado para ellos.
Jesús iba superando bien todas las pruebas. Los períodos de silencio y de meditación le resultaban muy agradables.
Tenía
encuentros conscientes con Cristo y con sus padres, aunque éstos no
recordasen nada al despertarse. Contemplaba cómo iban creciendo sus
hermanos, cómo sus padres continuaban trabajando y cuánto pensaban en
ese hijo que había desparecido de sus vidas, si bien internamente sabían
que algún día volverían a verle.
Jesús
estaba muy preparado para esta tercera etapa. La tercera iniciación en
la pirámide de Keops. Sabía que tenía muchas oquedades, pasillos anchos y
estrechos, habitaciones con enormes piedras pulidas y también una serie
de estatuillas de los antiguos faraones. Sabía que si los contaba en su
ascensión, llegaría a encontrar más fácilmente la puerta en su retorno a
la base y podría salir por el pasillo que conduce a la salida entre las
patas delanteras de la esfinge.
Su
conciencia permanecía tranquila, él se sabía sobradamente preparado
para superar esa dura prueba y aceptó cambiar su túnica azul por la
blanca, color de luto para los viejos egipcios, después le introdujeron
en el sarcófago de la cámara del rey. Deslizaron la pesada losa tras
dejarle una cantimplora con agua y salieron de la cámara. Allí reinó el
silencio absoluto.
Estuvo solo con sus sueños, sus ilusiones, sus miedos, si es que alguna vez había tenido miedo por algo.
Tuvo
un sueño en el que contempló el devenir de la Humanidad desde hacía
muchos siglos, cuando él se había encarnado en otros cuerpos.
Recordó
algunas de sus vidas, especialmente aquellas en las que había tenido un
papel más activo y había trabajado en bien de sus semejantes, lo que le
había conducido, hacía ya unos siglos, a la cuarta iniciación
jerárquica; se había convertido en un maestro de la jerarquía y por
ende, se había liberado de los lazos que le unían a la humanidad y de la
oportunidad de seguir aprendiendo las lecciones que la vida ofrecía. Se
había convertido en un alma liberada, en un Maestro Ascendido cuya
energía dominante era la del amor.
En
esta ocasión se prestó nuevamente a servir a Cristo, tal y como ya lo
hizo cuando ocupó el cuerpo que dio vida a Krishna, una repetición casi
idéntica de la actual, hace unos 4.000 años.
Rememoró también la época en la que fue compañero y discípulo del propio Buda, hace unos 2.600 años.
Al tercer día, los monjes asistentes deslizaron la pesada tapa del sarcófago y le ayudaron a salir.
Los
Maestros esperaban ansiosamente su salida por la puerta de la esfinge,
lugar destinado para aquellos que habían superado los tres años de duras
pruebas y disciplinas y que se habían ganado el título de "Hijos del
Sol".
Hubo
una gran fiesta de despedida, pues ya no podía quedarse en aquel
paraje. Y, aun habiendo superado todas las pruebas, debería marcharse,
pues no era egipcio y por tal causa no podía ser instructor de otros
discípulos.
Obtuvo
su diploma de pergamino que guardó como trofeo para enseñárselo algún
día a sus padres. También le honraron entregándole un anillo de oro, con
un escarabajo azul y la inscripción que rezaba "Hijo del Sol".
-Xavier...-dijo el padre Francisco.
-¿Sí?
-Tu relato es fascinante.
-Gracias.
-Un
día hablaste sobre las iniciaciones. Yo creía que cuando te referiste
al Bautismo, la segunda, supuse que había ocurrido en el Jordán. Lo
mismo pensaba de la tercera iniciación o transfiguración, cuyo episodio,
todos los cristianos conocemos...
-¿Si?
-Entonces...ahora
me quedo un tanto perplejo cuando narras que esas iniciaciones, o su
confirmación simbólica, ya habían ocurrido en Egipto.
-Hace
unos días, comentamos que si Jesús había conseguido las dos primeras
iniciaciones en tan solo dos años era porque la verdadera proeza de
someter los cuerpos la había realizado en vidas anteriores.
-Es cierto.
-Lo
mismo ocurre con la tercera, pero si te parece dejamos sin responder,
completamente, tu pregunta hasta que lleguemos a la vida pública de
Jesús.
El
sacerdote de corazón de oro miró a Xavier y captó algo extraño en el
brillo de sus ojos. Es como si le dijesen: "tranquilo, ya verás cómo
vamos por buen camino y te llevas la sorpresa de tu vida"
-De
acuerdo, Xavier. La verdad es que confío plenamente en ti. El temor a
que nuestras conversaciones derivasen en un menoscabo de la figura de
Jesucristo creo que estaban infundados. No me cabe la más mínima duda de
que ambos, mejor dicho –miró a Charles-, los tres estamos ligados a un
mismo y bello destino relacionado con Cristo.
-Gracias, por confiar en mí.
-Yo
también confío en ti- dijo Charles, quien había permanecido en la
conversación muy pensativo-. Es que nunca había visualizado la vida de
Jesús en Egipto, un enigma según la tradición "oficial"... Tal vez...
-¿Sí?
-Bueno...es una curiosidad personal.
-Sí dime.
-¿Nosotros
podemos llegar a ser iniciados, aunque, solamente sea de primer grado,
aunque no hagamos regímenes alimenticios estrictos o meditaciones
extraordinarias?
-Claro.
No es esta la primera vez que venimos a la encarnación. Ha habido otras
vidas, e incluso en esta, en las que hemos ido aprendiendo, si bien a
un ritmo más lento, las técnicas requeridas. Por ejemplo, cuando
visualizabas el choque de partículas y sus consecuencias en tu mente,
estabas utilizando el tercer ojo. Es decir que estabas meditando. Cuando
sentías el profundo dolor por la muerte de tu padre, de tu madre o de
tu esposa, estabas haciendo más transparente y más reflectante tu cuerpo
de sentimientos, sólo que no lo sabías. Cuando veías una mujer bella y
evitabas no pensar en ella por respeto a tu esposa, estabas superando
una tentación... una prueba.
-Pero... parece poca cosa.
-No,
no lo es. Date cuenta de que, muy probablemente el hecho de superar una
pequeña tentación, representaba toda una vida de lucha.
-No lo entiendo.
-Imagínate
a ti mismo en una época en la que tenías a tu alcance muchas mujeres;
que fueses, por ejemplo, un don Juan y que con un simple chasquear de
dedos las féminas cumpliesen tus deseos, pero que te hubieses enamorado
de alguien en concreto. ¿Te das cuenta del esfuerzo que supondría no
hacer chasquear los dedos? ¿Comprendes hasta qué punto deberías
controlar ese antiguo hábito?
-Creo que sí.
-Intento
decir, amigo Charles, que lo que ahora nos parece normal, las virtudes
que podamos tener, y que tal vez ni siquiera hemos descubierto, aunque
las poseamos, son batallas ganadas antiguamente.
-Entonces... ¿qué es la iniciación?
-Hay
mucho escrito sobre el tema, pero te diré algo que me parece
importante. La iniciación tiene que ver con la conciencia. Si un hombre
llega a ser capaz de sentir, de percibir, de influir, de ayudar, de
hacer reverberar la esencia del corazón y la mente de un hermano suyo,
si es capaz de utilizar la fuerza de su corazón para sostener el corazón
de otro ser...entonces se puede decir que es consciente de su hermano, y
que ha conseguido elevar sus energías al corazón.
-¿Sería un iniciado de primer grado?
-Mi
opinión es que habría muchas probabilidades de que así fuese. El
supuesto iniciado sentiría o percibiría la vibración de su propio
corazón, y gracias a ella, superando los celos, los anhelos de posesión,
etc., haría florecer el amor.
-Parece que me hablas del amor entre un esposo y una esposa.
-Así
es –continuó Xavier-. En mi opinión, la vida de familia es, sin lugar a
dudas, el campo de batalla, donde un ser humano puede aprender a
dominarse, y al final de sus días, a hacer florecer el amor en su
corazón, y por ende, poseer conciencia de lo que el otro es.
-Entonces... ¿todos aquellos seres humanos que aman de corazón...son iniciados de primer grado?
-Como
expresa la palabra "iniciados", han comenzado un camino. No hay que
olvidar que no es lo mismo sentir la luz que dominarla. Igual ocurre con
el amor. No solamente hay que sentir el amor, sino dominarlo. Así pues,
un iniciado de primer grado sería aquella persona, que percibiendo la
vibración del corazón es capaz de transformar esa vibración en una obra,
bien sea musical, artística, social, religiosa, científica...
-Entonces... ¡Hay millones de humanos iniciados de primer grado! –exclamó Charles.
-Muchos
millones. Si bien es cierto que algunos de ellos sólo lo son durante
breves instantes. Todavía su fuego no está suficientemente activo... aun
tienen que perfeccionar o sutilizar el puente de arcoíris o antakarana
que conecta su mecanismo humano con el alma.
-¿Tal
vez esa sería la diferencia entre un ser bondadoso y un
iniciado?-preguntó Francisco- y añadió, iluminado, "el Fuego de Dios es
un Fuego que consume, un Fuego devorador".
-Creo-
dijo Xavier-, que has dado en el clavo. Pero también deseo hacer una
advertencia. Ese fuego debe atemperarse, de lo contrario sería un fuego
destructor.
- Sé a qué te refieres Xavier. Son esos personajes que intentan imponer por la fuerza sus creencias.
-Un iniciado de primer grado- finalizó la conversación Xavier- no necesita muchas explicaciones.
Le
basta un segundo para saber a quién tiene enfrente. Ocultamente otorga
una caricia al corazón del necesitado, y sigue su camino. Si éste es
ayudar a los demás en el plano físico lo hará, pero si su camino va
mucho más allá, continuará persiguiendo la sabiduría, pues debe
atravesar el plano de los sentimientos hasta llegar al plano de la
mente, e incluso ir más lejos... Me gustaría añadir, pero solamente a
modo de semilla para vuestra meditación, que la materia utilizada por la
conciencia se va transmutando. Sería, pues equivalente a decir que un
iniciado tendrá un porcentaje de materia sutil, capaz de ser manipulada
por la fuerza de su corazón.
Sintetizando,
se podría decir que iniciado de primer grado es aquel que sabe a
ciencia cierta sobre la unión de dos corazones y de la influencia
efectiva que uno puede tener sobre el otro.
Cuando sabe esto, sabe mucho, y se acrecienta su responsabilidad a la vez que su alegría.
Francisco
miró a Xavier. Y supo que él mismo, en las dos relaciones tan
especiales que mantuvo con su amadísima madre y con Juliette, se había
comportado ya como un iniciado de primer grado, pues había tenido
conciencia interna de sus corazones. De lo que no se había dado cuenta
era de que, en ambos contactos, alguien muy especial, había estado
detrás de la escena.
-Creo,
Xavier, que te entiendo perfectamente-dijo todavía pensativo, tratando
de encontrar un "nombre" a lo que hacía tiempo había sentido en su
corazón. La alegría de la unión mística de dos almas.
Capítulo 30
La tentación (IV)
El
joven sacerdote recordó el río de luz que unió durante un tiempo el
corazón de su madre al suyo. Sintió en su rostro el resplandor de la
nieve en las cumbres al atardecer. Percibió el agua fresca de un
manantial en sus manos. Recordó el color dorado del Sol. A su mente vino
la imagen de su amada señora, la Inmaculada Concepción. Y por último
llenó su alma con la imagen de Jesús salvando a una mujer de la
lapidación. Y en ése preciso instante el resplandor de los ojos de su
amado Maestro traspasó de una parte a otra su corazón.
-Padre... ¿me escucha? –volvió a decir la bella Ángela.
¿Sí? –contestó por fin.
-Si nos va a casar.
-Por supuesto.
- ¡Viva! -exclamaron los cuatro amigos, con júbilo.
-Bien.
Vosotros sentaos en el primer banco. Mientras, enciendo las velas y me
preparo para la ceremonia. Lo haremos sencillamente, sin luces
eléctricas.
-¡Qué suerte! –se dijeron unos a otros los jóvenes.
El
padre Francisco salió de la sacristía. Al pasar por el centro del altar
mayor se arrodilló, inclinó la cabeza y llegó hasta el atril.
Los
ojos de buey de la iglesia románica dejaban pasar tres impresionantes
haces de luz que era atravesada por pequeños corpúsculos. Varias beatas
que permanecían todavía rezando, escucharon lo qué iba a ocurrir y
cantaron espontáneamente el Salve Regina. Ciertamente no era la música o
canto que se debería escuchar, pero fueron sus voces las que atrajeron a
los ángeles del amor, quienes crearon un ambiente mágico que envolvió a
los asistentes.
El sacerdote del corazón de oro leyó solamente un párrafo de la carta de San Pablo a los Efesios:
"Maridos,
amen a sus mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí
mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y
la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, sin mancha, ni arruga, ni
nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos
amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son.
Amar
a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia
carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia,
porque somos miembros de su cuerpo. "Por eso abandonará el hombre a su
padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola
carne". Es éste un gran misterio; y yo lo refiero a Cristo y a la
Iglesia. Sobrellévense mutuamente y perdónense, cuando alguno tenga
quejas del otro.
En una palabra, que cada uno de ustedes ame a su pareja como a sí mismo."
-Acercaos, hermanos-rogó el padre Francisco a los jóvenes.
Los
cuatro se aproximaron justo hasta donde comenzaba el altar, y el
sacerdote, una vez terminada la ceremonia de los anillos, impuso sus
manos a unos centímetros de las cabezas de Ángela y Juan.
-Yo os declaro: marido y mujer.
Las tres beatas entonaron "Santo... Santo... Santo es el Señor"...
En
ese preciso momento entraron, mejor expresado, se abalanzaron por la
puerta de la iglesia Monseñor y el señor Marqués justo a tiempo de
escuchar la fatídica frase, para él , y que paradójicamente, era la más
dulce "canción de amor" para su joven hija y el carpintero.
El
señor Marqués de Sotomonte no pudo contener su rabia, y con el bastón,
de empuñadura de oro, partió en dos la figura de un monaguillo de
madera, situada muy cerca de la pila del agua bendita.
Entre los cánticos de las beatas se escuchó un grito estentóreo
-Monseñor,
despídase de la donación- y gritó como poseído por el demonio-: tú,
Ángela, desde hoy ya no eres mi hija. Te repudio. Desde ahora, los dos
pertenecéis a la misma condición social.
Las
beatas continuaron cantando, y el padre Francisco comenzó a cantar con
todas sus fuerzas también. A los pocos segundos, se unió a ellos la
joven esposa y lo mismo hicieron Juan, José y Teresa.
-Vayamos a firmar en el libro -propuso el padre Francisco.
Monseñor se acercó a la sacristía y desde la puerta le espetó.
- ¡Francisco! Mañana mismo puede irse a Zaragoza. En breve tendrá noticias de su Superior.
El párroco apenas vio dos segundos a Monseñor, que desapareció tal y como había aparecido.
-Lo siento padre- le consoló Ángela.
-No
tiene importancia. He hecho lo que me ha dictado mi corazón, y mi
corazón es de Cristo. Es al único ante quien tengo que rendir cuentas.
Los cuatro amigos le miraron sobrecogidos. Intuyeron que estaban ante un hombre santo.
-¿Qué os parece si nos vamos a celebrarlo al valle de Zuriza?
-Sería el mejor regalo de nuestra boda, padre -respondió Ángela con lágrimas en el rostro.
-¡Pues vayamos!
Capítulo 31
Otra herida en el corazón de Charles
-Disculpadme si no estoy hoy muy centrado en la conversación -dijo Charles nada más sentarse en el café Moka.
-¿Qué te ocurre?-preguntó Xavier.
-Hoy hace años que perdí a mi esposa.
-Lo siento-dijeron a la vez sus dos amigos.
Hubo un silencio, después el científico continuó.
-Los matrimonios deberían pensarlo dos veces antes de separarse. Sinceramente, me pregunto si realmente saben lo que quieren.
-En muchas ocasiones, no-contestó Xavier.
-Nosotros estuvimos casados treinta y cinco años, y ahora me doy cuenta lo feliz que fui al lado de Emily.
-Entonces, fuiste afortunado.
-Sí. Así es. La conocí poco después de terminar la carrera en la universidad.
-Cuéntanos-rogó Francisco.
-Me
gustaba salir a tomar un almuerzo rápido en un parquecito que había muy
cerca del campus. Me sentaba en un banco, y observaba a algunas parejas
que, jugando en el césped, sonreían por cualquier cosa. Me decía "vaya
una estupidez que es eso del amor." Sin embargo, en el fondo, sentía
envidia por la felicidad que desprendían sus ademanes, sus risas o sus
gritos a los cuatro vientos para que todo el mundo supiese que eran
felices.
-¡El amor! –exclamó Xavier.
-Y un buen día, la joven más hermosa que había visto en mi vida, y que llevaba un perro muy extraño para mí, me preguntó
-¿Puedo sentarme?
-¡Por... favor! –le dije, levantándome como si hubiesen colocado un resorte bajo mis posaderas.
-¿Quieres? –me ofreció unas patatas fritas de una bolsa.
-¡Gracias!
-¿Sabes? Hace muchos días que te observo, aunque tú nunca me has mirado.
Me quedé sorprendido sin saber qué decir.
-Sé que estudias o trabajas en la universidad, pues te veo entrar cuando paseo con mi perro.
Miré con temor al can, chato, feo y de ojos saltones. Ella sonrió.
-No te preocupes. Es un bóxer, uno de los perros más fieles, y con el que los niños pueden jugar mejor.
-¡Quién lo diría!
-Trae la mano.
Con miedo, dejé a Emily tomarla. Tal vez era la última vez que la veía -pensé.
Xavier y el padre Francisco sonrieron.
Ella
estrechó con sus dedos blancos y alargados los míos. Yo temblaba de
emoción, pues nunca me había tocado una mujer. Me dejé llevar, y mi piel
rozó al mismo tiempo la suya así como el suave y blanco pelaje de la
parte inferior del cuello del bóxer. Me sentí tan bien, que en aquel
momento se unieron en mí, la belleza, la bondad y por así decirlo el
encanto del mundo animal.
Ella
me miró y me besó en la mejilla. Ni en un sueño podría haber ocurrido
de una forma tan hermosa. Sé que parece de película, pero fue la vida
real.
-Estaba claro que ella llevaba mucho tiempo observándote -dijo Xavier.
-Así era.
-Cuando se acercó a ti, ya sabía que tenías un gran corazón-añadió Xavier.
-¿Cómo lo podía saber? –preguntó el padre Francisco
-Según
me contó después: por mi forma de andar, por la manera en que, en
ocasiones, salía del trabajo con los compañeros; por mi comportamiento
en la cafetería... Desde aquel día quedé prendado de su amor. Al poco
tiempo nos casamos, y tuvimos un niño y una niña, que a veces vienen a
verme.
-¿Cómo murió? –preguntó Xavier
-Todos
los días me preparaba el desayuno y una bolsita con un sándwich. Me
extrañó que una mañana del mes de julio, tal como hoy, no se hubiese
levantado como de costumbre. Me acerqué a la cama pensando que se habría
dormido, pero la realidad era muy distinta.
-Lo siento-dijo Francisco.
-¿Sabéis?
Algunas veces se iba con sus amigas, y al principio me asaltaban los
celos, pero desde un día que tardó más de lo habitual, sólo deseé que no
le hubiese ocurrido nada. En el fondo de mi alma pensé que aunque
hubiese conocido a otro hombre, lo más importante es que viniese a casa
sana y salva.
-Sin duda eso era amor de corazón -dijo Xavier
-Así es. Enseguida me di cuenta de que amaba profundamente a mi esposa. Y cuando murió, creí que moriría yo también.
-¿Qué te salvó?
-Tal vez os cause sorpresa, pero creo que fue el recuerdo de la Sábana Santa.
Los dos se miraron.
-Sí.
Así es. Recordé la pasión de Jesucristo y la posibilidad de que quizás
existía muy cerca de nosotros. Desde ese mismo instante permanecí
tranquilo y sereno, y ciertamente muy solo.
-¡Da la impresión de que no es casualidad que estemos los tres juntos! –exclamó Francisco.
-Sin duda -se expresó el esoterista-. Algo común nos está uniendo, y yo sinceramente pienso que es Cristo.
Charles y Francisco le miraron, pero no supieron qué decir.
-Yo
–añadió Xavier -sigo pensando que nuestras almas han programado esta
serie de encuentros y el complemento necesario para exponer por algún
medio, tal vez literario, estos aspectos nuevos sobre la vida de Jesús
el Cristo. Creo que exponiendo nuestros diferentes puntos de vista
podemos llegar a hacer un cuadro más completo de esa aventura divina, de
esa vida que "ya está escrita" en cada molécula del ser humano y que en
una encarnación o en otra se verá impelido a recorrer por la fuerza de
su propio destino o de su evolución, marcada por el dominio del alma
sobre los cuerpos.
-¿Quieres decir que al final todos llegaremos a tener una vida más abundante, como decía nuestro Señor?-preguntó el sacerdote.
-Así
es. En algunos lugares se dice que Buda fue el último ser humano de
otra Humanidad anterior a la nuestra y Cristo el primero en alcanzar un
estado de conciencia divina en esta oleada de vida. Él muestra el camino
que nos conducirá a la montaña de la calavera, el Gólgota, en el cual
deberemos crucificarnos, para renunciar al cuerpo humano, a todo lo
terrenal y adquirir la divinidad consciente.
-Me da un poco de miedo-añadió Charles
-Te
da temor –continuó Xavier que parecía un pozo de sabiduría- porque
intentas comprender algo con tu actual estado de conciencia y vida, pero
los acontecimientos externos van avanzando a la par que el desarrollo
de nuestro Yo interno. Y no existe el sacrificio sin luz ni gozo. Nunca
debemos olvidar que caminamos desde la oscuridad a la luz y de la muerte
a la inmortalidad, tal como reza el Gayatri, una conocida plegaria
hindú. Y esta frase no es un mero juego de palabras. En realidad nos
están indicando que la materia más sutil, encerrada dentro de la
oscuridad del cuerpo, llegará un día a ser tan radiactiva que
necesariamente deberá expansionarse, y no podrá estar limitada a un
cuerpo físico.
-Parecen
promesas muy bonitas, pero tienes que comprender, Xavier, que como
científico, las veo un poco difíciles de que se cumplan.
-Es
natural que pienses así, si no has podido experimentar, o mejor
expresado, si no te has dado cuenta de la influencia con que la luz de
un alma puede modificar nuestro propio cuerpo-dijo Francisco.
Charles
y Xavier le miraron sorprendidos. Al final resultaría que Francisco era
un verdadero místico al estilo antiguo, en el sentido de que había
experimentado algún aspecto de la realidad divina y trascendente.
-El
fuego de un alma es como una especie de ola que entra en nosotros
encendiéndonos como si fuésemos la resistencia de una estufa eléctrica.
Sé que el término no es excesivamente elegante, pero pienso que un
lenguaje poético sería más ambiguo, menos apropiado y no definiría
exactamente la entrada de energías externas. Podría decirse que la
radioactividad de un alma evolucionada es capaz de modificar nuestra
propia materia, induciéndola a la radiactividad.
-Por Dios, padre. Me está dejando helado, aunque debería decir combusto -exclamó el científico.
Xavier
miró al sacerdote de aspecto bonachón y gafas circulares. Sus palabras
estaban expresando su actual situación. Quizás estaba ante un sacerdote a
las puertas de la tercera iniciación. La transfiguración del cuerpo de
materia oscura en un cuerpo mucho más luminoso y con una mayor cantidad
de partículas radiactivas. Y así terminó la charla de aquel día.
-Hay algo que es totalmente común a todas las grandes religiones-continuó Xavier.
-¿Sí?-preguntó Francisco con gran interés.
-Es
la consecución del cuerpo de luz. Algo en lo que todas están de
acuerdo: en el nacimiento y transformación del cuerpo físico en un
vehículo esplendoroso y refulgente que a su vez le sirve, a quien lo
consigue, para alcanzar nuevos estadios de conciencia y sensibilidad.
-Está
claro que, visto desde esta perspectiva, el sacrificio no es una
palabra tan cargada negativamente, tal y como se ha utilizado
comúnmente-dijo Charles.
-Así
es-continuó Xavier-. Hay un momento en el que un ser humano sabe lo que
le espera, que no es nada más ni nada menos que la vida del "Padre en
los Cielos". Y que paulatinamente debe primero santificar o hacer
radiactivos sus cuerpos y luego descartarlos para poder acceder a
conseguir, tal y como decía Cristo, una vida más abundante. Renuncia a
un bien por otro bien más preciado y para el que ha trabajado durante
muchas encarnaciones. Está "destinado" irremisiblemente a ser "Luz".
También es cierto que tiene la absoluta libertad de continuar en mundos
de materia más densa.
-Creo que entiendo-dijo Charles-. ¡Ojalá que un día pueda experimentar y constatar, sin lugar a dudas, que las cosas son así!
-Seguro
que un día sucederá algo que será, para ti, una prueba irrefutable de
que el ser humano es algo más que un cuerpo físico. Probablemente, no lo
podrás demostrar a los demás, pero será una confirmación tan rotunda
para tu mente y tu corazón, que ya nada podrá detener tu avance hacia
otro nivel de conciencia.
Capítulo 32
Jesús continúa en Egipto.
"La
meditación concentrada en la relación existente entre el cuerpo y el
akasha, otorga la ascensión fuera del mundo material y el poder de
viajar en el espacio" La Luz del Alma (Alice A. Bailey)
Jesús
-comenzó su explicación Xavier- pidió consejo y guía para seguir
investigando y aprendiendo de los secretos de los faraones. Emprendió
viaje por la orilla occidental del Nilo en dirección al Sur. Al cabo de
algunas semanas de dura marcha llegó al valle de Asuán. Había muchos
templos, algunos de ellos enormes, diseminados por el hermoso valle
ubicado en las fértiles orillas del Nilo.
Le
interesó, especialmente, el enorme templo de Abu Simbel. Tenía una
orientación tan perfecta que, durante los solsticios, un rayo de sol
penetraba por el pasillo central hasta el corazón del templo, donde se
encontraban las estatuas de Amón Ra acompañado por otras tres deidades,
con la peculiaridad que el sol sólo iluminaba al Dios Amón-Ra y no a los
demás.
(Hasta
tal punto dominaban los egipcios la ciencia de los astros, que cuando
nuestros expertos reconstruyeron el templo, transportándolo 180 metros y
elevarlo 65 metros, no fueron capaces de orientarlo tan perfectamente
como lo estaba en la antigüedad.
El
9 de Enero de 1960, con la colaboración de la UNESCO y para evitar que
quedasen sumergidos bajo las aguas del Lago Nasser, al construir la
presa de Asuán, aquellos templos ciclópeos tuvieron que ser cortados con
potentes sierras, para poder transportar las piedras a otros lugares.
España tuvo como recompensa por su colaboración en el proyecto, el
precioso templo de Debod que Madrid ha sabido ubicar perfectamente en un
parque muy digno, cercano a la Plaza España y con magnificas vistas
sobre la Ciudad y de la Sierra, gozando de espectaculares puestas de
sol. Se suelen celebrar danzas sobre y para la paz y actos similares Tal
vez se tendrían que tomar medidas para que la lluvia ácida y la
contaminación no dañasen las piedras milenarias.)
El
Solsticio era el momento esperado por los sacerdotes para efectuar los
ritos de consagración del templo a los dioses y escuchar los oráculos
con el fin de encarar en forma correcta la preparación de la siembra y
obtener una buena cosecha anual.
Esas
eran las tradiciones que le contaron los escasos seguidores de Ra que
aún vivían en aquellos templos. Sin embargo, para esas fechas, todavía
se congregaban gentes de los alrededores y escuchaban los pronósticos
que habían captado de los dioses.
También
observó la existencia de los nilómetros o escalones empotrados en los
muros de los templos a las orillas del Nilo. Servían para medir el nivel
del río y ayudaban a pronosticar la calidad y cantidad de las cosechas.
Jesús
aprovechaba para instruirles en el monoteísmo, sugiriéndoles que
únicamente había un solo Dios o Regente en este planeta, de igual forma a
cómo sólo tenemos un alma para cada cuerpo humano. Les hacía comprender
que estaba bien que dedicaran su agradecimiento a los dioses o devas
(ángeles) de las aguas o del fuego, pero eso no les convertía en dioses.
Seguidamente
emprendió viaje hacia el norte y visitó Dendera. Fue el templo que más
le impresionó después de la pirámide de Keops.
Entrando
en él, a mano derecha, vio cómo había sido representado el primer Logos
terrestre, el dios de la inteligencia. Estaba pintado de color verde, y
entregaba el báculo o maza de poder al segundo Logos, el dios del amor,
caracterizado con el color azul.
Vio
perfectamente cómo el "viejo dios" entregaba el "diamante flamígero"
del poder a aquel nuevo dios que debería de llevar a cabo el
experimento, basado en el amor, con esta humanidad.
La inteligencia daba paso al amor (por eso se dice que Dios es Amor, que no hay energía más poderosa que la del Amor).
Jesús
quedó muy impresionado por lo que acababa de ver. ¿Cómo era posible que
tal conocimiento hubiera llegado a esos sacerdotes en aquellos tiempos
tan remotos?
El
monje guardián, que le servía de guía, le dijo que ese conocimiento les
venía dado por los faraones, mitad hombres y mitad dioses. Decían haber
venido de un planeta llamado Venus.
Manifestaban
poseer el poder de ver en todas las direcciones a la vez. Afirmaban
haber dominado sus cuerpos, incluso los más sutiles. Sostenían haber
venido como faraones para guiar los pasos de la vieja civilización
atlante.
Observaban
en las constelaciones formas abstractas de personas y de animales.
Conocían las influencias de las estrellas tanto sobre la salud de los
seres vivos de la Tierra como sobre sus acciones. Y para dejar
constancia de ello, construyeron una glorieta en la terraza del templo, y
en su techo esculpieron una lápida zodiacal en piedra, con el fin de
que los sacerdotes y los monjes iniciados en los misterios, pudieran
determinar el paso y la actividad rectora de los diferentes planetas a
través de las constelaciones.
Jesús
pudo constatar que el signo de Capricornio estaba ocupado por el del
Cocodrilo, llamado Makkara del Nilo. Era un animal sagrado y también el
signo de la iniciación de las aguas o purificación del cuerpo de los
deseos.
Habían inventado la "luz embotellada" y con ella les era posible pasearse por la noche en la profundidad del templo.
Jesús
fue guiado por todos los pasillos y le fueron explicados los
altorrelieves. En alguno de ellos se veían ánforas que parecían irradiar
luz. ¿Sería "la luz embotellada" que mencionó su guía?
Pidió
ser instruido en los misterios del aire que le conducirían a la cuarta
iniciación y para ello mostró el anillo de oro y el pergamino que le
acreditaba como "Hijo del sol" iniciado en los misterios y con todos los
atributos.
Hacía
muchos años que los sacerdotes no habían recibido discípulos que
optaran a tan alto grado, y gustosamente le explicaron cómo eran esas
disciplinas que le conducirían al dominio de su mente superior, mente
abstracta capaz de penetrar en los secretos del cosmos, de prever los
sucesos del futuro y sus causas ocultas, de captar el Plan de Dios para
cada período o ciclo, así como indagar en la causa oculta de las
apariencias.
-Siempre
he escuchado -dijo Charles- las alabanzas de muchas personas hacia las
construcciones egipcias, sin embargo tampoco les había prestado mucha
atención. Así es que ahora, aquí, tranquilamente, parece como si me
acercase un poco más a la grandeza de esa cultura.
-Muchas
veces -contestó Xavier- la costumbre de ver algo, de tenerlo cerca de
nosotros hace que no le demos la importancia y el significado que
verdaderamente tiene. Como premisas en nuestros pensamientos siempre
están las típicas frases de las que ni siquiera somos conscientes "eran
antiguos" "eran poco inteligentes" "nosotros somos mucho más". Estos
prejuicios hacen que no creamos en muchas de las ideas que nos han
llegado de la Antigüedad. Sin embargo, siempre hubo hombres muy
inteligentes, excepcionales, dotados de una agudeza que para sí querrían
tener muchos de nuestros más brillantes universitarios, y no digamos la
enorme cantidad de jóvenes obnubilados por el alcohol y las drogas,
-Es
parecido al prejuicio que tenía respecto a los habitantes de las
montañas -añadió el padre Francisco- que decían haber visto luces
extrañas.
Xavier y Charles estaban embebidos en su tema y no prestaron atención a lo que dijo el sacerdote del corazón de oro.
-Jesús
–continuó Xavier- se sometió gustosamente a las pruebas, cuya analogía
se correspondería hoy en día con la ciencia del Agni yoga o yoga del
fuego. El mencionado "fuego" tiene que quemar las estructuras mentales y
sentimentales inadecuadas, o andamios que el hombre ha construido en el
pasado, para que sus pies puedan caminar por la senda que trasciende la
seguridad mental. Este camino es absolutamente nuevo, en el sentido de
que aún no ha sido hollado por casi nadie actualmente, si bien ya hay
muchos aspirantes en todo el mundo que están dando los primeros pasos.
-Creo
-expresó Charles- que me queda mucho por aprender. Estaba demasiado
seguro de que, como eminente científico perteneciente al ITM, era algo
así como una de las máximas expresiones de la inteligencia de la
humanidad, pero reconozco, que cuanto más te escucho, más comprendo la
famosa frase de Sócrates "Solo sé que no sé nada"... o aquella otra que
reza "Cuanto más sé, sé más lo poco que sé"
-Yo
también me quedo perplejo -añadió Francisco- No tenía ni idea de que
existiesen tales técnicas. Es más, me parecía una tontería cuando
algunas mujeres hablaban de las posiciones del yoga...
-Bueno...
la ciencia del Yoga que tú comentas es la primera y más básica, pues
luego hay otras cuatro más. Ese yoga de las posturas es el Hatha Yoga.
Se refiere únicamente al cuerpo físico.
Luego
hay el Laya Yoga, el yoga que trababa, hace algunos milenios, de poner
en armonía los chakras y demás componentes del cuerpo etérico. Yo
aconsejo muy seriamente no manipular para nada ese cuerpo, ya que
podríamos alterar el normal flujo de energías y producir peligrosas
enfermedades.
El
Backti Yoga o yoga devocional, trata de sublimar los impactos que le
llegan al cuerpo emocional y no dejarse dominar por las energías que
entran por el plexo solar.
El
Raja Yoga o yoga real, es el que trata de controlar los pensamientos o
el que trata de conseguir aquietar la mente y su constante movimiento.
Algún
día os dejaré el libro "La Luz del Alma" de Alice A. Bailey, que aclara
los antiguos aforismos del Yoga de Patanjali, escrito hace miles de
años. Creo que os quedaréis de piedra, pues según el mismo, pocas cosas
hay que puedan ser un obstáculo para el poder de una mente entrenada.
-¡Dios mío! –Exclamó Francisco- ¡Cuánto tengo que aprender todavía!
-Seguro que sabes más de lo que te imaginas.
Hubo una pausa, y luego continuó Xavier
Si
os dais cuenta, las iniciaciones de Jesús se han quedado justo, por así
decirlo, a la altura del Raja Yoga o el Yoga de la Mente.
-Es
verdad...-dijo Charles- con su mente había sido capaz de elevarse hasta
algún lugar espiritual y gracias a ello había podido intercambiar
pensamientos con Cristo.
-Así
es –contestó Xavier, para continuar con su exposición-. Respecto al
siguiente paso, estaba claro que el Maestro Jesús había trascendido los
poderes de la mente y ahora iba a penetrar en el mundo más allá de lo
concreto. Un lugar donde las mentes más privilegiadas han dudado y se
han sentido aterradas, pues aparenta ser un lugar vacío, y sin embargo,
está lleno de energía, vida y todo potencial presente y futuro.
