El séptimo velo
y la noche oscura del alma
Siguiendo el hilo del último post,
siempre me ha intrigado el concepto expuesto por diferentes autores y conocido
como “la noche oscura del alma”, frase
atribuida a San Juan de la Cruz, título de una serie de poemas que escribió
aproximadamente por el año 1570. Este concepto, se asocia al proceso interno
que vive una persona cuando empieza a desmontar aquella parte “oscura” de su
alma, eso que hemos llamado “la sombra”.
P. D. Ouspenky decía:
"Cuando un hombre
comienza a conocerse a sí mismo, poco a poco podrá ver en sí mismo muchas cosas
que le causarán horror. Mientras un hombre no se horrorice de sí mismo aún no
sabe nada sobre sí mismo."
En sus poemas, San
Juan de la Cruz, hace referencia al viaje arquetípico que realizó cuando fue en
busca de su comunión con lo “divino”, purgando su alma, para deshacerse de todo
aquello que no era parte de su esencia, sino construcción artificial por la
programación del mundo material. Evidentemente, la forma en la que los místicos
religiosos de la época harían esta “limpieza” de la sombra no tiene nada que
ver, imagino, a como la hacemos nosotros ahora, o como creo que lo tengo que
hacer yo, que no es más que a base de mucha introspección personal en lo más
recóndito y oscuro de mí, con sanación energética, con meditación, dialogo
interior, etc., etc., para sacar a la luz, aceptar, comprender y transmutar,
aquello que me impide rasgar por completo el séptimo velo y
romper las estructuras artificiales de la personalidad y los límites a la
expansión de la conciencia. En este aspecto, algunos de esos mismos místicos
del pasado también dejaron escrito que, el trabajo y el proceso de la noche
oscura del alma, es algo que acompaña a todo aquel que se adentra en el proceso
de conectar con su esencia, a lo largo de toda la vida, de forma perpetua, e
imposible de completar jamás del todo.
Los dos ciclos de la
noche oscura
El proceso de trabajo con la sombra se puede dividir en
dos mitades, o en dos ciclos. El primero, es el descenso al inframundo interior
de cada uno, donde la personalidad egoica en sus facetas negativas es rota en
pedazos, mediante tremendos esfuerzos y choques externos que dejen hecha añicos
una parte de las oscuras y rígidas estructuras mentales establecidas a lo largo
de la vida. Yo he recibido ya dos choques de este estilo, y, si no lo has
vivido, no se puede explicar lo que se siente. Un martillo rompiéndote por
dentro sería una buena descripción, pero tampoco se acerca realmente a la
sensación que produce sentir como se desmonta un parte de ti. Estas
partes, luego, se tienen que transmutar, y las piezas rotas deben recomponerse
para mantener el conjunto de tu psique estable y funcional, pero sin la carga
negativa asociada que poseían antes. Aquello que se ha liberado y deja hueco,
debe volver a llenarse, esta vez con las partes “positivas” de uno mismo.
Este proceso de sacar la sombra, y romper sus
estructuras energéticas puede producir sensaciones extrañas de perdida (pues te
han arrancado una parte de ti que siempre ha estado ahí y notas que te falta),
de desespero, tristeza, de dolor, etc. Es cuando uno se da cuenta de que
realmente se ha iniciado el primer ciclo de esa noche oscura, que, cuando se ha
completado, por otro lado, da paso a emociones que son todo lo contrario:
alegría, felicidad, ligereza, limpieza interior, paz…
Cuando uno ha terminado esta primera parte del ciclo,
que puede durar una eternidad, dicen que entonces se inicia la segunda, que es
volver a sacar a la superficie, dejando atrás el inframundo interior ya más o
menos descompuesto y parcialmente liberado, limpio y transmutado, la esencia
pura de cada uno, despertando la conexión total con el ser del que venimos, y
la manifestación de su “conciencia” en la nuestra, pues uno ya no tiene una
personalidad artificial y egoica que tome los mandos, sino que, entonces, es
nuestro Yo superior quien lo hace y el ego simplemente “obedece”. La
diferencia, es que, ahora, la visión que teníamos del mundo anterior al proceso
está muerta, ha desaparecido, porque se ha roto el séptimo velo, y uno inicia
la nueva etapa con una perspectiva completamente diferente, evidentemente, si
todo el proceso que se ha hecho durante el primer ciclo, ha tenido éxito.
El proceso de ruptura
de la sombra tiene efectos muy negativos al principio, no en vano es la parte
que nos ha sostenido y defendido a lo largo de centenares de encarnaciones a
través del día a día, pero también es verdad que, una vez rota, rápidamente,
aunque sea de forma momentánea, dure solo unas horas o unos días, se
experimenta una sensación de felicidad y alegría sin par, pues, estando también
presentes en ti, esas emociones, tienen menos barreras para expresarse con
mucha más libertad. Suele ser un estado de “happy happy” con todo lo que te rodea.
