LAS RELACIONES SAGRADAS. LAS RELACIONES SIN
MIEDO Y SIN MÁSCARAS.
LAS RELACIONES DONDE EL INTERÉS ES SER
PERFECTO, IMPECABLE, Y SALIR ASÍ DE LA RUEDA DEL KARMA.
LAS RELACIONES SIN APEGO, SIN FUTURO, SIN
CONDICIONES... SIN ESPERANZAS ABSURDAS DE HOLLYWOOD.
RELACIONES DE QUINTA DIMENSIÓN, VIVIENDO
SOLO EL INSTANTE, DONDE SABER DAR ES SABER SER.... SOMOS LO QUE DAMOS !!!
RELACIONES BASADAS EN LA AUTOESTIMA, EN LA
MAGIA SEXUAL Y EN LA ASCENSIÓN O FIN DEL PROGRAMA HUMANO O SEMILLA ADAN KADMON.
RELACIÓN DE PROFUNDOS SENTIMIENTOS, NI DE
SUPERFICIALES EMOCIONES !!!!!
*** RELACIONES DONDE LA SEXUALIDAD NO ES EL
FIN, SI NO EL MEDIO...LA ENERGÍA A DOMINAR, LA ÚNICA !!!!!!
RELACIONES CONSCIENTES HACIA LA
CONFIGURACIÓN DEL HUMANO GALÁCTICO.
LAS RELACIONES DE LA VICTORIA !!!!!
AN’ANASHA.
Comandante AA Zaphiel 12.22.34.
Gold Ray Boddisathva Shakti Man.
Confederación Galáctica de Mundos Libres.
Gold Ray Boddisathva Shakti Man.
Confederación Galáctica de Mundos Libres.
Gracias Comandante
Bendiciones
"Isis Alada"
____________________________________
Bendiciones
"Isis Alada"
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Las relaciones más sanas son aquellas que
son honestas, las que se basan en la Presencia, en vez de en la fantasía o
falsas esperanzas. Y las que poseen un profundo compromiso con la verdad. Donde
dos almas pueden compartir y manifestar sus seres auténticos, en tiempo real
con el otro, revelar sus verdades más profundas (salvajes, desorganizadas, irresolutas,
inacabadas y ásperas en los bordes), y continuamente dejar ir las ideas
condicionantes y preconcebidas sobre cómo las cosas “deberían ser”.
La relación se renueva todo el tiempo en el
crisol de la intimidad. Puede haber rupturas, malos entendidos, intensos
sentimientos de duda, enojo, miedo, ansiedad y sensación de no tener algo firme
de que agarrarnos en el camino, por supuesto; pero también hay una voluntad
mutua de enfrentar este desorden cuando emerge.
Ser vulnerable. Decir: “Sufro. Siento dolor. Siento
una profunda tristeza”
en vez de culpar al otro por mi dolor.
Decir “necesito algo de apoyo” pero no demandarlo del otro.
Compartir deseos, esperanzas, anhelos y sueños en vez de ordenar al otro que vea las cosas del mismo modo, o que colme todas mis necesidades.
Recibir su ‘No’ y su ‘Si’, incluso si eso me duele.
Permanecer en el crisol de la transformación,
Observar los dos con ojos bien abiertos la presente ruptura, sin mirar a otro lado, o aferrarnos a la forma en que las cosas “solían ser”.
Dejar que se consuman los conceptos de
segunda mano sobre la felicidad.
Sentarse juntos en algunos momentos en los escombros de sueños y expectativas destrozados, de planes y esperanzas, y trabajar juntos para encontrar un lugar de reconexión, de reparación y reconstrucción.
Este es el trabajo corajudo y con frecuencia, intenso, en las relaciones.
Aun cuando tenemos que comenzar por admitir
profundos sentimientos de desconexión,
Esta es una relación que está viva. Una relación que genera espacio para nuestros anhelos más profundos, nuestros miedos, dolores, pero que no espera que el otro los resuelva, o aleje mi dolor.
Una relación que pide al otro que sea un
testigo, un partero/a de nuestra propia sanación, y que ofrece lo mismo a
cambio.
Inspirarse el uno al otro para encontrar
nuestra felicidad,
Incluso si esto significa dejar ir o “romper” la relación de la manera actual que viene siendo.