-Eso me suena...a Física -dijo Charles sonriendo.
-Krishnamurti
y Vicente Beltrán Anglada han sido dos pioneros que han retomado en la
actualidad, un método tan antiguo y tan moderno a la vez. Ellos nos han
hablado extensamente sobre el Agni Yoga, si bien es cierto que el propio
Buda hace unos 2.700 años también promulgó este Yoga tan avanzado. Él
nos habló de atención a nuestros pasos, a nuestras necesidades, a
nuestras palabras...
-Es curioso cómo está todo entrelazado entre sí -dijo Francisco.
-La
Sabiduría es tan antigua como el Mundo, pues ¿cómo si no fuese así, se
habrían estructurado todos los universos? Lo que ocurre es que todo
lleva su proceso, y a cada paso de la evolución material, se hace
necesario incorporar la Sabiduría Eterna, para que los humanos podamos
expresar el espíritu que mora en nuestros cuerpos.
-Qué bello es esto.-exclamó el sacerdote.
-Bueno... vamos a continuar con el Maestro Jesús.
-Disculpa,
no me había dado cuenta de que nos íbamos del tema. Pero... ¡Es tanta
la elevación que siento hablando de la grandeza del universo! –se
expresó con devoción Francisco.
-Las pruebas de Jesús –continuó Xavier- se llevaron a cabo en el desierto.
Tenía que dominar sus necesidades, y aprender a distinguir los espejismos de las realidades.
El
entrenamiento también se llevaba a cabo en las diferentes estancias o
capillas del templo, especialmente en el pasillo del sótano, que estaba
ricamente decorado con alto relieves pulidos con toda delicadeza.
También
pasaba muchas noches en la terraza, contemplando el discurrir de las
estrellas, de las constelaciones, de los planetas conocidos y no
conocidos aun, incluso de los planetas en descomposición o en formación.
Había como un centenar de planetas en todos los estadios de formación.
Eran unas horas de completo éxtasis, rodeado por el espacio infinito y
la tranquilidad de la noche.
Algunos
monjes se disfrazaban de fantasmas o de espíritus malignos y trataban
de asustar a aquel Maestro, pero su mirada permanecía imperturbable
escrutando el espacio. Su mente estaba iluminada por el espíritu de la
Luz.
Las
meditaciones tenían también pensamientos simiente esotéricos y tenía
que captar las impresiones que le llegaban desde el alma o aun mas allá
de su Maestro o del propio Cristo.
Las
lecciones proseguían durante las horas de sueño. Aprendió a permanecer
con el aliento suspendido durante más de una hora sin sufrir lesión
alguna. Su ritmo cardíaco era prácticamente nulo... su completa atención
a los acontecimientos y lecciones diarias le daba la posibilidad de
proseguir atento durante las horas de sueño, pues había conseguido lo
que se denomina "continuidad de conciencia" cerebral y mental.
En
vista de los resultados, los monjes le otorgaron muy pronto sus
bendiciones y un nuevo pergamino en el que le reconocían como "Hijo
Predilecto del Sol".
A
Jesús le habría gustado seguir algunas semanas más profundizando en
aquellos tesoros del antiguo Egipto, pero era consciente de que todavía
tenía muchos otros lugares que visitar y partió con una caravana que se
dirigía a Israel
-¡Impresionante! –exclamó el padre Francisco.
-A mí también me ha encantado...Hay una expresión que me ha sorprendido-dijo Charles.
-¿Cuál?
-Planetas en descomposición.
-Desde
el punto de vista del esoterismo, que repito, es una palabra que indica
no el deseo de esconder, sino que estudia aquello que no es evidente a
simple vista, se considera que todo el Universo está vivo.
-Bueno
–contestó Charles-, me imagino que una vez que el Sol no genere
suficiente energía, el Sistema Solar entrará en descomposición y digamos
que los planetas se quedarán "secos" No parece excesivamente
"esotérica" tal aseveración.
-Sí que existe una diferencia entre una y otra ciencia, teniendo cada una sus diversos métodos de estudio y comprobación.
-Te escucho.
-Desde
el punto de vista de la ciencia, se podría decir que un sistema solar
comienza con la oscuridad potencial. Es decir, antes de la compactación
de un sol, hay una serie de fuerzas que en un momento determinado
impelen a la materia circundante hasta que la fuerza de compresión
genera fricciones entre los átomos y da lugar al origen de la luz y la
vida.
-Sí.
-Pero
la ciencia no va más allá. Sin embargo, el esoterismo parte del
principio de que la Conciencia y la Vida permanecen en un plano o
dimensión más sutil que envuelve y permanece en las cavidades de la
materia, es decir en los espacios vacíos existentes entre los átomos y
también por encima de ellos... interpenetrándose todo el espacio.
-Creo que estás refiriéndote de algo parecido al alma de un hombre.
-Así
es. Lo que ocurre es que estamos hablando de una escala mayor, pero
básicamente en el Universo conocido existe análogamente el Alma.
-Todavía no veo qué tiene que ver con los planetas en descomposición.
-Intento
decirte que un planeta en descomposición es un planeta en el que se
está retirando el principio vital o alma. Es decir, que sus componentes
se están disgregando hacia los cuatro puntos cardinales del espacio y
cuya analogía es la descomposición de los cuerpos muertos.
-Sigue, por favor-rogó Charles.
-Tanto
los materiales más densos, como algunos materiales más livianos se
disuelven en el espacio, y, aquí viene lo que es más interesante, se
dirigen hacia otros planetas vivos.
-Quieres decir que hay algo más que no se ve y que llega a nuestra Tierra.
-Así
es. Y esos materiales podríamos calificarlos con el atributo
"psíquicos" causan una influencia negativa en la vitalidad del planeta
al que llegan, siendo causa de la contaminación psíquica.
-Comprenderás
que, como científico, para mí esto no es nada más que un cuento. Si
bien es cierto que te tengo un gran respeto y no doy tus palabras como
algo fatuo -respondió Charles con afabilidad.
-Con
todo esto quería aclarar que el término básico "planeta en
descomposición" implicaba más de lo que un aparente lector puede
entender sin ninguna explicación añadida.
-Ya.
-El
Maestro Jesús, además, captaba el origen de ciertos residuos malignos.
Elementos que, separados del principio que los rige, el alma, se vuelven
destructivos para los organismos vivos. Pero creo que hemos abierto un
tema excesivamente largo y complicado.
-¿Estás sugiriendo –dijo el sacerdote- que en esos materiales psíquicos radica parte del problema del mal?
-En
parte, así es. Debemos comprender que no solamente hay planetas en
descomposición, sino que hay sistemas solares enteros que están
desencarnando y pueden influir en los sistemas solares más cercanos.
También hay que considerar que hay sistemas solares completos que están
en plena evolución y otros que se están condensando para empezar su
ciclo evolutivo.
-¡Jo!
–exclamó Charles. Ya no sé si estoy en la cafetería Moka de Barcelona o
en un mundo de fantasía. Entre iniciaciones, visiones, ángeles, planos
de conciencia, extraterrestres, sistemas solares en descomposición,
reencarnaciones...
Lo dijo en un tono tan gracioso que Xavier y el padre Francisco rieron sonoramente.
-No. Y encima os reís de mí.
-¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! -rieron los tres al mismo tiempo.
Pero
en realidad, nuestro amigo Charles estaba expresando la enorme
diferencia que podía existir entre un ser humano que únicamente fuese
capaz de tener en su cerebro los conocimientos necesarios para su
existencia y otro ser humano que en verdad expresaba los poderes del
alma.
-¿Sabéis? La verdad es que me siento feliz -dijo nuestro amigo Charles, mientras se levantaban de la mesa.
Capítulo 33
Un nuevo destino para el
sacerdote del corazón de oro
El
joven párroco madrugó como todos los días, pero no fue a pasear. Ordenó
con cariño y serenidad todas sus pertenencias. Unos ciento cincuenta
libros eran su tesoro más valioso. Los empaquetó en varias cajas y las
dejó preparadas para que las recogiera Santi el transportista.
El jueves las llevaría a Zaragoza.
Celebró
la misa de las ocho de la mañana y se despidió de sus queridas beatas.
Luego visitó a dos enfermos, y se detuvo en medio de la calle más de
cuarenta veces. Los fieles le dieron extraordinarias muestras de afecto,
respeto y profundo agradecimiento por los años de dedicación.
Entre
tantas paradas, hubo una que le impresionó más que las demás, pero como
era natural en él, no prestó toda su atención a la información recibida
en unos pocos minutos de conversación.
-Hola padre.
-¡Hola! ¡Otro año más de vacaciones!
-Sí, padre, pero éstas son más tristes.
-¿Que te ocurre?
-Mi marido ha tenido un accidente y ya no está con nosotros.
-¡Mi Dios!
-¡Ha sido terrible! Dentro de un mes habría cumplido veintisiete años.
-Lo siento mucho. Creo que era un muchacho excepcional.
-No se imagina usted cuánto.
-Todavía recuerdo el día que nos pronosticó que no ganaríamos y acertó de lleno.
-Sí,
a veces veía el futuro. Un día fue a Pau para que le echaran las
cartas. Le auguraron que moriría muy joven. Y él, por alguna causa que
nunca llegué a comprender, no se lo tomó a broma. A veces decía. "Cada
día que vivo es un desafío a la Vida"
Lo
cierto es que el sacerdote sólo estaba prestando atención a medias.
Bastantes problemas tenía en ese momento como para atender con todos sus
sentidos a la conversación. Así es que solamente su subconsciente fue
el que escuchó a la joven francesa de Olorón.
-Me
decía en ocasiones "Hay muchos como yo", pero aquí estamos, sin hacer
nada" No se lo creerá pero me dijo que era un "e.t." (Extra terrestre)
-De verdad que lo siento mucho. Ahora me tengo que ir, pues apenas queda una hora para que salga el autobús.
Y así fue como el joven párroco pasó por alto algo que iba a ser determinante en el devenir de su vida.
-¡Padre! Le llamó de nuevo cuando ya había dado unos pasos.
-¿Sí?
-Él
le apreciaba mucho. Siempre decía que tenía un corazón de oro, y que
gracias a personas como usted, la Humanidad sobreviviría.
-Gracias.
-¡Ah! –dijo en última instancia la joven viuda.
-¿Sí? –respondió un poco nervioso el sacerdote.
-Me
dijo que la Santa Madre Iglesia tenía un tesoro, y que varios de los
suyos deberían evitar que fuese quemado por sus propios hijos. ¿Qué cree
usted que quería decir?
-¡No sé! Tal vez se refería a algún lugar donde el Comunismo campa a sus anchas -se le ocurrió decir-.
-Ya
-contestó la joven viuda, dejando sin respuesta uno de los muchos
enigmas que guardaba en su corazón en referencia a su amado y fallecido
esposo.
Francisco
entró en "su iglesia", se arrodilló ante la imagen de la Inmaculada y
dejó que las lágrimas se deslizasen por sus mejillas. La fuerza de amor
de su corazón necesitaba desahogarse a través de los lacrimales. No
estaba triste, al contrario, es como si las pequeñas perlas fuesen el
reflejo de un inmenso amor y sabia compasión.
Y
fue entonces cuando ocurrió algo misterioso. En su meditación pensó en
Jesucristo. Recordó la escena en la que pidió agua a la mujer de
Samaria. Y mientras creía que dominaba el movimiento y posición de las
figuras, la cara del Maestro de Maestros se volvió y le miró a los ojos.
Fue un segundo. La imagen se había independizado de su propia voluntad.
La cara de Jesucristo era como la superposición alternativa de dos
rostros, uno de cabello rubio y ojos azules y otro de cabello moreno con
ojos oscuros. Este último se parecía al joven francés, y dedujo que
había emergido a causa de la conversación anterior.
Se
sentó en el autobús. Permanecía en un extraño éxtasis que terminó
cuando pasaron cerca de los Mallos de Riglos. La luz se estaba ocultando
detrás de las montañas occidentales. Los macizos de color de terracota
se estilizaban, orgullosos y esbeltos, recordando los millones de años
que llevaban en ese lugar, y que eran un simple suspiro en la Eternidad
del Tiempo sin Tiempo.
Capítulo 34
Jesús finaliza su estancia en Egipto.
-Hoy terminaremos la etapa de Jesús en Egipto-comenzó Xavier.
-Casi me da pena-dijo Francisco.
-La
verdad es que es emocionante el hecho de ubicarle junto a las
pirámides. Era joven, no tenía más responsabilidad que la de aprender de
todo y avanzaba con pasos de gigante. Si bien no debemos olvidar que
todo aquello era la síntesis o recapitulación de lo aprendido en otras
vidas.
-Pero, tener la oportunidad de adquirir sabiduría no es poco -dijo Charles.
-A mí, sin embargo me causa tristeza saber qué le esperaba-añadió el sacerdote.
-En mi opinión no es correcto pensar así -dijo Xavier.
-¿Cómo?
-Es
importante no confundir la situación de los demás con nuestros propios
temores, que son naturales debido al peldaño en el que nos encontramos
en un momento determinado y que es distinto al de otros.
-¿Puedes explicarlo un poco mejor?
-Supongamos
que vamos a un país de África y vemos cómo van vestidos algunos
indígenas. Enseguida caemos en la tentación de identificarnos con ellos y
pensar que si llevasen unas botas en lugar de ir descalzos por la
selva, serían más felices.
-Creo que te entiendo.
-Con
respecto a Jesús, él era un iniciado. Veía, sabía cosas que algunas
personas no entenderían jamás en cien vidas hasta que no llegasen al
mismo estadio de conciencia. Ello implicaba que poseía también una
mentalidad muy distinta, y como hemos dicho, la palabra sacrificio
llevaba para él implícito el término: gozo.
-Quieres decir que no sufrió.
-No.
Lo que intento transmitir es que su sacrificio fue supra consciente. Es
decir, que conocía su futuro. Y esa consciencia hacía que pudiese
superar más fácilmente, dentro de su dificultad intrínseca, lo que
estaba a punto de sucederle. Además, existe un secreto por el que el
dolor puede llegar a ser menos dolor, si quien lo sufre conoce la
técnica.
Charles y el padre Francisco le miraron sorprendidos.
-El
tema es muy largo, pero podríamos decir que el Alma inmortal reencarna
en el ser humano a través de unos hilos de conciencia y de vida. Si el
iniciado es capaz de ubicarse fuera del cuerpo, justo a la altura de su
loto egóico, el dolor físico puede sobrellevarse mejor, pues el cerebro
deja de percibir las sensaciones.
-Eso es imposible-contestó Charles.
-Bueno, Charles, no seré yo quien trate de convencerte, pero existe tal posibilidad.
- Me consuela enormemente saber todo esto-dijo Francisco.
-Cuando
se llega a ciertas pruebas, necesariamente, se debe tener un nivel de
conciencia a la altura de las mismas. Expresándolo de otra forma mejor,
un estado peculiar de conciencia lleva en sí mismo sus propias pruebas.
-Creo que está más claro. Cuéntanos, por favor, el final de su estadía en Egipto -rogó el padre Francisco.
-Parecía
que todos esos petroglifos –comenzó la narración Xavier- apuntaban en
la misma dirección. Estaban describiendo los diferentes estados
iniciáticos de los faraones y los logros que habían obtenido en su
camino de iniciación. Era una lástima que Ramsés II se hubiera querido
apuntar todos los logros, aunque no me cabe duda de que él mismo era un
iniciado de similar grado.
-¿Como representaban esos glifos los estados iniciáticos? - preguntó Charles cariñosamente.
-La
figura de Ramsés II o cualquier faraón anterior que tuviese ese grado
iniciático, tiene incluidos, con todo lujo de detalles, los atributos de
poder. Si se observan detenidamente esos glifos, se puede deducir que
tienen como mínimo dos niveles de interpretación. El superior se
esfuerza en plasmar las actividades de los dioses, faraones o maestros.
Sus mudras (posiciones) tienen varios significados de poder o sumisión a
entidades inferiores o superiores. Cuando sostienen la clava o maza con
la mano en posición alzada, se puede interpretar que están aplicando su
fuerza iniciática a los cuerpos o entidades que les siguen,
generalmente atados con una cuerda.
Hay
que saber que la clava es el cetro de poder, denominado también el
cetro del diamante flamígero, que recibieron de los dioses para gobernar
a los pueblos y no, como creen los egiptólogos de hoy en día, una
muestra de haberlos conquistado en el campo de batalla. Las guerras para
someter a los nubios u otros pueblos, quedarían incluidas en el segundo
nivel de interpretación, dedicado al pueblo, y no dentro del primer
nivel, asignado a los dioses, pero eso no tiene que ver con aquellos
cuerpos - esclavos que saludan y sonríen al faraón, quién va a
iniciarles con su báculo de poder.
Los
sacerdotes, que ordenaron representar esas figuras en todos los templos
a lo largo del Nilo, tuvieron muy en cuenta el número de iniciandos en
las filas que seguían la cuerda del faraón. Las hay de tres hileras con
cinco o siete personas. También las hay de cinco hileras con siete
personas cada una e incluso, muy raramente, de siete hileras de siete
personas, posiblemente reservado para los propios faraones.
Estos
símbolos representan los distintos grados iniciáticos que se enseñaban
en esos templos, así como los grados de preparación para cada uno de los
cuerpos, tantos densos como sutiles.
Los faraones podrían equipararse en grado de vibración o grado iniciático a las mónadas o súper almas.
-Está
claro que es un tema amplio y abstruso por lo que acabas de explicar
-dijo Francisco-, pero me gustaría que nos ampliases un poco más el tema
de las iniciaciones, del que nos has hablado ya en varias ocasiones. Da
la impresión que la palabra "iniciación" tendrá diferentes matices y
significados dependiendo de las distintas religiones, sectas, incluso
las famosas sociedades secretas.
En ese instante el padre Francisco sonrió.
-¿Por qué te ríes, curilla travieso? – le preguntó Charles.
-Bueno... Es por lo que acabas de decir "famosas sociedades secretas". Pues si son famosas, no pueden ser secretas.
-Eres
muy gracioso -respondió sonriendo Charles. Está claro que pueden ser
famosas pero guardar secretos "inescrutables" para los no iniciados.
-Sí,
pero me había hecho gracia esa frase. Hasta creo que la voy registrar y
adquirir el derecho de propiedad intelectual de la misma. ¡Ja! ¡Ja!
¡Ja! –sonrió Francisco y luego mirando con cara de travieso a Xavier le
dijo con tono jocoso -¡Perdón!
El esoterista sonrió y continuó.
-Creo
que cuando hablo de "iniciación" existe una imagen muy significativa,
que nos podría dar una idea. Visualicemos una puerta en forma de arco
que formase un campo eléctrico, y por el que tuviese que atravesar una
persona. Se podría decir que el iniciando que fuese capaz de tener la
misma vibración y atravesarlo se convertiría en un iniciado.
-¿Eso es lo que llaman el portal de la iniciación?
-Estamos
poniendo un ejemplo, pero podría decirse que sí. Hay muchas personas
que piensan que llegar a ser iniciado de un grado determinado, es
cuestión de un segundo. Pero no es así. En realidad los seres humanos
estamos continuamente iniciándonos. Cada problema que resolvemos, cada
bifurcación en el camino que tomamos, es un paso hacia la iniciación o
ampliación de conciencia.
-Ya.
-Voy
a expresar una opinión que es solamente particular, pero que creo que
puede también aclararnos el tema. Imaginemos una neurona que no
recibiese ningún tipo de corriente de pensamientos. Que, por la causa
que fuese, estuviese aislada de toda comunicación con el cerebro. Si se
diese cuenta de su situación y decidiese participar en el flujo de
pensamientos, necesitaría ir preparándose para recibir progresivamente
más descargas eléctricas portadoras de pensamientos. Si no tuviese esa
preparación, podría quemarse literalmente.
-Creo que esta imagen es bastante sugestiva-dijo Charles.
-Se
acerca mucho más a la realidad de lo que imaginas-contestó Xavier y
continuó- El Universo es más vasto en sus cualidades de lo que la
ciencia, que va con paso lento pero seguro, ha descubierto hasta ahora.
Se podría decir que en verdad existe una Mente, que algunos llaman Dios.
Aunque tal vez no sea lo que algunos imaginan. Los seres humanos por
alguna causa escondida en su historia más remota e inimaginable, se
desconectaron de esa Mente, cuyo soporte es algún tipo de electricidad. Y
necesitan retornar a la misma. Se podría decir que el método de
ascender de nuevo esos peldaños, son las distintas iniciaciones. Y está
claro que cuantos más peldaños se ascienden, el vehículo de conciencia
debe ser más sutil y liviano.
-Observo,
Xavier –dijo Charles-, que en tu exposición hay alguna incongruencia
con la teoría de la evolución, pues estás afirmando que ya existe una
meta anterior al hombre.
-Sí
y no. Ambas cosas pueden coexistir en el Universo. Se podría decir que
la existencia evoluciona en el Ser y también que el Ser evoluciona a
través de la existencia. Dicho de otra forma, que el mundo físico
conocido tiene una evolución desde un punto hasta otro, pero existe un
Algo esencial que es eterno en comparación con el período de evolución
física.
-Creo
entender-dijo Francisco. Es parecido a como el ser humano desde los
siete años tiene una conciencia y sin embargo su cuerpo va evolucionando
por diferentes estados. La conciencia de sí mismo permanece, y nada de
su cuerpo es igual.
-Creo
-añadió Xavier- que es un ejemplo muy ilustrativo. Hay personas que
piensan sinceramente, que el Universo es poco más que unas posibilidades
que ocurren casi por casualidad. Hay otras que creen que hasta sus
pequeños e insignificantes actos son observados por algún Dios
Todopoderoso que no tiene cosas más importantes que hacer que
vigilarles. Entre un extremo y otro está la posibilidad de que el
Universo sea Inteligencia, y precisamente para que se mantenga tal
peculiaridad, sus componentes deben de tener la cualidad esencial de ser
inteligentes. Es decir, que funcionen por sí mismos sin que nadie les
esté supervisando continuamente. Nosotros, a otra escala, no estamos
pendientes de que una neurona haga bien su trabajo. Lo que de verdad
necesitamos es que una neurona sea libre de adquirir inteligencia. Habrá
un momento en el que esa neurona despertará y comprenderá "libremente"
que los pensamientos son similares a un río de energía, y que es ella la
que puede voluntariamente adaptarse a ese río. El caudal de los
pensamientos de un ser humano, o como hemos dicho de la Mente Universal,
continuará fluyendo, se adapten o no esa neurona o ese ser humano a sus
procesos de energía e inteligencia.
-Quizás no sea todo tan bonito. Tal vez sea todo un Caos-dijo Charles.
-¡Mi
querido Charles, eso es algo que cada ser humano debe de descubrir
pensando y actuando sinceramente! Si, buenamente, sólo ha llegado hasta
un punto, no importa. Nadie le va a recriminar por ello. Pero llegará
una vida en la que despertará, y como se dice en lenguaje religioso
"pondrá sus manos en el arado". Dicho de otra forma, retornará a la casa
del Padre.
-Me gusta, esto de la iniciación- dijo el padre Francisco como si fuese un niño.
Xavier
y Charles admiraban la candidez que mostraban los ojos del sacerdote. A
veces percibían que encerraba un misterio muy profundo que no podía
revelar, y que en algún momento, cuando bajaba la guardia, emergía a la
superficie, para, a los pocos segundos, volver a ocultarse en la
profundidad de las serenas y límpidas aguas de su corazón.
En un barrio marginal (I)
Cuando
el padre Sauras llegó castigado al barrio de la Pax, con seguridad el
más pobre de la ciudad, nunca imaginó que su corazón bebería un
inolvidable sorbo de agua de la eterna fuente de la Vida y del Amor.
La
iglesia, por no decir el barracón, de color blanco tenía una gran
cantidad de pintadas. Cinco de las siete persianas estaban
desvencijadas. Gracias a Dios, la campana se mantenía en su lugar,
simplemente porque los gamberros no se habían molestado en trepar desde
el tejado hasta el minúsculo campanario.
Conforme
daba la vuelta a la iglesia pensó cuán bajo había caído el ser humano, o
qué mal lo habían hecho sus hermanos eclesiásticos. En comparación, la
iglesia románica del pequeño pueblecito del Pirineo, era una inmensa
catedral, fiel reflejo de la fe que tenían los hombres hacía ya muchas
centurias.
Francisco
todavía quedó más impresionado en su corazón cuando fue recibido por
varios gitanillos que estaban jugando junto a la puerta de la iglesia.
Su tez morena, su extremada delgadez y los hilillos de mocos tocando los
labios, le produjeron un profundo sentimiento de compasión que anegó
todo su ser, haciéndole estremecer hasta lo más profundo de su alma.
Experimentó al mismo tiempo que una tremenda pena, una preclara certeza
de que él estaba hecho para ayudar a los demás en esta vida.
-¡Hola! –saludó a los niños.
-¡Hola! –contestaron sorprendidos.
-Soy el nuevo cura.
Los niños se quedaron sin saber qué decir, y se fueron corriendo.
-¡Parece que han visto al mismo diablo! ¡Espero que no hagan lo mismo los demás feligreses!
El
padre Francisco se rió por la pequeña veta de humor negro que todavía
era capaz de extraer de las situaciones más insólitas y desfavorables,
introdujo la llave en el portón y entró en la capilla.
Y todo lo esquilmada que parecía por fuera, contrastaba con limpieza, sencillez y belleza de sus bancos, suelo y paredes.
Se
arrodilló ante una imagen de Cristo, de formas poliédricas multicolores
y entró en la pequeña sacristía. Los armarios eran escasos, pero
estaban impresionantemente abrillantados. Encima de una mesa había un
jarrón con dos rosas blancas y unos tallos de hiedra verde brillante.
Había una nota apoyada en el florero:
"Las colaboradoras catequistas le dan la bienvenida"
Varias lágrimas, inesperadas, rebosaron de sus profundos ojos oscuros. Por alguna extraña
asociación había rememorado a su madre.
Cuando
tomó el autobús urbano hacia el Seminario, donde residiría
provisionalmente hasta que le asignasen un piso con otros compañeros, se
sintió el sacerdote más feliz de la cristiandad.
Capítulo 36
Jesús regresa a la casa de sus padres.
-Bueno... hoy ya no estamos en Egipto -comenzó la conversación Xavier.
-Qué pena-dijo el padre Francisco. A ver si se calma un poco la situación con los turistas, y me voy allí unos días.
-Tendrás que ir pronto. Un día de estos se llevan las pirámides-bromeó Xavier.
-No me extrañaría. Seguro que con cuatro camiones y varias cuerdas se llevan las piedras.
Charles
y Xavier sonrieron. Ellos habían estado junto a las pirámides. Xavier
había entrado en la cámara a la que accedían los turistas, Charles por
el contrario no lo hizo en su momento.
Xavier
disfrutó con la visita a la gran pirámide, aunque quedó muy
decepcionado por el poder telúrico que allí se formaba. Había comprado
una potente linterna con luz de xenón; pero no hubo manera de hacerla
funcionar. Al llegar al hotel pudo comprobar que lucía con toda su
potencia y aun hoy en día funciona perfectamente.
A
Charles le dijeron que no merecía la pena pues se entraba agachado por
un pequeño túnel y luego se tenía que regresar casi de espaldas. Pero,
sí que llegó a tocar una de las piedras de Keops, justo antes de
penalizar con cárcel a aquel que se atreviese a ascender por las mismas
como si de escaleras se tratase... y ciertamente, eran un poco grandes.
-Jesús -comenzó Xavier- quiso aprovechar su viaje hacia el Este para regresar a Nazaret y estar unos meses con sus padres.
El
reencuentro fue muy cordial. José y María lloraron por recuperar al
hijo perdido; pero él, con el aplomo que había logrado imponer a su
personalidad, con el porte de dignidad y su altura corporal, pronto les
calmó y pudieron celebrar una fiesta con toda la familia, con sus padres
y hermanos. Fue un bello reencuentro, nuevamente todos juntos, aunque
había un cierto velo que ninguno se atrevía a descorrer.
El
Maestro Jesús estuvo ayudando a sus padres en todos los quehaceres de
la casa y de la carpintería, y como era el mayor de los hermanos, los
demás acataban sus sugerencias con respeto. Nadie osaba romper el
secreto que guardaban en sus corazones y del que José y María, intuían,
iban a ser testigos en un futuro más o menos cercano.
Jesús
les explicó con todo lujo de detalles su estancia en Egipto y las
lecciones que había aprendido de sus monjes instructores. Les habló de
la belleza de las pirámides, cubiertas de piedra lisa roja, que según la
hora del día semejaban joyas refulgentes, expuestas al sol. También les
dijo que cuando llovía había una pequeña desviación de las paredes, y
gracias a esta, recogían el agua y la conducían hacia unos aljibes
interiores para ser usada en operaciones de limpieza y saneamiento de la
piedra.
Sus
padres y hermanos escuchaban con gran atención sus relatos, que
parecían transportarles hacia regiones más allá de la imaginación.
Transcurrido
el breve tiempo de descanso en casa de sus padres, Jesús partió hacia
nuevas aventuras. Tenía que estar perfectamente preparado para la misión
que se le había encomendado.
Ya
había tenido varios encuentros con Cristo, y sabía que cuando llegara
el momento, tendría que hacer un tremendo, y a la vez gozoso sacrificio.
No le había dado más detalles, pero Jesús era consciente de que tendría
que ser para algo muy especial e importante.
-Me ha sorprendido que separes Jesús de Cristo-dijo Charles-. Yo creía que estábamos hablando de una sola persona: Jesucristo.
-Ya-dijo Xavier. Vamos a dejarlo así. En su momento lo comprenderás perfectamente.
-De acuerdo-dijo resignado el científico.
-Jesús
quiso acelerar su marcha hacia Damasco, pues, aunque solamente tenía
dieciocho años, no podía perder el tiempo y debía seguir aprendiendo y
conociendo tradiciones, rituales y una gran diversidad de gentes.
Una
vez llegado a Damasco, se encontró con unos monjes vestidos de negro.
Le llamó poderosamente la atención la sobriedad de aquellas vestiduras
en comparación de las extraordinariamente ricas y lujosas de los
egipcios. Aparentaban estar en buen estado de salud y les preguntó por
su templo y sus actividades. Entablaron una larga conversación que
terminó con una invitación a que traspasase el umbral del templo,
también muy parco en decoración.
Sólo ofrecían atravesar aquel umbral si se estaba dispuesto a encontrar a Dios en su interior. Él aceptó el reto.
Le
informaron de los requisitos necesarios para pertenecer a su comunidad,
conocida como "Orden de los Esenios". Le instruyeron sobre los
rituales, las enseñanzas, la obligación de compartir absolutamente todo
con la comunidad. Le advirtieron de la imposición del celibato hasta los
veinte años y la obligación de casarse en aquel entonces con alguna
joven de la región, aunque fuera viuda, procurando tener descendencia
después de esa edad.
Jesús
aceptó gustosamente esas reglas y fue uno más del grupo. Su régimen
alimenticio era absolutamente vegetariano. La higiene era un precepto al
que se debían dedicar grandes esfuerzos, debido a la escasez del agua y
la necesidad de ser traída desde los aljibes de la huerta a los
aposentos.
Dedicaban
muchas horas al cultivo de todo tipo de hortalizas y frutos regionales.
No había árboles exóticos, pues todos los intentos de traerlos habían
fracasado. El clima era benigno, pero extremadamente seco.
Jesús
utilizó sus profusos conocimientos en carpintería y fabricó gran
cantidad de enseres de madera, como marcos de ventanas, tejados, mesas,
sillas, armarios, camastros, etc.
En
las pláticas diarias, demostró el conocimiento adquirido en el templo
de los fariseos y de los egipcios. Había algunas discrepancias respecto
al dios al que todos aludían. Para unos, era una entidad de la que nada
se sabía ni nada se podía decir. Para otros, ese dios era todo lo que
existía como un conjunto único.
Jesús
fue imponiendo paulatinamente sus tesis. Al final, todos escuchaban
atentamente sus pláticas, llegándole a llamar Maestro de Justicia.
Los
esenios también se dedicaban a practicar la caridad con los
necesitados, preparaban comidas que regalaban a las gentes que venían a
verles por alguna causa o que simplemente pasaban por allí, fueran o no
extranjeros. Jesús no tenía problema alguno en servir a aquellas
personas. Se sentía a gusto haciendo el bien a todos. La medicina fue
también una gran lección a aprender. Los monjes poseían una gran
diversidad de ungüentos para sanar heridas, remedios para las roturas de
huesos, antídotos contra el veneno de las picaduras de serpientes y
escorpiones. Cuando se acercaba la luna llena, los monjes partían a las
montañas para recoger todo tipo de hierbas medicinales.
Enseñaron
a Jesús y a otros tres monjes nuevos el secreto de las plantas, sus
formas, sus propiedades, cómo distinguirlas, cómo recogerlas, etc.
Pasaban
tres días deambulando por los montes y se aposentaban en las casas, muy
diseminadas entre sí. Las gentes les acogían con mucho gusto, pues por
el precio de la comida y de la cama, sabían que podían contar con
medicinas para sus dolencias.
Cuando
habían concluido el trabajo de recolección de hierbas, regresaban al
templo para desarrollar una actividad frenética. Debían limpiar las
plantas de tierra e insectos; tenían que cortarlas y ponerlas a secar
después de haberlas clasificado por grupos de propiedades. Otros monjes
se preocupaban de extraer sus esencias, a base de machacarlas con
piedras redondeadas y que luego hervían durante muchas horas. Por fin,
las introducían en recipientes, para una perfecta conservación de sus
virtudes curativas, y escribían los nombres en tablillas de arcilla para
ser fácilmente identificadas.
En
cierta ocasión, Jesús vio a un anciano ciego que no podía caminar entre
la gente. Tenía una rama de un árbol a guisa de bastón, pero era
evidente que la gente no le hacía caso y tropezaban con él. Jesús se le
acercó y le preguntó cuál era el origen de su ceguera.
Señor,
la luz del sol me ha quemado los ojos y nadie ha sabido curarme. Con el
tiempo me he quedado ciego del todo y pobre. Nadie tiene trabajo para
un ciego. Tampoco tengo familia, pues todos murieron en el incendio de
mi casa debido a una torpeza mía.
Jesús
se apiadó de él. Tomó un poco de tierra del camino, la mezcló con
saliva y unas hierbas aromáticas que llevaba bajo la túnica. Hizo dos
bolitas de barro, las colocó sobre los ojos del invidente, y al cabo de
unos minutos se los lavó con agua de su propia bota. El ciego pudo ver
nuevamente.
El
buen hombre gritaba ¡veo, veo! Jesús se fue rápidamente de allí, pues
no quería ser reconocido como monje milagrero. Su hora aún no era
llegada.
A
los veinte años le preguntaron si estaba dispuesto a seguir en la
orden, a lo que Jesús contestó afirmativamente. Era un lugar en el que
se encontraba como en su propia casa, y estaba aprendiendo mucho de
aquel tipo de vida.
Jesús
ya se imaginaba cual iba a ser la pregunta clave de aquella
conversación y cuando le interrogaron si había conocido a alguna chica
que quisiera ser compañera suya, dijo que no. Pero si era una norma, la
buscaría en corto plazo.
A
la mañana siguiente, iba paseando por el campo cuando una bella
muchacha llamó su atención. Tenía un porte elegante y no parecía ser de
aquella comarca, pues siendo la gente más bien de tipo fuerte y enjuto,
ella era fina y grácil. El cabello negro y largo aparecía brillante bajo
los rayos del sol.
