ASÍ EMPEZÓ TODO.....
Hace eones de tiempo, en el centro de nuestra galaxia, los Maestros
Arquitectos, grandes creadores de vida que vivían junto al Logos, se recreaban
formando estrellas, soles y sistema planetarios por doquier en los cuatro
confines de la Vía Láctea.
Varios de esos arquitectos planetarios, después de lanzar una
estrella por aquí, un sistema por allá, se percataron de que en uno de los
sistema solares ya creados había hueco para otro pequeño planeta, y como
estaban con el tono creativo subido, guiñáronse el ojo unos a otros y
digiéronse:
"creemos un lugar que sirva para ser disfrutado por todas las
razas y seres que existen en nuestra galaxia, creemos un pequeño paraíso ahí
donde las condiciones son óptimas para ello".
Dicho y hecho, ese pequeño paraíso fue formado primero a nivel
energético, los moldes de los diferentes cuerpos etéricos que iban a componerlo
fueron creándose, primero desde el plano más sutil hasta los planos más densos,
donde finalmente la materia empezó a condensarse y a formar una perfecta y
compacta masa sólida.
Las energías de los elementos empezaron a mezclarse, el fuego y el
aire, el agua y la tierra.
Se formó el núcleo del planeta, con vida y conciencia propia.
Se formaron los mares, cuyo espíritu sentó las bases para la vida
en el agua.
Se formaron los primeros campos energéticos que dieron lugar a
formas primitivas de flora.
Se integraron la energía y furia del fuego en los volcanes y el espíritu
del viento en la atmósfera.
A medida que millones de años iban transcurriendo, pues los
arquitectos creadores tenían que dejar enfriar y reposar su creación, las
energías combinadas de los elementos dieron lugar a las energías de la
naturaleza y crecieron árboles, plantas y flores por doquier.
Los elementales del fuego, del agua, del viento y de la tierra
manifestaron a elfos, hadas, ondinas, salamandras, gnomos y todo un elenco de
seres para velar por el buen funcionamiento y el crecimiento de este planeta
que nacía como una joya azul, vibrante, un punto resplandeciente dotado de todo
aquello que podría considerarse necesario para que el nuevo planeta fuera uno
de los paraísos y lugares de reposo de toda la galaxia.
Así, cuando el planeta estuvo listo físicamente, los grandes
arquitectos informaron a diferentes razas de la galaxia, y muchas se asombraron
al descubrir tal maravilla en el espacio, en un sistema solar tan poco conocido
hasta entonces.
Muchas de ellas se convirtieron en jardineros y sembradores de
vida, trajeron muchas especies de animales y plantas de sus propios sistema y
las añadieron a las especies que el planeta había manifestado en su propia
habilidad creativa.
La Tierra se convirtió en un compendio de conciencias que
compartían un mismo cuerpo físico, que se autodenomino Kumar, pues los
espíritus de los elementos, la conciencia del núcleo del planeta, los seres que
cuidaban de la naturaleza y los propios espíritus grupales de los árboles y los
animales se unieron para trabajar juntos por el desarrollo de la vida en
armonía con el resto de la Creación.
Desde el espacio, las múltiples razas que habían sembrado parte de
la vida orgánica se regocijaban desde sus naves al ver como crecían las
plantas, como avanzaban y se desarrollaban nuevos animales, como la belleza del
planeta se incrementaba en cada instante.
Sin embargo, un buen día, desde una de esas naves desde donde se
supervisaba el desarrollo del planeta, algunos de los cuidadores del mismo
vieron pasar otras naves que rápidamente descendían hacia la superficie del
planeta azul.
Estupefactos, pues no sabían de quien pudiera tratarse, ya que
todas las razas que habían colaborado en la siembra del planeta estaban en
permanente contacto respecto a sus trabajos de "jardinería", decidieron
enviar emisarios voluntarios para ver que estaba sucediendo y quienes eran esos
nuevos visitantes.
Pero para ello debían ir de incógnito, no sabiendo que podían
encontrarse, así que no les quedó otro remedio que entrar encarnando en una de
las especies que pudiera albergar, aun con dificultades, una conciencia de
alguno de los jardineros para que este pudiese observar que estaba pasando de
forma totalmente clandestina.
Así, uno de los seres que monitorizaba el planeta decidió bajar,
entrando primero en los planos internos no físicos, donde diferentes guías y
seres de luz le indicaron como construirse un "alma", que iba a ser
el vehículo energético que iba a necesitar para poder usar uno de los
"contenedores" disponibles, la vida orgánica más avanzada representada
por una de las nuevas especies de saurios conocidos como trodoones que se había
desarrollado de forma natural en los últimos miles de años tras haber recibido,
por parte de los jardineros y forma-tierras mayor capacidad inteligente y
autoconciencia para convertirse en la especie dominante del planeta.
