DÓNDE SE ASIENTA EL ALMA
Esta es una de las preguntas que ha estado comúnmente
presente en los investigadores de espiritualidad y esoterismo de todos los
tiempos. Muchos han pensado que el alma está fuera del cuerpo físico, más precisamente
por encima del mismo, y que por lo tanto desde esa posición tiende un “hilo de
vida” hacia el cuerpo biológico, lo que hace que el cuerpo “viva”, es decir,
que todos los átomos se mantengan integrados, formando células, tejidos y
órganos en funcionamiento armónico. De tal forma que, cuando el alma se separa
del cuerpo retirando el “hilo de vida”, ya no existe la fuerza de cohesión de
los átomos, ni el propósito que los animaba a permanecer unidos en funciones
específicas, y entonces, el cuerpo físico se desintegra, volviendo así a la
tierra.
Otros pensaron que el asiento del alma humana es la
cabeza, por ser este el centro de la razón, lo que hace que el hombre sea
consciente, siendo además la cabeza donde se ubica el cerebro, órgano que
comanda las funciones de toda la fisiología del cuerpo, de todos sus sistemas,
las funciones motoras (voluntarias e involuntarias), digestivas, endócrinas,
circulatorias, nerviosas, de los sentidos, etc. Todas las funciones del hombre,
desde las fisiológicas hasta las emocionales y las mentales, están comandadas
desde zonas específicas en el cerebro. Son estas razones de suficiente peso
como para que algunos pensadores se hayan inclinado por pensar que la ubicación
del alma, la fuente de la vida del cuerpo y de la psiquis, sea la cabeza.
Otro grupo de pensadores han ubicado al alma humana en
el corazón. Las razones son igualmente fuertes como las de los pensadores
anteriores para mantener su hipótesis. El corazón distribuye la sangre que nutre
y limpia a la vez a todos los tejidos de los órganos del cuerpo físico,
incluidas las millones de células que conforman el cerebro. Por eso se dice
popularmente (y también es Bíblico), que “la sangre es vida”. El cerebro
necesita para funcionar de una nutrición constante y de oxigenación permanente,
sin lo cual morirían sus células y dejaría de funcionar. Toda esa nutrición que
necesita le llega a través de la sangre, impulsada por los latidos incesantes
del corazón. Así que esta sola razón, (aunque este sea tan solo un punto de
vista material), podría ser suficiente para que algunos piensen que el corazón
es el centro desde el cual el alma humana emite su vida y propósito al cuerpo
físico.
Max Heindel, el reconocido escritor y estudioso rosacruz
dice, en su libro “Concepto Rosacruz
del Cosmos” que es la sangre donde se asienta el Ego o Pensador (nombres
del Alma humana). Nos dice que la sangre puede llegar a ‘enfriarse’ o a
‘recalentarse’ (según distintos y opuestos estados de ánimo) y que esto puede
expulsar al Ego del cuerpo (especialmente cuando la sangre se recalienta al
experimentar, por ejemplo, una explosión de ira). Explica que el peligro
consiste, en casos donde el alma aún es débil, que un “intruso” ocupe el cuerpo
antes del retorno de su dueño, el Ego. A esto se le llama “obsesión” o
“posesión”.
Según lo antedicho, podemos deducir que, si se
considera que el alma humanapuede
salir del cuerpo en situaciones extraordinarias como las citadas, significa que
no vive “fuera” del cuerpo, sino dentro del mismo, compenetrándolo con su sutil
energía. Según Max Heindel la parte especial del cuerpo donde estaría el alma
es la sangre, como vimos. Pero la reconocida autora Alice Bailey en sus citas
hechas en su libro “El alma y su mecanismo”
nos deja una idea más amplia de cómo el alma interpenetra al cuerpo, siendo
este su instrumento de aprendizaje. La autora cita a las glándulas de secreción
interna (sistema endocrino) y al sistema nervioso como sistemas totalmente
relacionados y fusionados con el alma humana, mediante los cuales el alma
vitaliza las diversas funciones internas del cuerpo, y a la vez se relaciona
con el medio circundante, tomando del mismo impresiones y experiencias, desde
las más simples a las más complejas.