Jesús
se aproximó a ella y la saludó. Por el acento comprendió que era
originaria de Israel. Estuvieron hablando de sus respectivas vidas. La
mujer le confesó que no tenía familia, y, repudiada por los suyos, había
optado por probar fortuna en Siria, a pocas jornadas de su casa.
Como
sea que parecían predestinados por la vida a unirse, le propuso que
fuera su esposa, aunque no su compañera, ya que en la regla de los
esenios las esposas son ideales para completar la formación de los
monjes, pero no podían unirse en los rituales ni vivir en el monasterio.
Optaron
por alquilar una vivienda cercana en la que poder conocerse y convivir
cuando no hubiera trabajos comunitarios, aunque Jesús había conseguido
dispensa momentánea debido a su nuevo estado civil.
-¡No sé qué decirte Xavier! -exclamó el padre Francisco.
-¿Sobre lo último que he dicho?
-Así es. Nunca me había planteado que Jesús hubiese tenido una esposa.
Pintura de Olsen
-Hay muchos detalles sobre su vida que no se han narrado en los evangelios.
-No
tengo una opinión formada al respecto, y no puedo alegar nada.
Solamente escuchar. Por otro lado, tengo que reconocer que me encanta
pensar en la posibilidad de que fuese así. El amor entre hombres y
mujeres puede ser algo maravilloso.
-Así es, Francisco. Casi se podría decir que es la fuerza más grande que mueve a la Humanidad.
-Sin duda.
-Yo
también lo creo -aseveró Charles-. Se aprecia todavía más la grandeza
del amor, cuando se ha perdido a la compañera de toda una vida. Hay
momentos en los que un torrente imparable de lágrimas riega los lugares
por donde solíamos pasear. Y nos hacemos algunos reproches: si hubiese
hecho tal cosa; si le hubiese dicho más veces que la amaba...si...
Extrañamente,
el padre Francisco se sumió en un profundo silencio, y una lágrima se
deslizó sobre su rostro. Sus dos amigos lo percibieron, pero,
prudentemente, obviaron el detalle y desviaron la conversación. Más de
una vez, a lo largo de la semana, se preguntó Xavier qué insondable y
recóndito misterio había detrás de aquella actitud de su amigo
Francisco.
-Estoy preparando un pequeño resumen sobre el cuerpo etérico-dijo Xavier- si os parece os lo traigo la próxima semana.
-De acuerdo-dijo sonriendo ladinamente Charles.
-¿Por qué te ríes?
-No, por nada-continuaba con la sonrisa.
-Es que le encanta tu lenguaje-dijo Francisco, también sonriendo
-Bueno, ¿Sí o no?
-No te acalores Sahib -siguió Charles.
-Entonces no lo traigo-contestó como un niño Xavier.
Charles se acercó a Xavier y poniendo la mano en el hombro le dijo
-Qué poco sentido del humor tienes
-Disculpa, es que a veces esa sonrisa guasona me desanima.
-Venga Xavier -no seas tonto, pareces un niño
El padre Francisco también colocó su brazo encima del otro hombro del esoterista.
Hacemos una cosa-continuó el sacerdote.
-¿Sí?
-Echamos una carrera hasta aquel kiosco. Y el que gane, decide.
-De acuerdo -contestó Xavier con el rostro un tanto reticente.
-Eso no vale-protestó Charles-, yo soy el más viejo con mucha diferencia.
-Ya -le contestó Xavier con fina ironía-pero tú eres americano, y los americanos siempre ganan en las olimpiadas.
-¡Ah! Es verdad. Se me había olvidado.
-Cuento tres y salimos a la carrera-dijo Francisco.
-Una...dos...tres...
El
padre Francisco se lanzó a correr y ya nadie le alcanzó. Cuando sus
amigos llegaron al kiosco vieron la sonrisa de un muchacho en el
sacerdote del corazón de oro.
-Bueno...decido yo. Y me encantaría que Xavier nos hablase sobre el cuerpo etérico.
-Vale-dijo
Charles, pero otro día os desarrollaré matemáticamente en la mesa de la
cafetería las ecuaciones de Maxwell...o de... Schorödinger...y hasta
que no las entendáis no nos vamos a casa, aunque se haga de noche.
-¡Si no hay más remedio!-exclamó el cura.
Capítulo 37
En un barrio marginal (II)
El
padre Francisco llegaba justo a tiempo para la misa dominical. Creía
que el autobús pasaría a su hora y se había demorado cerca de veinte
minutos. Parecía que "la tartana" se dormía por el camino.
Instintivamente empujaba con su mente al autobús para que subiese la
cuesta desde el canal al promontorio, donde estaba ubicado el barrio.
Para más "inri", un equipo juvenil de fútbol se desataba en gritos con
gran algarabía. Por momentos se reía de sus bromas y otros él se ponía
nervioso, porque dudaba si llegaría a tiempo, así que optó por rezar a
su amada Virgen con todo el recogimiento que fue capaz de conseguir.
Era
su primera misa en el barrio. Tampoco sabía si habría dos, tres o
cuarenta feligreses. Podía haber preguntado a Luis, su predecesor, pero,
sencillamente, no se le había ocurrido.
Los
quince chavales salieron disparados del autobús y luego descendió él.
Para no dar la vuelta por la calle asfaltada, cruzó un solar cubierto de
piedras y hierbas, a riesgo de mancharse los zapatos en alguno de los
charcos, regalo de las últimas tormentas.
El
sermón le bullía en la cabeza, así es que cuando se tropezó con un Mini
1965 aparcado a unos metros de la iglesia, un escalofrío le recorrió la
columna al pensar que se había equivocado de parroquia.
-Vamos padre - le dijo una de las catequistas sacándole de su atolondramiento momentáneo-. Faltan diez minutos.
-Lo siento. El autobús...
-No
se preocupe. Ya estamos acostumbradas. A este barrio, a veces, no llega
ni la luz. Le presento: Ana, Cristina, Carmen... y yo Juliette.
-Gracias por las rosas. Fue un hermoso detalle.
-Tenemos que cuidarle, padre, para que no se vaya a otra parroquia.
Sauras sonrió.
-No se preocupen, creo que estaré mucho tiempo entre ustedes.
-Estupendo. Ya verá cómo al final le gusta este barrio. Es gente sencilla.
El
padre Francisco miró a los ojos de aquella mujer que rozaba los sesenta
años. Eran grandes, negros y profundos. Unas finas arrugas embellecían
el terso y blanquecino rostro. Tenía el cabello cortado al estilo
masculino, y lucía en los lóbulos de sus orejas dos perlas de tamaño
medio engarzadas con unos diminutos brillantes.
Juliette
creyó saber desde el primer instante a quien tenía delante. Mirada
risueña...soñadora... un tanto mal afeitado y uno de los cordones de los
zapatos sin atar...
-Vamos, padre, que es la hora –avisó la más "joven" de las catequistas, Carmen.
-Cuando
el padre Francisco entró en la capilla, todos los feligreses se
volvieron para verle. Inclinó varias veces la cabeza, saludando y
correspondiendo a sus miradas mientras caminaba rápidamente hacia la
sacristía...
Capítulo 38
El cuerpo etérico del los seres humanos.
-Tomad
una copia del trabajo que he realizado sobre el cuerpo etérico-comenzó
Xavier tal y como habían acordado el último día- El tema del cuerpo
etérico está estudiado con casi todo lujo de detalles en el famoso libro
de Alice A. Bailey "Tratado sobre Fuego Cósmico". Así pues, si lo
deseáis, podréis ampliar el tema en el mismo.
-Ya verás tú, cuando traiga todas las ecuaciones que prometidas-dijo sonriendo Charles.
Xavier comenzó a leer.
Comprendemos
que hacer una breve síntesis de un tema tan profundamente esotérico,
pero que en unos años será el ABC de la medicina, para algunos puede
resultar muy poca cosa y para otros, para quienes no han leído o
escuchado sobre el tema, puede parecerles que estamos hablando de
ciencia-ficción. Pero, se quiera o no creer, se sepa o no sobre el tema,
da igual, no por ello eliminaremos la existencia de tan importante e
imprescindible vehículo sutil que afecta de una manera definitiva a la
salud del cuerpo. No hace tantos años que el sistema nervioso o el
sistema circulatorio eran unos desconocidos.
Mucha gente tiene conocimiento sobre los 7 centros principales de energía del ser humano, aunque hay un total de 28.
Cinco
de ellos a lo largo de la columna vertebral, si bien separados de ésta,
pues son núcleos de energía, y dos más: uno en la cúspide de la cabeza,
otro delante de la frente... y otro muy importante, aunque bastante
desconocido en el bazo. Desde abajo hasta arriba tendríamos: el centro
de la base de la columna vertebral, sede de la serpiente de fuego
llamada kundalini, el centro relacionado con las gónadas, llamado sacro,
el centro relacionado con el plexo solar, el bazo o centro receptor de
las energías que penetran en cada uno de los cuerpos, el centro
cardíaco, a la derecha del esternón cuyas raíces se sitúan entre los
omóplatos, el centro laríngeo, justo en la base del cuello, cuya raíz se
sitúa en la vértebra numero 30, el centro ajna, en el entrecejo, y el
centro coronario... aunque hay otro más sutil y desconocido y cuyo punto
se usaba para efectuar la tonsura en los sacerdotes que se conoce como
el "alta mayor". En ese punto confluyen las energías de kundalini cuando
se han desplegado a lo largo de la columna vertebral.
Posteriormente
el centro coronario se enlaza hacia arriba con el cuerpo del alma, de
materia más sutil, denominado "loto de doce pétalos", y por encima de
éste, está ubicada la mónada o "Nuestro Padre en los Cielos", todavía de
materia más sutil, la más elevada o divina de esta manifestación.
Se
mencionan estos dos últimos aspectos para que no quede incompleto el
cuadro. Xavier casi se disculpó por extenderse tanto; pero dijo que lo
consideraba necesario.
Aunque
la realidad del cuerpo etérico es algo que siempre ha existido, se
podría decir que la vitalidad del mismo está relacionada con dos
peculiaridades del ser humano, la fuerza de su corazón y la fuerza de su
visión, ambos consecuencia del contacto o influencia del alma.
Si
un hombre o mujer tiene "alegría de vivir", sin darse cuenta, ese
pensamiento o vivencia genera vibraciones que se redistribuyen a través
del corazón (centro etérico) por todo el cuerpo etérico, afectando
posteriormente a la sangre y las glándulas y propiciando un estado
físico saludable. Para intentar concretar más, diríamos que la red
etérica es paralela al sistema nervioso vitalizando su flujo normal.
Está
de moda la expresión: "pensamiento positivo". Y así debe de ser. Nada
tan saludable como un paseo tranquilo y sosegado, respirando suave y
profundamente, visualizar la grandeza del universo, sentirnos parte del
mismo, llenarnos de la luz del sol y expandirnos hasta las estrellas,
hasta el mismo infinito...
Si
hacemos esto tan sencillo muy pronto percibiremos cómo nos embarga una
agradable sensación y cuando llegamos a casa, nuestro cuerpo parece más
liviano, más sano y estamos más felices. Hemos asistido a un proceso de
transmutación del pensamiento positivo en energías altruistas y
benefactoras que descienden hasta la corriente sanguínea y nos colman de
vitalidad. Ha habido un paso intermedio que es del que estamos
hablando. El proceso completo es : pensamiento, sentimiento, red
etérica, sistema nervioso, sistema endócrino y por último sistema
circulatorio, que lleva a las células del cuerpo la vida y la felicidad
que el pensador ha vislumbrado en su visión del infinito Cosmos.
Este
cuerpo etérico es el verdadero cuerpo del hombre, porque es en el único
que puede influir con su mente. Es decir, que sus pensamientos
positivos establecen una afluencia de energía eléctrica determinada que
hace vibrar a todas las células físicas a través de los diversos
nervios, distribuyendo la energía de la vida.
Hay
todo un tratado sobre la curación esotérica que parte de este
principio. Haciendo la advertencia de que la energía es algo impersonal,
y un exceso de la misma puede provocar la exaltación de las células
aumentando más la enfermedad. Por lo tanto no todo es tan sencillo como
se pudiese pensar... equilibrio es la clave de todo.
Este
cuerpo etérico tiene una particularidad, y es que está unido por una
red infinita de canales de energía con toda la Tierra, y en realidad con
todo el Universo. Si bien, dejamos esta afirmación flotando en el
aire...
Charles y Francisco aplaudieron la bella exposición de Xavier.
-Muy bien, Xavi-le dijo Charles.
-Ya lo creo-dijo el sacerdote.
Bueno,
si tanto os ha gustado este tema, lo ampliaré hasta llegar a esas
energías que nos conectan con los más excelsos dioses...
Los tres amigos se fueron en dirección al kiosco que en la reunión anterior había servido de meta.
Capítulo 39
Jesús en Damasco, Bagdad y Bizancio
Cada
día que transcurría, la unión de los tres amigos se hacía más fuerte.
Xavier y el padre Francisco sentían perfectamente cómo el centro
cardíaco o punto de energía que subyace a la altura del corazón, pero
detrás de la columna vertebral, vibraba intensamente. Charles no
percibía esos sutiles cambios en su cuerpo etérico, lo que no quería
decir que no existiesen. De hecho una de las técnicas más normales para
el desarrollo espiritual se podría definir como el suave bombardeo con
partículas amorosas que llegan hasta un centro relativamente inactivo.
Con el tiempo, esa continua presión ejercida invisiblemente, ayuda a
entrar en actividad el centro que no vibra tan exitosamente, como es de
esperar, para el cumplimiento de un propósito determinado.
Los
tres corazones, o mejor expresado, los tres centros cardíacos estaban
siendo reforzados una y otra vez que se reunían para un fin común. Esta
unión ya existía desde hacía mucho tiempo en el plano del alma, pero
ahora estaba llegando a su cenit de intensidad etérica. A la vez, sus
centros coronarios comenzaban a vibrar de manera parecida en algunos
momentos determinados y ello propiciaba otro punto de comunicación desde
sus almas.
Una
vez establecido este triángulo de energía, probablemente derivaría en
una afluencia mucho más intensa de energía proveniente de la Jerarquía, a
través de Cristo y pudiera ocurrir también otro pequeño milagro: la
afluencia de la energía de la Voluntad, desde Shamballa, desde nuestro
amado, aunque totalmente desconocido, Sanat Kumara.
Tres
seres humanos en su cuerpo físico son en realidad poca cosa. Pero tres
almas implicadas en un mismo y sincero objetivo, podían ser objeto de
estimulación por parte de los grandes Seres, y ello sí que podía
comenzar a ser muy interesante y conducente hacia una expresión en el
plano etérico de las fuerzas espirituales.
Ellos
no se daban cuenta, pero los asistentes a sus reuniones se iban
incrementando, pues algunos ángeles, espíritus de hombres durmientes,
así como espíritus de hombres despiertos, acudían atraídos por el fulgor
de sus cuerpos espirituales, mentales y físicos.
Y
Xavier desgranó tranquilamente nuevos misterios ocurridos apenas hacía
dos mil años, que si se tiene en cuenta la edad desde que Sanat Kumara,
así como los Señores de la Llama encarnaron en cuerpo etérico en la
Tierra, hace algo más de dieciocho millones de años... se podría decir
que en realidad pertenecían a su misma época. Y la prueba es que las
ondas que se generaron hace dos milenios permanecen en nuestro siglo
actual. Es decir, que el acontecimiento completo está ocurriendo
todavía.
-Jesús,
después de haber convivido, con los monjes durante unos cuatro años,
fue invitado a fundar un nuevo monasterio en Bagdad y seguidamente en
Bizancio, ciudad que se llamaría más tarde Constantinopla y Estambul. Le
aseguraron que estaba sobradamente instruido, que había aprendido todo
lo relacionado con las hierbas medicinales y su preparación. Se había
adaptado perfectamente a la vida monacal compaginándola con su vida
familiar.
Su
compañera, cuyo nombre era María Magdalena estaba embarazada de tres
meses por lo que optaron emprender viaje a Bagdad sin mayor dilación.
Sus pertenencias eran muy exiguas por lo que el viaje era su único
inconveniente.
-Los ojos del padre Francisco brillaron, cuando le fue confirmado que su amado Maestro había conocido el amor físico.
-Fue
algo pesado y lento –continuó Xavier-, pero con los poderes de Jesús,
que ya controlaba perfectamente, las cosas parecían más fáciles.
En
las afueras de Bagdad, aparecieron las enormes puertas al lado del río,
testimonio de una vieja civilización. Prolongaron un día más el viaje
hasta que llegaron al núcleo de aquella ciudad tan grande. Pagaron su
viaje a los camelleros con tres monedas de oro, y pasearon por el centro
de la ciudad. Había mucha gente en las calles. El gran mercado o bazar,
estaba lleno de verduras de todo tipo. Había animales en venta, joyas,
alfombras, perfumes de muchas clases. Era un nuevo encuentro con una
sociedad evolucionada y bien organizada. Su túnica negra llamó
poderosamente la atención de algunos personas, y los más curiosos les
siguieron en su deambular.
Un
tullido lo estaba pasando mal, pues unos mozalbetes le insultaban y
mofaban de su desgracia. Jesús reprendió a los niños, aunque se notaba
que el dialecto suyo difería del de los lugareños, por lo que pronto
estuvieron rodeados de más curiosos.
Se preguntaban cómo un forastero iba a dar lecciones de comportamiento a unos niños nativos y a sus conciudadanos.
Jesús
rogó silencio. Su figura negra y también su enorme estatura pusieron
orden en la multitud. Colocó sus manos en el cuerpo del tullido e
inmediatamente recobró sus fuerzas, su agilidad... y se postró a los
pies de Jesús. Le preguntó si quería ser ayudante suyo, cuando hubiera
encontrado el lugar ideal para fundar una orden monacal allí.
Fueron
varios los que alzaron sus manos ante tal ruego. Todos querían formar
parte de aquel grupo de monjes, y se ofrecieron para cultivar la huerta,
buscar hierbas y aprender a recolectarlas. Encontraron en las afueras
de Bagdad, a orillas del gran río, un enorme edificio en el que se
habían alojado los soldados hacía algunos años, y que ahora estaba
deshabitado. Entre todos pudieron rehabilitarlo y convertirlo en un
lugar de enseñanzas de todo tipo.
Las
reglas de la comunidad fueron rápidamente implantadas. Enseguida
practicaron la virtud de la caridad, la ciencia de la curación, la
enseñanza de textos sagrados, de ética ciudadana, de lectura, escritura,
así como algunas nociones de matemáticas y astronomía. Fue en este
punto en el que Jesús se llevó una sorpresa, pues pudo constatar que en
aquel país, la mencionada ciencia estaba muy desarrollada. Daba la
impresión de que estaba muy ligada a lo aprendido en Egipto. Muy pronto
la nueva comunidad contaba con más de ochenta monjes, voluntarios para
esas tareas, y totalmente identificados con la meta propuesta.
María
Magdalena ya había dado a luz a un niño hermoso. Todo había ido bien,
Jesús no tuvo que preocuparse, sabía que su ángel seguía acompañando sus
pasos.
Como
sea que había impartido y compartido sus conocimientos con los más
veteranos, comprendió que ya podía dejarles al cargo de la congregación,
y partió hacia Bizancio, enviando un mensaje al Hermano Mayor de
Damasco. Le informaba acerca del enorme progreso de la comunidad en
Bagdad y de su marcha hacia Turquía.
María
Magdalena quedó cuidando del niño y se despidió de su amado esposo con
lágrimas en los ojos. Jesús le dijo que en cuanto tuviera en marcha un
nuevo monasterio allí, volvería para llevarla consigo a Jerusalén.
El
Maestro quedó prendado de la belleza de Bizancio. Entraba en contacto
con una civilización que contaba con milenios de antigüedad, y que
hervía de vida humana. Sus estrechas calles, ora hacia el mar, ora hacia
la montaña, estaban jalonadas de mercadillos en los que se ofrecían
productos de todo tipo. Había sido una colonia griega, de vital
importancia estratégica, desde la que se dominaba toda la navegación
marítima entre África (Egipto, especialmente), Asía Menor y Europa). Su
importancia era extraordinaria, y cada vez que el poder de los reyes
pasaba de unas manos a otras, la ciudad pagaba tributos o simplemente
pertenecía a quien detentaba la influencia en la región. De esta forma,
perteneció a los atenienses, a los espartanos, a los macedonios
(Alejandro Magno), y en la época de Jesús, era una colonia Romana. Así
pues, se podía decir que era una ciudad cosmopolita, con influencias de
todas las regiones circundantes.
Pronto
pudo organizar un grupo de monjes que siguieron sus pasos.
Verdaderamente había tenido suerte y se preguntaba si es que simplemente
estaban esperando a que alguien como él apareciera en sus vidas.
Bizancio
le encantaba. Era un lugar perfecto para pasear y contemplar las
puestas de sol y los amaneceres. Igual que en Egipto, continuaba
practicando la meditación matutina antes de la salida del sol. Las
abluciones, las meditaciones y las marchas en búsqueda de gentes
necesitadas, era una constante en sus tareas diarias.
Acogían
a los heridos, enfermos, fugitivos, desheredados y a todos ellos,
ofrecían un techo, unas palabras de consuelo que reconfortaban sus
cuerpos heridos y sus corazones solitarios. Finalmente, habían
encontrado amor y comprensión.
Jesús
estaba contento por poder ayudar a tanta gente, mucho más por haber
logrado un valioso puñado de idealistas, prestos a servir y sanar a los
demás.
Habían
transcurrido más de tres años desde que dejara Bagdad. Decidió regresar
para retomar sus obligaciones como padre y monje. Y después de haberse
asegurado que un monje del monasterio de Damasco y otros dos lugareños
continuaran al frente de la orden de los Esenios en aquellas lejanas
tierras, partió hacia el encuentro de su compañera María Magdalena y de
su hijo Josefo.
Capítulo 40
En un barrio marginal (III)
El
Mini-1965 tenía suficiente fuerza para llevar a las cuatro mujeres y al
sacerdote por un camino de tierra que conducía hacia la huerta, en las
afueras de la ciudad.
En
varios minutos recorrieron los escasos kilómetros que separaban la
parroquia de una finca que había heredado Juliette de su esposo.
-¡Qué tranquilo está todo por aquí! –exclamó Francisco.
-Sí, dijo Carmen. A la vuelta podemos parar a coger unos higos.
Las tres amigas se echaron a reír al mismo tiempo.
El padre Francisco rió contagiado por tanta alegría, pero estaba claro que no sabía el motivo de tanta risa.
-El
verano pasado -explicó Anita-, eran las nueve de la noche. Ya estaba
oscureciendo y regresábamos de la finca. No se nos ocurrió otra cosa que
detener el coche, bajar y ponernos a coger higos como locas. Carmen
parecía estar poseída por las brevas...
-¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! –volvieron a reír las cuatro.
-Disculpe padre, es que fue muy gracioso-dijo Cristina.
-Como
le decía -continuó Anita-, Carmen cogía con una mano los higos, y con
la otra sostenía una pequeña cesta. Entonces notó que algo rasposo le
hacía cosquillas en el brazo.
-¡Estate quieta!- gritó Carmen a Cristina, pensando que era ella la que le tocaba el brazo.
Nosotras
nos volvimos a mirar y casi se nos hiela la sangre. Carmen dejó de
coger higos, y descubrió que una vaca asomaba la cabeza entre unas ramas
y la estaba lamiendo la mano.
-No
vea, padre- terminó de contar Anita-, cómo Carmen tiró la cesta,
volaron los higos, nos metimos en el coche, y arrancamos como alma que
se lleva el diablo...con perdón.
Las cuatro amigas volvieron a reír hasta que el Mini se detuvo delante de una verja de hierro.
Carmen
tomó la llave que le dio Juliette y abrió la puerta. El automóvil
atravesó una bella plazoleta empedrada con cantos rodados, y que
recordaba un patio interior castellano. Aparcó junto a la puerta de
madera de uno de los caserones que se observaban en la "quinta de
recreo".
-¡Qué maravilla! –exclamó el sacerdote.
-¿Le gusta, padre?
-Ya lo creo. El muro de piedra, la verja, los cipreses...y...una fuente... ¡Hay una fuente con un banco!
Juliette sonrió.
Allí
nos sentábamos muchos días mi marido y yo. A veces veníamos con algunos
amigos, y disfrutábamos de agradables y largas conversaciones,
aprovechando el fresco que nos regalaba la fuente en las calurosas
noches de verano.
Tras
una breve pausa, propuso la anfitriona... -Se me ocurre... que si tiene
tiempo, después de enseñarle la finca, podríamos merendar una rica
tortilla y abundante ensalada.
-¡Eso
sería maravilloso! –Exclamó Francisco como si fuese un niño pequeño- En
Ansó, mi madre y yo cenábamos lo mismo...-el sacerdote dejó escapar
unas lágrimas.
-¡Lo siento, padre! – Se disculpó Juliette tomándole del brazo como si se tratase de su propio hijo-
-Discúlpenme a mí. Me he emocionado por un segundo.
Juliette
miró a los ojos de Francisco. Y fue en ese preciso instante cuando sus
almas, asomándose desde la profundidad de los mundos espirituales, se
reconocieron.
En
unas décimas de segundo brotó la eterna chispa del amor, compuesta por
múltiples facetas: amor de madre e hijo, amor de hijos que habían
perdido a su madre, amor de esposa que había visto desaparecer de la
vida a su esposo, amor de un sacerdote por sus fieles; amor de unas
almas que suspiraban por el contacto con el mundo espiritual...
...Toda
clase de amor que los humanos han conocido a lo largo de tantas y
tantas encarnaciones, y que constituye la verdadera esencia del mismo.
En
tan enorme regalo que Dios había depositado en cada corazón humano,
también se podía incluir el sacrificio de los padres para con sus hijos,
las noches en vela de una madre al cuidado de sus niños enfermos; los
días terribles en los que no había nada que llevar a la boca de su
familia; la profunda compasión del padre Francisco por sus "niños" más
desvalidos; el anhelo por proporcionar una cultura que liberara a las
almas de la esclavitud de la ignorancia...
En
definitiva, la esencia del corazón humano, que se expande en ondas de
Amor hacia los confines del universo, atravesando todo lo que encuentra
de camino al Corazón del Sol, donde habitan los Ángeles Solares, donde
tienen su residencia la multitud de Maestros que han dejado atrás la
etapa humana en su paso por la Tierra... ese espacio denominado el reino
de las almas... la Jerarquía Planetaria.
Capítulo 41
La hora se va acercando
-La semana pasada me quedé pensativo-comenzó el padre Francisco.
-¿Porqué? –preguntó Xavier.
-Se
me hizo curioso el hecho de que Bizancio, muchos años después de la
instauración monacal de los esenios, y ya conocida como Constantinopla,
fuese un lugar tan apreciado para el Cristianismo.
-Es cierto -no me había dado cuenta de esa relación.
-Bueno, es una apreciación de una persona que no es experto en historia, pero he pensado que parecía interesante.
-Tal
vez no te falte razón -dijo Xavier. Muchas veces no reparamos en la
labor tan inmensa que pueden llevar a cabo un pequeño grupo de hombres
que coinciden en un punto geográfico. De hecho, he leído a algún
escritor que indicando que la sabiduría del mismísimo Platón apenas era
conocida por cien personas de su época... o del propio Tales de Mileto,
que a pesar de sus descubrimientos en física, sus teorías matemáticas o
astronómicas, apenas si era conocido fuera de su región.
-A
veces olvidamos el mundo en el que vivimos-añadió Charles- Todas las
ciudades están instantáneamente informadas a través de los actuales
medios de comunicación.
-Me
imagino a Jesús en aquella época. Hablaría con unos y con otros; pero
según han descubierto los antropólogos, esas conversaciones no durarían
más de cinco minutos, pues no podían mantener el hilo de las
conversaciones. Muchos admirarían su sabiduría, pero al poco tiempo se
olvidarían de la conversación mantenida. Solamente unos cuantos
comprenderían su mensaje. Y está claro que ninguno completamente, pues
aunque un sabio tenga acceso a los planos espirituales, cuando regresa a
este mundo, se encuentra con tremendas limitaciones. Apenas puede
expresar lo que ha visto, a riesgo de que le tilden de loco.
-¿Crees que Jesucristo fracasó con su mensaje de amor?- Charles frunció el ceño y preguntó.
-No –respondió Francisco-. Creo más bien que ha sido la humanidad la que ha fracasado en reconocerlo y aplicarlo.
-Los
milagros -añadió Charles-, probablemente, tampoco causaron un profundo
cambio en las mentalidades, pues podrían pensar que era un gran mago, y a
las pocas horas seguirían dando rienda suelta a sus antiguos hábitos.
-Está
claro, pues –continuó Francisco-, que Jesús pudo influir allí en
Bizancio a un escaso grupo de monjes, y sólo a unos pocos entre ellos
pudo transmitir la fuerza de su alma. Sin embargo...
-¿Si? –preguntaron intrigados Xavier y Charles.
-Sin embargo... disculpadme si digo algo extraño...
-Di, por favor.
-En
mi opinión, y por lo que puedo saber por mí mismo, creo que Jesus tenía
un poder mucho más grande del que aparentaban sus relaciones.
-¿Sí?
-Pienso
que el Maestro Jesús era ya un gran iniciado, tal y como nos ha contado
Xavier, de su estancia en Egipto, y era capaz de establecer contacto
con el corazón y la mente de las personas que se acercaban a él. De tal
manera que, a través de su corazón, de sus ríos de luz y amor, unificaba
los corazones y las mentes de sus discípulos y de esa forma les podía
revitalizar en el sentido espiritual y físico.
-¡Uao!
–Exclamó Xavier- creo que has dado en el clavo. Pienso que has
expresado una de las grandes claves del mundo espiritual "Todo en Todo"
-Tal
vez... dijo Francisco- estaba formando el Reino de Dios. Quizás...
mantenía fuertemente enlazados con su propio corazón a un centenar de
personas que vibraban de una forma parecida y ésa era la verdadera
energía potencial...
-Parece que estamos hablando de cohesión atómica o de la aplicación de las leyes de atracción y repulsión -añadió el científico.
-Bueno... ahí lo dejo...por favor, Xavier, continua con tu relato.
-Cuando
Jesús llegó de las lejanas tierras de Bizancio, comprobó que el
monasterio de Bagdad estaba bien cuidado, que su hijo era un niño
precioso de cuatro años, y que María Magdalena seguía siendo una bella
mujer. Agradeció al cielo su buena suerte.
Jesús
quiso aprovechar las circunstancias favorables por las que transcurría
la comunidad y visitó más detenidamente la enorme y bella ciudad, así
como hacer una pequeña incursión, con María Magdalena y el niño, a la
ciudad de las palmeras azules. Pudieron contemplar los jardines
colgantes o jardines de una especie rara de palmeras azules. Era un
paraje maravilloso. Era la mítica Babilonia.
Las
viejas construcciones de la fortaleza del Palacio Real, embellecidas
con altorrelieves de leones, caballos y algunos animales mitológicos
eran imponentes. Los ejércitos enemigos debieron sentir mucho respeto,
casi miedo, al tratar de conquistar aquel recinto de color azul oscuro.
Sus muros, de cinco metros de altura, eran infranqueables.
En la lejanía se divisaban las ruinas del "proyecto" de la torre de Babel, que uniría el cielo y la tierra.
Las
esfinges asirias eran también enormes, aladas y dispuestas a atemorizar
a los que osaran franquear los muros sin permiso real. Estaban
custodiadas por monjes guardianes. Jesús obtuvo permiso para visitar
aquellos recintos sagrados. En el patio central observó un depósito de
unos veinticinco metros de perímetro por uno de altura. Contenía agua
para las necesidades del palacio y del templo. En sus paredes de piedra
habían esculpido unos altorrelieves con gran maestría artística.
Aparecían figuras de soldados y monjes, pero, estos últimos tenían unas
formas mitológicas: mitad pez y mitad hombre. Rogó que le explicaran
esos símbolos, pero los monjes eran muy reacios a explicar el enigma.
Finalmente, uno de los monjes más jóvenes le contó que había una vieja
leyenda. En ella se narraba cómo los primeros hombres habían emergido de
las aguas del río y habían fundado Bagdad.
Jesús
observó que había grandes piedras con unos relieves muy bonitos y
también pidió alguna aclaración sobre ello. Habían sido testigos de una
larga historia de conquistas y guerras; pero gracias a saber interpretar
el paso de los planetas y de las estrellas, siempre salieron
victoriosos de sus aventuras. Aprendieron que más allá del transcurrir
de las estrellas, más allá de los pensamientos, puede existir la
eternidad infinita, hacia adelante y hacia atrás. No existía el tiempo
cuando se trasciende la mente, se vive en el eterno presente, en el aquí
y ahora.
Jesús
comprendía que el tiempo se le echaba encima y habiéndose asegurado de
que la orden continuaría en aquella imponente ciudad, partió con María
Magdalena y su hijo Josefo hacia Damasco, el monasterio que había sido
origen de la orden.
Al
verle llegar, el Padre Prior le dio una bienvenida muy cordial. Habían
llegado buenas noticias del discurrir de los monasterios fundados por
él. Solicitó estar un par de meses con la orden para descansar y
proseguir viaje. Petición que le fue concedida con placer por parte de
todos los que habían salido a su encuentro.
Después
de haberles narrado las maravillas que había visto en tan lejanas
tierras, solicitó permiso para retirarse un par de semanas a Maalula.
Sentía la necesidad de estar solo durante unos días. Le parecía que
aquel pueblo escarpado, sito en la garganta de una montaña y que
albergaba una pequeña comunidad de viejos monjes, le serviría como
bálsamo ante la dura etapa que tenía por delante.
Los
contactos con Cristo se habían incrementado. Le había rogado a Jesús
que marchase a Jerusalén, donde recibiría instrucciones concretas para
el desarrollo de la nueva etapa.
María
Magdalena se quedó nuevamente sola con su bello Josefo. Sabía que tenía
que pagar el precio de mucha soledad al haber aceptado compartir su
vida con Jesús, pero lo hacía con gusto, pues era consciente de que se
trataba de un hombre muy especial y no le hizo nunca ninguna pregunta a
la que pudiera no haber obtenido respuesta. Su prudencia la hacía aún
más bella y respetable. Su rostro sereno denotaba mucha sabiduría y
entrega a su amado esposo.
Al
enterarse de que Jesús nuevamente la dejaba sola, no se alteró ni
entristeció. Le besó en la mejilla y alzó a su hijo para que también
pudiera recibir las bendiciones y el beso de su padre.
Jesús
llegó al pequeño pueblo, tras dos días de marcha. Descansó y meditó
largas horas con aquellos benditos monjes, esperando que sus últimos
días de estancia en la tierra pudieran ser útiles para algunos
habitantes de aquella región, cuya existencia era dura, pero pacífica.
Jesús
tuvo muy clara cual había de ser su postura ante la petición que le
hacía Cristo. Había decidido renunciar a su yo, a su cuerpo, a su
familia, para que Cristo hiciera con él lo que estimara más oportuno. Y
si bien, su amado Maestro, no le dijo nada en concreto sobre lo que
ocurriría mientras él no estuviese en su cuerpo, su fina intuición le
llevó a prever los acontecimientos que pronto ocurrirían.
-Desde luego, Xavier, es difícil creer que pueda existir tal posibilidad.
-¿La de que un alma deje un cuerpo y otra alma distinta lo utilice?-preguntó Francisco.
-Sí. Así es.
-Hay
muchos misterios de los que la ciencia, o un razonamiento sensato no
puede dar una explicación, pero no quiere decir que no existan.
-Ya...Bueno...continua -dijo con resignación Charles.
