Las influencias espirituales negativas
En muchas ocasiones, las
personas tienen dificultades para mantener la estabilidad emocional. Varían
mucho: de la tristeza a la alegría, de la depresión a la euforia, del buen
ánimo al desaliento. No siempre esas emociones están asociadas a la rutina cotidiana,
al día a día. La diversificación de estados emocionales que experimentamos está
asociada a la naturaleza de los espíritus que se aproximan a nosotros, a las
influencias que sufrimos por parte del mundo espiritual.
¿Hablamos de las almas
de los muertos? Sí. Estamos hablando de hombres y mujeres,
desencarnados, liberados de la materia, pero presos y sujetos al interés
humano, a lo que fueron o tuvieron en vida, atados todavía a este mundo
material por distintas razones. Permanecen entre nosotros y nos influencian,
motivan y hasta nos dirigen. Esa influencia es a veces tan intensa, que no es
raro que sean los espíritus los que dirijan en parte nuestros comportamientos,
actitudes o forma de pensar.
Es inevitable preguntarse: ¿Por qué hacen eso? ¿Cuál es su propósito? Las motivaciones de esos espíritus
desencarnados atienden a su propia condición. Los hay que están perplejos y
quieren ayuda, o piden oraciones, o no saben siquiera que ya no tienen cuerpo
físico, porque fallecieron en circunstancias trágicas o de manera súbita e
inesperada (un accidente de
tráfico, por ejemplo). Hay espíritus
malévolos que se divierten en atenazar, amedrentar, asustar a los encarnados;
los hay que ejercen venganza; los que han sido enviados por los poderes
de la magia negra, por un brujo negro que ha recibido el encargo de otra
persona, para hacer daño a un ser vivo o a una familia entera… También hay
espíritus que se vinculan a los vicios y desean y necesitan intermediarios para
seguir satisfaciendo dichos vicios, pues ya no pueden disponer de su propio
cuerpo… Las influencias de los espíritus en nosotros, seres encarnados y
habitantes en este plano terrenal, son muy variadas y las motivaciones muy
distintas.
¿Cómo distinguir,
pues, nuestros pensamientos de aquellos que pueden ser inspirados por un
desencarnado? En principio es difícil, por cuanto el flujo
mental de los espíritus a los cuales nos asociamos –o de aquellos que se
acercan a nosotros por cualquiera de las razones antes expuestas-, se expresa
en nuestra mente como si fuesen nuestros propios pensamientos, algo de nuestra
intimidad. Y es necesario también tener muy en cuenta y considerar la
cuestión de la sintonía. Generalmente, esas entidades guardan una cierta
compatibilidad con nuestra manera de ser, con nuestras tendencias y con
nuestras ideas.
Esta sintonía o compatibilidad de los espíritus con los humanos
encarnados podría llegar a explicar, por ejemplo, casos tan extremos como el
que las influencias llegaran a ser tan negativas que pudieran llegar a impulsar
al suicidio a alguien que jamás pensó tomar esa iniciativa. Si la entidad
desencarnada que influencia y perturba al ser vivo, fue en su vida un suicida,
puede seguir induciendo, sugestionando y llevando a la persona hasta un grado
de depresión o de inestabilidad emocional tan profunda, que lleve a la persona
a sentir el deseo de matarse. En ciertas ocasiones, si la persona, por
circunstancias afectivas, laborales, o por hallarse en una situación
emocional muy compleja, llega a hacerse afín a esa idea del suicidio, a
entrar en sintonía con ella, puede suceder que llegue a admitirla y, en
consecuencia, a aceptarla como la única solución válida en ese momento de su
existencia.
Para superar las influencias negativas de los espíritus
maliciosos, vengativos, endurecidos o rebeldes y para reforzar todo nuestro ser
de manera que sólo reciba buenas influencias del mundo espiritual que nos
rodea, sólo dos cosas son indispensables: Practicar el Bien y poner en Dios
toda nuestra confianza. La fe, la confianza en Dios y una fuerte coraza
espiritual nos mantienen libres de todas las influencias negativas. La
confianza en Dios sustenta el equilibrio de las emociones, en todas las
situaciones difíciles, y nos ayuda a evitar los estados depresivos que nos
vuelven vulnerables a las influencias inferiores. Y la práctica del Bien nos
pone en sintonía con nuestro Padre y Creador, con la verdadera y única fuente
de toda Vida, facultando y facilitando así la infalible protección de los
benefactores espirituales (espíritus elevados,
ángeles, etc.).
Fuente: eltemplodelaluzinterior.com
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