Es bien sabido que existen 7 glándulas endócrinas
principales en el cuerpo humano (ubicadas y relacionadas con los 7 chakras
conocidos, según las escrituras sagradas de los hindúes) que secretan hormonas
muy especiales y específicas que determinan diversas funciones químicas del
cuerpo, influyendo además en el carácter y en la psiquis. Estas glándulas de
secreción interna son responsables de las funciones reproductivas, digestivas,
metabólicas, nerviosas, y de importantes procesos químicos dentro del
cuerpo; las hormonas secretadas se relacionan también a las emociones humanas e
inclusive a procesos del pensamiento. Todo esto es “psiquis”, es decir alma,
por que es VIDA. Sin embargo, para nuestros estudios esotéricos, no basta con
conocimientos de anatomía, fisiología y psicología para determinar
completamente lo que es el alma, y menos aún para poder determinar cuál es el
Propósito del alma, ya que ese Propósito proviene de una región muy superior:
el mundo espiritual.
Los elementos del cuerpo y de la psiquis conforman lo
que podríamos llamar “el mecanismo del alma”, pero el ALMA existe realmente en
una envoltura mucho más sutil, ya que está compuesta principalmente de materia
mental superior, y es esa materia sutil la que compenetra al cuerpo y a la
psiquis del hombre (la personalidad).
Hemos dicho en otra ocasión que esa materia sutil es
como una “burbuja”, que al inicio de la evolución del alma humana conserva en su
interior la conciencia lograda en los reinos menores de vida, antes de llegar a
ser alma individual y poder así encarnar como ser humano. Por lo tanto el alma humana es la ‘burbuja’ de
materia sutil (el Cuerpo Causal) y la ‘conciencia’ que se va gestando en su
interior (el Ego). En síntesis, podemos decir que:
Alma es ‘vehículo sutil’ y ‘Conciencia’, al mismo
tiempo.
Ahora bien, esa materia sutilísima de los subplanos
superiores del mental, y la conciencia continente, compenetran al cuerpo
humano. La Conciencia o Alma se expresa a través de los mecanismos nervioso y
glandulares del cuerpo y del carácter, todo lo cual, está íntimamente
relacionado. Pero…:
¿Existe en realidad un sitio especial en el cuerpo humano donde se pueda
afirmar que el Alma se asienta? He aquí la respuesta:
Ya hemos visto que Alma se puede tomar como sinónimo
de “conciencia”, de “Ego” o “Yo”. El alma humana es el yo consciente, es decir: la conciencia
del YO. Pero el nivel de profundidad de esta conciencia varía entre cada
individuo, ya que existen diversos niveles de comprensión del “sí mismo”, es
decir, diferentes grados de maduración álmica.
Hay humanos que se conocen muy poco a sí mismos, y que
solo utilizan la palabra “yo” para expresar sus banales y pasajeros deseos
materialistas, en general. Es decir que para ellos, el ‘yo’ no tiene otro
significado más que el deseo (kama),
la posesión y las pasiones burdas y pasajeras. En este grupo humano el
intelecto está poco o nada desarrollado (y recordemos que a nivel esotérico
“intelecto” es sinónimo de alma). En el otro extremo, encontramos a hombres con
el intelecto más desarrollado y con otra conciencia del “sí mismo”, desapegados
cada vez más de las cosas intrascendentes. La palabra “YO” es en este grupo
humano comprendida más profundamente, ya que el foco de identificación cambia a
medida que la conciencia se expande.
La frase “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida”,
es un ejemplo de una Conciencia muy avanzada respecto de la comprensión del “sí
mismo”.
No obstante, todos los seres humanos, los más y los
menos avanzados en conciencia, es decir, con mayor o menor desarrollo álmico,
al decir la palabra “YO” señalan en dirección a una parte del cuerpo: el
pecho, asiento del corazón y del timo. Este es un hecho común a todas las
razas humanas y culturas que existen y que han existido. Queremos decir con
esto que el hombre no señala a su pecho al decir “yo” por un hecho aprendido o
cultural, ya que la causa es que es allí donde la energía de la presencia del
alma, del YO, se reúne con mayor fuerza. El señalar naturalmente al pecho al
decir “yo” sin que medie pensamiento alguno en tal acto, es una acción que
obedece a un “instinto” (aunque no es la palabra más correcta), a un saber
oculto que tiene raíces esotéricas.