-Parecía
que había un aura invocadora en todos los lugares que había visitado.
No se había percatado hasta ahora, pero dedujo que Jesús actuaba
plenamente consciente de la nueva Era, de Piscis, que se iniciaba así
como de las poderosas energías entrantes.
-Siempre será para mí un enigma lo de los signos del Zodiaco-dijo Francisco.
-Sí
–respondió Xavier-. Tal vez creo que podrías pensar en que es algo
similar al cambio originado en cada uno de los hemisferios de la Tierra.
Cada doce meses entra la primavera, es Aries el portador de esa energía
que hace que toda la naturaleza dormida vuelva al ciclo de actividad y
la influencia benéfica de la luz hace que ocurra la eclosión de casi
todo el reino vegetal. Los árboles que permanecen dormidos durante unos
meses, abren sus hojas al cielo. Las flores surgen imponentes y
esplendorosas... Respecto al tránsito del Sol por el cinturón de los
doce signos del Zodiaco, ocurre lo mismo, sólo que el bombardeo de
partículas es mucho más sutil y difícil de captar por parte de las
conciencias humanas de la tierra...
Bien, sigo con el tema que nos tiene fascinados. Jesús descansó unos días más y volvió a emprender viaje hacia Damasco.
Allí
solicitaría permiso para estar unos meses en Qumrám y ayudar a redactar
nuevas reglas para la orden. Normas que pudieran servir para los nuevos
tiempos que se avecinaban, en los que primaría el amor y servicio a
todos los que se acercaran a pedir ayuda.
Los
hermanos mayores de la comunidad esenia acordaron emprender el largo
viaje con Jesús. María Magdalena también ayudaría a poner en orden los
viejos pergaminos de la orden.
En
el reglamento indicarían quién podría optar a los hábitos de la orden,
qué requisitos deberían cumplirse, qué reglas serían de obligado
acatamiento, conveniencia o no del celibato y del matrimonio, duración y
frecuencia de los rituales y abluciones. Qué monjes podrían recoger
plantas, prepararlas; ejercer de exorcistas y expulsar los malos
espíritus. Deberían establecer las condiciones indispensables para
ejercer como tesoreros, depositarios, administradores de los fondos... y
un largo etcétera que habría que deliberar pausadamente.
Llevaban
varios siglos funcionando bien, pero la falta de organización les había
hecho perder muchas oportunidades de obtener donaciones de forma legal
en algunos países, por lo que era necesario hacer un corpus de ley, que
fuera aceptado de forma unánime en todos los lugares en los que tenían
monasterios.
Es
evidente, por los manuscritos encontrados en Qumrám, que el Maestro de
Justicia fue reconocido por su prudencia y sabiduría a la hora de
establecer unos valores éticos y de fraternidad, con el principal
propósito de que la orden tuviera gran difusión y aceptación en muchos
países del medio oriente y también de occidente.
Jesús,
habiendo cumplido con su cometido, solicitó las bendiciones de los
hermanos mayores y emprendió viaje de regreso a Jerusalén con su esposa e
hijo.
En
esa vieja ciudad solicitó posada en el monasterio que tienen los
esenios. Fue acogido como uno más, siendo rápidamente reconocido por sus
dotes de oratoria, curación y administración. Le ofrecieron la abadía
principal, lo que no aceptó, alegando que pronto sería llamado por
Alguien más elevado que él. Lo que si les rogó es que se hicieran cargo
de su esposa e hijo hasta que él regresara, pues no sabía exactamente la
duración de su servicio.
Al
cabo de unas semanas de reposo en el monasterio, tuvo una nueva
entrevista con Cristo. Le preguntó si estaba dispuesto a renunciar a
todo lo que era, incluso a su cuerpo, a su familia...
Jesús
ya había intuido esa prueba e inmediatamente dijo que sí, que era todo
un honor poder prestar toda su ayuda al Maestro de Maestros y de
Ángeles.
Entonces
Cristo le dijo que se fuera con su familia a su casa de Nazaret, que
estuviera allí unos días haciendo una dieta estrictamente vegetariana y
cuando recibiera la señal, dejara allí a su esposa e hijo para dirigirse
al río Jordán, bajo el monte Tabor, donde le bautizaría Juan el
Bautista.
Jesús,
María Magdalena y Josefo emprendieron viaje de regreso a su casa en
Nazaret. Todos se regocijaron enormemente al verle llegar. José y María
conocieron a su nieto Josefo y a María Magdalena. Hubo un rápido
reconocimiento de fraternidad entre las dos mujeres. Parecería que
hubieran sido amigas de toda la vida, y el pequeño Josefo enseguida
encontró esa especial amistad con los hijos de José y de María. Hubo una
gran celebración. Debían ofrecer un cordero al templo, pero Jesús les
dijo que no era necesario. La feliz estancia con sus familiares tendría
una contraparte, quizás amarga, cuando tuviera que abandonar a todos
ellos para irse a Betania, a orillas del Jordán.
Capítulo 42
En un barrio marginal (IV)
-Entonces... ¿preparamos la merienda? –preguntó Anita.
Las cuatro vieron la cara suplicante de su "niño"
-Pues claro-afirmó rotundamente Carmen.
-Venga conmigo, padre. Le enseñaré la finca mientras las más jóvenes hacen los preparativos-dijo Juliette.
Terminaron
de atravesar la pequeña plazoleta, así como el alto seto de ciprés que
la rodeaba, y accedieron por un camino hasta el principio de un enorme
campo.
-¡Cuánto maíz!
-Cerca
de veinte hectáreas, padre. Es uno de los campos, de regadío más
extensos de la zona. Como seguramente sabrá, la mayoría de familias han
fraccionado sus parcelas en pequeños huertos, y aunque todo que se ve
desde aquí es el mismo cultivo, sin embargo están divididos por acequias
y brazales.
-¡Está precioso!
-Así es padre.
-Parece que ha llovido mucho estas semanas pasadas.
Juliette sonrió.
-¿Por qué se ríe?
-Se ve que no conoce el mundo de los agricultores, y tampoco el "refrán".
-La
verdad es que no mucho. He estado en la montaña durante cinco años.
Allí, la riqueza son los pastos, los bosques y los ganados.
-Pues un labrador le dirá: "Agua de cielo no quita riego".
-Confieso que no lo sabía- dijo sonriendo el sacerdote.
Caminaron
por la margen del campo, a través de un camino vecinal abierto para los
tractores y las cosechadoras. Disfrutaron de la alternancia entre el
calor y el frescor que producían las enormes matas de maíz. Ambos
sintieron que su alma se elevaba por momentos, que vibraba de una manera
como nunca les había ocurrido. Bien cierto es que el padre Francisco
tenía treinta años y Juliette rondaba los sesenta, pero cuando la mujer
tomó el brazo del sacerdote, éste percibió la calidez de su corazón. El
alma de la madre que había fallecido hacia unos años. Y ella devolvió el
inmenso cariño hacia un hijo que nunca había tenido.
-Está llorando, padre. Tal vez le ha molestado que le tome del brazo.
El sacerdote se detuvo, miró a Juliette, cogió con inmenso amor sus manos y le dijo.
-He echado mucho de menos a mi madre.
Juliette
le volvió a tomar del brazo y continuaron caminando. Pero ya nunca,
nada fue igual para ambos. Sus almas, salidas del Reino Espiritual,
hacía solo un simple instante respecto a la eternidad de la Vida del
universo, se reconocieron y permanecieron unidas durante años.
-¿Sabe padre? –le dijo Juliette, ya de vuelta.
-Dígame Juliette.
-Tengo otra quinta tan grande como ésta muy cerca del mar. Está a unos kilómetros de Barcelona. Algún día iremos a verla.
El sacerdote introdujo la mano en uno de los bolsillos de su chaqueta y extrajo un rosario.
-Deseo que rece mucho con él. Era de mi madre.
Y
ahora fue Juliette quien se emocionó y no pudo evitar que se escapasen
unas lágrimas. Seguidamente se puso de puntillas y besó la frente del
padre Francisco.
-¡Mi niño! Rezaré todos los días por ti. Y ahora mismo te digo, que nuestro amado Jesús te tiene reservadas grandes cosas.
-¿Por qué dice eso, Juliette?
-Yo tengo un don. A veces mi alma habla a través de mí. Y ahora mismo lo ha hecho.
-Tal
vez se equivoque. Yo... ya ve. Estoy castigado por desobediencia a
permanecer en la parroquia más humilde de toda la región.
-No
importa. Estoy segura de que así será. Solamente debes de hacer caso a
tu corazón, que es tan inocente como el de un niño. Y verás grandes
cosas.
-¡Vamos padre! -gritó Carmen. Se enfría la tortilla de patatas.
-A que no me coge, padre – y la viejita echó a correr...
Sauras no podía ser más feliz. Había encontrado una nueva madre en Juliette. Miró al cielo teñido de azul turquesa y susurró
-"Sea tu voluntad"
Luego,
cuando ya no podía alcanzar a Juliette, corrió unos metros hasta la
puerta de madera. Al fondo había una cocina antigua con un enorme hogar,
y el característico y largo banco de madera. A la izquierda había una
mesa de madera de pino, y sobre el mantel, cinco platos y una apetitosa
tortilla... cómo la que hacía su madre.
-Bendiga la mesa, padre -le rogó María.
-"Bendice
Señor estos alimentos que por tu bondad vamos a tomar. Que la Luz de
Cristo ilumine por siempre nuestros corazones, y nos muestre el camino
del servicio correcto y sabio"
Las
mujeres se quedaron mirando al padre. Era joven y sin embargo, nunca
habían conocido a alguien que desprendiese tanta sabiduría.
"Amen" –contestaron automáticamente.
La
noche envolvió aquel tranquilo lugar. La luna llena brillaba radiante, y
continuaron contando bellas historias en la plazoleta del jardín. Muy
en especial Juliette, quien les narró multitud de peripecias acaecidas
en sus numerosos viajes por América y Europa.
Y
si hubiesen visto con los ojos del alma, se habrían sorprendido al
contemplar la multitud de seres angélicos de todos los tamaños y colores
que envolvía con profunda paz la alegría de sus corazones.
Capítulo 43
El Bautismo de Jesús y la encarnación de Cristo
-Hoy
tocaremos un tema importantísimo del que la ciencia no tiene
explicación, y, para los científicos, no existe ni en el mundo de las
hipótesis-comenzó Xavier.
Charles y Francisco le miraron.
-Me da la impresión de que la ciencia está estancada.
-¿Cómo
puedes decir eso, Xavier? Cuando estamos en un momento en el que cada
día se hacen nuevos inventos y avances científicos en todas las
direcciones.
-No
hay duda de que cada día que nos despertamos se han multiplicado cada
una de las posibilidades de vivir mejor, si se tiene el dinero
suficiente, pero da la impresión de que todo es una ampliación de lo que
ya existe.
-¿Como por ejemplo?
-Llevamos
años estudiando el universo, y atribuimos la vida a diferentes leyes,
digamos "sin vida". Se envían nuevos vehículos espaciales a Marte o con
intención de explorar todo el Sistema Solar, e incluso ir más allá de
sus fronteras. Hemos multiplicado en forma alarmante las posibilidades
de vivir; pero...
-¿Sí?
-¿Pero,
estamos en el camino correcto? ¿Acaso no conocemos todos nosotros el
hecho claro y rotundo de que la ciencia y la medicina alargan la vida
del cuerpo, pero no amplían la conciencia?
-¿Puedes explicarte más? –preguntó Charles.
-Conozco
varios casos en los que la todopoderosa ciencia de la medicina ha
puesto un corazón nuevo a un enfermo, pero no le ha regenerado el
cerebro además de otros órganos, y lo que para la mayoría es un
beneficio, para otros es un tremendo perjuicio, pues son, sencilla y
llanamente hablando, simples vegetales y esclavos de la inoperancia de
su propio cuerpo.
Francisco y Charles le miraron. Permanecieron en silencio. Ambos conocían varios casos en los que así había ocurrido.
-Es
decir, que lo que la ciencia está primando es el mantenimiento y el
estudio de la vida física, y en mi opinión, en detrimento de la vida
espiritual, en el sentido de que no es reconocida en absoluto. Me queda
el consuelo de saber que estamos aprendiendo a ser dioses creadores.
-Tienes
bastante razón-afirmó Charles-. El espíritu del ser humano no es
reconocido por la ciencia. De hecho, para mí mismo, que he sido un
exponente de la misma durante treinta años, el alma, apenas ha sido algo
más que una entelequia inventada por hombres ilusos. Nos interesamos
por las partículas, por la formación del universo, y la verdad, ahora
que ya me he separado de ese mundo, me pregunto si en el fondo los
científicos no somos unos mercenarios al servicio del poder. Si
verdaderamente nos importa saber que el Universo esté lleno de almas, de
espíritus o de ángeles. Quizás, lo que realmente nos interesa es el
sueldo que nos pagan las multinacionales, las que únicamente tienen como
propósito último y oculto, detentar el poder de dominar la materia y de
someter a sus rivales... pero por el tono de tus palabras intuyo que
estás a favor de la eutanasia.
-Si
que lo estoy. La prolongación de la vida corporal es en muchos casos
una bendición, ya que posibilita el seguir aprendiendo/enseñando la
lección terrenal; pero cuando se ve que lo que se va a conseguir es un
vegetal viviente, debería de tener la aprobación médica y la medicación
adecuada para que se fuera tranquilamente de este plano.
-No
sé qué decirte-dijo Charles-no he tenido la desgracia de tener un
familiar ingresado en una clínica donde les mantienen artificialmente,
si bien he escuchado acerca de lo triste que es.
-¿Por
qué opino esto? –continuó Xavier- Muy sencillo. Cuando se llega a este
extremo, el alma ya ha cortado el hilo de la conciencia y sólo queda
anclado allí el hilo de la vida... hasta que los cuerpos hayan agotado
sus reservas energéticas o la lección de sus parientes o de la clase
médica haya sido suficiente. El alma no puede anclarse a un vegetal de
forma indefinida.
-De
acuerdo a lo que dices, está claro que es un problema de conocimiento.
La ciencia de la medicina tiene como verdad establecida que cuando muere
el cerebro, se ha finalizado la vida, pero según estás comentando,
aunque haya vida cerebral, no significa que el alma esté encarnada.
-Exacto.
-Entonces
lo que se hace necesario es investigar la existencia del alma y que los
médicos sean capaces de comprobar si ya se ha ido.
-Así es.
Xavier
ya había tomado el tren de las palabras y no sabía parar y dijo también
que el aborto era algo que debería permitirse de forma más abierta, ya
que un hijo debe de ser esperado, deseado, estimado, educado...
La
adopción sería el penúltimo paso a dar, y si todo eso no fuera posible,
optar sin mayor dilación por un aborto controlado, sin peligro alguno
para la madre, ya que en estos casos tampoco el alma está anclada al
feto... es sólo un proceso de desarrollo fetal.
Quizás
sería más conveniente aún educar a la juventud en tomar conciencia del
ritmo de ovulación de la mujer, para poder establecer con toda seguridad
su periodo de fertilidad, en cuyo campo la ciencia debería esforzarse
más y lograr determinar con mayor precisión esos momentos.
Francisco
cortó el hilo de los pensamientos de Xavier y le preguntó: ¿Entonces tú
también estás a favor del uso del condón y de la píldora?
Evidentemente
que sí. Cada tema requeriría una explicación separada; pero en conjunto
se deberían usar estas herramientas a nuestro alcance de forma natural.
Creo que no habría que poner cortapisa alguna a su uso. Cuando no se
quiere un hijo o se teme ser infectado o cuando la pareja ya no responde
a esos impactos del amor inicial, habrían de obrar en consecuencia sin
temor a ese concepto tan obsoleto como es el pecado.
¿Para ti tampoco existe el pecado? Preguntó Charles.
Para
mí el pecado es obrar en contra de las leyes de la naturaleza o de
aquellas que han acordado los hombres de forma conjunta. Los pecados que
determinan los dogmas de la iglesia, pueden ser admitidos y perdonados
dentro del confesionario; pero aquellos que infringen las leyes de los
hombres, deben de ser resueltos por los tribunales de justicia. Recuerdo
que el Buda dijo que el único pecado que tiene el hombre es el no
saberse hijo de Dios.
-Bueno,
sólo deseaba resaltar que de lo que vamos a hablar hoy, de momento no
está considerado por la ciencia como algo posible, pues para ella, que
existan espíritus o que lleguen a reencarnarse o que únicamente utilicen
el cuerpo físico como un "pijama" no son opciones a considerar.
-Entonces,
olvidémonos por un momento de la ciencia y vamos a escuchar lo que
deseas contarnos-dijo Francisco. Charles, también estaba de acuerdo. Le
quedaban -se decía a sí mismo-muy pocos años de vida como para elucubrar
sobre los pensamientos de la ciencia, que en verdad ahora no le servían
para atravesar el último tramo de su existencia.
-Jesús
-comenzó Xavier- fue conducido, por un esplendente ángel llamado
Yesuel, hasta Betania, a orillas del rio Jordán, que significa "el que
separa", bajo las cumbres del Monte Tabor.
Yesuel
era el ángel guardián de Jesús desde hacía muchos millones de años,
concretamente, desde que adquirió el alma humana. Los ángeles son una
evolución paralela a la humana y su sistema evolutivo es el servicio, en
este caso a los humanos.
- Es un tema para meditar -dijo a Francisco.
-No parece lógico que existan los ángeles y además que nos ayuden -dijo incrédulo Charles.
-Creo que es porque no entiendes la grandeza del universo.
-No sé. Es que... pensar que unos seres ayudan a otros porque sí... no parece natural.
-Ellos no ayudan porque sí. Ayudan porque es su método de evolución. Sólo que tú lo interpretas desde un punto de vista humano.
-No sé...
-Te haré una pregunta.
-De acuerdo.
-¿Los glóbulos rojos son capaces de tomar el oxígeno y llevarlo a puntos lejanos?
-Así es.
-¿Y
tú qué crees? ¿Que su único objetivo es llevar el oxigeno a las células
o tal vez tienen alguna clase de placer al ejercer semejante función?
-Probablemente, en caso de que tengan cierto tipo de conciencia, sentirán una atracción por el oxígeno.
-Tal
vez con los ángeles ocurra algo parecido. Son una parte del divino
Hermafrodita, Ser, dicho sea de paso, que puede buscarse en el nivel
superior al mental. Y para ellos, ayudar, servir, e incluso prestar su
propia esencia a los seres humanos, o a otros reinos de la naturaleza,
es un método de evolucionar y cumplir con la voluntad de su propio
"Padre en los cielos".
-Lo pones difícil -añadió Charles-. Sin embargo, tus razonamientos son ingeniosos y dentro de una lógica...
-Tal
vez, continuó el esoterista, donde más fácilmente pueda intentar
comprenderse esta relación es examinando la función principalmente
humana, el pensamiento. Cuando los hombres y mujeres pensamos estamos
utilizando una materia viva, una energía a la que damos forma de
pensamientos. Esa materia se llama materia dévica... o materia angélica.
Es decir, estamos manejando con el poder de nuestra voluntad, una
materia consciente que se ofrece voluntariamente, para ser soporte de
nuestros pensamientos. De una forma similar, cuando los Ángeles Solares,
seres de antaño que pertenecían a una evolución humana anterior a la
nuestra, meditan, producen una fuerza cohesiva sobre la materia, por la
que unen los dos aspectos: el dévico y el humano, y de ahí surge la
creación de parte del mundo.
-Pienso
Xavier –añadió el sacerdote- que lo que intentas decir de una forma más
razonable es que "Cuando Dios piensa, o cuando Dios enuncia la Palabra,
los ángeles y los hombres actúan cumpliendo su voluntad". Y que ambas
evoluciones se necesitan unas a otras, pues están intrínsecamente
unidas.
-¡Sí! –Exclamó Xavier- es una buena idea la que acabas de expresar.
-Creo que te entiendo -reconoció Charles -sigue por favor con Jesús.
-Juan
–continuó Xavier- se hallaba predicando a la gente que se había
congregado a orillas del Jordán. Les hablaba acerca de la tradición de
purificar sus cuerpos con el agua del bautismo, aguas que acrisolarían
sus cuerpos y sus espíritus. Jesús se le acercó y rogó que le sumergiera
en las aguas y con ello cumpliera con la ley. Juan, que era
clarividente, vio inmediatamente la enorme y brillante aura de Jesús.
-Soy yo quien debe ser bautizado por ti- le dijo al Maestro.
Pero
Jesús le reprendió cariñosamente y le pidió que cumpliera con la ley y
purificara las acciones y los sentimientos, que en la próxima Era, el
que ejerciese la función de "bautista", purificaría el cuerpo mental o
de pensamientos, el cuerpo del fuego abrasador.
Juan,
a regañadientes, sumergió el cuerpo de Jesús en las aguas y observó
cómo el espíritu de Jesús abandonaba aquel cuerpo tan perfecto y en su
lugar el espíritu de Cristo tomaba posesión del mismo.
Los ángeles de ambos espíritus se regocijaron y anunciaron que una nueva etapa para la humanidad había comenzado.
Jesucristo
(nombre que toma Jesús con el espíritu de Cristo en el cuerpo carnal)
salió del agua ayudado por Juan, pero para sorpresa de todos no podía
caminar y solicitó ayuda para que le condujeran a un lugar solitario en
el que pudiera aprender cómo funcionaba aquel cuerpo de carne y hueso.
Estuvo unos cuantos días tratando de articular correctamente palabras, cómo comer, cómo caminar, correr, saltar, etc.
Era
un reto para un espíritu tan elevado volver a estar encerrado en un
pijama de carne y hueso, tan estrecho y pegajoso. Hacía unos 2.000 años
que no se había enfundado en cuerpo humano alguno. En aquella ocasión
efectuó el trabajo de Krishna, el afable pastor de las tierras de la
India.
Cuando
consideró que había llegado su hora, pudo comprobar que había resistido
las tendencias naturales de los cuerpos. El hambre no hacía mella en
él. Estaba solo en el desierto, la tierra de su cuerpo, hablando en
forma simbólica, no tenía agua (emociones), y estaba siendo calentada
por el sol (fuego de su mente) por lo que Él se había convertido en un
desierto. Y se fue satisfecho al constatar que sus cuerpos, físico,
emocional y mental obedecían sus órdenes. Su espíritu había logrado el
pleno control de su personalidad y había impuesto Su nota a todos los
cuerpos.
(Aquí
vemos la analogía con los alto-relieves cincelados en los muros de los
templos de los faraones, en los que se puede observar cómo el faraón
conduce a los esclavos atados por él, para iniciarlos e imponerles su
nota.)
Una vez superadas las pruebas del control de sus cuerpos, se dirigió al Monte Tabor con tres amigos suyos:
Pedro (que significa piedra) su cuerpo físico.
Santiago (que significa ilusión) su cuerpo emocional.
Juan (que significa el Señor habló) su cuerpo mental.
Aquí vemos nuevamente cómo el alma se rodea o es seguida por los cuerpos ligados a su control.
Estando
en la cima de la montaña, se le apareció Dios de entre las nubes. ¿Era
nuevamente una representación simbólica? ¿Era la aparición de Sanat
Kumara, que en representación del Logos (Dios) había descendido de su
elevado lugar, para aplicar el cetro iniciático a los cuerpos de
Jesucristo? ¿Se trataba de una nave extraterrestre, tripulada por
"dioses"?
Digamos
que en ese acto, Jesucristo recibía el plácet del Logos, explicando a
esos discípulos o amigos suyos, que Cristo era el primer Hijo de esta
oleada humana que había logrado la más alta iniciación terrenal y que
ello Le alegraba sobremanera.
Los
tres discípulos no pudieron soportar aquella luz tan brillante y
taparon sus ojos con las manos, a la vez que se postraban en el suelo.
Jesucristo
estaba recibiendo la tercera iniciación simbólica, pues Él ya la había
recibido hacía unos cuantos milenios, por eso siempre decía la
misteriosa y enigmática frase "escrito está"... aunque ésta también
podría explicarse al pensar que para Él no existía el tiempo. Para
Jesucristo, todo era un eterno presente, y por ende todo estaba escrito.
Esto
está representado con lo que dicen los discípulos haber visto. "Allí
también estaban Moisés y Elías", representando el pasado y el futuro.
-¡Cuanto habría dado por estar allí!-dijo el Padre Francisco.
-En
este acto de la tercera iniciación-continuó Xavier como si no le
hubiese oído-, el Maestro aplica el cetro iniciático en la parte etérica
de la garganta, sobre la vértebra número 30 y el cuerpo brilla con gran
intensidad. Vemos también que Jesucristo tenía en aquellos momentos 30
años y también se le confería el don de la palabra, por ello esa Divina
Entidad les dice: "a Él escuchadle".
-Para
mí-dijo Francisco- lo que cuentas son sagrados misterios, que nunca he
sido capaz de interpretar. Tal vez... me gustaría saber cuándo un
acontecimiento es real o simbólico. Porque en esta respuesta están
encerradas las verdaderas posibilidades del ser humano.
-Creo-contestó
Xavier- que aquellos que redactaron el Nuevo Testamento, lo hicieron
basándose en recuerdos de tradiciones, y tuvieron que pensar mucho para
encontrar un nexo que uniera los innumerables huecos en la vida externa
de Jesucristo. Hay fragmentos que no caben dentro de una lógica racional
y por ello tuvieron que echar mano de personajes o de situaciones, que
dieran contenido con cierta solidez a aquello que trataban de comunicar.
Hay un ejemplo que puede ilustrarnos:
"Le preguntaron al Maestro ¿Por qué a nosotros nos hablas con palabras y a los demás lo haces con parábolas?"
"Es
que vosotros sois inteligentes y podéis comprenderme, pero los demás no
lo son tanto y por ello lo envuelvo con una historia y su moraleja y
así lo pueden comprender."
-Entonces...-preguntó
Francisco- Quienes escribieron el Nuevo Testamento ¿no sabían todas las
connotaciones que implicaba la vida de Jesucristo?
-De
seguro que hubo quiénes sabían de qué iba el tema, pero eludieron las
explicaciones concretas y reflejaron muchos misterios de una forma
simbólica. Por otro lado hubo quienes no conocían los Sagrados
Misterios, y narraron los hechos externos. Hubo otros que comprendieron
la profunda verdad del Amor, pero está claro que si alguien toma, sin
ningún conocimiento añadido, las bellas páginas de los evangelios, nunca
podrá deducir algo sobre la grandeza de las iniciaciones, por lo tanto,
el desarrollo para un ser humano corriente le está limitado y vedado, y
depende de las interpretaciones de quienes son más sabios que ellos.
-¿Tal vez es esa la causa por la que yo me he detenido en mi evolución?-dijo con un extraño y triste acento, el padre Francisco.
-Creo
que puede ser-contestó Xavier-. Por ejemplo, si hacemos caso literal a
Cristo cuando dice: "Da todo a los pobres y sígueme". Si hacemos caso
exacto a las palabras de los Evangelios, y actuamos de esa forma, es muy
probable que el mundo se colapsara, pues caeríamos en el subdesarrollo
material. Por lo tanto, automáticamente requiere una explicación.
Explicación que nos hace depender de lo que diga el más sabio de turno,
pero que a lo mejor no tiene nada que ver con lo que nuestro amado
Jesucristo quiso decir.
-Sí,
Xavier. Tienes razón. Yo soy una persona que verdaderamente ha cumplido
todos los requisitos que se establecen en el Evangelio, y sin embargo,
siento que algo me falta. Sé, y cada día que paso hablando con vosotros,
tengo la certeza de que necesito algo más. Porque siendo bueno,
honrado, generoso, a veces me encuentro vacío. Me falta algo, me
falta...saber qué es en verdad el Universo. Tal vez cuando he sido más
feliz es cuando de verdad he sentido la común unión con algunas
personas, que han sido dos en concreto, mi madre física y mi madre
espiritual. Me sentía como si verdaderamente nuestras almas fuesen una
sola.
-Mi
querido Francisco-le dijo Xavier-. Lo que tú probablemente has sentido
es el cenit que corresponde a los pasos de la segunda iniciación. Con
esta iniciación se consigue percibir la unión grupal de las almas. Y esa
sensación de unidad de dos almas o corazones, es la confirmación de que
en verdad el universo del Espíritu existe. Ahora lo que te falta es ver
a Dios. Comprender realmente que un pensamiento tuyo, tiene sus efectos
en el Cuerpo de Dios, o del Logos. Es la luz que el cuerpo mental
recibe y consecuentemente es capaz de comprender en un breve destello,
la Mente de Dios.
El
padre Francisco, el sacerdote del corazón de oro y Charles, el ateo
temporal y científico, anhelaron con todas sus fuerzas poder adquirir
gran sabiduría y certeza... y rogaron desde el fondo de sus corazones y
de sus mentes, que el Alma Universal les concediese tan preciado regalo.
Cada uno se fue a su casa más en silencio que otros días, y también más elevados espiritualmente.
Parecía que en cualquier instante tocarían el Cielo con sus manos, con sus corazones y con sus mentes.
En
realidad...ya lo estaban tocando, pues el aura de alguien que permanece
en millones de Corazones, les envolvía con infinito amor y sabiduría.
Había millones de hijos suyos diseminados por la tierra, pero ellos
tres, en este preciso instante figuraban entre los elegidos. Francisco
era el representante de tantos y tantos religiosos bondadosos,
sacrificados y de gran corazón que había en el mundo. Charles era el
científico que había perdido la fe en Dios por no poder soportar ni
comprender el dolor del Mundo. Xavier, si bien aparentemente su vida
había sido más fácil, ¿qué se podía afirmar de los méritos que había
acumulado en sus anteriores vidas? ¿Quién podría juzgar sin temor a
equivocarse lo que cada persona era de verdad? ¿Quién podía comprender
los hilos que unían a las tres almas con Cristo?
Capítulo 44
Sobre la reencarnación
Esa
tarde, Charles vino, sonriente, con una libreta de notas, mostró lo que
había escrito en ella y entonces preguntó a los dos amigos.
-Ahí
–dijo señalando con el índice la línea- en San Mateo habla de la
reencarnación, pero con las palabras que usa, yo no le entiendo. ¿Qué
entendéis por reencarnación?
Francisco
estaba entre la espada y la pared. Pues si bien, él tenía alguna
opinión al respecto, desde el punto de vista de la Iglesia, éste era un
tema resbaladizo y no se llegaba a abordar. En su doctrina no había
necesidad de reencarnar, pues con una sola vida, algunos de sus sabios
habían determinado que era suficiente para ganar el cielo o el infierno
por los siglos de los siglos; pero en su interior, no le parecía ni
justo, ni lógico.
-La
reencarnación -comenzó Xavier- se refiere a la necesidad del alma de
aprovechar las posibilidades que ofrece la vida para aprender lecciones
terrenales. En una sola vida, aunque sea de mil años, eso es imposible
de conseguir y por ello, se estableció el ritmo normal de reencarnación
constante. Una vez "recuperada de las heridas" de la vida pasada, el
alma se prepara para la siguiente posibilidad de retomar un cuerpo en
cualquier rincón de la tierra.
Para
ello, hay un diálogo entre las almas de los padres y del hijo que
necesita un cuerpo adecuado, en cuanto a herencia genética, tradiciones,
medio ambiente, influencias sociales, astrológicas, etc.
Respecto
al momento en el que el alma entra en el nuevo cuerpo, creo que existe
un velo, tendido a propósito, para que no se sepa el momento preciso. El
alma lleva su propia información hereditaria recogida en sus átomos
permanentes y de alguna forma que no sabemos, por lo menos yo no la sé,
modifica la herencia física que se transmite de padres a hijos. Hasta
ahora la última palabra de la ciencia está centrada en la genética. Pero
si estamos de acuerdo en la herencia espiritual, cabe esperar que un
buen día, la propia ciencia considerará que existen unas influencias,
denominémoslas abstractamente, atómicas o subatómicas que con su
vibración son capaces de acompañar el desarrollo y evolución del código
genético.
Podría
pensarse en el ejemplo siguiente. Imaginemos un pueblo que tiene mil
habitantes con unas costumbres peculiares heredadas desde hace muchos
siglos y que se mantienen fieles a las mismas.
Un observador podría decir "sin duda la forma de vivir de estas gentes viene determinada por la herencia
de
sus antepasados" y un buen día viene un hombre sabio que altera los
pensamientos y costumbres de los vecinos. Al cabo de unos años el
observador, podría decir. "¡Vaya! Ha habido un cambio que no se
correspondía con la tendencia de ese pueblo"... otros dirían "se ha
producido un salto cuántico". Y podría añadir "ha habido una mutación
genética". Creo sinceramente que esta imagen es muy explicativa de cómo
influencias de elementos que están en un nivel distinto, denominado
espiritual, pueden modificar el mapa genético de una persona, o permitir
que unas herencias se activen y otras no. Pero es más, si atribuimos al
ser humano la posibilidad de manejar con su mente y su corazón energías
subatómicas y atómicas, está claro que a lo largo de los años
conseguirá modificar algo, que probablemente será indetectable para los
científicos actuales.
-Creo que estás abriendo otra caja que no sé a dónde nos va a llevar – dijo Francisco.
-Sí,
soy consciente de que hay muchos conceptos que abordar, pero voy a
hacerlo de forma que no sea una explicación abstrusa para vosotros.
-Hay
una ley que rige las demás leyes, es la ley de economía de esfuerzo, la
inercia que se adquiere en una vida, se tendría que mantener en las
siguientes, para así poder progresar más fácilmente.
De
tal forma que se hace lógico pensar que tomamos cuerpos masculinos o
femeninos a intervalos más o menos regulares. Así que tenemos cuerpo
masculino durante doce vidas y luego cambiamos de polaridad para
aprender los dos lados de la vida. No solo cambiamos de polaridad
masculina/femenina, sino que también vamos alternando los signos
astrológicos, así retomamos cuerpos bajo el mismo signo en el que
morimos la vida anterior.
- ¿Cómo puedes demostrar eso?-preguntó Charles- Yo diría que no hay prueba alguna que apoye esa afirmación.
-Bueno...tengo
esa teoría y podría decir que el tema de la homosexualidad, en algunos
casos, es una consecuencia de esa primera vida en la que cambiamos de
sexo. Así, por ejemplo, tras doce vidas (supongo que también podría
decirse que el período es de siete vidas ya que estadísticamente se
considera que hay un catorce por ciento de homosexuales) encarnando en
cuerpo masculino, en la siguiente vida, con cuerpo femenino, tendríamos
bastantes rasgos masculinos aunque nuestro cuerpo fuera femenino y
también sus tendencias serían lésbicas, pues en las vidas anteriores
sentía atracción por las féminas.
Podría
también decir que en las últimas vidas con cuerpo femenino, los rasgos
de belleza femenina serían casi perfectos, utópicos. Tras unas pocas
vidas con cuerpo femenino, sus tendencias, sensibilidad y finura
femenina serían más que evidentes.
-Creo que son teorías tuyas –contestó Charles-, pero no creo que haya evidencia científica alguna al respecto.
-No,
ya veis que científicamente sólo nos separa un cromosoma y sin embargo
eso representa dos mundos muy diferentes, aunque complementarios. Es
como si esa creación en la que creemos, se hubiera programado así, y de
esa forma, la experiencia de la vida fuera más completa, pues se podría
decir que el aspecto femenino es más receptivo, lo cual lleva a períodos
de adquisición de nuevos conocimientos y experiencias, y el aspecto
positivo es más inclinado a hacer, lo que lleva a esa frase típica de
las mujeres que dicen "es que los hombres solo pueden hacer una cosa a
la vez".