El jardinero aprendió como introducir su ser dentro de ese traje
energético que los guías le ofrecían y que habían denominado "alma",
y se fusionó con ella, pudiendo entonces entrar en el plano físico.
Reuniéndose primero con el gran espíritu de los animales, pidió
permiso a ese ser que gobernaba entonces la conciencia grupal de los trodoones
para usar uno de sus cuerpos físicos, permiso que le fue concedido, así que
este jardinero se vio finalmente encarnado en uno de los miembros de la especie
y pudo observar a los seres recién llegados al planeta sin ser visto ni
detectado.
Pero lo que vio le horrorizó. Miles de trodoones como el cuerpo que
el mismo estaba usando habían sido capturados, atados, encadenados, ¡y estaban
haciendo experimentos con ellos!
El jardinero se acerco más a uno de los centros donde se habían
establecido los visitantes del espacio, para intentar ver que pasaba, pero
lamentablemente también fue capturado.
Lo tumbaron en una camilla y empezaron a inyectarle cosas, a
hacerle pruebas, a someterlo a terribles experimentos.
El jardinero se disoció del cuerpo, salió del mismo pues no era
capaz de aguantar aquello, dejó que el trodoon falleciera y decidió volver a su
nave y puesto de observación.
Pasó primero por el plano donde residía el gran espíritu de los
animales, allá se despojó de su alma, que reintegró con la energía del campo de
esa raza, y donde empezó a ver con tremendo horror como miles de almas de
trodoones llegaban cargadas con ira, rabia, dolor y estupefacción ante lo que
estaba ocurriendo.
El gran espíritu de los animales no daba crédito, estaban matando,
torturando y experimentando con su contrapartida física y su ser, su
conciencia, que no conocía más que la pureza, tranquilidad y felicidad de la
vida empezó a cargarse con emociones poco conocidas hasta entonces.
El jardinero se despidió del gran espíritu y le prometió encontrar
una solución a lo ocurrido.
…………………
Al llegar a la nave de vigilancia el jardinero, ya con su forma y
apariencia normal, informó al resto de razas y miembros de su propia
tripulación de lo ocurrido.
En aquellos momentos no sabían que hacer, ellos solo eran
cuidadores de planetas, no se habían encontrado nunca una situación de ese
estilo.
Estaban desbordados por el escenario que se les planteaba en esos
momentos...
El jardinero que había bajado en primer lugar, siendo comandante de
una de las naves principales y responsable de la monitorización del planeta
hasta entonces en crecimiento, no tuvo más remedio que pedir a todo su equipo
que empezaran a bajar por múltiples puntos del mismo para recoger información y
entender que estaba pasando.
Así fue como cientos de seres de diferentes razas empezaron a
encarnar en las primeras especies de "manus" de la Tierra, pues el
trodoon había sido modificado y convertido en una nueva especie autoconsciente,
para traer tras cada encarnación el máximo de información posible.
Tras decenas de misiones, el propósito estuvo claro.
Otros grupos habían modificado genéticamente a los trodoones,
creando el "manu", para crear una nueva raza de seres que funcionaran
como esclavos, mano de obra y alimento para los intrusos.El paraíso que los
maestros arquitectos habían creado resultó ser no solo un lugar de disfrute, sino
uno de los planetas de la galaxia donde los recursos minerales, de flora y de
fauna, que habían sido implantados, terminaron siendo un reclamo más que
apetitoso para grupos que deseaban aprovecharse de ellos, en exclusiva
propiedad.
En aquellos momentos, los jardineros no podían hacer nada más que
esperar.
Pasaron miles de años, diferentes grupos de voluntarios iban
bajando al planeta de forma regular, encarnando en las nuevas formas físicas
alteradas para encontrar la manera de liberar a esos seres (que ya habían
recibido tantas manipulaciones que ahora ya no eran ni trodoones ni manus, sino
una nueva especie mezcla de todo lo anterior denominada "lhumanu"),
del yugo de esas razas y restaurar el curso de la evolución.
Sin embargo, ya no podían hacer mucho.
La manipulación genética rompió la conexión con el gran espíritu de
los animales, los nuevos cuerpos físicos creados ya no tenían conciencia grupal
sino individual y se veían separados los unos de los otros.
Había nacido un nuevo "ser" en el planeta, un nuevo nivel
"evolutivo", que no tendría que haber existido si las leyes
evolutivas naturales hubieran seguido su curso.
