Amados, Tengamos una charla sobre la cualidad del amor conocida como
revelación.
La naturaleza interna de cada individuo revela
verdades poderosas y persuasivas que apuntan a la presencia de una realidad
espiritual mayor dentro de ellos, como el mundo interior del espíritu, de la
conciencia, de los sentimientos y de las emociones, de la existencia del alma.
Cada individuo se esfuerza hacia la perfección en
sus vidas, siempre en busca de la persona que represente los más altos ideales
de amor, bondad, integridad, honestidad, fidelidad y belleza.
Este deseo en su interior para encontrar y conectar
con el ideal perfecto surge de su deseo más profundo de conocer su verdadero
ser como el alma perfecta que se esconde como un gran tesoro en su interior.
Es esta alma que impulsa a cada persona a buscar y
encontrar su mayor Ser.
Después de una larga búsqueda de esa perfección que
han buscado en todas las cosas externas a ellos, hay una revelación que se
produce.
Se dan cuenta de que esta perfección que han estado
buscando está tan cerca como su propio Ser, que es la realidad de su propia
vida. La perfección que han buscado se encuentra dentro de su propia alma.
Cuando uno llega a ser consciente de su alma,
perciben el ser interior que trasciende su ego humano.
Las luchas de su vida alcanzan pleno sentido cuando
se les revela que la evolución humana no es sólo para la adaptación de los
cuerpos físicos de las plantas, los animales y los seres humanos con el
propósito de la supervivencia del más apto en la naturaleza.
También debe incluir el aspecto más importante, que
es el desarrollo gradual del alma que anima estos cuerpos sobre los ciclos de
la vida y la muerte.
El objetivo de la experiencia de la vida en una
forma terrenal es revelar el espíritu perfecto que se esconde dentro.
El sistema evolutivo entero es el que lucha por
evolucionar de la simple eficiencia en la naturaleza al despliegue de la
perfección del espíritu.
Cuando llega esta revelación, la vida alcanza un
propósito más elevado.
Vivir la vida se revela como un área de juegos
emocionantes, una carrera de obstáculos que se atraviesan, en la que cada ser
evoluciona para ser más perfecto.
Ellos ven que necesitan las circunstancias adecuadas
con el fin de manifestar su verdadera naturaleza, su alma, su fuente de
fortaleza infinita y potencial.
Sin esta oportunidad para la experiencia, sus
preciados ideales de divinidad, el coraje, el sacrificio, el discernimiento, la
integridad y el amor incondicional nunca serán totalmente revelados.
Mientras uno se abre a la posibilidad de que existe
el alma de uno, y acepta la posibilidad de que cada persona es mucho más que su
cuerpo, sus pensamientos o sus sentimientos, comienzan a darse cuenta de que
Dios está presente dentro de ellos.
Ellos sienten su relación con toda la humanidad y
con toda la vida sobre su planeta.
Ellos comienzan a amar a sus hermanas y hermanos sin
condiciones, ya que encarnan las cualidades del perdón, aceptación y
comprensión compasiva de cómo se sienten los demás.
Buscan una conexión con lo sagrado subyacente y el
misterio de la vida.
Anhelan un sabor de lo infinito y la realidad que
subyace detrás de todas las cosas.
Buscan su propia sabiduría natural y las realidades
luminosas que se encuentran más allá del mundo material y sus placeres
superficiales, distracciones y molestias.
Se les reveló que la verdadera integración se
produce cuando el consciente y el inconsciente se reúnen a medida que su
verdadero yo comienza a hacer su aparición a través del predominio anterior de
su personalidad condicionada.
Su práctica diaria de ser testigo de sus propias
reacciones e interacciones con el mundo que les rodea les revela las claves
valiosas que los impulsa avanzar hacia una mayor percepción personal de
auto-descubrimiento, comprensión, crecimiento espiritual y auto-empoderamiento.
Cuando su paisaje interior se corresponde con el
escenario exterior en frente de ellos, comienzan a conocerse a sí mismos en el
contexto como una parte de un todo más grande.
Comienzan a sentir su relación con el mundo viviente
del que forman parte.
Ellos experimentan momentos reveladores cuando
perciben la belleza sublime y la unidad en todas las cosas.
Su amor y conexión tranquila con el mundo natural,
sus experiencias con las obras de arte, la música y la literatura provienen de
una fuente más profunda que revela una mayor dimensión de la experiencia de la
vida.
Cuando ven su verdadero ser reflejado en el mundo
que les rodea, es un momento de revelación.
Es un momento elevado de conciencia; uno que entra
en su conciencia con una franqueza poco característica de sus percepciones
habituales.
Esta forma de conciencia se revela a través del
respeto por los demás, el amor de la naturaleza, y un cariño profundo por la
vida colectiva de la humanidad.
El despertar de la conciencia dentro de un individuo
es una fuerza poderosa para la percepción de la verdad y el despertar a la
realidad de uno mismo y los demás.
Aquí es donde uno puede echar un vistazo a la
divinidad en todas las cosas.
En la contemplación interior, el entendimiento se
pone de manifiesto, lo que permite que las energías más sutiles pasen a través.
La humanidad aspira a vivir en un paraíso de amor y
bondad humana en su deseo diario por un amanecer de una nueva y mejor vida.
Cada individuo formula su percepción del mundo sobre
la base de sus experiencias personales a través de una alineación sensible con
las fuerzas de internas y externas.
En su revelación interior, se dan cuenta de que no
pueden experimentar la divinidad de su mundo sin el conocimiento de lo sagrado
dentro de sí mismos.
Ellos ven que no pueden ser hermanas y hermanos
entre sí sin un reconocimiento consciente de la unidad pacífica y amante de
toda la vida.
Ellos comprenden que el amor es la mayor felicidad
que la humanidad puede alcanzar y que son mucho más de lo que soñaron.
YO SOY el Arcángel Gabriel
© 2014 Marlene Swetlishoff
Traducido por Andeléi
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