Dicen aquellos que ya
se han adentrado lejos en el sendero que conduce a través de la noche oscura
del alma, que el ciclo entero de la transformación, y su propósito final,
reintegra al iniciado con su esencia primordial, y le proporciona una nueva y
renovada auto-imagen, hacia si mismo y hacia los demás, integrando espíritu y
materia. Decía Don Harkins en aquel artículosobre los 7 velos, que muy pocas personas en el mundo llegan a
romperlo y atravesarlo, y ahora comprendo por qué es, ya que, si llegar hasta
el sexto es complejo para algunas personas, pero se puede hacer en base a
trabajo exterior e interior, para romper el séptimo no hay que salir fuera,
sino entrar dentro, muy dentro, al inframundo que existe en nosotros, donde
reside la sombra, y no dejar títere con cabeza hasta que esta haya sido
desmontada, transmutada y sanada.
Rompiendo el séptimo
velo
¿ Y a que hacía
referencia el séptimo velo? Esto decía en el artículo sobre “¿Porque novemos esa otra realidad?
“El séptimo velo: No sé lo que hay detrás del séptimo velo. No lo
he podido penetrar. Pero creo que es la percepción que tiene el alma de la
persona, libre de todo filtro mental, que ha evolucionado hacia un estado tal,
que ve la realidad de forma muy diferente a los demás, una especie de Gandhi
iluminado que se pasea por el mundo despertando a todos a su alrededor sin
restricción alguna.”…
Echando la vista atrás, en Marzo del 2013 escribí, al
final de ese artículo, sobre los velos que nos impiden ver esa otra realidad,
esto:
“Quien escribe ha roto
muchos velos en los últimos años, algunos de golpe. El sexto, el más reciente,
a raíz de mi trabajo haciendo terapia energética y tener que lidiar
directamente con entidades no corpóreas, y a raíz de encontrar más y más
información sobre el control no “humano”, pero aún es un tema del que cuesta
hablar abiertamente. En todo caso, pocas personas que no hayan roto el mismo
número de velos que tu podrán entenderte, por lo que cualquier esfuerzo de
explicación es fútil a no ser que esas otras personas deseen hacer el esfuerzo
para quitarse vendas energéticas y mentales que bloquean la percepción de su
realidad a niveles mucho más profundos”.
Cuando se rompió mi sexto velo hace algunos años y
empecé a lidiar con la realidad del mismo, mi mundo no sufrió grandes cambios,
ya que la progresión en la percepción cada vez más amplia de lo que sucede en
el planeta se había dado de forma natural, y sin grandes shocks o sobresaltos.
Además, como mi círculo de amigos y entorno más cercano seguía mí mismo ritmo
más o menos, siempre nos hemos entendido a la hora de poder hablar de lo que
sucede y vemos ahí fuera sin grandes preocupaciones o alteraciones.
Debido a un
sentimiento de seguir trabajando sin descanso en uno mismo, de seguir creciendo
y evolucionando, hace no mucho, se activó la necesidad de ir a por el último
velo. Este último velo es la batalla final por recuperar la esencia de lo que
fuimos, es la vuelta al origen. El proceso pasa por desmontar la fachada egoica
y mental de la personalidad, pues hemos de entender que ese es el
séptimo velo.
¿Cuál es el problema con esto? Pues que por otro lado,
simultáneamente, también he entendido que existe un peligro inherente a este
proceso, pues, como decía en el artículo anterior:
La ironía aquí es increíble: aquellos que ven la vida detrás de los velos 1
al 5 no tienen ninguna otra opción que percibir a los
que han roto el velo número seis como locos, insanos, y paranoicos. Con cada
filtro roto, exponencialmente una gran cantidad de gente que empieza a ver la
realidad “real” es declarada paranoica, pues pasan al otro lado de la barrera
de la forma en la que ven el mundo. Y para añadir más a la ironía, cuanto más
intenta alguien que ha conseguido eliminar el velo número 6, explicar lo que ve
a aquellos que no han llegado a eliminar ese filtro de sus vidas, mas insano y
loco aparece ante ellos.
Si esto sucede con la mayoría de personas que llegan
hasta el velo número 6, ¿Qué pasará cuando alguien rompe su velo número 7 y
dejas de ver la realidad, a priori, como la ven todos aquellos que están detrás
de los velos anteriores? ¿Puede entenderte alguien en esta matrix que no lo
haya roto también, ya que tu forma de percibir las cosas será radicalmente
distinta a la de los demás? Creo que el Don Juan de Carlos Castaneda quería
llevar a este último a romper también todos estos velos, siendo él un exponente
de quien ve la vida sin ninguno de ellos, pero, irónicamente, siendo visto como
un loco excéntrico por la mayoría de aquellos que no estaban a su mismo nivel.
Y es que, como dicen
los masones, V.I.T.R.I.O.L.
“VISITA INTERIOR A TERRA RECTIFICANDO INVENIES
OCCULTUM LAPIDEM” –
visite el
interior de la tierra y rectificando encontrará la piedra oculta, que
viene a ser lo mismo que cava en tu propia alma para encontrar la sabiduría que
uno lleva dentro.
Y otras dos
referencias. Decía Jung: “Uno no
alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciéndose consciente de
su propia oscuridad”, y complementaba Hazrat Inayat Khan, el fundador
del sufismo universal: “no puede haber
renacimiento sin una noche oscura del alma, una aniquilación total de todo lo que
creías y pensabas que eras”.
Tal cual.
POR DAVID TOPÍ
http://davidtopi.com/el-sptimo-velo/#.VZ1c4vntmkr
Re-Publicado por “Isis Alada”
Favor
Respetar e incluir todos
los enlaces, canal y traductor si lo hubiere Sr. Orlando S. M.
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