Por David
De acuerdo con varias
religiones, el karma sería una energía metafísica (invisible e inmensurable)
que se deriva de los actos de las personas, una acumulación de hechos
energéticos que vuelven a nosotros a través de las Leyes de Causa y Efecto
y de lo que llamamos la Ley del Boomerang.
Aplicado a la vida y
al sentido metafísico que se le da al karma, el concepto es que todo aquello
que hacemos, pensamos, ejecutamos, decimos, etc, genera una energía, es la
causa que produce un efecto, a veces bueno, y a veces no tan bueno (karma
negativo). Ese efecto, debido a la ley universal que dice que todo lo que
das lo vuelves a recibir, termina de nuevo incidiendo en nosotros, tanto
positivamente como negativamente, convirtiéndose en lo que todos conocemos por
acumulación de karma. La suma de problemas, eventos negativos, situaciones
caóticas, etc, son debidos, muchas veces, al karma, a una acción anterior
nuestra en la cual hemos precisamente creado algo parecido a lo que recibimos,
aún sin saberlo o sin habernos dado cuenta.
El Karma y la
reencarnación
Las filosofías y
religiones orientales nos dicen que el karma se acumula de una vida para otra, sobre
todo cuando los hechos y causas provocadas por nosotros (nuestros actos) tienen
una repercusión más allá del tiempo que pasamos en esta vida. Es como si el
efecto de algo que hemos hecho tuviera tanto alcance, que el boomerang que nos
lo ha de devolver no tuviera tiempo en esta vida para traernos de vuelta
aquello que hemos enviado.
Así, se dice que
arrastramos de una vida a otros hechos y acciones cometidas en una vida
anterior, y que nuestra acumulación de karma es lo que muchas veces nos hace
pasar por ciertas situaciones sin quererlo ni pedirlo, y sin saber de dónde nos
viene (tanto buenas como malas).
El karma en el día a
día
Pero el karma no es
solo algo que se genera y acumula de una vida para otra, sino que al estar
continuamente en acción, creando “causas”, continuamente estamos generando
“efectos”. Lo más común es que estos efectos vuelvan a nosotros realmente
rápido, una buena acción que haces se ve recompensada por algo bueno que te
hacen a ti unos días o semanas después, una pequeña “mala” acción se ve
devuelta por algún “pequeño problema”. Hay personas que no desean hacer daño ni
al más pequeño de los insectos, sabiendo que así no recibirán ni siquiera la más
pequeña de las repercusiones negativas, sin embargo, tratan de hacer las obras
positivas más grandes que puedan llevar a cabo, para recibir de esta forma los
beneficios de la misma.
Como decidimos vivir
con respecto a estas dos leyes universales es decisión nuestra. Si decidimos ir
por el mundo sembrando rabia, temor, egoísmo, enfado, fastidiando a los demás,
envidiarlos, y toda la lista de actitudes negativas que se os puedan pasar por
la cabeza, viviremos simplemente recibiendo lo mismo de los demás y de la vida.
Si decides irte al otro extremo y no vivir más que en la alegría, la paz, el
amor, la generosidad, pues eso será lo que recibirás.
¿Se puede hacer esto?
Pues depende. Es todo un problema de actitud y de elegir en cada momento, en
cada instante, como queremos reaccionar a lo que otros nos están generando,
podemos devolver una mala acción con otra, o podemos encontrar la forma de que
la mala “acción” de alguien no genere en nosotros una respuesta que vaya a
traernos consecuencias negativas, a corto o largo plazo. Más adelante, en otro
post os explico cómo eliminar karma a través de una meditación, así os quitáis
un poco de encima, por si acaso
Re-Publicado por “Isis Alada”
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