Podemos observar que al decir simplemente: “yo”,
no señalamos ninguna otra parte del cuerpo que no sea nuestro pecho. Si decimos
“yo pienso”, allí sí, es la cabeza el sitio que señalamos…, y si decimos
“yo siento”, vuelve a ser el pecho el centro al cual nos dirigimos. Como
vemos, ambas partes del cuerpo están relacionadas al sentido del “yo”, pero la
que prevalece entre ambas, la más fuerte, es el pecho, el corazón. Este es un
hecho real y de muy simple comprobación, como podemos ver… Bastaría ver cómo se
siente el decir “yo” señalando la rodilla, el estómago, el brazo, o cualquier
otra zona del cuerpo que no sea el pecho (a excepción de la cabeza, pero solo
al decir “yo pienso”…).
La razón de este simple hecho es muy profunda, y
esotérica, si se quiere…
En primer lugar, y antes de ahondar en lo esotérico,
diremos que bien fundada podrían estar las ideas de Max Heindel y de aquellos
que como él piensan que el Ego o Alma está en la sangre, ya que la sangre, si
bien circula por todo el cuerpo, está muy especialmente vinculada al corazón,
como bien todos saben…, por ser este el órgano que la impulsa. Esto tiene que
ver con nuestra reflexión reciente donde vimos que es el pecho, el corazón, la
zona que señalamos al decir y sentir “yo”. El sentimiento del YO (Ego o Alma)
estaría entonces muy vinculado al corazón y a la sangre que por este órgano
fluye sin cesar.
Por otro lado, y dirigiéndonos más al aspecto
esotérico, encontramos las siguientes relaciones entre el YO, el corazón, y los
estudios del alma que nos trajeron hasta aquí:
1- Diversas escrituras
sagradas de la India nombran al centro cardíaco como el asiento de la Deidad en
el ser humano. Es el centro donde se ubicaría “la conciencia de SER”. Esta
‘conciencia de ser’ varía de hombre a hombre. La conciencia de “ser el SER” más
allá de todas las limitaciones, debe ser conquistada.
2- El pecho es la zona
donde se ubica, en el cuerpo humano, el “chakra cardíaco” (anahata). El centro cardíaco es una
‘rueda de energía’ formada (según se nos dice) por 12 rayos. También se compara
a este chakra a un Loto de 12 pétalos.
3- Recordamos que el
Cuerpo Causal o Loto Álmico también está formado por 12 pétalos que deben
abrirse, (o bien, 12 rayos que deben adquirir “cualidad”).
4- Las 12 constelaciones,
y “los 12 Trabajos de Hércules”, se relacionan a lo antedicho. Hércules sería
el Alma en el hombre, que debe superar las 12 pruebas que el legendario mito
nos relata. Cada una de esas pruebas estaría representando a cada uno de los 12
pétalos de la Flor del Alma. El superar las pruebas significaría la apertura de
los pétalos álmicos.
Los puntos 2 y 3 recién señalados coinciden en nombrar
12 pétalos, en referencia tanto al chakra cardíaco como al Loto Egoico o
Álmico. Podemos decir que son análogos, pero no son lo mismo. Es decir:
Los 12 pétalos o rayos del centro cardíaco son de
materia etérica, mientras que los 12 pétalos del Alma son de materia mucho más
sutil que la etérica y la astral; como ya se dijo, son de materia mental
superior. Por eso decimos que los 12 pétalos del centro cardíaco y los 12
pétalos del Alma no son lo mismo, pero sí que “son análogos”. Con esto queremos
decir que el chakra cardíaco es una densificación materializada en el
etérico-astral de lo que el Loto del Alma es en la región superior del mental.
“Lo que es arriba es abajo”, como afirma la Ley de Correspondencia, es
aplicable aquí.
Según lo expresado, desde el punto de vista esotérico,
también estaría fundamentada la idea de que el alma humana estaría especialmente ubicada, o mejor dicho,
‘su energía’ estaría en mayor proporción, en la región del pecho, es decir, en
el punto medio del cuerpo humano. Recordamos que el chakra cardíaco es,
de los 7 tradicionalmente conocidos, el cuarto; es decir, el chakra que está en
el punto medio de los 7. Por lo tanto es el centro del sistema de chakras, y de
alguna manera, podría verse como el centro donde se reuniría la síntesis de ‘conciencia de ser’ de la
sumatoria de experiencias que se producen en el resto de las ruedas de energía. Es decir que, todo
lo que experimenta el cuerpo físico y psíquico del ser humano, todos los niveles
de experiencias en cada uno de sus chakras, estarían creando una
síntesis de sensación y comprensión del “sí mismo” con asiento en el CENTRO
CARDÍACO. De allí que al decir “yo”, cualquiera sea el nivel alcanzado, la
referencia sea siempre el pecho… Todo este proceso de tomas de consciencia a
través de las experiencias sería un camino de construcción y afianzamiento del
“YO”, (con variables cambiantes en el aspecto “identificación” durante el
proceso de tomas de conciencia).
