Oración para entregar
un ser querido que ya no está Señor, miro a mí alrededor y contemplo las cosas
bellas que has creado para mí: la luz, el color, el movimiento, la armonía de
la naturaleza. Y quiero darte gracias por el amor que me tienes. Pero, además,
pusiste a mi lado seres queridos para compartir la felicidad de vivir y los
dolores de la vida.
Yo quisiera que ellos siempre estuvieran a mi lado, porque
con ellos viví momentos inolvidables de alegría, de dolor, de cariño.
Hoy
comprendo que, aunque el desprendimiento me duele, yo no puedo cortarles las
alas para impedirles que vuelen lejos, en busca de nuevos horizontes. Pero los
extraño, y a veces aparecen lágrimas en mis ojos cuando los recuerdo.
No
permitas, Señor, que pierda la alegría o que me invada la depresión cuando los
recuerdo.
Dame la gracia de entregártelos a Ti para que los cuide y los llene
de tu gozo. Y con la delicadeza con que Tú tratas mi corazón, libé- ralo de
todo apego egoísta, y déjame libre para caminar hacia la felicidad. Pero lo que
más me duele es aceptar que algún ser querido haya muerto, y me haya dejado en
el momento en que más lo necesitaba. ¡Señor, Tú sabes cuánto cuesta
desprenderse de los seres queridos que Tú llevaste a tu lado! Sin embargo, me
invade la paz cuando recuerdo que "nos creaste para Ti, y nuestro corazón
estará inquieto hasta que descanse en Ti".
Tú eres nuestro Padre y tienes
para cada uno de nosotros una bellísima morada "más allá del sol",
donde reinan la paz y el amor.
La felicidad perfecta sólo se halla en esa vida
contigo, en el lugar de la alegría, de la luz y de la paz, donde Tú secas toda
lágrima y curas para siempre todo dolor.
Allí todas las inquietudes
desaparecen y no existe la tristeza ni el cansancio, porque tu divina presencia
lo calma todo, lo invade todo con su belleza. Por eso ya no quiero atar a los
que dejaron este mundo.
Hoy con tu gracia te los entrego Señor, me libero de
ellos y los libe- ro de mí.
Acepto que sean inmensamente felices contigo y con
todos los santos.
Permíteles recorrer con María las luminosas praderas del
cielo y cantar con el coro de los ángeles, enciéndelos con tu loco amor.
Te doy
gracias por el tiempo que los tuve a mi lado, y te pido que me ayudes a vivir bien
esta vida para reencontrarlos un día en la fiesta del amor. Amén.
Extraído del Libro:
Oraciones para Sanar desde Adentro
De: Víctor Manuel
Fernández y equipo Editorial San Pablo
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