Creo
que es correcto pensar que el alma utiliza un ciclo de vidas encarnando
como hombre y otro como mujer y a continuación otro de hombre...
siempre alternando esa polaridad. Hay que comprender que para el alma,
una vida de cien años es apenas un pestañeo, ya que para ese espíritu no
existe el tiempo, sólo "conciencia de ser y siendo" a la vez.
-¿Tienes alguna experiencia de reencarnación previa? -preguntó Charles.
-No
quería hablar de mí, pero sí que tengo, y también he conocido algunas
personas que recuerdan sus vidas anteriores. Al principio me costaba
admitirlo. Sin embargo, después de reconocer mis experiencias, acabé por
aceptar que era algo no excesivamente raro... aunque recordando unas
palabras de Lobsang Rampa diré que "cuando nacemos bebemos de las aguas
del olvido".
Empezaré
por una pesadilla que tuve reiteradamente, dos o tres veces al año
durante mis primeros 30 años de vida. Siempre era la misma escena.
Estaba siendo cruelmente torturado por la Inquisición (así que supongo
que eso ocurrió en la Edad Media, la peor y más oscura época del
cristianismo). Dejó tan profunda huella en mi subconsciente, que tres
vidas después aún seguía atormentándome el terrible suplicio.
En
la vida siguiente, fui monje tibetano. La escena fue muy bonita: había
una monja que me estaba iniciando en los misterios de la orden del
Dharma. Estábamos encargados de velar las reliquias del Buda.
En
la vida anterior fui Francisco Ferrer i Guardia. La verdad es que
apenas si había oído hablar de él, pero en cierta ocasión, viendo la
televisión, oí que hacía 80 años de su fusilamiento y me puse a llorar.
¡Qué
gran zozobra se apoderó de mí! Había oído la noticia, pero no había
reparado en el nombre. Así que tomé papel y lápiz y rogué para que lo
volvieran mencionar. Cuando lo pronunciaron de nuevo, lo apunté con todo
cuidado y a continuación me puse a investigar sobre la vida de aquel
maestro fundador de la Escuela Moderna.
Tuve
varios sueños al respecto y que en parte he podido ratificar en la
biblioteca Arús de Barcelona. Soñé que había sido invitado a la
despedida del Gran Maestre Masón, quien había muerto recientemente. Me
negué a asistir diciéndoles que no tenía dinero ni ropa adecuada para
esa ceremonia de alto copete. Ya conocían mi estado económico, por lo
que me prestaron un traje chaqué, que se me ajustaba bastante bien, y me
dieron suficiente dinero.
El
Maestre estaba vestido con un mandil muy bonito. Recuerdo que era de
color azul marino y tenía unas condecoraciones que cubrían su pecho.
Allí mismo, un buen bailarín vasco danzó un aurresku muy punteado, con
pasos muy difíciles y con los pies de puntillas. Decían que estaba
reservado para las grandes ocasiones. Luego, ante todos los invitados, a
seis personas nos dieron una cartera conteniendo el testamento del
Maestre. A continuación, me llevaron a una habitación aparte y me
entregaron una bolsa de forma hexagonal, fabricada con cuero marrón,
donde estaban guardados las llaves y los sellos de la Logia. Participé
en la comitiva que acompañaba los restos mortales hasta el cementerio.
Recuerdo que era un rincón muy bello, con muchas flores. El nicho estaba
situado en la base del muro del cementerio, y pintado de color blanco.
Pude
constatar algunos detalles en la parroquia de Alella, la localidad
natal de Francisco Ferrer i Guardia. Pueblo que me encantaba y donde
adquirí un apartamento, concretamente en el barrio marinero del Rost.
Pensaba disfrutar de la jubilación allí. Se encontraba ubicado casi en
el centro de la villa, tenía bellas vistas al mar... además, estaba a
pocos kilómetros de Barcelona.
Estas
imágenes bailaban en mi subconsciente, si bien no las consideraba como
prueba suficiente para aceptar esa posible reencarnación anterior.
Necesitaba más evidencias y en la biblioteca Arús tampoco hallaba nuevas
pistas.
Dejé
de buscar hasta que se me ocurrió hacer la carta astral de Ferrer i
Guardia, lo que conocemos como el horóscopo natal, y lo comparé con el
mío. Eran como dos gotas de agua, casi todos los planetas estaban en
posición partil, es decir a menos de un grado. Esto no era simple
casualidad, era una causalidad absoluta. Creo que solamente se puede dar
un caso entre mil millones, que sea similar y con una precisión tan
exacta.
Fue
curioso cuando hace unos años quise entrar en la Gran Logia del Oriente
en Barcelona. Me entrevistó un señor en la sala de entrada. Estuvimos
sentados al lado de una pequeña mesa. Me preguntó varias cosas... ¿Cuál
era mi interés por la masonería? ¿Quién me había recomendado aquel
lugar? Le contesté que en la vida pasada había sido masón y que mi
mandil era, justamente, el primero de los que estaban expuestos en el
escaparate de la entrada. Se fue al interior para buscar un formulario
que habría de rellenar con las condiciones de sigilo, así como otras,
que había de cumplir. Le pedí permiso para observar más detenidamente
los diferentes mandiles y me dijo que no había problema alguno.
Comencé
a mirarlos, empezando por el lado izquierdo. Los había de todas las
naciones americanas: Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala,
México, etc.
En
la parte derecha, se exhibían los distintos uniformes propios de los
países europeos: Alemania, Escocia, Francia, Suiza,... y España.
¿El
de España estaba en último lugar? ¿Era ese mandil, que yo señalé, el
único español? ¿Era aquel mi mandil o bien era el que representaba a
España?
Como
vulgarmente se dice, se me pusieron los pelos de punta al constatar que
lo había reconocido sin haberlo visto nunca antes en esta vida... ¡Esto
era una respuesta más a mi duda!
¡Qué fuerte! –exclamó el padre Francisco.
-Los
lamas tibetanos-continuó Xavier-, buscadores de las reencarnaciones de
lamas prominentes, se conforman con muchas menos pruebas, pero yo
necesitaba atar todos los cabos posibles. Ya sólo me queda constatar que
mi antecesor estuviera muy relacionado con el País Vasco o que fuera
vasco o hubiera muerto allí...
-No
suelo hacer caso a los libros que han salido al respecto, pero
conociéndote a ti –dijo Charles-, reconozco que me impresiona.
-Te
aseguro que no soy una persona muy sugestionable, al contrario, muchas
veces me parezco a Santo Tomás, y hasta que no compruebo un hecho por mí
mismo, no lo doy como válido.
-Te creo, amigo.
-En
la anterior encarnación-continuó Xavier-, parece que tenía que dejar
reposar mis cuerpos a causa del terrible tormento al que fui sometido
por causa de la Inquisición.
-Brrr. Eso son palabras mayores-dijo el científico.
-Permitidme
–continuó el esoterista- que me ahorre lo de "santa", porque de santa
no tuvo nada en absoluto y menos cuando se utilizaba "en nombre de
dios". ¿De qué dios estaban hablando entonces? ¿Qué dios necesitaba ser
salvado de las herejías o de los herejes o de los pobres sanadores o
brujos santones? ¿Precisaba ese dios ser protegido de Galileo o de
Giordano Bruno?
Bien...como
os decía, en la siguiente encarnación pertenecía a la "Orden de los
bonetes amarillos" o Gelugpas, pero mi inclinación natural fue la de
practicante del advaita dentro de la corriente vedanta.
-¿Qué significa?-preguntó el padre Francisco.
-Es
una parte del Budismo. Digamos que podría calificarse como el más
ortodoxo y esotérico, y que concuerda mejor con el movimiento moderno.
-Ya...lo tuyo-dijo sonriendo Charles.
-Sí...eso...
lo mío-contestó Xavier con una sonrisa en sus ojos y prosiguió-.
Recuerdo que cuando el viejo monje rector quería dejar su cargo por
estar próxima su muerte, escribió en las paredes del monasterio un koan
muy difícil. La pregunta enigmática la debería contestar el aspirante al
cargo que dejaba libre. Nadie sabía la respuesta y todos me preguntaron
si no había leído el koan. Contesté que no me interesaba el puesto, que
quería descansar y no tener responsabilidad alguna. El anciano monje
insistió y me hizo la pregunta.
-¿Y qué pasó?-preguntó el padre Francisco como un niño.
-Contesté sin titubear. Al final tuve que asumir la responsabilidad de dirigir el monasterio.
-Desde luego, que te lo tomas en serio-dijo Charles.
-Ya
lo creo. Disculpad si a lo mejor insisto mucho en el tema, pero hay que
comprender que el descubrimiento de tan gran misterio, se podría decir
que es una de las piedras angulares donde descansa la fe en la Vida.
Pues ella nos indica que no existe la muerte tal y como pensamos, y nos
hace tener fundados motivos para pensar que somos almas inmortales.
-Si. Tienes razón-dijo Charles.-Continua, por favor.
-En
cierta ocasión soñé con la entrañable escena de la iniciación a las
prácticas de los rituales monacales. La monja encargada por aquel
entonces, se había encarnado en una amiga mía, una compañera de la
oficina.
La
primera vez que la vi, durante un escaso segundo, mi columna vertebral
fue recorrida por una corriente que se me elevó hasta la cabeza. Pasaron
días y días sin que volviera a ver a aquella chica y como sea que no
tenía referencia suya alguna, no podía indagar nada sobre ella. Sentía
una gran angustia. Mi corazón y mi mente inquietos se preguntaban por la
identidad de aquella mujer, que ni siquiera sabía si era empleada o
visitante de la oficina.
Cuando,
al cabo de unos dos meses, volvió a la oficina, la reconocí enseguida,
si bien no sabía por qué había sentido aquella descarga eléctrica. Una
noche soñé con aquella escena y al regresar al cuerpo, una voz me
susurró en el oído: "Esa es Paquita.", nombre de la compañera de la
oficina.
-Impresionante-dijo Francisco.
-¿Cómo
reaccioné yo? En menos de un segundo me dije, eso es imposible. Tuve
que pensar un par de minutos más y decirme: ¿Por qué digo que es
imposible, si es mi alma la que me lo está comunicando a través de mi
mente y mi cerebro?
-Es lógico pensar así-añadió Charles.
-Como
os decía hace unos meses, este es el mecanismo de la mente, que vigila
constantemente la integridad psicológica de nuestro organismo y que
tiene que superar los impactos que recibimos de los planos más elevados,
aunque sea a través del subconsciente. En resumen, que tuve que aceptar
que aquella descarga eléctrica en mi columna vertebral, había sido el
reconocimiento de una vieja amistad. Supongo que eso pasa a mucha gente,
pero no se encuentra explicación alguna a este hecho, que me volvió a
ocurrir al conocer a otra persona extraordinaria.
El padre Francisco sonrió.
-De
acuerdo, ya falta poco-siguió Xavier-. Se trataba de Gurú Raj. Un Gurú
hindú, residente en África del Sur, quien estando en Barcelona, dio una
conferencia en la Casa del Médico. Al ir a verle, mi cuerpo experimentó
nuevamente esa subida de corriente por la columna vertebral. ¿Lo había
reconocido por haber estado en contacto con él en alguna vida anterior?
-Parece ser que sí -dijo rápidamente el padre Francisco para no romper el hilo de la narración.
-Curiosamente, un par de semanas más tarde recibí una carta suya en la que me decía "Bienvenido a casa".
Y
para terminar, os contaré el trauma que me ocasionó el martirio
infringido por la Inquisición y que os puede poner los pelos de punta.
Sus dos amigos le miraron con enorme interés, casi sobrecogidos.
-Emplearon
tal brutalidad conmigo, supongo que como con todos los demás, e
imprimió unas huellas tan profundas en mi psique y en mi alma, que,
incluso después de tres vidas y quinientos años, permanecían indelebles y
vivas en mí.
-¡Qué horror!-exclamó Charles.
-En
Zaragoza -comentó el padre Francisco-, expusieron en un museo algunas
máquinas de tortura de esa época. Había gente que se desmayaba por el
simple hecho de imaginar el sufrimiento que podía causar cada una de
ellas. Casi prefiero...no enumerarlas. La verdad es que es algo muy
oscuro y triste.
-Los
que poseen-contestó Xavier- "una piel sensible" tienen la
predisposición a captar la presencia de los espíritus que han quedado
presos de aquellos terribles momentos.
En
cierta ocasión estuve visitando el Museo de la ciudad de Ginebra. Al
entrar en una sala determinada, me entró una terrible jaqueca. Me di
cuenta de que en un rincón de la misma había una guillotina. Al salir de
la estancia, se disipó la jaqueca. Y es que tendrían que quemar los
originales y poner, si se cree necesario, una copia del artilugio en
cuestión.
-Como
os he comentado antes, tuve una pesadilla que se repitió multitud de
veces durante 30 años. En ellas, mi obsesión era escapar de una pequeña y
agobiante celda. Tenía que salir como fuese, torcer hacia la izquierda,
llegar a un pequeño patio, donde había no sé si un árbol o una fuente
en el centro, y desde allí huir por la tapia hacia la libertad, pero
nunca conseguía saltar el muro. La mayoría de las veces me despertaba
sudoroso y aterrorizado. En ocasiones me incorporaba en la cama y casi
no sabía dónde estaba. Y transcurridos unos segundos adquiría la
conciencia de que no me encontraba encerrado en aquella horrorosa
habitación.
-¡Uff!-dijo Charles.
Es evidente que no pude lograrlo. Allí terminaron con mi vida y lo único que quedó fue una tumba.
-¿Cómo supiste que quedó una tumba? -preguntó Francisco-
-Ocurrió
cuando fui de vacaciones a Ibiza en 1970. Visité el Museo Etnológico o
Antropológico, cosa que hago en todas las visitas a ciudades de todos
los países, pues suelen ser lugares donde hay mucha información acerca
de las distintas culturas, así como de su evolución. Cuando concluí la
visita a aquel pequeño pero interesante museo, fui al patio y allí
observé que había tres ventanucos a nivel del suelo y también una vieja
puerta con una reja metálica. Todas tenían los hierros bastante
oxidados. Enseguida supe que tenían relación con mi pesadilla.
Impaciente y nervioso, regresé al interior y le pregunté al vigilante si
se podía visitar aquel sótano. Me contestó que no, que estaba todo en
ruinas y era peligrosa su visita. Entonces le dije: ¿Verdad que hay una
escalera que termina en una habitación rectangular y a la izquierda hay
un pasillo con tres habitaciones a la izquierda?
El
guarda se quedó intrigado y me preguntó: ¿Cómo sabe eso?... y yo le
contesté, es que en una vida pasada fui torturado aquí por la
inquisición.
El
hombre quedó tan impresionado por mi aseveración, que atizó enormemente
su curiosidad. Tomó un llavero con grandes y viejas llaves de hierro,
me acompañó hasta esa puerta, introdujo la llave en el orificio y abrió
con cierto esfuerzo la cerradura oxidada. Era evidente, por el chirrido
que emitía, que hacía tiempo que no se abría. Entrando a mano derecha
había un interruptor eléctrico, que giró el guarda y comenzamos a bajar
por la escalera. Allí se me erizaron los pelos, pero continué
descendiendo.
Efectivamente,
la escalera terminaba en una pequeña sala rectangular y a la izquierda
se veía la entrada del pasillo; pero estaba totalmente obstruida por los
cascotes, por lo que no pudimos seguir con la visita a esas tres
habitaciones.
Sin
embargo, había un detalle que no estaba grabado en mi subconsciente y
era la existencia de dos nichos en aquella sala. Ambos formaban un
ángulo de 90 grados en el rincón de la derecha de la sala. Me pregunto
si yo fui enterrado en uno de ellos... pero no quiero ni quise indagar
en ese terrible episodio de mi pasado, creo que estoy consiguiendo
olvidarlo.
-Yo creo que debiste de sentir algún tipo de repulsión mientras entrabas-añadió Francisco.
-Sí. Como ya os he comentado se me erizó el cabello, y sentí que me faltaba el aire.
-¡Qué horror! –exclamó Charles.
-Este
tema –continuó Xavier- lo discutí en un programa de Radio Nacional de
España con tres conocidos psiquiatras. Ellos venían a decir que en
algunas ocasiones nos adueñamos de experiencias de otra gente, y obramos
como si fueran nuestras propias vivencias. Que el ánima mundi o
inconsciente colectivo era responsable de tales acciones.
-Y tú ¿qué dijiste?-preguntó Charles.
-Yo
argüí que si hubiera sido así, también me habría acordado de aquellos
dos nichos, pero, para mí, era evidente que habían sido construidos con
posterioridad a mi encarcelamiento, tortura y asesinato. Y aquí es
cuando le doy la razón a Freud. Después de haber reconocido el lugar del
trauma, dejé de tener aquellas horribles pesadillas. Ya había
encontrado el origen de ellas...
-Menos mal, que todo acabó bien-dijo Francisco.
-Aun podría dar un par de ejemplos más si queréis.
-Amigo
Xavier-dijo con voz afable el padre Francisco-, de verdad que te creo.
No importa si estoy o no de acuerdo con mis superiores, pero mi corazón
me dice que hay una verdad muy grande encerrada en las historias que tan
amablemente nos cuentas.
-Gracias
–continuó Xavier-. Un ejemplo muy famoso, al menos para mí, lo
constituye la vida de Mozart. Ya de niño tocaba el piano y componía
música. A los cuatro años dio un concierto y para acabarlo de redondear,
murió a los 36 años.
-¿Qué tiene que ver esa edad con la muerte o la reencarnación?- siguió preguntando el sacerdote.
A
los 36 años, aproximadamente, se produce el cambio del signo solar al
signo del ascendente o del signo a través del cual el alma se propone
aprender una nueva lección.
Se
produce este cambio al hacer Saturno la quinta cuadratura y Júpiter la
tercera revolución orbital. Hay una crisis en la cual el alma retoma las
lecciones pendientes del pasado. En este caso vemos que el alma no
quiso proseguir con el tema de la música, pues ya estaba sobradamente
abordada en otras encarnaciones y para él, esta línea había sido la de
menor resistencia.
Otro
ejemplo lo tenemos en una violinista prodigio, Ana Valderrubia, que
antes de saber leer, ya sabía interpretar la escritura musical de
pentagrama y a los 13 años ya había tocado bajo la batuta de Zubi Meta.
Vemos
que hay similitud en el origen de ambas vidas, que repiten su
experiencia como músicos. Si bien esta joven española tendría que
saborear, todavía, las mieles de su triunfo, con más edad. Pues al
iniciar su carrera en el túnel del Metro, aunque fuera por diversión,
necesitaría, para llegar a la fama, pasearse por los auditorios de todo
el mundo cosechando los frutos de su esfuerzo personal, así cómo el
apoyo incondicional que le han dado sus padres.
Y termino con otro caso, cercano, para completar este tema tan importante de la reencarnación.
Se
trata de mi sobrina Nadja. De pequeña, entre los 4 y 6 años, nos dijo
en varias ocasiones que esta vida no le tocaba venir, pero que su madre
había deseado tanto tener un hijo que decidió sacrificarse para darle
ese gusto, y que había nacido de ella... porque en la vida pasada fueron
hermanas.
-¡Hay hechos tan extraños en la vida! –exclamó el padre Francisco.
-Esto
parecería muy fantasioso, quizás en demasía, para una niña de tan corta
edad, pero el caso es que haciéndose un horóscopo con una buena
astróloga de Barcelona, que no la conocía para nada, al pasar a la
interpretación de los datos astronómicos y geofísicos (datos en los que
se basan los astrólogos y que son facilitados por los observatorios de
Greenwich o de la Nasa) del momento del nacimiento, le dijo entre muchas
otras cosas que no tendría hijos.
"Eso no puede ser, pues ya tengo una niña"-le dijo a la astróloga.
Sin
embargo, la astróloga se extrañó mucho, pues aunque estaba muy claro
que en su carta astral, en la casa 5, la casa de los hijos, estaba vacía
de contenido.
Ante
la insistencia de la clienta, que afirmaba que no era cierta la
interpretación, la astróloga vio que tenía razón, en realidad lo que
significaba era que esa niña no tendría padre... y así fue, pues su
padre murió cuando ella tenía dos años.
-Tal vez la última parte de la niña, no tiene relación con la reencarnación-dijo Charles.
-Bueno-dijo Xavier, tienes razón. Solamente la primera parte de la historia de mi sobrina es interesante.
Pues
el hecho de que un niño te diga insistentemente algo, da qué pensar. Al
principio crees que se lo está inventando y que lo ha visto en alguna
película. En una familia que no esté atenta al tema de la reencarnación,
probablemente lo escuchará sin inmutarse hasta que la niña o el niño se
cansen de repetirlo y al convertirse en adolescente lo olvide.
-Sí.
Supongo que habrá muchos casos así, en los que no se sabe qué es
fantasía o imaginación, y qué es realidad-contestó Charles.
-Para
mí-añadió Xavier- Lo verdaderamente importante es que unas sencillas
palabras a veces nos están descubriendo la realidad oculta de la vida,
la trascendencia del ser, la inmortalidad del alma, y que sólo aquellos
que "tienen ojos para ver" toman esos pequeños pero importante detalles y
comprenden que están ante un milagro oculto a los demás.
No porque alguien desee esconderlos, sino porque en general exigimos grandes milagros.
-Creo
que tienes razón Xavier-dijo el padre Francisco. Lo más evidente es lo
más difícil de percibir. A veces, coincide con despertarme después de
una corta siesta reparadora, me ocurre algo extraño. Es como si me viese
de otra manera. Me miro a mí mismo. No es que vaya al espejo, es que
reflexiono nítidamente sobre lo que soy, y por ende sobre lo que somos. Y
de una forma lucida comprendo que existe un maravilloso misterio en la
conciencia y en el cuerpo.
Y
sé que algo tan perfecto como es una conciencia y un cuerpo tan
perfecto, con su cerebro, su circulación sanguínea...y la consciencia...
que no es una casualidad, por mucho que insistan algunos.
-Así
es amigo Francisco. Nadie puede negar lo que es evidente a nuestra
consciencia. Nosotros mismos sabemos lo que sentimos, vemos y
percibimos. Y ésos momentos de lucidez incontestable son un contacto con
la eternidad, una autoafirmación de que en realidad somos almas
inmortales.
-Tal vez, lo más penoso es que esas sensaciones de sentirnos vivos y lúcidos se desvanecen en el trasiego continuo de la vida.
-Para eso está la observación de sí mismo, como dirían los sabios, o la atención expectante-terminó Xavier.
Capítulo 45
En un barrio marginal (V)
Juliette
se arrodilló sobre el reclinatorio de la pequeña capilla de su
"palacio" a unos cuarenta y cinco kilómetros al norte de Barcelona.
Según había escuchado a su esposo, alguno de sus muros estaba construido
con antiguas piedras de la época en que Carlomagno promovió la "marca
hispánica" para defender su imperio de las acometidas de los árabes.
En
sus manos tenía firmemente sujeto el rosario que le había regalado el
padre Sauras, su "amado niño" Francisco. No le cabía ninguna duda de que
el nombre del padre era muy sugerente, nombre de santos como San
Francisco de Asís y San Francisco Javier. Tenía la absoluta certeza de
que se encontraba ante un corazón de oro que brillaba de la misma forma
que ellos.
Desgranó
con profunda devoción, reflejo del plano búdico, las cuentas del
rosario. Estaba en el último tramo de su vida y se sentía en paz y
gracia de Dios. Es más, se consideraba una persona inmensamente
afortunada. Había vivido cómodamente, viajado por medio mundo, conocido
el profundo amor de su esposo, y para ella lo más importante, el amor de
Dios. No había necesitado llevar una vida monacal, y viviendo
normalmente había encontrado a Dios en su corazón.
Le
quedaba un anhelo sin cumplir, haber tenido un hijo, pero en los años
que su esposo se había visto obligado a atender, casi con dedicación
exclusiva, sus negocios, ella había ayudado a varias parroquias y
albergues para necesitados. Siempre se había sentido llena de Gracia de
Dios. Era un alma realizada. Ninguna circunstancia le había obligado a
ser bondadosa y generosa. Era la natural expresión de su alma. Y ello se
reflejaba en la alegría de su corazón y en la claridad de su visión.
Cuando llevaba aproximadamente quince minutos rezando, a través de su ojo espiritual recibió tres flashes diferentes:
Un
hombre, más parecido a un ángel que a un humano, de constitución
fuerte, cabello rubio y ojos azules, caminaba entre la multitud que se
apiñaba en Las Ramblas de Barcelona. Por unas décimas de segundo pensó
en su sobrino Jacques...Tuvo la certeza de que era el alma gemela del
que tanto le había hablado su sobrino. Pero... había algo más, pues
sintió que su corazón era atraído con infinita fuerza por aquella
imponente figura, y antes de finalizar la visión se encontró diciendo:
"Amado Maestro, tu voluntad sea hecha, no la mía"
Apenas habían transcurrido unos segundos cuando su conciencia fue arrebatada hacia otra visión:
Tres hombres se reunían en una mesa de una cafetería y hablaban. Uno de ellos era su "niño" Francisco, si bien era menos joven.
Respecto
al tercer flash los tres hombres y el Maestro de ojos azules caminaban
alegres por un valle rodeado de inmensas montañas.
Sin
embargo, lo que más le impactó fue que acto seguido se encontraba
"físicamente" al lado del padre Francisco que estaba arrodillado en un
banco de la parroquia.
Se
sobresaltó, pues si era cierto que estaba relativamente acostumbrada a
cierto tipo de visiones, lo que había sucedido en este último instante,
era algo más que una visión.
Al
principio, le había parecido que su "niño" estaba físicamente delante
de ella y es lo que le causó tanto sobresalto. Pero pronto comprendió
que en realidad era ella, su propio espíritu, el que se había desplazado
hasta la parroquia en Zaragoza y había contemplado a su niño rezando.
Juliette,
sin buscar la gloria de este mundo, había conseguido la esencia de la
vida. Lo que algunos ávidos perseguidores del poder anhelan: la ruptura
de la limitación espacio-tiempo.
Había
visto el futuro, y había trascendido la separación ocasionada por la
distancia en el espacio. La separación espacial se anula por la
capacidad de la unión de dos mentes que no solamente es que se conecten
como puedan hacerlo dos celulares o dos teléfonos móviles, sino que se
transfiere energía luminosa y cualificada. Y la separación temporal es
trascendida porque en la mente universal, el pasado como memoria
residente en entes inmortales, el presente como actualidad y el futuro
como proyecto virtual, siendo además la semilla que germinará en el
plano físico, ya existen, y aquellas almas que han desarrollado la
capacidad de comunicarse entre sí lo pueden ver como un libro abierto.
¿Acaso podía pedir más un alma encarnada en un cuerpo?
Miró
la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, los dones otorgados, salió de
la capilla y caminó por el extenso promontorio desde el que se
contemplaban sus tierras. Un pinar descendía suavemente hasta la orilla
del Mar Mediterráneo. El azul se veía salpicado por multitud de puntitos
blancos. La brisa acarició sus brazos y el rumor del viento entre las
ramas de los árboles cantó una canción para ella.
En su corazón rebosaba la luz de un completo éxtasis.
Entonces
recordó al hombre rubio de ojos azules. Tal vez tenía algún parecido
con la imagen de su Sagrado Corazón de Jesús, y pensó que de alguna
forma, aunque había visto algo, ésta visión estaba compuesta de dos
elementos diferentes: la visión en sí misma y la influencia del entorno
físico, que sirve de apoyo y soporte, en ocasiones, a la visión del ojo
espiritual.
Y
mientras respiraba la cálida fragancia de los vetustos pinos, los
viejos romeros y los pequeños tomillos, pensó en su "San Francisco del
Corazón de Oro". Y, desde su corazón, le envió un rayo de luz dorada.
No
sabía que este último movimiento de su mente era el reflejo exacto del
río de fuego y luz color del sol del atardecer que su "niño" le había
remitido en esos momentos. Supo también que eran los representantes del
sagrado misterio de la unión mística, que tantos y tantos santos habían
realizado a lo largo de la historia de la humanidad, sin importar un
credo en concreto, sino la capacidad de unión de sus corazones y sus
mentes, virtudes independientes de cualquier cultura, raza o
civilización.
Capítulo 46
El Apocalipsis
Charles que seguía leyendo el Nuevo Testamento inició la conversación.
-¿Qué me podéis decir del final de los tiempos?
-Bien
claro lo deja escrito San Juan –contestó Francisco, que se sabía el
libro de memoria-, pero habrás de recordar que el propio Jesucristo les
dice que "el final de los tiempos no es sabido por los hombres ni por
los ángeles del cielo, sólo mi Padre lo sabe".
Por
la descripción que se hace en ese evangelio, y con la evolución
armamentística actual, se puede deducir que podría haber una gran
confrontación mundial, una lluvia de misiles en algún lugar de la tierra
y que debido a esas explosiones, se nublaría el cielo y todo el planeta
quedaría afectado por la radiación... Xavier, ¿qué opinas tú?
-Pues
parece que tienes razón. Queda bien expresado en ese texto... tal vez
me gustaría puntualizar, a mi juicio, algunos detalles que nos brinda.
-Veamos lo que dice el experto -añadió, afectuosamente, Charles.
-Se
está refiriendo al final del ciclo pisciano y será el momento en el que
todos tengamos que luchar por defender nuestras más preciadas
posesiones como patria o religión, cosas del pasado; pero que
representan esos ideales por los que siempre hemos estado luchando.
-Recuerdo
-continuó Charles- que habla del retorno del Hijo del Señor, cuya hora
será totalmente inesperada para todos. Y también... que debido a los
hombres escogidos, esas horas de horror, esos días de pavor serán
acortados y que aparecerán grandes señales en el cielo.
-Aquí
parece que han tratado de describir en pocas líneas el Apocalipsis
general -siguió Xavier-, pero con una nota de fe, confiando en que se
nos ahorrarán muchos horrores. También se dice que aparecerá de nuevo
Cristo o un Mesías que vendría en plena gloria. Si estuviésemos a la
época de Jesucristo diríamos que un carro con alas de fuego traería al
Señor, pero como vivimos en el tiempo de las máquinas voladoras,
interpretamos que, de venir Jesucristo, lo haría en un avión. Tal vez,
para los más atrevidos, en un platillo volante, y, para los esoteristas,
podría ser una forma mental. También se interpreta que tan magno
acontecimiento sería anunciado a bombo y platillo por los medios de
comunicación mundiales, aunque los poderes de siempre podrían
calificarlo como de histeria colectiva.
-En resumen... que a ciencia cierta, no se sabe nada. Todo son especulaciones -añadió Charles.
-Así
es -confirmó Xavier-. Personalmente, creo que se prepara un
acontecimiento de suprema importancia para toda, o una gran parte de la
humanidad. Da la impresión de que deberemos esperar que, después de las
más oscuras horas de nuestras vidas, aparezca esa divina Luz que
iluminará nuestras almas, produciéndose una especie de Pentecostés
planetario.
Es
decir, que todos recuperemos la conciencia de nuestra verdadera esencia
y divinidad, a la que renunciamos al nacer en este plano tridimensional
y tomamos cuerpo carnal. Nos reconoceremos como miembros de la única
familia de Dios... y veremos caminar entre nosotros a los Maestros con
Cristo a la cabeza.
-Supongo
que eso significaría que ya tendrían que estar encarnados todos ellos,
pues parece que la Humanidad está abocada al fracaso y a una nueva
confrontación – dijo Francisco.
-Creo
que muchos o todos los miembros de la jerarquía planetaria (Fraternidad
Blanca oculta) ya están encarnados y esperan que Cristo aparezca en
cuerpo físico, en cualquier momento, como respuesta a algún problema
grave.
Pienso
que Cristo reaparecerá en forma física, teniendo en cuenta que desde el
punto de vista esotérico el término "físico" es ya el plano etérico,
como respuesta a la correcta invocación de los hombres a la energía de
Acuario que nos impacta actualmente. Atisbos de la nueva era pueden ser
observados en el servicio altruista a toda la humanidad, por parte de
los miembros de organizaciones sin ánimo de lucro creadas para paliar
los problemas de los más necesitados. Podríamos citar algunas
organizaciones conocidas de todos como Médicos sin fronteras, Cáritas,
ACNUR, Cruz Roja, Green Peace y una larga lista, que trabajan en los
ámbitos con los que más se identifican.
El
poder invocador de la humanidad puede acelerar el regreso de Cristo,
preparando los caminos del Señor con la correcta palabra, con la virtud
de la inofensividad, que significa haber perdido la capacidad de herir
con hechos o palabras; con la difusión de la buena voluntad mundial o
incluso la voluntad al bien a través de la magia organizada planetaria.
Es
necesario demostrar la verdad de que realmente no estamos solos, sino
que hay una multitud enorme de ángeles que esperan que se les contacte, y
que están a nuestro servicio desde hace muchos miles de años.
Es
esencial comprender que en la tierra hay un Ser que rige el destino del
mundo y que su Propósito está prefijado desde hace mucho tiempo, desde
el principio del tiempo que Él mismo originó, con las variables que
puedan aportar los individuos, gracias a su libre albedrío o la
capacidad de equivocarse.
El
mencionado Propósito perdura en forma de energía a disposición de la
inteligencia humana, y es transmitido a la humanidad a través de todas
aquellas almas que han sido o serán capaces de lograr cierto
alineamiento con el Plan divino para la humanidad.
Jesucristo
aludió a ese Plan de Dios hace dos mil años, como se muestra en un
pergamino guardado en el Museo de la Humanidad de Berlín.
-Si
existe un Dios que es Amor ¿por qué ha permitido el mal? –preguntó
Charles intentado comprender la pérdida de su padre, de su madre, de su
esposa...
-Es
una buena pregunta. El mal o el bien son extremos de una misma energía.
Una dirigida de forma egoísta y la otra altruistamente. Se dirigen
hacia metas distintas. Una es propia de la involución o apropiación de
la materia densa por parte del espíritu, y la segunda pertenece a la
evolución o ascenso de la oscuridad a la luz.
Pero
el meollo de la cuestión, es que nos trata de enseñar la lección que
subyace en esa acción, en esa decisión de usar el impacto de la energía
"impersonal" de forma que sea para beneficio personal o para el bien
general.
Tener
que optar por diferentes opciones constantemente, hace que
evolucionemos de forma más rápida. El bien y el mal forman parte de
nuestro mundo dual y dejará de tener su regencia, cuando comprendamos la
unidad subyacente en todo.
Charles
pensó que tal vez tenía razón, pero a él no le servía aquella
explicación, y el padre Francisco había llegado a tener tanta fe, a
través de los hermosos acontecimientos que había tenido la fortuna de
vivir, que no percibía el mal como un obstáculo o un argumento de
suficiente peso para velar la belleza de la vida y la bondad de Dios.
Muy probablemente, en su momento ya había tomado una decisión al
respecto. Permanecía con sus ojos puestos en el arado de forma natural,
si bien requería una nueva perspectiva de la naturaleza de algunos
acontecimientos.
Capítulo 47
Los Ángeles
-Hace
unas semanas -preguntó Charles- mencionaste que Jesús tenía su ángel
protector Jesuel. Con esa cantidad de experiencias espirituales que has
tenido, ¿has contactado alguna vez con los ángeles?
-Lo
cierto es que algunas veces los he visto-contestó Xavier, pero, y creo
que es un problema muy corriente, cuando tratamos de fijar la mirada en
la dirección adecuada, la luz o la figura desaparece del campo de visión
de los ojos, y es que ambos son diferentes, aunque complementarios. Si
tuviéramos clarividencia astral o causal neta, no haría falta enfocar
los ojos, pero al tratar de usarlos para ver en el campo astral, se
desenfoca la visión cuatri-dimensional al tratar de mirar en la
tridimensional.
-¡Qué difícil parece!- exclamó el padre Francisco.