El amor contiene al otro suavemente, no se
aferra ni intenta controlar al otro, solo quiere lo mejor para el otro. El amor
solo quiere que ellos den un paso hacia su propio poder, que vivan la vida al
máximo, encuentren su dicha más profunda, que sigan su sendero original, que
aprendan a amar sus cuerpos y sus propios sentimientos profundos, y que
encuentren nuevas maneras de cuidarse a sí mismos.
“Te
amo y quiero que florezcas”.
Las relaciones pueden ser el nuevo yoga,
sí, una aventura cada vez más profunda y de redescubrimiento de nosotros mismos
y del otro,
Redescubrimiento de nosotros mismos en el espejo del otro, un continuo dejar ir y encontrarme, una danza de soledad y compañía, sin perdernos en ningún extremo sino jugando en algún sitio del medio. Algunas veces estando juntos, algunas veces alejandose.
Cercanía y espacio.
Intimidad con el otro, intimidad contigo mismo. Inhalar, exhalar.
La relación no es un lugar que alcanzar, un
punto de llegada, un destino, una ‘cosa’, una historia muerta.
La relación está viva y es un punto de partida permanente, un comienzo, cada día.
Solo podemos empezar juntos, aquí, y existe alegría en este comienzo. Hay entusiasmo en el no saber. Hay vida en la continua muerte de las expectativas.
Permanecer cerca del miedo sano ante la
posibilidad de pérdida.
Permanecer cerca de las cosas sin una base firme sin perdernos a nosotros mismos en ellas.
Encontrar seguridad en la incertidumbre. Encontrar una nueva base en el poder del amor en sí mismo. Quedarnos donde estamos, inhalando, exhalando.
Como dice Eckhart Tolle, las relaciones no
están aquí para hacernos felices, ya que la verdadera y eterna Felicidad yace
dentro de cada uno de nosotros; es esa sólida Presencia que nadie puede en
última instancia darnos, o quitarnos. Estamos a salvo de todos modos.
Nadie nos va a completar. Nadie nos va a
salvar, o resolverá nuestras experiencias internas más profundas por nosotros.
Sin embargo, nos pueden dar el presente de exponernos a nuestras heridas, a
nuestro niño/a interno/a, a esos fragmentos perdidos; y de traer a la
superficie los lugares dentro de nosotros que lloran a viva voz por empatía,
esos hermosos huérfanos de la luz.
Y luego, ¡un riesgo! Revelar nuestros corazones en carne viva,
nuestra soledad, nuestra vulnerabilidad, nuestra sensibilidad, nuestro no
saber, nuestra alegría, esos secretos que nos ‘averguenzan’, a otro ser humano de este pequeño planeta
azul en la vastedad del espacio.
Quitarnos la máscara y exponer el corazón
sin protección, sin defensas. Arriesgarse a ser rechazado, a ser dejado solo,
avergonzado o ridiculizado. Arriesgarse a repetir lo mismo que otras veces tal
vez.
Pero un “riesgo” quizás aún mayor: ¡el de ser amados por lo que
somos!
El de ser sostenidos en la luz cegadora de la atención fascinante de otro, como
un bebé es sostenido en brazos con tanta ternura por su adorable y atenta
madre.
A ser encontrado/a en el momento presente, sin lugar adonde esconderse, sin ningún sitio adonde huir. Dejar entrar lo Nuevo.
Arriesgarse a perder la imagen, el falso
yo, la persona construida cuidadosamente, y permitir que otro abrace esta
suavidad aquí.
Esta es la posibilidad más grandiosa de una
relación: Poder ver el exquisito y delicado corazón del otro y permitir que
vean tu propio suave corazón. En el ver, solo puede haber sanación,
transformación, gran belleza.
Podemos ser recipientes terapéuticos para nuestros hermanos y hermanas. Podemos traernos el uno al otro la medicina, el estímulo y gran compañía en estos caminos a veces solitarios de vivir antes de morir.
Y tal vez toma toda una vida en ser
descubierto: Aquel que siempre has anhelado ha estado siempre bien profundo
adentro tuyo.
Y al obtener ese ‘Aquel’ reflejado en otro (un compañero, un amigo, un amante, un terapeuta, un animal, un árbol, una montaña, la luna o la Vastedad del Cosmos, aunque sea solo por un momento… bueno…ya conoces entonces el Paraíso en la Tierra.
-
Jeff Foster
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