Ahora bien: ¿Qué sucede al terminar la construcción
del Ego, el Yo…?
Luego del proceso de construcción, viene la
destrucción, o ‘extinción’ (Nirvana).
Cuando el Ego intelectual ha sido totalmente
construido, el Pensador (manas) ya
ha cumplido con su cometido: producir autoconciencia pensante
consciente; pero el peregrino advierte que la limitación e ilusión de
separatividad aún no se han diluido. Descubre así que manas, el Pensador, debe ser
trascendido. Y dicho aún con mayor propiedad: ve que ‘el Pensador’ no existe en
verdad. Ve que existen los pensamientos, pero no un YO que los piense, y que
existen las emociones, pero no un YO que se emocione… (etc.). Comprende que el
“yo” es una ideación profunda donde se reúnen elementos de “identificación”. En
síntesis: ve que el “yo” es pensamiento.
Lo recién dicho es también parte de un proceso de
alquimia de la conciencia, en el cual están la desidentificación y el desapego como aspectos presentes y fundamentales.
Además, se aclara que al hablar de la extinción del
“yo” estamos hablando del “yo psicológico”, que es la idea condicionada que el
hombre tiene de sí mismo, en todos los aspectos, físico, emocional, mental, y
‘espiritual’ (si se quiere).
Durante el proceso de desidentificación, desapego y
‘extinción’, parecería ser que el centro del ALMA, que lo habíamos situado
prominentemente en el corazón, va abandonando poco a poco la zona del pecho,
nuevamente hacia la cabeza, (pero no ya como un centro de la actividad del
pensar, como ocurrió en la 3° iniciación menor, sino ahora como un ‘centro
espiritual’).
Este proceso comienza a ocurrir porque el sentido del
“yo” psicológico se va diluyendo a medida que el hombre se va fundiendo con el
sentir de la Vida Una. Es decir que, el peregrino va pasando del estado de
‘conciencia personal’ al estado de “conciencia impersonal”. A medida que esto
ocurre todo aferramiento a la idea del yo personal, diferenciado y limitado, se
va debilitando, dando espacio al ‘sentir’ del Yo Impersonal, ilimitado,
incondicionado. De esta forma “todo lo demás” pasa a ser también “el sí
mismo”.
Es de esta manera que el yo personal, relacionado
al alma humana con
asiento de su energía principalmente en el centro cardíaco, va cediendo lugar a
un ‘SENTIR DE UNIDAD’, relacionado al alma divina, con asiento fundamentalmente en el centro
coronario. (Estas son referencias básicas e imperfectas, ya que el alma humana también está
presente, aunque en menor proporción, en los demás centros; mientras que
el alma divina, ya
edificada, está asentada en el centro coronario, pero extiende su raíz divina a
los centros n° 6, 5 y 4, influyendo en estos).
Las escrituras sagradas de la India afirman que en lo
alto de la cabeza, existe un centro de 1000 pétalos (960 para ser más exactos);
el cual posee en su interior una especie de remolino subsidiario (o Loto
interno), con 12 ondulaciones propias (energías o pétalos). También se nos dice
que cuando la conciencia del yogui alcanza la cúspide de la cabeza, llega a la
Liberación. Esa Liberación es la rotura de las cadenas que atan a la limitación
y a la ilusión. Por lo tanto, Liberación es “Atma-Buddhi” como conciencia
despierta, es decir: la aparición del Vehículo de Luz Espiritual o Alma Divina. (Recordemos que el Alma Divina no existe en
realidad hasta que los principios Búdico y Átmico, empiezan a adquirir materia
consciente, “cualidad”).
También se nos dice que el centro cardíaco está
especialmente conectado con energía amarilla-dorada al Loto interno de 12
pétalos del centro coronario de ‘1000 pétalos’. Esta interconexión, ¿no está
acaso sugiriéndonos la compleja y secreta relación entre lo que llamamos alma humana y alma divina en el hombre…?