Había nacido un ser que tenía cuerpo homínido, pero parte de sus
genes y de su mente presentaba rasgos de aquella otra raza invasora, e
incorporaba el carácter, la concepción y la forma de entender la vida de la
misma forma que sus maestros creadores la entendían, sin las capacidades,
potencial y conocimiento para comprender porque eran así, o como podían ser de
otra forma.
Esto último, por supuesto, no había sido transferido desde los
creadores a los creados.
El nuevo ser se llamó "lhumanu", y a partir de entonces
la vida en la Tierra cambió por completo.
El nuevo "ser humano" estaba desconectado de los árboles,
estaba desconectado de los animales, no podía ver a los elfos ni jugar con las
hadas.
El espíritu del agua y del viento ya no podían susurrarle
historias, y el ser humano se volvió contra su planeta.
Empezó a excavarlo para extraer minerales, empezó a destruir
bosques para construir palacios, empezó a matar animales para hacer
sacrificios, y empezó a destruir a la naturaleza para arar sus campos y sembrar
aquello que de forma natural no crecía en ellos.
Aprendió de sus creadores extraterrestres el concepto del poder y
la dominación de los unos sobre los otros, aprendió el concepto de la
manipulación del entorno para su beneficio, y lo peor de todo, es que no se
cuestionaba ni un ápice que estuviera haciendo algo incorrecto y contranatural,
pues no era consciente que ese no era el camino evolutivo que los jardineros y
arquitectos del planeta habían planificado para la vida en la Tierra.Sin
embargo, por otro lado, la creación de millones de vehículos orgánicos
individualizados, sin conexión con una mente grupal, permitió que cientos de
miles de seres y espíritus de otras partes de la Creación entraran y encarnaran
en el recién creado ser humano para experimentar una nueva forma de vida.
Esos espíritus, matrices de luz, porciones de la chispa divina
nacidas del Logos Galáctico, o de otros Logos, o de otras Fuentes más allá de
nuestro entendimiento, encontraron el recipiente perfecto para experimentar la
vida cada uno a su manera y ritmo.
Comprendían las condiciones en las cuales los vehículos que iban a
ocupar habían sido creados, comprendían que el planeta había sufrido una
manipulación y sabían que se había alterado el curso evolutivo planificado,
pero la ley del libre albedrío obligaba a respetar el desarrollo de la
situación, y la oportunidad de crecimiento y experiencia se volvía más
increíble que nunca con estos nuevos parámetros, que de repente, habían
aparecido en un pequeño sistema solar en los confines de la galaxia.
No así lo veían los jardineros, pues, en todo momento, a lo largo
de los miles de años que habían estado cuidando el planeta, consideraron este
desarrollo como algo anormal, que había que solucionar.
Pero, de nuevo, la ley del libre albedrío obligaba, y solo podían
hacer una cosa.
Entrar a restaurar el sistema desde dentro, tratar de volver a
poner las cosas en su lugar, encarnando una y otra vez para que el nuevo ser
humano recuperara su conexión con la naturaleza, la respetara, se diera cuenta
de que había sido creado genéticamente y estaba siendo manipulado
constantemente, como recurso, como mano de obra, como alimento.
Pero el problema es que para poder entrar tenían que usar los
mismos cuerpos físicos genéticamente alterados, ya no podían encarnar en una
especie homínida inferior y "limpia", pues era del todo imposible
hacer así el trabajo ya que en esos momentos el nuevo ser humano dominaba ya el
resto del planeta.
Había que usar los mismos cuerpos físicos que habían sido creados
en laboratorios e implantados y cuyas características primordiales que lo
hacían compatible y respetuoso con el entorno habían sido suprimidas, y tenían
que jugar con las nuevas reglas.
Así, cada jardinero que entraba en el planeta tenía que luchar
terriblemente por romper los velos, las restricciones, y las limitaciones del
vehículo físico que ocupaba para tratar de hacer su trabajo y corregir el curso
de los acontecimientos.
Y era muy frustrante, porque la mayoría de las veces se iba una
encarnación tras otra sin conseguir romper el velo del cuerpo físico y de la
mente humana, sin poder hacer despertar a la personalidad en la que se
convertían tras la entrada, y en las pocas ocasiones en las que un jardinero,
que ya estaban entrando por millones a lo largo y ancho del planeta, conseguía
despertarse a si mismo, se encontraba con que el resto de seres humanos eran
imposibles de despertar y no eran capaces de ver lo que había sucedido.
