POR DAVID TOPÍ
"Isis Alada" |
Es posible que muchos
hayáis oído hablar de la alquimia, una milenaria ciencia que, Hermes
Trimegistos, padre de muchas de las tradiciones y enseñanzas esotéricas que
llegan a nuestros tiempos con el nombre de “herméticas”, parece haber “sacado a la luz” bajo la forma de
alegorías y metáforas, dando claves a aquellos iniciados en los misterios de la
vida, la naturaleza y el universo, para conseguir cambios en su interior, en su
psique, en su alma, a través de la transformación de “metales” (cualidades)
inherentes al ser humano.
Para aquellos que
buscaban realmente la piedra filosofal y la transmutación literal de
metales como el plomo en oro, los libros de Ramón Llul, de Flamel, de
Fulcanelli o de otros alquimistas medievales eran un sinfín de laberintos
inescrutables, imposibles de descifrar, pues, de hecho, aunque quizás existiera
y tuvieran la fórmula para ello, la verdadera alquimia, enseñada y trasmitida
por escuelas herméticas, esotéricas, iniciáticas, no es otra que la de la
transformación del hombre para convertirse en algo superior, más elevado, más
avanzado.
Desde Khem
La alquimia proviene
de Egipto, y así su nombre lo indica. “Al-Khem” significa “desde Khem” (el
prefijo al– es, en
castellano, un “desde” o “relacionado con”) y a su vez “fuera de la oscuridad”, siendo “Khem” un término que significa
“negro” en egipcio antiguo, y que era a su vez el nombre usado para el mismo
país, Egipto, llamado “oscuro” u “oculto”. De ahí que todo lo que salía o
provenía de las tradiciones o conocimientos ocultos egipcios provenía de Khem,
y entre ellos, el más importante o uno de los más importantes, la “alquimia”.
Las enseñanzas alquimistas se han hecho siempre
mediante alegorías, como os decía, siendo una alegoría una información
críptica, en forma de poema, de cuento, de metáfora, que tenía que ser
interpretada y decodificada correctamente para poderla llevarla a la práctica y
extraer sus lecciones y conocimientos, impidiendo así que fueran revelados y,
quizás, mal usados, por aquellos no instruidos y preparados para ello a lo
largo de los tiempos.
Transformando al ser
humano
En la tradición
alquímica, se da por sentado que todos los componentes que forman al ser
humano, que son llamados “metales base”
pueden ser transformadas de un estado a otro. La transformación y transmutación
de metales, así, corresponde a la transformación de cualidades en el ser
humano, mediante profundos e internos procesos. Cada metal de cada libro de
alquimia corresponde a una modalidad o nivel de la conciencia humana y, el oro,
como metal a obtener, corresponde a la conciencia sublime, máxima, pura. La
clasificación de los metales según los alquimistas iba desde los más bastos e
imperfectos (más alejados de la conciencia “esencial” y pura de la Creación) con
los más refinados y cercanos a ese “oro” espiritual y evolutivo que se
pretendía alcanzar. Así, el alquimista pretende eliminar de sí mismo esos
metales bajos (cualidades) de sus pensamientos (cuerpo mental, conciencia,
esferas mentales), de sus emociones (cuerpo emocional), y de sus acciones
(etérico, físico), transmutando todas esas imperfecciones para llevarlas hacia
un alineamiento con las leyes naturales de funcionamiento de la Creación, como os
explicaba hace un par de artículos http://isialada.blogspot.com.es/2015/07/alineando-nuestra-conciencia-con-las.html .
Cuando esto se conseguía, se había obtenido “oro”, el
estado deseado, se había conseguido transmutar el plomo en la sustancia
perfecta. Como podéis ver, el método de funcionamiento es, en base, igual
a muchas técnicas de sanación “modernas”, eliminar lo negativo del ser humano,
transmutar lo negativo y pesado, para convertirlo en positivo y elevado, si
hablamos de forma simple, pero bastante acertada, referidos a la programación
que llevamos a cuestas en las esferas mentales, a miedos no procesados, a
sistemas de creencias limitantes o dogmáticos, etc.
Simbolismo y
correspondencias
Algunos de los símbolos y fuerzas usadas en alquimia
son conocidas por todos: la tierra, que representa para el proceso alquímico
los talentos y recursos naturales en una persona; el aire, que representa su
intelecto, su conciencia, su mente; el agua, que representa sus emociones,
intuición y creatividad; el fuego, símbolo para la acción, el poder de voluntad
y coraje para el cambio de esa persona, y para que esa persona pueda producir
cambios en el mundo; y el éter, Akasha o quinto elemento, como la esencia
divina en todos nosotros que nos asiste en el cambio y transformación.
Un término usado en
los libros de alquimia es el de la “Prima
Materia”, la materia inicial, la sustancia base desde la cual se parte
en el proceso de transformación. Una de esas substancias iniciales, entre
otras, era la plata, cuya contrapartida esotérica es el aspecto femenino e
intuitivo de la psique ( y la Luna en su aspecto astrológico), incluyendo los
atributos de la intuición, la sabiduría interna, la compasión, la apertura de
miras. El hecho de querer transmutar la plata en oro era el proceso de
despertar en el alquimista estas cualidades, básicas y necesarias para
conseguir la “conciencia pura” o “iluminada”. Una persona que no desea abrirse
a su intuición, a su conocimiento interno, a aprender de si mismo, no podía
llegar nunca a ese estado de “iluminación” y “conexión con la Fuente”.
¿Y cómo se produce
esta transmutación? La alquimia habla de un potente agente, elemento
catalizador, que ha sido llamado o explicado alegóricamente como el Elixir de la Vida, la Piedra Filosofal, o la Quintaesencia. Y esta piedra
filosofal no es otra cosa que la chispa divina en cada uno, nuestro ser, mónada
o esencia, presente en todos y en todo, y detonante, como ya habréis podido
ver, si me vais siguiendo en los artículos, de todo cambio profundo en el
crecimiento del ser humano, pues no hay cambio ni transformación si no hay una
energía pura, cuántica, de la propia Fuente, que lo dirija.
Lo mejor de todo es que todos llevamos una piedra
filosofal y un elixir de la vida alegórico en nosotros mismos, pero nunca han
querido que lo sepamos y lo encontremos. Quizás va siendo hora de traer desde
Khem los procesos para ello, y saquemos a la luz como convertir todos nuestros
metales pesados en oro, algo que veremos como lo hacían los alquimistas por
fases en el próximo artículo.
POR DAVID TOPÍ
Re-Publicado por “Isis Alada”
Favor
Respetar e incluir todos
los enlaces, canal y traductor si lo hubiere Sr. Orlando S. M.
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