Se han dado hasta aquí varios elementos como para
pensar que el asiento del ALMA estaría especialmente en el corazón y la cabeza
del ser humano, centros que hemos visto que se interrelacionan íntimamente en
muchos sentidos. Estos conocimientos están relacionados a lo que conocemos de
los 7 chakras, que nos llega de la tradición espiritual y esotérica de la
India, especialmente. Las precedentes reflexiones tuvieron base en esto, y por
lo tanto han establecido referencias que situarían al ALMA dentro del cuerpo
humano. Pero existen otras referencias que nos conducirían a considerar que
el Alma Divina no solo estaría presente dentro de las
envolturas materiales, sino también fuera de las mismas. Existen varias
versiones al respecto (que no coinciden del todo entre sí), pero en lo que sí
coinciden como concepto básico es en afirmar que existen más de 7 chakras en el
hombre, y que algunos de esos “nuevos” centros estarían ubicados encima de la
cabeza; serían centros superiores (monádicos y supramonádicos) que se
activarían con la evolución. El mismo gran teósofo C. W. Leadbeater escribió en
su obra “Un libro de texto de teosofía”
(página 66) que “Hay otros centros
inactivos cuya actualización es perjudicial”. Pero después de varias
décadas de su muerte, no fueron pocos los discípulos que comenzaron a hablar de
‘esos otros centros’. Aunque no todos coincidieron con exactitud en los nuevos
conocimientos, muchos coinciden en la existencia de más centros de energía,
tanto dentro como también fuera del cuerpo físico. En la antigüedad, los yoguis
indos no hablaron de estos centros porque lo desconocían o por que no era el
momento; pero hoy está saliendo a la luz, de a poco, lo que antes estaba
oculto. Es un proceso natural.
De acuerdo a esta nueva hipótesis, que el investigador
se verá obligado a considerar, el Alma Divina, cuando está ya construida, se
podría decir que estaría ubicada con epicentro fuera del cuerpo físico denso,
en uno o más centros por
encima de la cabeza, aunque con asiento especial también en el chakra 7 en la
corona, desde donde emitiría su espiritual influencia hacia “abajo”, es decir,
hacia el resto de las envolturas más materiales del hombre.
Una doctrina que confirmaría, o se relaciona, con lo
antedicho, es el TAOISMO. Ciertos conocimientos del TAO señalan que existen en
el hombre 3 CALDEROS de energía. El primero sería el Caldero inferior,
ubicado en la zona del ombligo, el cual sería el depósito del CHI (prana) que
circula por todo el cuerpo etéreo. Hay quienes consideran que el asiento del
alma está en el ombligo (y no en el pecho o la cabeza), y se basarían en que
esta zona del cuerpo es donde se guarda y distribuye la energía vital del
organismo completo. Es el depósito principal de la energía vital universal en
el cuerpo humano; y si consideramos a “alma” como sinónimo de “vida” esta
hipótesis puede ser entendida. Pero este ‘centro de vida’ sería más bien la
vitalidad básica, el “alma animal” en el hombre, porque es energía vital sin
auto-conciencia aún.
El Caldero medio estaría ubicado en el pecho, y sería,
según el TAO, el sitio donde se concentra y transforma la energía vital
proveniente del caldero inferior en “conciencia” mediante un proceso de
iniciaciones esotéricas. Este es el centro de la autoconciencia, y ya podríamos
hablar entonces de “alma humana”.
El Caldero superior estaría encima de
la cabeza. Sería en centro donde se formaría en Cuerpo Espiritual o Cuerpo
Inmortal, el cual existe en interconexión con todas las criaturas e individuos.
Aquí la ‘autoconsciencia’ se trasforma alquímicamente en “CONCIENCIA DE
UNIDAD”. Esta sería la región del “Alma Divina”.
Se han dado en este capítulo distintas razones
exotéricas y esotéricas que nos han llevado a relacionar la residencia del alma
especialmente con la cabeza y el corazón del cuerpo humano; para llegar también
a la hipótesis de la existencia del Alma (Divina) también fuera y por encima
del cuerpo físico. Sin embargo todas, especialmente la última, han sido
referencias sugestivas, ya que el Alma está en una dimensión temporal-espacial
distinta a la tercera dimensión, con lo cual el cerebro físico humano poco
puede hacer para ver la verdad, ya que tiene limitaciones para representarse
fielmente verdades que exceden a sus capacidades de captación. Ante este tema
tan amplio como misterioso, lo ofrecido podría ser tan solo el inicio de la
investigación para el verdaderamente interesado.
http://estudios-sobre-el-alma.blogspot.com.es/2013/11/5-donde-se-asienta-el-alma.html
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