La información que transmitían en algunos casos ya quedaba relegada
a la categoría de mitos y leyendas, cuando no de pura 'imaginación', pues los
creadores genéticos se habían apoderado del todo de la mente arquetípica de la
nueva raza, el ser humano, e instaurado el sistema de control necesario para
poder usarla.
No así lo veían los árboles, los elfos, las hadas, el espíritu del
agua o el espíritu del viento, que empezaban a sufrir las consecuencias de esta
situación.
Y cada vez empezaron a protegerse más y a distanciarse más de unos
seres con los que antaño compartieron camino.
Además, ocurrió un suceso inesperado.
Los jardineros empezaron a generar karma...
El planeta tenía unas leyes evolutivas estrictas, y si deseabas entrar
en él debías adherirte a las mismas.
Por el mismo diseño de los maestros arquitectos y del Logos Solar,
todo ser que quería encarnar debía usar un alma nativa, formada a partir de los
campos energéticos y planos internos del planeta, que mantenían unida la
materia del cuerpo físico y servían de recipiente a la chispa divina que quería
usarlos.
Y esas almas tenían sus propias reglas evolutivas, así que cuando
se generaban situaciones y experiencias con otras almas tenían que compensarse,
balancearse y cancelarse.
Para los jardineros se generó un doble problema.
No solo la frustración era por no haber despertado y por no haber
podido llevar a cabo la misión, sino por encima haberse liado más con el
sistema de vida en la Tierra, y haberse echado a la espalda compromisos que a
partir de entonces iban a tener que cumplir, retrasando su misión, dentro de
una planeta ya totalmente manipulado y bajo control de las razas creadoras.
Durante miles de miles de años la situación siguió igual, sino
peor..
Los jardineros originales, los que primero entraron, pidieron
ayuda, y millones de seres de otras partes respondieron y empezaron a llegar, y
a medida que el tiempo pasaba empezaron a preparar un plan de choque que
solucionaría el problema por completo, si es que salía bien...
Todos los grupos que, por alguna razón o por otra, se habían visto
involucrados con el cuidado del planeta y que conocían bien cómo funcionaban
los ciclos evolutivos a lo largo de la Galaxia se dieron cuenta de que, en
"breve", algo importante iba a suceder.
Se acercaba el final de un Ciclo.
Había una oportunidad de hacer pasar al planeta a otro plano
frecuencial, donde la vibración y las energías encontradas modificarían por
completo la vida orgánica, produciría un cambio total en la estructura atómica
de la Tierra y con ello afectaría por completo a todos lo seres que lo
habitaban.
Se terminaría así de un plumazo la existencia actual de
destrucción, la manipulación, y el control por parte de las razas creadoras del
ser humano como un ser "implantado" y fuera de lugar, que se había
convertido en una plaga y parásito para el resto de conciencias y seres que
habitaban la Tierra.
Largo tiempo el espíritu grupal de las razas animales se lamentaba
de los daños sufridos, miles de especies que fueron traídas de otros planetas
fueron sacadas de aquí por los mismos que las trajeron, la naturaleza se había
vuelto desconfiada del ser humano, los elfos, ondinas, gnomos y hadas jamás se
hacían visibles para este, el espíritu del mar contenía la ira al ver como sus
aguas se iban polucionando y contaminando.
Pero los Jardineros, y las razas que creían que todavía era posible
solucionar el problema, no dudaron un solo instante en redoblar sus esfuerzos
para despertar al ser humano, que, en su mayoría, seguía todavía sumido en su
mentalidad dominadora, arrasadora y conquistadora, como si fuera el ser más
inteligente que pisara el planeta en el que vivía, y sin darse cuenta que el
resto de conciencias y seres lo consideraban más bien una plaga a exterminar.
Si ya había millones de espíritus de Jardineros de todas las partes
de la Galaxia encarnando, millones más llegaron para seguir encarnando y
trabajando a destajo desde dentro.
El Logos Solar, el padre energético de la Tierra, viendo que se
terminaba el tiempo, pegó un grito desesperado que llegó hasta los grandes
arquitectos de la Creación, en el centro de la galaxia, y estos también
decidieron intervenir.
La Tierra era un planeta "enfermo" y necesitaba mucha
ayuda.
Así, se convocó una reunión.
Representantes del Logos Galáctico, representantes de los árboles,
el espíritu del viento, del agua, representantes de los elfos y de las hadas,
representantes de las razas intraterrenas que habitaban el planeta en armonía
mucho antes de la creación del ser humano, y representantes de las diferentes
razas de Jardineros que atendieron la reunión desde sus naves espaciales
empezaron a discutir que iban a hacer.
