Arcángel Uriel:
Después de sanar, bendice tus cicatrices
Cada herida deja una cicatriz física que es diferente en
apariencia de tu piel normal. Es un recuerdo duradero de que allí hubo una vez
un lugar roto donde ahora está sanado. Cada herida emocional también crea una
cicatriz, una que es invisible en el mundo físico, pero muy real en la realidad
emocional y energética.
Mientras que las cicatrices físicas ya no duelen, las cicatrices
emocionales sí lo hacen y pueden ser o bien recuerdos duraderos de tu dolor o
bien confirmaciones de tu sanación, crecimiento y transformación.
Después de sanar, bendice tus cicatrices para que su mensaje sea
uno de reconocimiento positivo, amoroso de tu transición hacia la plenitud y de
que tu sanación es verdaderamente completa.
Las cicatrices físicas son creadas por el cuerpo para reemplazar
la piel que ha sido dañada y no se ven como la piel común. La herida ha
cambiado para siempre la integridad del cuerpo y la cicatriz es un recordatorio
de esa sanación que ocurrió allí. Lleva a la piel a la plenitud pero no creando
un medioambiente libre de heridas.
Las cicatrices emocionales y energéticas son recordatorios
similares de una herida que ha cambiado para siempre la integridad de la
energía y de las emociones en una situación dada, y dentro del camino de tu
vida, y también te recuerdan que aquí fue un lugar de sanación y confirman que
la sanación ha ocurrido.
Las cicatrices retornan los cuerpos físicos, energéticos y
emocionales a la totalidad pero no creando algo que te permita olvidar que la
herida sucedió. En cambio, te recuerdan que una vez hubo allí una herida que
ahora ha sanado, así que utilizas la energía de la herida como una fuente de
información.
Sin la memoria de la herida, la cual fue creada por la cicatriz,
sería fácil repetir lecciones una y otra vez porque no habría recordatorio de
la lección. Con la cicatriz hay un recordatorio permanente de la sanación que
ha sido lograda, y al bendecir la cicatriz integras las lecciones que ya no
tienes que repetir.
La sanación y la plenitud no pueden ocurrir sin cicatrices
porque necesitas recordatorios de tu viaje. Pero las cicatrices son una
bendición, no un castigo, pues ellas confirman la plenitud y la integridad al
no retrotraer a tu cuerpo físico, emocional y energético a tu condición previa
a la herida.
Las heridas son confirmaciones de tu deseo de cumplimentar con
la misión de tu alma y arriesgarte a ser lastimado; las cicatrices confirman
que has sido herido pero que has sanado y ahora estás recuperado en nuevos
niveles de comprensión.
Si intentas sanar evitando ser herido, nunca desearás
arriesgarte hasta el fondo de ninguna lección porque todas tienen el potencial
de lastimar.
Si miras a las cicatrices como confirmaciones de las heridas en lugar de sanaciones y retorno a la totalidad, las verás como un recordatorio del dolor y olvidarás que son una señal de tu plenitud y de nuevos niveles de integración.
Si miras a las cicatrices como confirmaciones de las heridas en lugar de sanaciones y retorno a la totalidad, las verás como un recordatorio del dolor y olvidarás que son una señal de tu plenitud y de nuevos niveles de integración.
Bendice tus heridas, todas ellas, porque representan pasos de tu
viaje que tuviste el coraje de dar y la fortaleza de superar. Cada lección
creará heridas, lugares en donde no fue fácil conseguir la maestría de tus
lecciones, y cada herida tiene una cicatriz, la cual es el recordatorio final
de las batallas que has ganado, y de los nuevos niveles de comprensión a los
cuales llegaste victoriosamente.
Este es un mensaje canalizado del Arcángel Uriel.
Derechos de autor reservados © 2016 por Jennifer
Hoffman. Pueden citar, traducir, reimprimir o referirse a este mensaje si
mencionan el nombre de la autora e incluyen un vínculo de trabajo a: enlighteninglife.com
Las traducciones de los artículos de Jennifer Hoffman pueden ser descargados en archivo Word desde el sitio creado para ella en manantialcaduceo.com.ar
Traducción: Marcela Borean
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