-Mis hijos –continuó Xavier- los veían y hablaban con ellos.
Incluso
los hijos de un amigo mío jugaban con los ángeles al escondite. No
tenían que buscar al que se había escondido, con decir a su ángel que le
buscara, ya había suficiente, ya que al cabo de un segundo les decía el
lugar en el que se habían escondido, y, eso acabó siendo aburrido.
Francisco
y Charles sonrieron, por dos motivos diferentes. El sacerdote porque
sencillamente le parecía hermoso e inocente. El científico por el
contrario sonreía porque nunca habría imaginado que participaría en unas
conversaciones tan "fuera de lo común"; pero daba gracias a Dios por
tener dos amigos así.
En
los últimos años de su vida se encontraba con un extraño regalo. Estaba
redescubriendo el universo, que tanto y tan profundamente había creído
conocer.
Xavier
proseguía con su relato... En cierta ocasión, sus hijos y los míos
estuvieron discutiendo si los pequeños agnis (devas o ángeles del fuego)
llevaban sus zapatillas con la punta recta o curvada hacia arriba.
-¡Por favor! ¡Xavier!
-¿Sí?
-No... Nada. Sigue. –suplicó Charles sonriendo.
-Devas
hay de todas las medidas y colores-Xavier continuaba ajeno a las dudas
que podía plantear a los demás su elocuente pensamiento sobre los mundos
de los ángeles-. Los que están más a nuestro alcance son: el ángel de
la guarda, de la casa, del trabajo, de la sanación, y también, los de
las plantas y flores. En cambio, hay devas de enormes proporciones como
los que rigen todo un planeta o una galaxia.
-¡Cuanto
abusas de nuestra buena fe! -dijo en broma Charles, y continuó-. Los
creadores de novelas de ciencia-ficción son unos aficionados en
comparación contigo.
Todos sonrieron, y Xavier continuó, imparable, con voluntad de hierro.
-Descendiendo
de nivel, los hay que son custodios de toda una montaña, de una región o
incluso de una nación... y usando la ley de analogía, me atrevería a
decir que de igual forma a cómo tenemos un ángel de la guarda
individual, también tenemos un ángel de la guarda terrenal...
Hay,
también, puntos magnéticos que están protegidos por arcángeles... por
ejemplo: lugares tales como catedrales, hospitales, centros de especial
interés político, farmacéutico, etc.
Las
pirámides, los centros de rituales del pasado y ermitas o centros que
se han dejado de usar, van perdiendo con el tiempo el poder magnético
que tuvieron y con ello la gente deja de acudir. Aunque también puede
considerarse al revés, cuando la gente deja de acudir, los ángeles que
vitalizaban aquel punto se retiran.
Recuerdo
que en cierta ocasión iba paseando con mi hija y una amiga suya,
también era clarividente (casi todos los niños son clarividentes entre
los 6 y los 11 años) y se me ocurrió hacer un experimento. Cambié de
conversación y me puse a hablar de Jesús, de su nacimiento, de su vida,
de su mensaje de amor, de sus milagros. Y cuando estábamos
suficientemente inmersos en el tema, les pregunté
-¿Dónde están nuestros ángeles de la guarda?
-Están detrás de nosotros escuchando la conversación.
-¿Hay algún ángel más?
-Delante de nosotros hay un gran ángel de color azul que también estaba escuchando.
La
confirmación de la regla era evidente, allí donde hubiere tres o más
hablando de mí, Yo estaré con ellos. El ángel azul es un enviado del
Cristo. Representa la energía del amor, que, vista de forma
clarividente, es de color azul.
-¡Me gustaría tanto ver un ángel! –Exclamó Charles, y continuó -¡Desearía tanto tener una experiencia espiritual!
-Estoy seguro –dijo Francisco-que un día la tendrás.
-¿Por qué estás tan seguro?
-Pues porque estamos los tres juntos. Y deberías de darte cuenta, que este "aparentemente simple" acontecimiento es un milagro.
-¡Ojalá tengas razón! ¡Y de una vez por todas sepa que existe el mundo espiritual!
Charles pidió disculpas por interrumpir el filo de las explicaciones de Xavier y le preguntó -¿Qué es esa ley de analogía?
Esa
ley tiene muchos postulados; pero el principal es aquel que dice "como
es arriba, es abajo – lo que hay abajo, hay arriba". Así que usando esta
ley se puede extrapolar todo en el universo, aunque muchas veces dudo
de si ese todo es absoluto.
-Voy a contar -continuó Xavier-, muy resumidamente, una serie de experiencias que tuvimos en aquella época.
"Paseando
una tarde por la urbanización donde vivo, rodeada de bosque y todavía
muchas parcelas por vender, es decir, que apenas había gente, un hada
saludó a mi hija.
-Papá -dijo mi hija-, allí hay un hada que me ha saludado y luego ha sonreído.
-¡Caramba!, ¡Qué bien!-le dije como si fuese lo más normal del mundo– Pregúntale cómo se llama.
–Dice que se llama Napi.
– ¡Qué nombre tan bonito! –Exclamé- ¿Qué significa?
-Dice que flor de pino.
-¿Nos puede enseñar el bosque?
-Dice que la sigamos.
-Durante media hora, aproximadamente, la estuvimos siguiendo y nos señaló unos árboles determinados.
-Dice que este pino en su pasada existencia fue un abeto.
Comprobé que su tronco era muy recto. Parecía dibujado con un tiralíneas.
-Dice
que esta encina corchera en la vida pasada era un manzano, pero no
quiso dar fruta y esta vida está castigada para que cualquiera pueda
arrancarle la corteza.
-Nos
mostró unos arbustos más espesos y verdes que el resto del entorno,
informándonos de que allí estaba la casa del mago del bosque.
Le
transmitimos nuestro agradecimiento y le pedimos si nos podía invitar a
alguna de sus reuniones. Ella se fue unos instantes y regresó con el
permiso del mago, diciendo que estarían muy contentos si asistiéramos a
uno de sus festivales y que esa misma noche celebraban uno. Sería a las
10.
A
esa hora llegamos nuevamente al lugar de encuentro, Cristina dio la
mano al hada y nosotros seguimos a las dos, iluminando el camino del
bosque con una linterna de dos tubos fluorescentes. Lo pasamos muy mal
sorteando las piedras, una frondosa vegetación, y para terminar un
pequeño desnivel; pero para ellas era como si flotaran en el aire. Nos
sentamos sobre unas piedras formando un círculo, mientras nuestro hijo,
"que ya era mayor para esas cosas", salió a hurtadillas y se fue a
contemplar el festival desde otro ángulo, en donde nosotros no le
pudiéramos ver.
Al sentarnos, las hadas comenzaron a dibujar en el aire, con sus propios cuerpos, flores y plantas de todos los colores.
Se
podría decir que eran semejantes a una multitud de diminutos
deportistas de gimnasia rítmica. Cristina no dejaba de exclamar
continuamente con gran admiración y nosotros le rogábamos que nos
describiera lo que estaban haciendo. Era muy deliciosa la forma en que
nos lo describía.
Mientras tanto, yo iba formulando una avalancha de preguntas a Napi y al Mago.
Para mí era tan interesante como si estuviera ante unos extraterrestres, y surgían de mi mente más de cien preguntas por minuto.
Como sea que Cristina dejó de hacer comentarios sobre los bailes le pregunté por las hadas.
-¿Qué hacen las hadas ahora?
–Se han sentado frente a nosotros y están escuchando atentamente lo que estamos diciendo.
-¿Cuántas hadas hay?
-Hay muchas
-¿Cuántas?
-No sé, pero muchas
-¿Más de cien?
-Uf... si, muchas más.
Así
estuvimos asistiendo a varios festivales hasta que dos días antes de la
luna llena de Tauro se despidieron diciendo que tenían que asistir
todas las hadas del bosque, menos un pequeño retén de guardia, a un
lugar secreto en el que se reúnen todos los ángeles y devas para
celebrar ese período de cinco días. Dos días anteriores a la lunación,
el día de la lunación y dos días después. Les pregunté, a través de
Cristina, si eso era siempre así. Contestaron que durante las lunas
llenas de Aries, Tauro y Géminis, asistían los dos días antes y dos
después, pero en el resto de lunaciones, sólo un día antes y otro
después.
Quedamos para el próximo sábado, cuando hubiese pasado la luna llena.
Antes
de la noche acordada, Napi vino a nuestro encuentro y le dijo a
Cristina que había sucedido un gran acontecimiento, que en vista de la
relación humano–dévica que se había establecido, había decidido
descender un gran deva para fortalecer y promover esa relación. Nos
contó cómo estando todos los devas del bosque reunidos y formando varios
círculos, apareció en forma de rayo muy poderoso una gran figura de luz
que se fue condensando y dijo "Yo Soy el que Soy".
-¿Cómo le llamáis?- pregunté
-Hajes
es su nombre. Es la contracción de "Hada Jesús", ya que encarna para
nosotros lo mismo que representó para vosotros la venida de Jesús de
Nazaret.
-¿Le
podías preguntar si sería posible verle esta noche y también traer un
aparato para hacer un experimento musical y grabar nuestro encuentro?
– A ver –dijo Napi-, esperad un momento que le voy a preguntar.
Al
cabo de unos segundos, nos dijo que Hajes aceptaba muy gustoso vernos
esta noche y que podíamos traer ese aparato con música y grabar lo que
estimásemos más oportuno.
...
y así lo hicimos. A las 10 de la noche, nos fuimos al bosque con una
grabadora, tres cintas con música grabada y una cassette virgen para
grabar el encuentro.
Cristina
estaba conversando con Napi y nosotros sentados en círculo. Le dije a
Napi que si podía ir a buscar a Hajes para comenzar la entrevista. La
bella hada salió, y al cabo de un minuto regresó en compañía de Hajes.
Cristina se giró para mirarlo y emitió un grito de dolor.
- ¿Qué te pasa? –pregunté yo.
-Nada, es que la potencia de su luz me ha cegado la vista.
-No te preocupes-dijo Hajes-, interpondré una pantalla para que puedas mirarme sin herir tu ojo... y así fue.
Empezamos a dialogar de forma muy abierta, intercambiando puntos de vista muy diversos.
Le
dije que iba a hacer un experimento con tres tipos de música que
consideraba bastante diferenciados. La prueba consistía en que escuchase
distintos tipos de música y nos diera su opinión sobre los mismos. A lo
que nos respondió que adelante.
La primera música era un villancico muy conocido y que cantaba Frank Sinatra. Se trataba de Noche de luz, noche de paz.
Cuando
las notas comenzaron a sonar a través de los altavoces, las hadas
empezaron a formar un pequeño Belén. Hajes se hizo pequeñito como si
fuera el mismo niño Jesús y las hadas configuraron el decorado. Mi hija
exclamaba continuamente como si viese el festival más maravilloso de luz
y color jamás imaginado. Y claro, nosotros pedíamos que nos lo
describiera, ya que no veíamos nada.
El
segundo tipo de música era del ashrama de Sri Aurovindo. En verdad,
bella y armónica. Cristina seguía lanzando expresiones de admiración por
el encanto y armonía con el que las hadas bailaban al son de aquella
música angelical.
La
tercera clase de música era el Rock del Reloj, de Elvis Presley. Como
sea que Cristina no decía nada, insistimos en preguntar lo que estaba
sucediendo.
-Las hadas están sentadas en el suelo y dicen que si a los humanos les gusta esa música es que están atontados.
La
entrevista siguió en términos muy íntimos hasta que finalmente Hajes
decidió despedirse; pero nosotros le rogamos si nos podría abrazar para
comprobar si éramos capaces de sentir su energía.
Uno
a uno nos fue abrazando y luego nos preguntó si habíamos notado algo.
Cada cual había percibido el abrazo o la caricia de una forma diferente.
Sólo Lulú, que nos estaba acompañando aquella noche, no sintió nada,
por lo que Hajes la volvió a abrazar y ella dijo que había notado un
cosquilleo muy suave en su mejilla."
-Ignoro
-continuó Xavier una vez relatada tan hermosa aventura espiritual- si
el sacrificio de ese gran deva habrá servido de algo para ese reino
dévico, paralelo al nuestro; pero esta conversación, gracias a los
nuevos métodos de comunicación, ha sido escuchada por muchos millares de
personas.
Y
seguro que ya habrán tratado de penetrar en el secreto suyo y
establecido cierto tipo de relación, pero nosotros tenemos el santo
vicio de medir todo por el grado de eficacia de la energía empleada.
Sin
embargo, pienso sinceramente, que muy pocas cosas tienen de verdad
tanto valor como aquellas que dan fe de que el Universo es algo mucho
más vital que la parcela que únicamente nos muestra la ciencia, e
inmensamente más rico en matices de lo que es el nivel normal de
conciencia, en el que permanecen la mayoría de los humanos.
Francisco
tenía lágrimas en los ojos. Charles deseaba más que nunca acceder a un
mundo tan hermoso y Xavier pensó en el regreso de Cristo. Por un segundo
comprendió que tal vez el Pentecostés que anhelaba sería un poco más
difícil de que sucediese en términos tan generalizados. Quizás un gran
porcentaje de humanos no estuviesen preparados para amar a las hadas, ni
a la naturaleza, y menos a sus propios congéneres. También recordó el
importante destello de luz que ocurrió en la época de Buda, y, bien
pensado, no estaría nada mal si de un plumazo encarnases un millón de
nuevos iniciados en el plano físico. Probablemente sería ganada una
importantísima batalla en el trabajo asignado al "Centro de La Raza de
los Hombres", como reza La Gran Invocación, de cerrar la puerta del mal
que atenaza a la humanidad.
-¿Qué es la Gran Invocación? –preguntó Francisco.
-Es
lo que podríamos llamar el Padre Nuestro del presente, cuando ya se han
calmado nuestras necesidades básicas. Ahora nos toca pedir por la luz y
el amor para toda la humanidad y que Cristo retorne físicamente a la
tierra.
-¿Quieres decir que el Padre Nuestro ya está obsoleto?
-En
parte sí que lo está. Hay muchos aspectos que no se corresponden con la
lógica cartesiana actual. Como decía antes, ya no necesitamos pedir pan
o que se nos aparten las tentaciones del camino, ya que gracias a esas
dudas, a esas tentaciones, podemos aprender a discernir o discriminar
entre los pares de opuestos, entre el bien y el mal... y si obramos
bien, el mal no nos tendrá.
De
nuevo, un sagrado silencio, que los tres tenían reparo en romper, fue
la nota de la despedida de los amigos. Caminaron hacia la boca del Metro
y Xavier puso su mano sobre los hombros de sus dos amigos.
-Xavier-dijo Charles.
-¿Sí?
-Creo-dijo
el científico- que algo está cambiando en mí. El dolor de mi alma está
dando paso a una paz que nunca habría imaginado que podría sentir. Es
una mezcla de gozo, alegría y bienaventuranza.
-Bienvenido a la puerta de los dioses, que diría un amigo migo-le dijo con inmenso cariño Xavier.
Capítulo 48
El misterio de la unión de dos almas
-¿Cómo estás, Francisco? –saludó Juliette cogiendo las manos del sacerdote.
-Yo bien. ¿Y tú, Juliette?
-¿Sabes? –continuó ella tomándole del brazo y comenzando a andar.
-¿Sí?
-El pasado martes, cuando rezaba con devoción el santo Rosario, me llevé un gran susto.
-¿Qué te pasó?
-Tenía
fuertemente apretado contra mi pecho el rosario que me regalaste. Y
durante unos segundos te vi de rodillas en la iglesia. Durante una
décima de segundo creí firmemente que estabas justo frente mío, pero
recapacité y comprendí que en realidad, de alguna forma que no puedo
comprender, me había desplazado con mi mente hasta donde tú estabas.
-¿A qué hora fue?
-Sobre las ocho de la tarde. Luego salí a contemplar el atardecer.
-Es
verdad. El pasado martes no vino nadie a la parroquia, pero yo, como
todos los días, procedí a rezar el santo Rosario. Recordé a mi madre,
luego a ti, y recé por vosotras dos.
-Gracias, Francisco.
-¿Porqué?
-Por rezar por mí.
-No tiene importancia.
-Sí. Sí que la tiene.
-Te tengo que decir un secreto.
Juliette
se paró y le miró a los ojos. Delante veía a un hijo. A un maravilloso
hijo que la vida le había otorgado al final de sus días. El padre Sauras
miró a aquella mujer mayor, pero no vio a alguien que tenía sesenta
años. Recorrió el fondo de su alma y contempló el Amor. El profundo Amor
de un ángel, de un ser etéreo que se elevaba hacia el Cielo. Luego
continuaron paseando.
-Dime, mi niño.
-Pienso que el mundo necesita avanzar un paso más hacia el Amor.
-¿Sí?
-Creo que soy un sacerdote especial.
-¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! Eres muy, muy especial. Eres un santo.
-Bueno, Juliette. Tampoco es para tanto.
-Mi alma así me lo dice, y cuando ella habla, yo callo.
-Durante
mucho tiempo, el hecho de no desear a ninguna mujer se me hizo extraño.
Yo creía que tal vez estaba enfermo o que no era normal. Cuando acepté
el voto de castidad, no me costó nada. Sé que algunos sacerdotes nunca
lo pudieron mantener.
-Desgraciadamente para el nombre de nuestra Santa Madre Iglesia, así es.
-Sin embargo, cuando mi madre estuvo enferma, allí en la montaña, aprendí una "nueva" técnica para amar.
-Sí, dime.
-Descubrí
que cuando hacía pasar un río de luz y fuego a través de mi corazón y
lo enviaba a mi madre, ella lo percibía. -¡Qué hermoso!
-No
funciona con cualquiera. Creo que debe de haber una relación muy
especial. Tal como la veneración por el alma de la otra persona.
-¿Ves cómo mi alma sabe mucho de ti?
-Eso es porque tu alma es un alma pura y cristalina.
-Sigue, por favor.
-Así
pues, el martes, cuando rezaba el santo Rosario, te envié un cálido río
de luz que atravesaba tu corazón. Lo teñí con un profundo sentimiento
de amor y veneración.
-Entonces fue cuando yo te vi.
-Sí. Es muy probable.
-¿Significa que nuestras almas están unidas?
-Debe ser eso...
Juliette
se paró de nuevo. Tomó las manos de su niño y cerrando los ojos acercó
las manos del sacerdote a sus labios. Luego las besó.
-Mi
amado Francisco, cuando leía a Santa Teresa de Jesús, nunca pensé que
encontraría un amor como el que ella sentía por Cristo. Pero ahora,
poseo dos tesoros en mi corazón: uno es Dios, el otro es un sacerdote de
corazón de oro. Y cuando en mis rezos le veo, no tengo la menor duda de
que estoy viendo a un verdadero "hijo de Dios".
-Juliette...
-¿Sí?
-Gracias por tanto amor.
Ambos
no dijeron nada más. Caminaron hasta los pinares desde donde se
divisaba toda la ciudad. La atmósfera estaba muy despejada y ambos
miraron hacia los Pirineos. Las lágrimas arrasaron las mejillas de
"madre" e "hijo". Un misterio que permanecía oculto entre las montañas
uniría todavía más sus almas: "El misterio de los hijos que vienen de
las estrellas".
La
cálida brisa ascendía desde el extenso valle del río Ebro impregnándose
del aroma de los pinos, y ambos supieron que la eternidad es un
instante en el que se toca el universo con el corazón.
Capítulo 49
Exorcismo
El
verano transcurría plácidamente, el cielo azul del atardecer parecía
vibrar y traer la brisa del mar. Los tres amigos vestían pantalones
vaqueros. Xavier y Charles llevaban polos de manga corta y se
sorprendieron cuando vieron al padre Francisco, no solamente llevando un
jersey de manga larga, sino que además, colgada de su brazo, portaba
una cazadora blanca.
-¡Por Dios, padre, da agobio verte!-le dijo Charles.
El
sacerdote sonrió. Parecía que a todo el mundo le daba por decirle lo
mismo. Él iba perfectamente pero a los demás les daba una especie de
sofoco, con solo mirarle.
-Es que tengo el termostato averiado -contestó sonriendo.
-Lo que ocurre es que Francisco es prevenido –apostilló con sorna el Xavier.
-Nunca
se sabe -contestó el sacerdote-.Una brisa, un aire acondicionado... no
sabéis lo peligrosos que son los aires acondicionados-dijo todo serio
Xavier puso las manos encima de los hombros de cada uno de sus amigos y les invitó a ir hacia el puerto.
-Teníamos pendiente dar un paseo en una golondrina.
-¡Es verdad!- exclamó Francisco, como si fuese un niño.
-Pues ya tardamos.
No se subieron a cubierta como los demás turistas, sino que prefirieron quedarse en la parte baja acristalada.
-¿Tres cafés con leche? –preguntó Xavier.
-Hoy preferiría una horchata- sugirió Francisco
-Creo que es una excelente idea -añadió Charles.
-Que sean tres horchatas -pidió el anfitrión al camarero.
-¿Cómo
es posible que de la vida de Jesús sólo se cuenten los milagros y no
diga casi nada sobre sus sentimientos o sobre las posibles disputas
entre los apóstoles?-inició Charles la conversación.
-Creo-respondió
Xavier- que normalmente reinaba la armonía. Al lado de un Maestro de
Amor y de Compasión no había muchas ocasiones para las discusiones.
Tenían suficiente dinero, que era administrado por Judas, la salud
tampoco era problema, la comida era suficiente, no les faltaba nunca un
techo para dormir, pues la gente generalmente les acogía con gusto. Y me
imagino que Jesucristo aprovechaba cualquier reunión para hablar del
Reino de los Cielos y del futuro de la humanidad. Les prevenía de las
maquinaciones a las que sería sometido su sencillo mensaje de amor al
prójimo, pues al fin y al cabo su sincero canto al altruismo implicaba
renunciación al egoísmo.
Seguro que el Maestro sabía cuál era su futuro y cómo iban a reprenderle por haber curado a la gente.
Es por ello que empleaba todo tipo de parábolas o cuentos con moraleja.
Les
decía que en los últimos tiempos habría señales milagrosas en el cielo y
que eso sería un indicio de que aparecerían todo tipo de gentes que
dirían ser el mismo Cristo o un enviado suyo. Les decía que no les
hiciéramos caso, pues esa llegada estaba guardada para cuando el Señor
considerase que la humanidad ya estaba preparada para ese
acontecimiento.
En
nuestro tiempo actual han venido muchos instructores como los ya
mencionados anteriormente y también otros que han despertado el interés
de muchos seguidores. Tenemos por ejemplo a Antonio Blai o a Torkom
Saraidarian y también a maestros orientales como Sri Aurobindo, Ramana
Maharsi o Yogananda. También otros que han dejado una huella más
profunda como Sri. Ramakrisna u otros que al haberse puesto a un nivel
de conciencia más llano, han sabido captar el interés de aquellos que no
encontraban respuestas en las iglesias y se han afiliado a sectas más o
menos aceptadas como los seguidores de Osho, Samael Aun Weor, y muchos
que han tratado de enseñar técnicas, más o menos peligrosas, como el
kundalini yoga, el Kriya yoga, armonización de chakras, limpieza de
auras, etc. Para emprender esos caminos se habría de ser clarividente,
pues podrían alterar el ritmo normal de las energías de los cuerpos y
producir enfermedades de difícil curación... aunque por suerte, la
potencia de sus mentes es algo escasa y la incidencia en la salud es
poca... aunque hay que tener cuidado, ya que "la energía sigue al
pensamiento"
Charles y Francisco miraban a Xavier. Debían reconocer que Cristo era el tema de su vida.
-Ha
sido una lástima-continuaba Xavier- que se hayan perdido tantas
oportunidades de hacer llegar las palabras impolutas del más grande de
los Maestros que ha caminado entre nosotros, Cristo, y seguirán
desvirtuándose todavía más. Si la iglesia no rectifica y se dedica a
difundir lo verdaderamente esencial que es el Amor y eliminar todo
aquello que se ha ido acumulando a lo largo de los siglos y que han
hecho de Dios un remedo del hombre irascible, dotado de unos ojos de
doce metros de diámetro y con barba de ochenta y dos metros de largo...
Una
de las cosas que le echaban en cara durante el juicio ante Pilatos, era
que se había proclamado a sí mismo rey de los judíos. Es evidente que
él lo negó reiteradamente y hasta llegó a decir que "su reino no era de
este mundo" y por eso les dijo "Dad a Dios lo que es de Dios y al César
lo que es del César".
Creo
que con esas palabras deja un claro mensaje a los sacerdotes y a todos
aquellos que se dedican a la religión, quienes entre otras cosas no
deben de meterse en temas de política y en los asuntos mundanos.
-Pienso,
Xavier, que estás atentando contra los pilares fundamentales de los que
detentan el poder religioso, no solamente de la iglesia, sino de todas
las demás religiones. Significaría dejar todo aquello que no es esencial
y seguir a Cristo. Y tampoco hay que olvidar el incalculable bien que
han hecho en muchos casos una inmensa cantidad de sacerdotes y
religiosos. Bueno, creo que si continuamos por aquí nos perderíamos en
largos y abstrusos razonamientos. Pero una cosa está clara. No todos los
religiosos tienen un corazón de fuego y amor y, desde mi punto de
vista, este debería ser el requisito imprescindible para continuar con
el camino de Cristo.
-Estoy de acuerdo Francisco –dijo Charles.
-Sí,
tienes razón-continuó Xavier-. Jesucristo es eminentemente divino y se
interesó casi exclusivamente en resaltar la divinidad en el hombre. Es
cierto que practicó muchos milagros, pero eso no era lo que más
impactaba a la gente. Su forma de hablar, la potencia y la claridad, y,
por qué no también, la contundencia de lo que decía. Ese estilo dejaba a
todos pensativos. Era como estar en constante meditación con él, con el
espíritu, ya que su técnica era ponerles un espejo bien bruñido ante
sus conciencias. Si fue capaz de caminar sobre las aguas o de curar a un
ciego, o hacer andar a un paralítico, o dar de comer a una enorme
multitud de personas, eso no tenía mayor importancia, puesto que con una
orden suya, los devas hacían "cualquier" cosa, aunque fuera resucitar a
un muerto, y desde el punto de vista de las gentes, le habrían
recordado más como un mago que como un sanador de almas.
Tal
y como estamos acostumbrados a ver hoy en día en la televisión hay
personas que hacen cosas aparentemente imposibles, pero su impacto en
nuestras conciencias es efímero y escaso. Lo único que extraen de
nuestro interior es un '¡oh!'...
Definitivamente
pienso que lo que mayor impacto debió de causar a la gente fue su
porte, su forma de decir las cosas más sencillas, su fe demostrada con
sus obras y con su vida. Y qué duda cabe que los milagros fueron como un
signo externo que corroboraba su luz y poder internos.
-Hay
algo que siempre me ha parecido extraño, por la futilidad aparente de
la acción-comentó el padre Francisco. Me refiero a la entrada de Cristo
en Jerusalén, y sin embargo todos los evangelistas lo mencionan.
Pintura de Hippolyte Flandrin - 1842
-En
mi opinión es algo simbólico -dijo Xavier- pues representa una de las
metas que deberá alcanzar el aspirante al Gólgota. Ese Burrito blanco,
no montado aún por hombre alguno, representa la entrada de la energía
Crística en la ciudad de las dos paces, Jerusalén. La carótida o burrito
blanco, da paso a ese torrente de energía blanca en la cabeza. De esa
forma se resuelve la división entre los dos hemisferios cerebrales, el
derecho o el abstracto y el izquierdo o el concreto, el "lado bueno y el
lado malo". Cuando ambos se unen, se produce la Luz... y el pueblo se
regocija celebrándolo y llevando ramos jubilosamente.
-Está visto que nada es tan simple como parece-dijo Charles.
-Así
es. Quería hacer un inciso sobre la figura de una gran mujer que en mi
opinión debió de ser excepcional e incluso iniciada en el corazón, pues
si no, no se podría comprender el amor que le profesó a Jesús durante
toda su vida
Se
habla poco de la presencia de María Magdalena durante la vida pública
de Jesucristo, pero lo cierto es que ella sufría en silencio. Jesucristo
hablaba con ella, y ella trataba de seguirle por todas las partes
mientras que Josefo se había quedado con José y María. En muchas
ocasiones dialogaba con María Magdalena acerca de la trascendencia de la
vida, del amor, de la lección de la familia.
Esas
prolongadas conversaciones eran causa de que algunos discípulos se
quejasen, alegando que tal vez Jesucristo no debería hablar tanto con
ella. Otros, por el contrario, razonaban que si Él hablaba con María
Magdalena, ellos no eran quienes para juzgar u oponerse a sus deseos.
También
había otra cosa cierta y es que María Magdalena no acababa de
comprender el cambio que había realizado Jesús. Antes era más humano,
más cercano y ahora había algo en él que no lograba describir, era como
si hubiera cambiado a pesar de ser la misma persona.
-Creo-dijo
el padre Francisco- que aquella mujer debió de mantener dentro de sí
misma una tremenda lucha que finalizó en el surgimiento desde su corazón
de la verdadera esencia del amor. Siento verdaderos escalofríos a la
vez que una profunda admiración por ella.
Está
claro que hasta que no he sabido sobre el asombroso acontecimiento que
comentas que era la compañera de Jesús, no había reparado en su figura.
Pero ahora es distinto. Y está claro que si supeditó su vida a la de
Jesús, fue porque su corazón era de oro. Renunció a su propia vida para
estar al lado del Maestro.
-Tus palabras son sabias, Francisco. No hay duda de que tu alma reverbera con el corazón de los demás.
-A
mí- dijo Charles cambiando de tema, lo que fue providencial para
Francisco, pues sumergirse en los sentimientos más profundos del ser
humano requiere poseer "extraordinaria fuerza de voluntad", o "sabio
desapego a las circunstancias" si no se desea ser anegado por ellas-,
hay algo que siempre ha resultado como un enigma en la vida pública de
Jesucristo, y es la expulsión de los demonios del cuerpo de los posesos.
-Disculpa
que te conteste primero yo, pues es un tema que siempre me ha
interesado-se anticipó Francisco-. Ese tipo de milagros se ha repetido
mucho a lo largo de la vida de Jesús, aunque otra cosa sería afirmar que
esos espíritus obsesivos fueran fuerzas satánicas. Hay un ritual en la
Iglesia Católica que trata de exorcizar a las personas que lo necesitan.
Hoy en día apenas se hace en España, aunque hay países en los que es
algo casi cotidiano. Recuerdo que hace unos años la prensa española
publicó un artículo sobre un sacerdote catalán, afincado en Colombia,
donde, según decían, había expulsado a más de mil demonios. Le llamaban
el "Azote del Diablo", se trataba del Padre Llorp. Se decía que incluso
asesoraba a la policía, especialmente cuando se enteraban de la
aparición de alguna secta satánica. Para sus exorcismos, se ayudaba del
ritual establecido por la Iglesia Católica en el libro "Ángeles y
Demonios". Cuando se enfrentaba al diablo de algún poseso sufría todo
tipo de insultos y agresiones violentas. ¿Y tú, Xavier, tienes o sabes
de algún caso conocido?
-Sí
–contestó Xavier mirando a la lejanía, mientras parecía revivir algún
acontecimiento-. Puedo dar testimonio, con ciertos matices, de dos
casos. Si bien en ambos, más que un exorcismo, fue una proyección de la
mente para imponer la fuerza del espíritu sobre algo o alguien.
El primer caso lo narró Vicente Beltrán Anglada en su libro "Mis Experiencias Espirituales".
Decía
que yendo a la casa de campo de unos amigos, observó cómo en unos
cuantos árboles, un labrador había puesto jaulas para atrapar pájaros. –
Eso le produjo un gran pesar y no pudo dormir por la noche. Visualizó
cómo se rompían aquellas trampas para que los pajaritos no fueran
atrapados. Y así fue.
A la mañana siguiente, el labrador iba dando gritos de rabia. Alguien había roto todas las jaulas por la noche.
Francisco
y Charles quedaron un tanto pensativos. Pues aunque era un caso
impresionante de la fuerza de la mente manejando la materia, ellos
esperaban algo más.
-Sé
lo que estáis pensando... añadió Xavier. Espero que este caso del que
fui protagonista os resulte más adecuado a la conversación que estamos
manteniendo.
Hubo una pausa y Xavier narró su experiencia.
-Otro
caso que recuerdo, o mejor dicho, que tengo grabado en mi mente a
fuego, fue a causa de la petición, de una compañera de trabajo llamada
Imma, quien sabiendo que yo era "algo raro", pensó que yo podría hacer
un exorcismo a una amiga suya que se llamaba Ruth, quien cumpliría 21
años en tres días. Me informó que estaba ingresada en una habitación del
Hospital Clínico de Barcelona, se encontraba sola y los médicos no
sabían qué hacer con ella. La querían llevar a New York, pues no
reconocía ni siquiera a sus propios padres. No comía, ni bebía,
solamente se dedicaba a insultar a todos los que se acercaban, y los
doctores se vieron obligados a atarla a la cama.
Le
contesté que me ocuparía del caso, pero cuando pedí ayuda a Vicente
Beltrán Anglada para esa sanación, Vicente me dijo que él no quería
saber nada de eso y que me apañara yo solo. La verdad es que yo tenía
mucho miedo, pues había visto la película "El exorcista" hacía unos
meses y no tenía ganas de enfrentarme a algo parecido.
-Ya lo creo que es para tener miedo-dijo el padre Francisco.
-Meditando
de qué manera podría encarar el exorcismo, me fui a la cama. Y con
tranquilidad estudié el ritual que debería seguir para llevarlo a cabo.
Poseía ciertas nociones de magia y parecía ser que había llegado la hora
de ponerlas en práctica.
Pensé,
en primer lugar, que tendría que alinear aquella cama con los puntos
cardinales, de tal forma que su cabeza estuviese orientada hacia el
Norte. Luego debería purificar un determinado perímetro alrededor del
lecho, para establecer una barrera sagrada y evitar que cualquier
entidad de tipo negativo lo atravesara.
A continuación invoqué al Espíritu de Ruth diciéndole: "Baja. Te voy a abrir la puerta"
Pensé
que tendría que hacer algo para sellar las "siete puertas" o chakras
del cuerpo de la joven una vez que el "demonio" hubiese salido del
cuerpo.
-No entiendo la lógica de las siete puertas -dijo Charles, intentado esclarecer el tema.
-Aunque
la ciencia no reconozca el cuerpo etérico, el ocultismo sí que lo tiene
en consideración, es más, lo considera el verdadero cuerpo físico. Esos
puntos son puertas de entrada o de salida de las energías. Y no hay que
olvidar que la principal puerta de entrada para el Alma es el centro
encima de la cabeza. Se verá pues que si por alguna causa se cortase la
comunicación entre el Espíritu inmortal y sus extensiones en el cuerpo
etérico, estas puertas se quedarían a merced de "espíritus traviesos" o
"demonios" y como responden a la conciencia de entidades desencarnadas,
es por ello que ocurre la posesión.
-¡Creo que empiezo a tener miedo...aunque soy poco creyente en esto! –exclamó Charles.
-No
tiene que dar miedo, si el ser humano hace las cosas correctamente, y
no deja anular su voluntad por factores externos, cómo el alcohol en
grandes medidas, las drogas...etc.
-Entonces una persona relativamente normal no está sujeta a esos peligros.
-Así es-afirmó Xavier.
-Continúa -pidió el padre Francisco-, por favor, que está muy emocionante.
-Tomé
siete esferitas de piedra pómez, que había consagrado previamente con
el poder de mi mente, y aplicando mis manos sobre las piedras le dije al
"espíritu obsesor": Sal de este cuerpo antes de que te queme. Y a
continuación, aplicando la primera piedra sobre el bajo vientre de Ruth,
en el punto correspondiente al chakra sacro, exclamé mentalmente: "por
el poder de mi Espíritu, esta puerta queda cerrada".