Algunos de los asistentes pensaban que un "borrón y cuenta
nueva" sería una buena solución, ellos podrían encargarse de ello,
limpiando el planeta de un plumazo y dejando que este se regenerara por
completo desde cero...
Esto representaba no subir de nivel evolutivo, sino mantener
durante otro ciclo completo a la Tierra en el nivel frecuencial actual, pero
limpia, empezando desde el principio.
Otros, más benévolos, y entendiendo que el ser humano era un
producto inconsciente de laboratorio, que había sido creado y que merecía una
oportunidad para desarrollarse por sí solo sin el yugo de sus controladore,s
abogaron por permitirles que tomaran las riendas del cambio evolutivo en sus
manos.
Para ello iban a ser guiados por millones de jardineros que
entrarían de nuevo justo antes del cambio, y por los que estaban ya dentro,
para instaurar las condiciones necesarias para permitir al planeta el salto de
nivel.
Los jardineros empezaron a buscarse entre ellos, y empezaron a
despertarse unos a otros ayudados por sus representantes que estaban fuera del
planeta en las naves.
Cuando muchos de ellos empezaron a acordarse de quienes eran en
realidad y para que habían venido, pudieron empezar a recibir instrucciones y
planificar la última fase del plan de choque que debía implementarse, algo que
venía a ser como anclar una especie de manto energético que les permitiría
mantenerse sujetos al planeta
Cuando este tuviera la oportunidad de cambiar de plano frecuencial
dentro de la elíptica galáctica en la que se encontraba.
Aun así, para ello, los Jardineros no eran suficientes en número,
sino que hacían falta millones de seres humanos "despiertos", y
dispuestos a ayudar, para enraizar esas nuevas energías al planeta, de forma
que este no se viera rechazado por la fuerza del vórtice que permitía el paso
dimensional, lo que sucedería si la Tierra no era energéticamente compatible
con el nuevo entorno al cual se iba a desplazar.
El problema es que no todos los asistentes a esa reunión confiaban
en que los seres humanos lo pudieran conseguir.
Pero es que, si no lo hacían, si no estaban listos cuando llegara
el momento de la apertura del vórtice, con el nivel evolutivo suficiente para
mantener la malla frecuencial necesaria para poder moverse de una zona a otra,
el planeta se vería abogado a otro ciclo completo dentro del mismo plano, no se
habría producido el salto, y aquellas razas que deseaban mantener al planeta
como su zona de recreo y de suministro, probablemente habrían ganado la
partida.
Y eso no podía ser...
Estas mismas razas invasoras, ya lo sabían los Jardineros, habían
hecho y repetido el mismo patrón en todos los otros sistema que habían conquistado,
y, en algunos casos, habían llegado a destruirlos, volando planetas enteros en
pedazos por la codicia, la negatividad y el deseo de poder sobre todo lo
existente que existía en ellos.
Y eso sería una gran desgracia para los Maestros Arquitectos que
tanto Amor habían puesto en la creación de la Tierra, y una desgracia para los
Espíritus que desde la Fuente no tendrían entonces un lugar como este donde
experimentar y crecer.
Solo la Fuente entendía que estas razas actuaban según su
naturaleza, y que habían tomado la decisión hacia eones, debido a la ley del
libre albedrío, y como grupo, de renunciar a mantener la Chispa divina en su
interior, por lo que, volviéndole la espalda a la matriz de Luz, sus almas se
habían vuelto oscuras y mortales, necesitadas de tecnología para subsistir...
El ser humano, por otro lado, jamás perdió la matriz de Luz que
residía en los homínidos, y por ello su esencia era inmortal, pero pocos de
ellos sabían que la tenían, y muchos menos sabían usarla, dejarla salir y resplandecer
y hacer que fuera ese espíritu que había encarnado en ellos quienes ayudaran a
enderezar la situación del planeta, pues todos querían hacerlo, mientras
buscaban sus propias experiencias y adquirían sus lecciones evolutivas
particulares...
Solo por eso, o principalmente por eso, se les dio a los seres
humanos la oportunidad de trabajar con el cambio evolutivo que tenían delante,
aunque contarían con la ayuda de los Jardineros, cada vez más numerosos, tanto
los encarnados dentro del sistema como los que orbitarían y trabajarían desde
fuera, combatiendo si era necesario y literalmente hablando, a los que trataban
de hacer que los humanos no despertasen, y se mantuviesen bajo el sistema de
control implementado desde hacia ya miles de años...
También serían ayudados por seres de más allá de esta Galaxia y
millones orbitan alrededor del planeta, para definir la situación…
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