A
continuación me quedé dormido, y mi conciencia siguió el ritual en el
nivel del alma, Y con esa "Autoridad Espiritual", expulsé al espíritu
maligno del cuerpo... y el alma de Ruth pudo retomar nuevamente el
control de sus cuerpos, que cayeron en un profundo y reparador sueño.
-¡Impresionante! – no pudo evitar exclamar Francisco.
A
la mañana siguiente, la joven poseída preguntó a sus padres cuando
fueron a visitarla: "¿Qué hago aquí atada a esta cama?", "¿Qué me ha
pasado para estar así?"... ¡Mamá, sácame de aquí!
Los padres y los médicos, que la estaban atendiendo, soltaron las cuerdas y Ruth quedó libre.
Cuando estaba ya más tranquila le preguntaron qué había hecho para liberarse del "demonio"; pero ella no recordaba nada.
El
calvario de la muchacha había empezado tres días antes, después de
participar en una sesión de ouija con sus amigos. Allí trataron de
contactar con algún espíritu dispuesto a contestar algunas preguntas o
bien mover algún objeto.
La
pista para conocer la curación de la joven estaba tras la escena.
Supongo que los médicos definirían la enfermedad con el nombre de
esquizofrenia o locura transitoria. Pero, realmente no tenían ni la más
mínima idea sobre el origen del terrible trastorno.
-Lo cierto es que pone los pelos de punta -añadió Charles-. No sé cómo fuiste tan valiente.
-Tomé
algunas medidas de seguridad. Como ya he comentado antes, hay casos en
los que el psiquismo inferior abre las puertas a entidades desconocidas,
y puede haber, en caso de debilidad etérica, espíritus malignos o
juguetones que vienen del plano astral, para tomar posesión de esos
cuerpos sin problema alguno. En casos normales, el Alma no cede su lugar
a nada, ni a nadie. Se necesita un decreto del cuerpo astral o
emocional para que eso suceda.
-Entonces -habló Francisco- ¿Crees en la existencia del Demonio o de Satanás?
-Entramos
en un campo muy resbaladizo, pues deberíamos de verlo desde dos
perspectivas diferentes. Desde el punto de vista psicológico podría
decirse que su existencia es evidente por la cantidad de pruebas
acumuladas a lo largo de los siglos, incluso descritos en la Biblia.
Podríamos argumentar que es algún tipo de psicosis, obsesión o
enfermedad mental. De cómo puede ser tratado, creo que es un largo tema.
El
segundo punto de vista sería religioso y más ortodoxo según las
creencias católicas. Éstas parten de la existencia de Dios omnipotente o
todopoderoso, creador de todo lo que existe. Si esto es así, nunca
puede haber un lugar por el que pueda colarse una entidad entrópica o
involucionada y maligna, que se ocupa de engañar, maltratar, torturar o
ejercer cualquier tipo de maldad que pueda ocurrírsenos.
Estamos
de acuerdo en que, tanto para unos como para otros, no hay una tesis
que fundamente la existencia de tal entidad maligna y agresora para la
humanidad. Sería incongruente la existencia de un ser así, salvo que se
justifique su presencia en nuestro mundo argumentándose que Dios lo ha
creado con el propósito de tentarnos o de poner a prueba nuestra
capacidad de mantenernos por el camino correcto, ético, altruista, etc.
Yo
me he enfrentado en dos ocasiones con aspectos diabólicos; pero la
verdad es que no han tenido una consistencia lo suficientemente fuerte
como para hacer tambalear mi fe en el Dios que mora en mí.
Creo,
continuó Xavier, que sería muy interesante para nosotros, tener en
cuenta el siguiente pensamiento positivo sobre este tema:
"Mi espíritu es más fuerte que todos los espíritus que pueblan los diferentes mundos del lado oscuro.
No
temo en absoluto cualquier presencia maligna y si alguna osare retarme,
con el poder de mi pensamiento, vitalizado por mi fe en Dios, quedará
paralizado con sólo pensarlo y desaparecerá de mi presencia. Amén."
-¿Se podría decir que tampoco crees en el Anticristo? – preguntó Charles.
Podríamos
definir a Cristo como la expresión más plena del Amor, de la entrega
total y de la abnegación y sacrificio por todo y por todos. Creo que
nunca acabaremos de comprender el enorme e increíble sacrificio que
efectuó esa Entidad, de tan alto grado de pureza y elevación espiritual,
al tomar el cuerpo de Jesús durante los tres intensos años de prédica y
ejemplo para todos. No sé si podría explicar de forma gráfica lo que
representó ese sacrificio para Él. Pero sería similar al hecho de que
nosotros aceptáramos encarnar en el cuerpo de un caballo, para predicar
entre los burros.
Desde
el punto de vista de un sacrificio tan extraordinario, son más
comprensibles las palabras que Cristo emitió desde la cruz, "Señor,
perdónales, porque no saben lo que hacen". Cuando medito sobre esas
palabras y comprendo la majestuosa categoría divina de Cristo, me pongo a
llorar... su sacrificio es tan gigantesco que no hay palabras para
describirlo.
-¿Con
esa explicación, parece ser que estás diciendo que el anticristo es
todo lo contrario a Cristo? -expuso Francisco intentando captar la
lógica de Xavier.
-Evidentemente
que es así. No se trata de una entidad antagónica a Cristo. Se trata de
alguien que es absolutamente egoísta y por ende esencialmente malvado,
pues todo el esfuerzo de su personalidad está destinado a satisfacer sus
gustos, sus pasiones egoístas, sin tener el más mínimo escrúpulo y
sentimiento de culpabilidad.
Es
alguien que se dedica con todos sus cuerpos a amontonar riquezas y
regocijarse con placeres de todo tipo. Es alguien, para entendernos
bien, a quien no le temblaría el pulso a la hora de asesinar a lo más
puro de la inocencia, representado, por ejemplo, por una madre y sus
hijos con el fin de quitarles cualquier clase de riqueza que pudiesen
tener, satisfaciendo así algún escondido placer.
-Tal vez hay muchos hombres así-dijo Charles.
-La mayoría de ellos no son conscientes totalmente de su maldad, pero a esos no me refiero.
El
hombre del que estamos hablando es muy inteligente, sagaz, domina los
tres planos, especialmente el de los sentimientos, y sus facultades
pueden ser tan poderosas que sería capaz de desvitalizar al ser humano
que se propusiese. No esperes ver un hombre zafio o inculto, él es en
ciertos aspectos, el cenit de la inteligencia. Y ésa es su fuerza a la
vez que su problema y su limitación, pues, al haber descartado el
aspecto corazón, todo lo que está más allá del mundo mental, le está
vedado. Tiene mucho poder pero su margen evolutivo es mucho menor. En
los mundos en involución se puede decir que es el rey, pero cuando el
arco involutivo comienza a ascender hacia el alma y el espíritu es
cuando el aspecto corazón lleva en volandas hacia los mundos de Dios. Es
con un ser así cómo el famoso 666 adquiere su más completa y plena
definición. El evangelista nos da la pista claramente y nos dice que "es
número de hombre y el que sepa contar que cuente."
El
número 6 corresponde al número de pétalos que tiene el chakra sacro,
que es el que rige las glándulas sexuales masculinas o femeninas. Por
ese chakra se canalizan las energías de atracción sexual, también se
canalizan los deseos más bajos de la humanidad. Esas energías nos
impactan a todos, pero está claro que no todos responden o están
condicionados por esos impactos en los tres cuerpos. Así tendríamos que
el 6 rige al cuerpo físico en su forma de atracción sexual. Tendríamos
también al 6 rigiendo al mismo chakra sacro del cuerpo emocional y
nuevamente al 6 rigiendo al chakra sacro del cuerpo mental. 666 activo o
hiperactivo en el humano, lo convierte en un anticristo, en una
bestia... y el 666 es su número.
-Un hombre así debe ser terrible-exclamó Charles.
-Casi
se podría afirmar que ha dejado de ser humano. Con bastante
probabilidad, su Alma Eterna se ha separado de su reflejo carnal.
-¿Y qué le espera a este hombre?... ¿Tal vez el infierno?
-Con el tiempo no tiene un lugar en la evolución humana actual y su destino es salir de este mundo.
-¿No tiene salvación?
-Como
te he comentado antes, si que tiene nuevos mundos a los que ir, pero
siempre dentro de los tres planos más bajos que he comentado. Podría
decirse que él mismo se expulsa de este Reino humano, como fenómeno
evolutivo, y se ancla al reino mineral, en donde ha de empezar un nuevo
ciclo evolutivo, junto con aquellos que han practicado, de forma
consciente, la magia negra.
-¡Tal vez alguno tenga salvación! –dijo el padre Francisco, mostrando compasión.
-Supongo que siempre habrá excepciones.
-Yo
estoy seguro de ello-contestó el sacerdote del corazón de oro como si
pudiese ver más allá de lo que alcanza cualquier mente humana racional.
Tengo la completa certeza de que una mujer, con su infinito corazón de
madre, podría hacer regresar a nuestro mundo a alguien así. Estoy seguro
que, con tanto amor, establecería ella misma un hilo para que de nuevo
el alma y la mente de un ser tan malvado volviese a sentir la calidez
acogedora de su Alma.
Xavier
y Charles miraron el rostro de Francisco, y no dijeron nada, pero ambos
se sintieron elevados por el amor que brotaba del corazón del
sacerdote. Sin duda, si había que buscar un digno y excepcional
representante de la Santa Iglesia Católica, lo tenían delante. Francisco
debía ser uno de los exponentes más sublimes y santos que existían en
este momento, aunque, en apariencia, no era nada más que un simple y
humilde padre espiritual del Seminario de una ciudad entre tantas como
hay en el mundo.
-Uf-
dijo Charles-, permitidme preguntar, antes de llegar al cielo, si
tenéis constancia de alguna curación, alguna sanación que hayáis hecho
vosotros o alguno de los santos.
Como sea que Francisco no decía nada, Xavier tomó la palabra y empezó a relatar algunas de sus experiencias al respecto.
Se
podría decir que he efectuado algunas curaciones; pero eso no es nada
extraordinario. Creo que el poder de la sanación está en todos nosotros.
Nuestros pensamientos de amor o de compasión hacia las personas que
sufren alguna enfermedad, resuenan en los éteres planetarios y los devas
de curación los llevan hacia su destino y los ponen a los pies del
ángel solar o del alma, cuyo cuerpo presenta algún tipo de dolencia y
decide si es viable la sanación o por el contrario debe seguir sufriendo
ese mal y aprender algún tipo de lección que esa enfermedad le está
presentando.
Recuerdo
un caso en el que una amiga me pidió ayuda para unos vecinos suyos. La
madre estaba ingresada en estado grave en el hospital. Tenía lupus
eritematoso y parecía que no tenía cura.
Me
fui a esa casa y pedí a todos los reunidos, creo que éramos 7 personas y
les pedí que visualizaran cómo de cada uno de ellos salía un rayo de
color verde que vitalizara a la madre y que estuvieran así durante cinco
minutos. Creo que se formó un aura muy poderosa y la imagen de la madre
se formó en el centro nuestro, habíamos conseguido visualizar y
vitalizar su figura y sanarla de su mal. A los dos días había regresado a
su casa y estaba sanada de su enfermedad.
-¡De Lupus!- Dijo Francisco. Creo que antes era una enfermedad con un alto índice de mortalidad.
-Si,
pero las enfermedades son síntomas de energías mal encauzadas y por lo
tanto pueden ser curadas modificando el flujo de esas energías.
En
este contexto recuerdo otra curación de una jovencita de apenas 16
años. Tres médicos le habían diagnosticado una enfermedad de
inmunodeficiencia. Le daban un máximo dos años de vida.
Sus
padres son amigos míos y les invité a comer a mi casa. Mi hija Cristina
y también Daniel, ambos clarividentes, estaban en casa. Les rogué que
revisaran sus chakras, sus líneas de energía y que tomaran buena nota
por si había alguna rotura. Efectivamente, los dos coincidieron en ver
roturas entre tres de los chakras del cuerpo de Silvia, que así se
llamaba esa chica.
Formamos un círculo y enviamos nuestras energías hacia esos puntos rotos de energía.
Lo
estuvimos haciendo durante unos 7 minutos... Silvia continuó viviendo
felizmente hasta los 33 años. Murió por depresión grave. Su novio, el
gran amor de su vida, la dejó plantada.
Otro
caso que recuerdo interesante relatar, tiene que ver con un buen amigo
mío. Víctor se tenía que operar de la cadera. Le estuve enviando energía
verde a esa parte de su cuerpo y cómo sea que decidió operarse, me puse
a prepararle el quirófano, el cirujano, el anestesista y todo el equipo
médico. Lo estuve haciendo hasta el día de la operación. Cada mañana
incluyo a mis seres queridos y apreciados amigos en la meditación
matutina.
El
día de la operación reposé en la hora de la siesta. Me había olvidado
completamente de la operación; pero al despertar tuve una visión en la
que Víctor abría la puerta del quirófano y cantaba un bonito tango.
Él es argentino y esa era su forma de decirme que la operación fue todo un éxito.
Tengo
muchos casos más archivados en mi memoria. No sé en qué porcentaje he
curado yo o bien los ángeles de sanación. Quizás ese misterio lo
descubra algún día. Sin embargo, lo que más me importa es haber
intentado ejercer mi deber de compasión hacia los demás; de haber
lanzando energías sanadoras desde mi corazón, y si ha habido o no
sanación, es cosa del alma y no de la personalidad.
Francisco
y Charles se miraron... no eran necesarias las palabras para analizar
esas sensaciones... esos pensamientos... esas posibilidades que se
abrían ante ellos.
Hay
una imagen que a veces tenemos la suerte de contemplar. Cuando se
divisa una cadena montañosa sobre la que recientemente ha nevado, se
observa nítidamente el límite hasta el que la nieve ha podido descender.
Debajo
de esa línea, únicamente se puede percibir el color verde de los
bosques. De la misma forma, el mundo espiritual siempre está ahí
esperándonos, somos parte suya, pero está sujeto a unas leyes, podríamos
decir eternas, si es que cinco mil millones de años nos parecen una
eternidad, desde el punto de vista humano. Es decir, que la evolución de
los planetas, de los sistemas solares continúa imparable hacia un punto
determinado y constantemente nos vemos impelidos hacia ese lugar
abstracto en el Ser Divino... Y el corazón de Xavier, de Charles y de
Francisco se estaban uniendo, como muchos millones más, para un contacto
ininterrumpido con el mundo de las Almas.
En
definitiva, estaban ascendiendo por una montaña, a punto de establecer
su nivel de conciencia en el límite donde la nieve cae silenciosamente y
llena de gozo el espíritu de los bienaventurados que llegan a ése
nivel. Allí, las leyes espirituales permanecen inmutables. Es lugar
donde la razón pura de color dorado impregna los corazones de cada ser
humano, independientemente del papel que represente en el teatro de la
vida, de la confesión religiosa o de la adscripción política, de las
costumbres que han sido su regla cívica de conducta.
Oportunidad
para todos, Amor para todos, Sacrificio para todos, hasta que el día de
"Sé con Nosotros" en un lejano tiempo, reúna las almas y los espíritus,
y juntos se eleven hacia los lugares todavía no tocados por humano
alguno, salvo algunas excepciones, como nuestro amado Cristo, Buda y un
puñado de superhombres, que son como las gotas que anticipan una lluvia
intensa e imparable.
Capítulo 50
El misterio de los hijos de las estrellas
-Desde
el día en el que te conocí, siempre me he preguntado por tu nombre
-dijo el padre Sauras a Juliette- mientras vigilaban a unos niños de la
parroquia que se bañaban en la piscina de la "Quinta de Juliette", como
era conocida en todo el barrio.
-Yo nací en Francia, en una aldea muy cerca de Olorón.
-Pero... ¡No se te nota ningún acento!
-Mis padres eran españoles que se habían visto obligados a pasar la frontera durante la guerra civil.
-Ya.
-Tenía
apenas veinte años, me casé con un rico industrial de Barcelona, y
cuando él murió, como sea que me dejó en herencia todo su patrimonio, y
parte del mismo estaba en Zaragoza, decidí quedarme aquí.
-Siento lo de tu marido.
Juliette necesitó tomar el brazo de Francisco.
-Ya
se ha pasado. Fue una etapa. Ahora, solamente tengo puestos los ojos en
la eternidad, y más desde que te he conocido. Estoy segura de que la
vida nos espera con infinitas sorpresas.
-Por Dios, Juliette. Tienes la facultad de hacerme llorar continuamente.
La dulce señora tomó con fuerza la mano del padre Sauras y continuó.
-Tuve un sobrino.
-¿Ya no vive?
-No. Se fue de este mundo en un accidente de tráfico.
-Es
curioso. Recuerdo que cuando estuve en la montaña de párroco, también
conocí a un joven francés, Jacques, que tuvo un accidente y era de
Olorón.
Juliette miró con sorpresa al padre Francisco.
-¿Cómo era?
-Moreno,
ojos oscuros muy grandes, y apenas medía metro y medio. Jugábamos al
ajedrez, hablábamos sobre religión y sobre Dios... recuerdo que en una
ocasión adivinó el futuro.
-No
cabe la menor duda. Era él. Y hora recuerdo que algunos veranos los
pasaba en el Pirineo español, pues su padre era de allí. Yo era tía
suya, pero por parte de su madre.
-Aquel chico era especial
-No
lo sabes bien-añadió Juliette-. Desde pequeño, fue mi sobrino favorito,
y aunque nos veíamos esporádicamente, su madre me contó cosas muy
extrañas sobre él.
-¿Sí?
-En el colegio público de Olorón destacó tanto en la academia que el profesor le utilizaba como corrector de exámenes.
-¡No puede ser!
-Sí.
Así es. Pero eso fue cuando tenía dieciséis años. Cuando era más
pequeño su aptitud para las matemáticas le causó un enorme disgusto.
-Cuenta, por favor.
-En
las escuelas públicas, por entonces, había niños de dos años de
diferencia o tal vez más en una misma aula. Él, que era el más joven del
segundo curso, resolvía los problemas de matemáticas de todos los que
se lo pedían, incluso de cursos superiores. Me contó mi hermana que en
una ocasión, el profesor se tuvo que ir a un entierro. Así es que puso
en la pizarra un problema que, estaba seguro, de que nadie lo
resolvería. De esa forma tendría a los alumnos ocupados las dos horas
que debía ausentarse.
-¡Qué hábil!
-Sí-sonrió
Juliette-. El caso es que cuando regresó el maestro, el problema estaba
resuelto en la pizarra y todos los alumnos estaban alborotados,
enredando y lanzándose bolitas de papel, además de otras gamberradas.
-¿Y?
-El
maestro de escuela se quedó helado, pues era imposible que resolviesen
el problema, siendo cómo era de nivel de cuarto curso, al que también
impartía clase.
-¡Josplis!
-Sin
mediar explicación, el profesor pasó a la clase de los mayores y
preguntó quién lo había resuelto. Todos permanecieron mudos. Enfadado,
regresó al aula de segundo curso amenazándoles con no salir al recreo
hasta que no se presentase quien lo había resuelto.
-¡Tal vez el profesor se sintió herido!
-Así es. Aunque la palabra correcta es humillado.
-¿Y por qué no se sentía contento de que hubiese un niño que fuese capaz de resolver el problema?
-Para
un maestro de escuela, así como para un profesor de instituto e incluso
un catedrático de universidad es incomprensible que haya un "renacuajo
de diez años" que sepa tanto como él.
-Tienes razón no lo había visto así.
-Bien
–prosiguió Juliette-. Por fin salió a la palestra mi sobrino Jacques y
el maestro le castigó argumentando que había sido el causante de tanto
alboroto en la clase.
-¡Dios!
-Pero
hubo más. El niño no sabía dónde se metía, y durante toda la semana
siguiente hubo una lucha tremenda entre profesor y alumno.
-¿Cómo pudo ser eso?
-El
maestro escribía en la pizarra una operación matemática y, casi, antes
de terminar de poner la última cifra de la operación, salía Jacques y
escribía la solución. Después de varios días de lucha soterrada, el
maestro le prohibió salir a la palestra y a partir de entonces le
ignoró, como si no existiese.
-¿Y qué sucedió?
-Le ocurrió lo que a muchos niños genios, se aburría en clase siguiendo el ritmo insoportablemente lento de los demás chavales.
-Claro.
-Hubo muchas anécdotas en referencia a mi sobrino.
-¡Madre mía!
-¿Qué pasa?-preguntó Juliette asustada.
-Acabo de recordar algunas de las enigmáticas frases que me dijo su joven esposa cuando me despedía de ella.
-¿Si?
-Para
mí, apenas tenían sentido, pero ahora me ha venido una concretamente,
clara y nítida "No se lo creerá pero me dijo que era E.T."
Juliette miró a su niño.
-Así es Francisco.
-Pero eso sólo son cuentos chinos-dijo el sacerdote sin creerlo.
-No-dijo la catequista. Eso es una realidad de la que sólo algunos a lo largo de sus vidas se enteran.
-Pero...Juliette. Nunca han existido ni los ovnis ni los extra-terrestres.
-¡Mi niño! Tú no sabes todo sobre la grandeza de Dios y de su Creación.
-Bueno. Una cosa es creer en Dios y otra cosa es creer en los marcianos.
Juliette bajó la voz y habló quedo.
-¿Confías en mí?
-Por supuesto Juliette. Estoy seguro que dejaría mi vida en tus manos.
-Hay
milagros que pasan por nuestras vidas y no nos damos cuenta de ellos.
Por ejemplo: un accidente que no ha ocurrido, una enfermedad que no ha
vencido a la vida del cuerpo, el amor imposible de dos jóvenes y que ha
llegado a ser una realidad, un presidente de gobierno que no es
asesinado...miles de acontecimientos que en algunas ocasiones tienen una
causa fuera del escenario aparente de la vida.
-Creo entenderte.
-Para
varias personas de Olorón, la existencia de un niño procedente del
espacio exterior, es decir, un hijo de las estrellas, era, más que un
cuento, una enorme probabilidad a juzgar por algunas anécdotas.
-Sigue, te escucho.
-Hubo
a lo largo de su corta vida hechos que indicaban que teníamos un niño
prodigio, pero, puesto que es casi imposible que alguien lo compruebe,
si no es por signos externos, y que pueda medirse la capacidad de una
mente, nos debemos regir por algunas frases enigmáticas que nos dijo su
madre. Ella nos contó que un buen día le vinieron a visitar tres hombres
con traje negro. Eran muy extraños. Le preguntaron por su hijo, pero
les dijo que estaba estudiando en la Universidad de Pau.
-¡No entiendo qué puede significar eso!
-Disculpa. Ya veo que tú no eres un versado en temas de ovnis.
-No.
-En
estos ambientes culturales, todo el mundo ha leído acerca de los
hombres de negro. Se les relaciona con apariciones y fenómenos ovni.
-¡Ah!
Me estás diciendo que su madre, aunque no sabía nada sobre el tema,
aportó una prueba de algo que estaba oculto para todo el mundo.
-Así
es. Es muy importante que el testimonio sea de alguien que no tiene ni
idea de lo que ocurre. Esas palabras extrañas, que para el testigo no
tienen el más mínimo sentido, representan una maravillosa y pura fuente
de valiosa información.
-Ahora te entiendo. Resulta que, aunque ni yo mismo tenía idea del asunto, era, y soy portador de una información valiosísima.
-Así es. Tú, inmerso en la ignorancia de tales cuestiones, te habías topado de frente con un misterio.
-Entonces... su esposa sabía algo sobre el misterio del "hijo de las estrellas".
-Así es. Ella lo sabía todo.
-Sigue por favor, que esto se está poniendo interesante.
-De
niño, ni siquiera él mismo sabía quién era. Su mente era un fuego
inmenso capaz de viajar mentalmente, pero desconocía su verdadera
esencia. Sin embargo, cuando fue a la Universidad de Pau, encontró a
alguien. Unos años mayor que él, de quien dijo a su madre: Somos una
misma alma en dos cuerpos.
-¡Que fuerte!
-Su
madre era una persona muy callada y respetuosa, y lo guardaba todo en
el fondo de su corazón. Ella conocía a su hijo. Y solamente dijo esto
cuando murió.
-¡Pobre madre!
-Ya lo creo. Pero tener un hijo así, es a la vez un honor y un inmenso sacrificio, porque ese hijo no pertenece a este mundo.
-Parece que me estás hablando de Jesucristo.
-En cierto modo, así es, salvando las diferencias.
-¿Qué más ocurrió?
-Hay
muchas anécdotas de lo que podría denominarse "el humilde paso de un
viajero de las estrellas por nuestro mundo" pero en lugar de contar
historias que pueden llevar a la incredulidad te haré un regalo.
Juliette
tomó del brazo al padre Sauras y le llevó hasta el salón de la casa
principal de la finca. Se acercó a una librería. Extrajo un grueso
volumen de tapas recias. Se titulaba: Pasaporte a Magonia.
-Antes
de mostrarte lo que deseo que leas, te indicaré que hay una diferencia
de dos años entre el nacimiento del muchacho y el posterior fenómeno
ovni. He pensado mucho sobre ello y he llegado a la conclusión de que
hubo un acontecimiento que pudo enlazar un hecho con el otro.
-Me tienes en ascuas.
Juliette sonrió.
-Ahora abre el libro por la página 770 y lee en la línea 55.
"En el mes de mayo de 1942, en la ciudad de Olorón, hubo un avistamiento ovni en tercera fase"
-¿Qué significa?
-Si
no me equivoco, pues yo tampoco soy una experta y sólo me he interesado
en lo que atañía a mi sobrino, que hubo un avistamiento de ovnis, y
dentro del ovni, se distinguieron unas figuras que parecían humanas.
-¡Ah, vale! ¡No parece gran cosa!
-Ya.
A ti no te resulta valioso. Sin embargo para mí, sí lo es. Justo en ese
mes, mi sobrino se cayó a un canal. Su madre estaba lavando la ropa.
Como pudieron, le rescataron. Estuvo cerca de un minuto en el que
parecía que no volvería en sí. Y luego comenzó a respirar.
-Tal vez, pero no veo la relación.
-En
mi opinión, en aquel instante ocurrió algo muy extraño. Pues si bien
los acontecimientos no parecen tener relación, sin embargo, la
genialidad de aquel muchacho estaba fuera de su herencia genética. Sus
padres eran del todo personas normales.
-Ya-dijo el sacerdote de una forma poco disimulada su incredulidad.
-Bueno.
Tú conociste al joven. Te regalo este libro. Es la prueba junto a otras
anécdotas de que en verdad existen "los hijos de las estrellas".
No
sabía el sacerdote del corazón de oro que aquella era la última vez que
vería con vida a Juliette. Sus almas sí que lo sabían. Se acercó a
ella, rodeó con sus grandes manos la cabeza de su "Santa Teresita" y
besó la frente de su segunda madre, con tanto amor que sus almas se
estremecieron.
-Recuerda
mis palabras -le dijo Juliette-. Los dos hemos sido muy afortunados.
Trabajamos para Cristo y un día verás a más "hijos de las estrellas".
-Si
le hubiesen dicho al padre Francisco que aquellas solemnes y
visionarias palabras se habían grabado a fuego en su corazón, lo habría
creído, aunque quedaron exclusivamente guardadas en algún rincón de su
memoria.
Capítulo 51
Ultimas horas en libertad de Cristo.
Nuestros
amigos presentían que sus reuniones se estaban terminando, y también
sabían que su amado Cristo estaba a punto de pasar la gran Crisis. Si
bien ellos no llegaban a sentir el dolor de la crucifixión como los
antiguos místicos, que con el poder de su mente y su corazón, permitían
que sus cuerpos sufriesen laceraciones similares al martirio ocurrido
hacía tantos años, mantenían un silencio respetuoso ante las palabras de
Xavier.
-Jesucristo
veía acercarse el final de su ministerio y quiso congregar a sus doce
apóstoles en un lugar concreto, con el objetivo de celebrar la fiesta de
la pascua y anunciar el final de su mensaje de amor... por el momento.
Ya
les había anticipado que, "cuando entraran en la ciudad encontrarían a
un hombre portando un cántaro de agua". "Le tendrían que seguir hasta el
aposento alto y allí celebrarían la cena de los panes sin levadura y el
cordero pascual".
Eran
dos símbolos bien claros para aquellos que saben y por lo tanto "tienen
ojos para ver" y que voy a explicar un poco: Doce discípulos que han
seguido al señor de la casa al piso alto. En nuestra cabeza se encuentra
también ese chakra de doce pétalos. Es la contraparte superior del
chakra del corazón, que ha sido elevado hasta la cabeza por el
sacrificio de la vida, por el amor a la vida y al prójimo. Es la
culminación de una etapa de servicio a la humanidad.
Por
otra parte está la ceremonia del lavado de los pies a los doce
discípulos. Jesucristo se encarnó al principio de la Era de Piscis y
deseaba finalizar su simbólico ciclo con el lavado de los pies de los
cansados peregrinos que han recorrido el camino. Piscis rige los pies y
el símbolo de su lavado o purificación ha de ser cumplido antes de poder
cenar... estar en la mesa con el Señor y comer el pan de la "espiga" de
Virgo.
Pintura de Oliver Del Parson
Todo
se consumaba según estaba escrito... el cordero de Aries había sido
comido y Piscis debía dejar paso a Acuario... era que ya está
amaneciendo ante nuestros ojos...
Terminada
la cena, Jesucristo le rogó a Judas que hiciera un último sacrificio
por él, y que diera testimonio del Mesías, de igual forma a cómo Buda lo
hizo antes de acceder a su Budeidad, a su iluminación, cuando el
maligno, el Rey de las Nagas o del mundo ilusorio, le preguntó:
-¿A quién tomas tú por testigo?
-A
la tierra tomo yo por testigo- y lo hizo hundiendo su mano en la
tierra. Según dice la tradición, una lluvia de pétalos de rosa cayó
sobre toda la tierra y Buda recibió la iluminación y rompió sus lazos
kármicos con la humanidad. Aunque seguirá viniendo una vez al año, en el
momento exacto de la luna llena de Tauro, para añadir sus bendiciones a
las de Cristo y de toda la Jerarquía Planetaria durante la celebración
anual del Festival de Wesak.
-No sabía nada sobre ese festival-dijo el Francisco y preguntó- ¿Qué es Wesak?
-Es
el nombre de un valle que está situado a los pies del Monte Kailás o
Monte Meru, en el Himalaya. El Monte Meru es considerado como el ombligo
del mundo. Es una montaña sagrada, hueca por dentro, que tiene una de
las muchas entradas, existentes en la tierra, al reino espiritual.
-Entendido. Continúa por favor.
-Judas,
muy a pesar suyo, obedeció las instrucciones de su gran amigo y
protector y fue a buscar a la guardia romana para que apresaran al
Maestro. Antes, había hablado con Caifás y los sacerdotes con el fin de
evitar alborotos por parte de los seguidores de Cristo.
-Es curioso, cómo cambia el concepto que solemos tener de Judas-dijo Charles.
-Lo
que es una realidad es que podemos leer un libro, e interpretarlo toda
la vida de la misma forma. Y lo que es más curioso, interpretamos lo que
otros nos han sugerido.
-Es
cierto-contestó Francisco. Leemos el Nuevo Testamento, y apenas nos
surgen imágenes nuevas, de tal forma que existe una interpretación
oficial que se ha fraguado a lo largo de los tiempos.
-Ahora-dijo
Xavier con expresión un tanto seria- desearía entrar en una parte que
también requiere una explicación añadida a lo que siempre hemos leído o
escuchado. Es el episodio de Getsemaní.
-Te escuchamos Xavier-dijo Charles con voz grave.
Capítulo 52
Getsemaní,
la noche oscura del alma.
-Jesús-continuó Xavier- se fue a Getsemaní con sus tres más íntimos amigos y compañeros:
Pedro, (que significa piedra) su cuerpo físico.
Santiago, (que significa ilusión) su cuerpo emocional.
Juan, (que significa el Señor habló) su cuerpo mental.
Aquí
vemos nuevamente cómo se escenifica en el plano físico la realidad
espiritual de que el alma se rodea y es seguida por los cuerpos ligados a
su control.
"Mirad, yo me voy allá, al claro del bosque a rezar por el buen fin de esta misión.
Estad atentos para que no me interrumpan hasta que haya terminado."
Bien
entrada la noche, los tres discípulos se durmieron, mientras una
tumultuosa muchedumbre se iba acercando paulatinamente al huerto.
En el centro del pequeño bosque, Cristo, iluminado por la luna llena de Aries, dijo alto y claro:
"Jesús, toma tu cuerpo, Yo ya he acabado con mi trabajo, ahora te toca a ti proseguir y concluir todo lo establecido".
Cristo
abandonó aquel bendito cuerpo y Jesús tomó nuevamente posesión de aquel
templo que era su cuerpo, y dio gracias a su Maestro... entonces dijo
con voz angustiada: "Si es posible evitar lo que se me avecina, por
favor, evítamelo; pero si ello no puede ser, que sea cumplida la
voluntad del Padre, y no la mía."
Jesús
ya sabía lo que estaba escrito para aquellos días. El alma había tomado
nuevamente posesión de su personalidad. No obstante, sus cuerpos
estaban dormidos y ajenos al sacrificio que tenían ante sí y Jesús se
dejó prender por los soldados.
Como vemos, en los evangelios, siempre hay una clave oculta; pero desvelada a los que "ya tenemos ojos para ver".
-Impresionante-dijo Francisco.
-Ya lo creo-añadió Charles.
-Es
curioso que, a pesar de lo interesantísimo del tema, cuando has dicho
que Jesús volvía a su cuerpo, inmediatamente me he acordado de María
Magdalena, y he pensado si todavía tuvo oportunidad de "reencontrarse"
con su amado Maestro Jesús.
-Por mi parte-añadió Charles-me ha extrañado un poco el que justo en el momento más difícil, Cristo abandonase el cuerpo.
-Ya-contestó
Xavier-. Es el pensamiento que surge más espontánea y lógicamente a
quien escucha esta interpretación. Está claro que algunos
acontecimientos no se pueden entender si no es con una conciencia
iniciática.
-Pero, de esa forma parece que comenzamos a ocultar parte de una realidad-se quejó Charles.
-Creo
que en el fondo, tu protesta viene determinada porque has asociado el
abandono del cuerpo de Jesús por parte de Cristo con el abandono que
sufriste cuando tu padre, tu madre o tu esposa partieron del plano
físico.
-Charles le miró a Xavier, quien había acertado.
-Lo siento Charles-se disculpó el esoterista-. Quizás he sido demasiado directo. No era mi intención hacerte daño.
-No
te preocupes Xavier. La verdad es que has tocado la herida más profunda
que yace en mi corazón. La incomprensión de la partida de nuestros
seres amados.
-Cristo
nunca abandonó a Jesús. Su divina aura y el amor de su corazón
permanecían con el Maestro, lo que ocurre es que Cristo ya había pasado
por esas iniciaciones. Y en realidad lo que ahora ocurría era que el
Maestro Jesús tenía una oportunidad para llegar a otro estado de ser.
-En
realidad, creo entenderlo-dijo Charles-. Pero creo que no he sido capaz
de superar el dolor que hay en mi corazón desde niño. Aunque era un
chaval, y mi padre estaba en prisión, yo iba feliz a verle. Deseaba
tenerle cerca de mí. No importaba nada que fuera un presidiario y que
estuviese entre rejas. Lo importante era estar con él.
Respecto
a mi madre, todos los meses iba a visitarla, pero un buen día también
desapareció. Y qué decir de mi esposa... Cada pérdida de un ser amado,
me traspasaba el corazón, miraba al cielo y si en mi mano hubiese
residido el poder habría hecho desaparecer el mundo. No habría quedado
piedra sobre piedra.
-Tranquilo
Charles-le consoló Francisco. Ya verás cómo un día brillará la luz en
tu corazón. Las almas de tus seres queridos son libres en el Cielo. Sé
que no te lo crees, pero es así. Entonces, ¿no es hermoso pensar que más
allá de los sufrimientos de este mundo, hay un estado de ser en el que
la libertad es su característica más destacada?
-Hay
un regalo que se hizo a los hombres-continuó Xavier-. Es el poder
liberador de la muerte. Solemos pensar que nos encantaría una vida
eterna con alguien a quien amamos, pero ese pensamiento es incorrecto.
-No te entiendo-dijo Charles.
-¿Hemos
imaginado la tremenda prisión que sería para un ser humano hacer todos
los días lo mismo, bajo las mismas circunstancias, con las mismas
personas sin posibilidad de variación?
-A veces, cuando me he sentido mal, pero no he profundizado en absoluto en el tema.
-Imagina
por un momento que cada día tienes que trabajar en una fábrica durante
doce horas y cincuenta años colocando siempre el mismo tornillo. A esa
situación ¿cómo la denominarías?
-La esclavitud más grande que se puede imaginar.
-Y
ahora, imagina que a alguien le gusta mucho pasear por una calle en
concreto, y le ruega a su esposa o a su marido que le acompañe durante
tres horas diarias, los trescientos sesenta y cinco días al año, haga
frío o calor, a lo largo de toda su vida.
-Sería un sacrificio muy grande por parte del cónyuge que no sintiese el placer de pasear.
-Y
ahora por último. Imagina que alguien permanece en una cama durante
cincuenta años, como un vegetal, y sueña poder andar, respirar el aire
puro de la Naturaleza en las montañas, bañarse en el mar, viajar por
todo el mundo, tener nuevas amistades... en definitiva desarrollarse
como ser humano. ¿Qué representaría la muerte para alguien así?
-Sin duda, desde nuestro punto de vista de hombres con tales posibilidades, la libertad.
-A eso me refiero. La muerte, en muchos casos, es un agente liberador del alma encarnada en un cuerpo.
Es
la oportunidad del cambio. Y os recuerdo que podría haber expuesto
ejemplos mucho más espeluznantes de esclavitud. Pero, para nuestro
propósito, no es necesario ahondar más en las vejaciones sufridas por
los humanos.
-Desde luego, expuesto así, no cabe la menor duda.
-Como
siempre-dijo Xavier-, algunos seres humanos encuentran cómo hacer el
mal, cómo extorsionar a los demás. Y una idea que en sí misma es
liberadora, la utilizarían para su propio beneficio.
-Tienes razón Xavier. Sólo que a veces habríamos deseado estar más tiempo con nuestros seres queridos.
-Me
ocurrió con mi amadísima madre-añadió el sacerdote-. Eché en falta
todos los momentos en que la solía ver. Pero habría sido muy egoísta por
mi parte, que mientras yo evolucionaba ejerciendo como sacerdote, ella,
para hacer feliz a su hijo, hubiese estado otros cuarenta años más
sirviéndome la cena, y regalándome los ojos con su compañía, y por
supuesto lo que es muy grave, que hubiese detenido su evolución como
alma.
-Entonces
–contestó Xavier-, estamos de acuerdo en que quizás la vida es mucho
más sabia que nosotros, y nos obliga continuamente a avanzar. También
desearía recordaros algo. Cuando un hombre se va acercando al mundo de
las iniciaciones, ya no contempla su vida como algo efímero, sino que
paulatinamente va comprendiendo que él, que en ocasiones es capaz de
trascender las separaciones espaciales y temporales, se está
identificando progresivamente con un alma, y sabe que está aquí y ahora,
pero su esencia, de la que es consciente, perdura, y por lo tanto sus
actividades ya no tienen un sentido perecedero. Él es un alma inmortal.
Capítulo 53
El calvario de Jesucristo
-La
vida y milagros, el juicio y la pasión de Jesús -continuó Xavier- en
los tres años de vida pública es sobradamente conocido por todos. Los
evangelistas han dado testimonio de lo acaecido alrededor del Gran
Maestro de Maestros y Ángeles.
-Vaya una pena -dijo Francisco.
-Creo
que no hay que enfocar de esa forma el asunto de Jesucristo. Más bien
podríamos olvidarnos un poco del sufrimiento y resaltar más lo que había
detrás de ello.
-Sí,
tienes razón, a veces olvidamos lo importante y nos fijamos en lo
secundario, y en este caso, es casi obligado centrarse más en el triunfo
sobre la muerte, es decir, la resurrección.
Xavier no dijo nada al respecto y continuó su narración.
-Es
muy curioso cómo se desarrolló esta farsa ante Poncio Pilatos y los
sinagogos judíos. La contundencia de sus acusaciones a pesar de que los
romanos no encontraban culpa alguna en Jesús. Las incriminaciones tenían
una base tan pobre como la de haber curado a algunas personas en el día
sagrado del Sabbat. Pilatos se negaba a juzgarle o a castigarle y decía
que si le querían mortificar, deberían ser los judíos los que asumiesen
tal responsabilidad y no los romanos, pues según su ley, Jesús era
inocente. Los judíos decían no tener potestad ni costumbre de matar a
nadie; pero gritaban que Jesús era reo de muerte.
El
prefecto optó por dejar libre a Jesús y les ofreció Barrabás a cambio,
pero los judíos preferían ver a Jesús colgado en la cruz. Le
consideraban una amenaza para la supremacía de su religión y sus leyes.
Jesús se declaraba inocente de todo delito, insistía en que Él no era el
rey de nadie, y que "su reino no era de este mundo".
Nuevamente
Pilatos dijo que le encontraba inocente y que se lo entregaba a los
sinagogos. Ellos pidieron la pena de crucifixión por ser culpable de
haber infringido la ley al haber curado en el día del Sabbat.
Como no lograba imponer la cordura a los judíos, se lavó las manos ante todos ellos.
-"No soy responsable por la sangre de este hombre".
A lo que la multitud respondió
"Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros descendientes."
"Que se cumpla pues la ley, que sea azotado hasta su desmayo, y si no os basta, que sea crucificado en el Gólgota".
A lo que los judíos respondieron,
"Que sea azotado y crucificado bajo un cartel que ponga: por ser rey de los judíos"
... y todos rieron y aplaudieron la gracia de los sinagogos.
Jesús,
que comenzó a ser sometido al castigo del látigo, dejó su cuerpo
inconsciente, es decir, se desmayó por un acto de voluntad y su
conciencia se desplazó a unos metros del cuerpo físico, para observar
cómo los centuriones cumplían con la ley. Los rabinos, al verle tumbado
en el suelo, exigieron que el castigo prosiguiese y los romanos se
vieron obligados a atar el cuerpo a la columna exenta, que había en el
centro de la sala, y continuar hasta que los cuarenta latigazos, que
exigían los judíos, fueran totalmente aplicados.
Charles
y el padre Francisco permanecían en un lúgubre silencio. El sacerdote
de corazón de oro sentía cómo se deslizaban las lágrimas por sus
mejillas.
-Fueron-siguió
Xavier- unos latigazos muy crueles, que habían provocado grandes y
profundas heridas en el cuerpo de Jesús, pues en los extremos de las
cuerdas del flagelo o "flagrum" había atadas unas tabas de hierro y de
hueso.
Para hacerlo volver en sí, tomaron el agua de la palangana de Pilatos y se la tiraron encima.
Concluido
ese martirio, los guardias le "incrustaron" una corona de gruesas y
duras espinas de unos diez centímetros de largo que le hundieron en la
cabellera. Le pusieron un cetro de caña y una túnica para mofarse de él
como rey de los judíos.
Rápidamente,
pues al oscurecer empezaba la fiesta judía de Pascua y además era
Sabbat, le pusieron a los hombros el poste que le habría de servir de
patíbulo y le hicieron salir de allí hacia el Gólgota. Jesús estaba
exánime, y tuvo que ser ayudado para ascender la empinada cuesta.
Cuando
llegó a la cima, fue crucificado con clavos largos hundidos en sus
muñecas, en la región del carpo y no en las palmas de las manos como se
puede ver en todos los crucifijos, incluso en los anteriores al siglo
XII. Si lo hubieran clavado en las palmas de las manos, éstas se habrían
desgarrado al no poder aguantar el peso de su cuerpo.
No
tengo palabras para describir el enorme dolor que debía estar pasando
aquel sublime Maestro; que aun tuvo fuerza para pedir perdón por los
centuriones "no sabían lo que estaban haciendo"... era un crimen
imperdonable el suplicio que le estaban aplicando aquellos ciegos
egoístas, que ignoraron el mensaje de amor de Cristo. No es de extrañar
el gran karma que arrastra el pueblo judío. No supieron reconocer
aquella divinidad que escogió Israel como pueblo al que manifestarse.
Había
bastante gente contemplando aquel deplorable espectáculo. Entre ellos
se encontraba un grupo de monjes esenios que habían seguido los pasos de
Jesús, ya que sabían lo que le podía ocurrir.
Conociendo
las costumbres de los soldados de quebrar las piernas de los reos para
que no pudieran escapar, por si la agonía no acababa con ellos o por si
eran rescatados por algún pariente o amigo, donaron una generosa propina
al centurión jefe para que no le quebrase las piernas y a cambio le
asestara un lanzazo en el costado derecho cuando viera que se estaba
ahogando.
También
habían preparado una potente pócima somnífera, que le fue dada cuando
Jesús pidió agua para beber. Esa droga le fue suministrada empapada en
una esponja engarzada en una larga caña. De esta forma estaban tratando
de que se durmiera y así acortarle el grave sufrimiento. Así evitarían
una excesiva presión pulmonar y el consecuente ahogamiento. Después se
alejaron unos pasos.
Jesús,
con un último soplo de aire, dio las gracias al Padre por haber rasgado
el velo del templo y acogerle nuevamente en Su Luz... Luz que le
envolvía y le arropaba en aquellos momentos tan angustiosos para sus
cuerpos. Y por fin, el sueño pudo con las pocas fuerzas que le quedaban y
abandonó su cuerpo físico.
De
esta forma se cumplió lo que estaba escrito desde antes de haber nacido
del vientre de María. El Hijo había abandonado la casa del Padre para
preparar el camino del Señor, había renunciado a su divinidad de la
misma forma a cómo lo hacemos todos nosotros, aunque con la diferencia
de que Él era cerebralmente consciente de ello durante toda su vida. El
Alfa y el Omega se fusionan y cierran el círculo. Su ejemplo había
concluido... ahora nos toca a nosotros aplicar sus enseñanzas en
nuestras vidas y servir a nuestros hermanos hasta la última gota de
nuestra sangre, con amor, alegría y discernimiento.
En
aquellos momentos reinó una gran oscuridad y hubo un fuerte terremoto,
por lo que todos creyeron que era un último adiós de aquel sublime
Maestro, primogénito divino y una señal inequívoca para todos aquellos
que Le habían acusado y torturado.
Jesuel,
ángel de la guarda de Jesús, al mando de una legión de ángeles, estaba
muy triste (permitidme que aplique este término tan humano a esa entidad
dévica), viendo este ignominioso suplicio... todos estaban prestos a
intervenir, atentos a que un mínimo deseo de Jesús les indicara el
momento de poner fin al martirio; pero Jesús seguía demostrando su
absoluto control mental y corporal hasta el final.
Los devas de la tierra se estremecieron y ésta retumbó con un terremoto.
La lluvia y el frío acompañaron también aquellos momentos de intenso dolor, la temperatura rondaba los 17 grados.
En
ese instante Jesús tomó conciencia de su YO. La intensa luz cegó su
cerebro, cesando la separación entre el Padre y el Hijo y ambos se
hicieron UNO.
Esto
es lo que significa la "rasgadura del velo del templo, de arriba
abajo". La separación de conciencia entre el alma y la mónada cesó para
siempre y ambos se unificaron en un solo cuerpo.
El
cartel que se clavó sobre la cruz con la inscripción INRI tiene varios
significados... (Ignis Natura Renovatur Integram o El Fuego Renueva
Incesantemente la Naturaleza.)
La interpretación cabalística es otra. El valor numérico es de 270, o lo que es lo mismo que decir:
Que el Padre es el 1 y el Hijo es el 2.
7 es el total de cuerpos que tiene el espíritu.
10 es el número de la perfección en cualquier nivel.
O lo que significaría que los 7 cuerpos del Hijo alcanzaron la perfección.
Inmediatamente
los monjes esenios, María y también María Magdalena se apresuraron a
descolgar el cuerpo de la cruz envolviéndolo en una larga sábana de
lino. Colocaron dos monedas de la época sobre los ojos. Friccionaron
suavemente su piel con aloe y perfume.
Sorprendentemente,
su cuerpo no tenía peso alguno, era como si levitase en el aire. En
compañía de José de Arimatea, le llevaron a un sepulcro nuevo, que tenía
en una propiedad cercana. Allí depositaron el cuerpo de Jesús.
Para
evitar malentendidos con la guardia romana, desplazada allí, e impedir
que los judíos o sus propios seguidores se llevaran el cuerpo del
Maestro, José quitó el freno de la gran piedra, la deslizó, y la tumba
quedó totalmente sellada.
Pasados
los tres días de la fiesta pascual, María Magdalena y María fueron a la
tumba. Los guardias romanos estaban profundamente dormidos. La pesada
piedra que cerraba la entrada del sepulcro se había desplazado, dejando
la entrada totalmente abierta e iluminada.
El
cuerpo de Jesús estaba tan maltrecho, que Jesús decidió eliminarlo y
explosionarlo dentro de la sábana, dejando su huella impresa para cuando
la humanidad "tuviera ojos para ver".
María
Magdalena, que tenía prisa por ver a su amado Jesús, fue la primera en
entrar. Vio a dos ángeles (o dos extraterrestres, o dos miembros de la
Jerarquía Planetaria), que estaban atendiendo al nuevo cuerpo físico de
Jesús. Eran los mismos que le asistieron en su venida a este mundo
terrenal.
El
Maestro permanecía en estado de materialización de sus nuevos cuerpos
de apariencia física, por eso, cuando María Magdalena se abalanzó sobre
Él para abrazarle, Jesús le dijo: "No me toques, que aun no he llegado
de la casa del Padre, cosa que haré cuando se condense totalmente mi
cuerpo."
María,
la madre de Jesús, tomó aquella sábana y el sudario para llevárselos a
su casa y enseñárselos a José y a los demás apóstoles. Era la prueba de
que Jesús aun seguía con vida. Con una vida nueva y unos cuerpos nuevos,
aunque conservando algunas heridas como muestra de su suplicio.
No
es de extrañar que no aparezca su tumba. Él siguió viviendo una vida
larga y laboriosa tras recuperarse de sus heridas en aquel nuevo
cuerpo... su mensaje era el mismo que el de Krisna o de Cristo.
Su
mensaje había versado sobre el amor más incluyente que cabe pensar,
amar incluso a los enemigos, "cómo Yo os he amado"... nos decía.
Su
mensaje también fue la Vida que había ejemplificado y había vencido a
la muerte... cosa que sucede a todos aquellos que renuncian a su yo y lo
ofrecen en el altar del servicio a la humanidad... o a ayudar a
aquellos que se esfuerzan en ayudar a sus hermanos.
Capítulo 54
La Sábana Santa
-¡Por
fin!- dijo con enorme satisfacción Charles mientras soltaba con júbilo
un grueso informe conteniendo más de 100 páginas y unas 200 fotografías,
en la mesa de la cafetería.
-¿Qué es? –preguntando Xavier, confiando en que fuese lo que tanto llevaban esperando.
-Hoy
mismo-respondió Charles emocionado-, me ha llegado todo el informe del
análisis realizado a la Sábana Santa, cuyo resumen fue publicado por la
revista National Geographic en Junio de 1980 (Vol. 157, nº 6).
-¡Bien! –gritaron Xavier y Francisco.
-En
él –continuó el científico- explican la gran cantidad de pruebas que se
hicieron a ese lienzo. Se llegó a la conclusión de que data de unos
2000 años atrás. En él se encontraron restos de polen de plantas
extinguidas en el Próximo Oriente hace ya más de mil años, por lo que
hay una gran probabilidad de que la sábana pertenezca a la época y lugar
en que la tradición la sitúa.
En
ella se aprecia que estuvo envuelto un hombre corpulento para aquella
época, en que la estatura apenas si llegaba a 1,50 m. de alto. Aquel
cuerpo medía 1,77 m.
Se
observa claramente que en el momento en que su cuerpo explosionó, como
tragado por el éter, el lienzo quedó impregnado mostrando con todo
detalle el estado en el que había quedado aquel torturado cuerpo. Se
observa nítidamente cómo los músculos estaban perfectamente marcados. La
espalda no estaba aplastada por el peso de su cuerpo. Daba la impresión
de que permanecía flotando o levitando. Este efecto fue acentuado por
el áloe y la mirra con que fue embalsamado y cuyos restos pudieron
detectar los científicos en sus análisis.
Están
dibujados con total nitidez los hilillos de sangre que emanaban de las
heridas causadas en las muñecas por los clavos que las atravesaron.
También se deduce la posición de los clavos que sujetaron sus pies.
La
corona de enormes espinas (xiphus spina christi), procedente de
Palestina, clavada en su cabeza, todavía provocaba que la sangre fluyera
a través las heridas. Los azotes dejaron horribles huellas sobre la
piel. Incluso se pueden distinguir las laceraciones ocasionadas por el
madero que llevó sobre los hombros. De igual forma, la profunda llaga
del costado evidenciaba que había continuado sangrando. Los pómulos
también habían sido golpeados.
-¡Dios mío! –exclamó Francisco.
-En
fin-continuó Charles-, que la sábana es como una radiografía completa
del cuerpo que envolvió aquel sagrado testigo de la historia. Aunque se
puede decir que no es un testigo mudo, ya que ratifica todo el martirio
al que fue sometido Jesús. Y un descubrimiento, se puede afirmar, que
indica algo no esperado.
Sin
lugar a dudas, el cuerpo envuelto en la sábana no estaba muerto. Las
heridas sangraban por todas las partes... y un cadáver no sangra...
aunque depende de la temperatura ambiente y del tiempo en que tardaron
en descolgar el cuerpo.
-¡Qué me dices!-dijo con los ojos brillantes el sacerdote.
-Lo
que has oído. Incluso se ha podido determinar que las manchas de sangre
viva –coagulada- fue impresa antes que el cuerpo con las manchas de
sangre muerta –desecada- y rodeada de líquido seroso tocara la sábana.
-Entonces...se deduce que Jesús no murió.
-Si
Jesús fue quien estuvo envuelto en la sábana, así es, ya que a las 36
horas, los vapores de putrefacción de un cadáver habrían deteriorado los
labios, cosa que no se detecta en la Sábana Santa.
-Entonces...
-Vamos a terminar -dijo Xavier con enorme interés.
-Sólo una cosa más -dijo Francisco- ¿Se sabe algo sobre el sudario de Oviedo? ¿Es una tela pintada con posterioridad?
-No,
en absoluto, ambas telas provienen de la misma localidad, ya que además
de tener una hilatura en forma de Z, ambas tienen pólenes y manchas de
áloe y mirra típicas del Mar Muerto. El número de fibras su grosor es
también idéntico. Ambas podrían tener unos 2.000 años de antigüedad. Su
peso es, igualmente, de 23 mg/cm2.
También-siguió
Charles-, gracias al avance de la tecnología, diseñada para el estudio
de la Luna y de Marte, se ha podido hacer una fotografía tridimensional
del cuerpo de Jesús, analizar todo el paño con diferentes tipos de luz
polarizada y ultravioleta.
Se
hicieron algunas imágenes del rostro de Jesús, usando un procesador de
imagen tridimensional y se hallaron que habían aplicado, sobre los ojos
del cadáver, dos monedas de la época con la efigie de Poncio Pilatos,
acuñadas entre los años 29 y 32 de nuestra Era. Aparte de que era una
tradición tapar con monedas los ojos, también podría haber sido para
mantener cerrados los párpados.
Como
sabéis, yo fui uno de los 30 expertos americanos, en todos los campos
de la ciencia, de la industria espacial, militar y médica que
colaboramos con varios científicos italianos. Así es que lo que os
comento, se puede decir que es de primera mano. Si bien he esperado
hasta tener en mi poder los documentos.
-Tal vez me gustaría saber más sobre el tema-dijo Francisco.
-Si
después de lo que estamos hablando tienes más interés en profundizar en
el estudio, podrías sondear las opiniones de todos los expertos que
estuvimos allí o solicitar la revista que os he mencionado o bien
ponerte en contacto con las diferentes asociaciones del estudio de la
Síndone de Turín... incluso podrías consultar los datos de la exposición
que hubo en Barcelona desde el 23 de marzo hasta el 10 de abril de
1991, en el Museu d'Història de la Ciutat, en la que se trató
profusamente este tema.
-Sin duda, son muy buenas sugerencias.
-Hay
algo extraño -continuó Charles-. Se analizó la sábana con el sistema de
datación AMS: Medición de la radioactividad mediante la espectrometría
de los aceleradores de masa, conocido como el carbono 14 y fue datada
entre el 1260 y el 1390. Pero resulta que de la sábana se recortaron
siete centímetros cuadrados (7x1 cm). El trocito se dividió en tres
partes y se envió a tres laboratorios (Oxford, Tucson y Zúrich) para el
mencionado examen del carbono 14 y hubo grandes discrepancias entre los
científicos, pues el tejido enviado, supuestamente de la Sábana Santa,
tenía distinta densidad (43 mg/cm2) que la que tiene la propia sábana
(23 mg/cm2).
-¿Y qué puede significar?-preguntó Xavier.
-Tal
vez la Iglesia trataba de ocultar algo muy comprometedor acerca de la
Sábana Santa, como el hecho de que Jesús no había muerto en la cruz;
pero lo cierto es que hay numerosas emisiones de monedas con la efigie
de Jesús, acuñadas antes del siglo VII, alguno de cuyos troqueles
representan el rostro del Maestro con tal fidelidad que se podrían
superponer al rostro de la Sábana Santa. A pesar de esta prueba, se
niega la antigüedad de la sábana. Sin embargo, no llego a descifrar el
enigma de la diferente densidad de las muestras analizadas. Sólo pienso
que se recortó de otro lienzo de la Edad Media.
-¿Cómo empezó todo esto?-preguntó Francisco, que mostraba cierta fascinación sobre el tema.
-En
1898 -respondió Charles- el fotógrafo Secondo Pia, quiso hacer un
primer plano del rostro de la Sábana Santa, y se dio cuenta al revelar
aquel negativo, que lo que tendría que ser un negativo, resultó ser un
positivo claro y contundente. Así que llegó a la conclusión de que la
sábana era el negativo puro y duro del cuerpo de Jesús. La Iglesia decía
que era una pintura piadosa de la Edad Media, pero nadie lo creía, pues
se pensaba que era imposible pintar algo tan perfecto y lo que era
todavía más extraño, es que fuera tan genial.
Los
rasgos anatómicos eran totalmente insuperables, las manchas del suero y
de las heridas estaban muy bien proporcionadas. Había un detalle que
invalidaba aquella afirmación y es que se mostraba que no había sido
crucificado por las manos. Que los clavos se habían hundido en las
muñecas. Pero, creo que lo que, de verdad, más asustaba a la Iglesia era
el temor a que se hubiera descubierto que Jesús no había fallecido en
la cruz. La sangre fresca y la coagulada son del mismo grupo sanguíneo:
AB.
Xavier
pidió unos momentos de silencio y se sumergió en los éteres del
tiempo... Nuevamente Charles y Francisco observaron cómo el rostro del
vidente se transfiguraba y resplandecía. Su espíritu regresó al cuerpo
al cabo de unos cinco minutos y les contó lo que había visto en esa
Catedral de Turín.
-Os parecerá mentira - dijo Xavier.
-¿Sí?-preguntaron nerviosos los dos amigos.
-He visto cinco hombres... pero había algo en ellos...
-¿Sí?-le interrumpieron
-Cerca
de la Sábana Santa había una esfera semitransparente...una nave
espacial de reducidas dimensiones... como un pequeño platillo volante...
-¡Dios!
-Tres
de ellos parecían vigilar y los otros dos se han acercado a tan
apreciada joya, la han descolgado, sustituyéndola por la copia de la
misma, y la han transportado al vehículo.
-¡No puede ser!-exclamó Charles.
-Sí. Eso es lo que he visto. Luego, los cinco viajeros se han introducido en la esfera, y ésta se ha desmaterializado.
-¡Por Dios! ¡Lo que acabo de recordar! -gritó totalmente entusiasmado Francisco....
Los dos amigos se le quedaron mirando asombrados. Parecía que las sorpresas no terminarían nunca.
-Disculpad...luego lo cuento.
De nuevo Xavier entró en trance, pero en esta ocasión se puso a narrar directamente:
-Veo...dos sacerdotes discutiendo acaloradamente. Tocan la Sábana Santa. Hay un tercer individuo que asiente lo que le indican.
Francisco
y Charles creían estar viendo una película de ficción. Afortunadamente,
el rinconcito del café Moka en el que se encontraban estaba algo
apartado.
...Se van todos...pero el hombre que ha recibido instrucciones se queda...y... Dios...
-¿Sí?
-Prende fuego a una cortina cercana al altar... se va a quemar...
-¡Madre! ¿Es el original o la copia?-preguntó Francisco.
-¡No
sé!-contestó automáticamente Xavier; pero creo que es la copia ya que
el original se lo llevaron nuestros amigos cósmicos y prosiguió
relatando su visión-. Uno de los fieles peregrinos que ve el fuego, y
que parece un experto en seguridad contra el mismo, toma un hacha del
armario anti-incendios y de un fuerte golpe rompe el vidrio... y... con
un extintor apaga las llamas...
El esbirro, que le observa detrás de una columna, se marcha totalmente contrariado.
-Entonces-dijo
Charles-, estas visiones parecen explicar por qué la sábana fue
encerrada en una vitrina... los altos cargos de la Catedral de Turín se
dieron cuenta del hurto del lienzo, cosa que no entendían, ya que para
tener acceso a ese recinto blindado era necesario tener las tres llaves
de desbloqueo, y pensaron que una forma de borrar para siempre toda
huella del cuerpo de Jesús y ocultar el tema del hurto, lo mejor era
quemar la copia que tenían de la sábana...
-Debieron
de dar las órdenes oportunas para llevarlo a cabo -continuó Xavier como
si las mentes del científico y del esoterista estuviesen
interconectadas y se les ocurriese la misma idea-... Debería ocurrir un
día cualquiera, preferentemente sin que hubiese mucho público
contemplando el lienzo. Pero, por suerte para los cristianos y tremenda
decepción para ellos, alguien vio el fuego y actuó con gran celeridad,
evitando la irreparable desaparición de la única copia de la sábana.
-¡Claro!
–Continuó apasionadamente el padre Francisco- Por ello y para impedir
posibles nuevos atentados contra la copia de la sábana, la propia curia
se vio obligada a resguardarla tras un grueso vidrio blindado y
depositarla en el interior de una urna. La Sábana Santa estará
depositada allí hasta que en el año 2025 pueda ser contemplada de nuevo,
sin cristal alguno de protección. Oportunidad que se repetirá cada
veinticinco años.
-¿Tienen
algo que ver los extraterrestres con todo esto? -preguntó Charles,
quien se había sorprendido de verse a sí mismo preguntando tal
posibilidad, como si fuese lo más normal del mundo.
-No
lo creo -prosiguió Xavier- aunque hace muchos años que se celebró en
Madrid un simposio sobre los contactos, que ciertos señores decían tener
con el misterioso planeta UMMO. Uno de los temas expuestos trataba de
la Sábana Santa. En él se intentaba demostrar cómo no pudo falsificarse
una pieza de esta categoría histórica. También aseguraron que si, por
alguna causa, la Iglesia decidía eliminar una prueba tan evidente de que
Jesús no había muerto en la cruz, ellos procederían a requisarla y
guardarla hasta que la Iglesia se hubiese renovado y, por supuesto,
liberado de todos los reaccionarios que mantenían, a sabiendas y en
contra de toda evidencia, el engaño sobre la muerte de Jesús. Daba la
impresión de que algunos representantes de la Iglesia tenían más interés
en guardar el secreto sobre la "no muerte en la cruz", que en propagar
la alegría que produciría el hecho de saber que no lograron matar a
Jesús. El lúgubre símbolo de la cruz debería dar paso al de un Mesías
triunfante sobre la muerte, y que posiblemente sería un mensaje más
acorde con la vida de Jesucristo.
Hubo unos segundos de silencio en los que Xavier se quedó pensativo.
-Si
tuviera que decir quiénes fueron los autores del cambio del original
por el duplicado de la Sábana Santa, me inclinaría más por pensar que
fueron los miembros de la Jerarquía Planetaria. Creo que ellos se
adelantaron a esos extraterrestres... Salvo que en realidad tengan la
misma identidad.
-A mí me gustaría decir algo que creo que es importante-añadió Francisco.
-¿Sí?-preguntó Xavier.
-Ya
han pasado muchos años desde que ejercí de párroco en un pueblecito de
la montaña. Y parece que, sin ser en ningún momento consciente de ello,
conocí a un joven que quizás era extraterrestre.
-¡Vaya con el cura de montaña! –exclamó Xavier.
-En todo momento-continuó el padre Francisco- pensé que era una solemne tontería, y producto de personas crédulas e incultas.
-¿Sí? –preguntó con impaciencia Xavier.
-Pero,
por una extraña casualidad, el joven era sobrino de una maravillosa
catequista que conocí en Zaragoza. Y ella estaba segura de que aquel
muchacho era muy, muy especial. Pero hay algo más.
-Cuenta. Nos tienes en ascuas-dijo el científico que parecía haber entrado en otro mundo.
-Cuando
la esposa del joven francés, que se llamaba Jacques, se despidió de mí,
me dijo algo así como que la Santa Madre Iglesia tenía un tesoro, y que
varios de los suyos deberían evitar que fuese quemado por sus propios
hijos.
-¡No puede ser!-exclamó Xavier.
-Sí. Así es. Cuando he gritado entusiasmado, hace unos minutos, ha sido porque me ha venido a la memoria la mencionada frase.
-Entonces
-dedujo Charles- aquel joven francés estaba diciendo algo realmente
serio. Se podría decir que estaba en relación con los cinco visitantes
de la visión de Xavier. ¿O que tal vez era uno de ellos?
-Eso parece –aseveró Francisco- Quizás fuese uno de los cinco...
-No sé-contestó Xavier.
-Siempre
he sido muy incrédulo respecto a seres extraterrestres -dijo Charles-
sin embargo, es verdad que, cada vez más desde los años sesenta, se
están imponiendo las tesis de la existencia de los visitantes del
espacio. Es cierto que, desde que vimos a nuestros astronautas vestidos
con sus resplandecientes vestidos, todo lo que no era nada más que
ciencia ficción se nos ha hecho mucho más creíble.
-Desde
hace siglos –asintió Xavier- tal y como pude atisbar en una de las
primeras visiones que os comenté acerca del nacimiento de Jesús, da la
impresión de que hemos sido visitados por expediciones de otros planetas
más evolucionados que nosotros. Algunos les han llamado "jardineros del
espacio". Estas entidades nos visitan regularmente y casi podríamos
decir que están evitándonos un conflicto nuclear.
Incluso
en Los Evangelios se describe cómo unos carros de fuego transportaban a
los antiguos profetas. Hechos similares se relatan en todas las
antiguas culturas y civilizaciones, por no hablar de las continuas
oleadas de platillos volantes que han sido avistadas a partir de la
segunda guerra mundial, y que han podido ser observados en todas las
latitudes e incluso perseguidos por aviones de las fuerzas armadas de
algunos países.
-Esto está que echa fuego-dijo frotándose las manos Charles.
-Durante
un viaje que hice por el sur de la India-continuó Xavier-, visité un
pequeño museo dentro de un templo del siglo XV. En una de las vitrinas
había una reproducción en madera de "una vimana", un platillo volador.
Sonreí por el hallazgo y asomando la cabeza por la puerta estrecha del
museo, miré a mi izquierda, comparé el templo de piedra con aquella
reproducción de la vimana, y constaté su tremendo parecido.
Esto nos lleva a una extraña pregunta... ¿Acaso esos dioses, que adoran en el mencionado templo, eran extraterrestres?
Parece
que la historia se repite eternamente. La serpiente emplumada,
Quetzalcóatl también tenía un traje resplandeciente y venía sobre una
casa de fuego... y fue declarado dios protector de los antiguos
mexicanos.
TERCERA PARTE
Capítulo 55
En Olorón
El
viejo canfranero apenas tenía fuerzas para ascender desde Jaca a
Villanúa. Parecía que en cualquier momento el pequeño tren plateado se
detendría en medio de la vía y ya no habría quien pudiese reiniciar su
marcha. Sin embargo lo consiguió.
Dejó la montaña de la Espata a la derecha y llegó como pudo a Canfranc.
Desde allí, las catequistas y el padre Francisco tomaron el autobús que les llevó a la villa de Olorón.
En
ningún momento sintió Sauras que su amada madre espiritual le había
abandonado, hasta que depositaron el ataúd en el panteón donde yacían
los restos mortales de su esposo.
En aquel preciso instante sintió cómo una brisa rozaba su cara, y luego... nada más.
Había
ocurrido lo mismo que con su madre. Parecía como si a los habitantes
del más allá se les permitiese decir un último adiós y confirmar su
existencia ultra terrena... y eso fue todo.
-¿Padre? – le sacó de su profundo mutismo el sacerdote francés.
-¿Si? -Contestó como un autómata.
-¿Puede dedicar unas palabras a nuestra hermana Juliette?
-De acuerdo...
Se quedó pensativo durante un instante, y de uno de los bolsillos de su chaqueta extrajo un papel.
-Me van a permitir que les exprese lo que nuestra Juliette era para mí.
Como brisa de atardecer
perfumaste mi ser.
Y en la fría soledad
dejé de padecer.
Lejano tu cuerpo,
cercana tu alma,
eras un río
de paz y calma.
Señora de dulces ojos
y bella mirada,
con ellos acariciaste
mi mejilla, cada mañana.
Como la luz de un ángel
asomabas a mi ventana.
De rodillas posabas
cual avecilla temprana.
En tu cálido regazo
acogiste a los pobres,
mujeres, niños y hombres
en tu espíritu noble.
Por siempre vivirás
en mi humilde corazón,
en él permanecerás
cual bella canción.
Señora, de dulces ojos
y dorado corazón,
muéstranos el camino
hacia Jesús y su Amor.
Cada palabra del padre Francisco fue una oleada de emoción que embargó a los asistentes.
Y cada verso dejó en su corazón una huella tan profunda, que posiblemente nunca olvidarían aquella tarde.
Alguien le miraba detenidamente mientras recitaba aquellos humildes versos.
Era
un hombre alto, rubio y de ojos azules. La melena de color dorado se
posaba ligeramente sobre un traje de color azul marino. Sus ojos eran
compasivos y penetrantes. Sintió el dolor del padre Sauras como suyo
propio, y no pudo evitar tocar con su mano etérica el corazón del
sacerdote.
Cuando
Francisco terminó la lectura, el hombre joven dio media vuelta y
regresó por el sendero entre los cipreses hacia la villa.
El
sacerdote se volvió instintivamente, sin saber por qué, y únicamente
llegó a adivinar una esbelta figura vestida con un traje de color azul.
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