POR DAVID TOPÍ
Vamos a adentrarnos en algo que podríamos decir que es
casi un “arte”, ya que, realmente, llegar a desarrollar la habilidad de
auto-analizarse constantemente, y redescubrirse a uno mismo en cada momento, no
tiene nada de sencillo ni espontáneo, sino más bien todo lo contrario: mucho
trabajo y esfuerzo. Os decía en el último artículo sobre como equilibrar los
centros de control del ser humano que:
“Si iniciamos esta
estrategia de auto observación veremos que son muy pocas las cosas que hacemos,
decimos, sentimos y pensamos que realmente vale la pena pensar, sentir, hacer o
decir, ya que, en la mayoría de los casos, nos daremos cuenta que no hacemos
sino cosas de forma automática sin ser conscientes de ellas, y sin preguntarnos
si contribuyen en algo positivo para nosotros o para el prójimo. Es todo un
“shock” darte cuenta, que, en la mayoría de ocasiones, no pensamos en nada
útil, que no sentimos nada bueno, que estamos haciendo lo que no quisiéramos
estar haciendo y de que hablamos por los codos. Conclusión: despilfarro
energético, y otro día que pasamos sin desarrollar ni un ápice el equilibrio de
los centros de control y nuestro sistema energético.”…
Así que por eso es tan
importante desarrollar el sentido y la capacidad de auto-observarse, ya que se
convierte en una herramienta clave para todo lo demás. ¿Qué es lo que uno puede
observar en si mismo que luego le permite “desmontarlo”, sanarlo o eliminarlo?
Básicamente, si uno, a través de un “Yo
observador” presta atención al resto de lo que sucede en la psique, uno
tiene acceso a descubrir, cada vez de forma más clara e inequívoca, cosas tales
como:
1 – Los distintos
pensamientos y formas mentales que generamos
2 – Las charlas internas entre los yoes y el ruido en la cabeza que no cesa
3 – Las emociones positivas
4 – Las emociones negativas
5 – Los estados de ánimo en que nos encontramos, mezcla de emociones y pensamientos
6 – Las reacciones mecánicas y automáticas que ejecutamos
7 – Todo lo que nos altera, cualquier situación del mundo físico, persona o evento que nos saca de nuestro centro de equilibrio y quietud.
8- Incluso, a nivel terapéutico, para aquellos que saben “auto-escanearse”, todo tipo de bloqueos internos en su sistema energético también pueden percibirse directamente así.
2 – Las charlas internas entre los yoes y el ruido en la cabeza que no cesa
3 – Las emociones positivas
4 – Las emociones negativas
5 – Los estados de ánimo en que nos encontramos, mezcla de emociones y pensamientos
6 – Las reacciones mecánicas y automáticas que ejecutamos
7 – Todo lo que nos altera, cualquier situación del mundo físico, persona o evento que nos saca de nuestro centro de equilibrio y quietud.
8- Incluso, a nivel terapéutico, para aquellos que saben “auto-escanearse”, todo tipo de bloqueos internos en su sistema energético también pueden percibirse directamente así.
Y es que solo al
analizar cualquiera de estas manifestaciones nos hacemos conscientes de lo que
sucede interiormente en nuestro cuerpo, y en nuestra psique, y, dependiendo de
lo que sea, uno puede entonces actuar para trabajar en ello, pues ha
comprendido y percibido el origen del problema a tratar. Problema en el sentido
más amplio y genérico de la palabra, pues aquí estamos tratando de ir liberando
y profundizando en la unificación de los Yos de la esfera de consciencia, en la cristalización y
equilibrio de los centros de control inferiores y activación de los superiores, en la sanación de
miedos, memorias kármicas, patrones y programas mentales, y en el trabajo de conexión y expansión, hacia la dimensión física, de nuestra mónada o esencia,
lo que nos permite hacer todo el trabajo de sanación con muchísima más
celeridad y eficacia, al usar suenergía para ello.
Perdemos el control constantemente
Por otro lado, mantener
la auto-observación de uno mismo no es nada fácil, ya que estamos constituidos,
a nivel psíquico, de forma que haya un constante batiburrillo que nos
desconcentra fácilmente . Un pasaje del libro “Fragmentos de Una enseñanza desconocida” de Ouspensky lo explica
bastante claramente:
En cierta oportunidad estaba caminando a lo largo de la Liteiny hacia la
avenida Nevsky y a pesar de todos mis esfuerzos no era capaz de mantener mi
atención en el “observarme a mí mismo”. La bulla, el movimiento, todo me distraía.
A cada instante perdía el hilo de mi atención, lo encontraba de nuevo y luego
lo volvía a perder. Finalmente sentí una especie de ridícula irritación conmigo
mismo y doblé hacia la calle de la izquierda, firmemente decidido, esta vez, a
observarme a mí mismo al menos por algún tiempo, y en todo caso hasta que
hubiera llegado a la calle siguiente. Llegue a la Nadesjdinskaya sin perder el
hilo de mi atención salvo, quizás, por breves momentos. Entonces, dándome
cuenta de que me era más fácil no perder la línea de mi pensamiento en las
calles tranquilas y deseando probarme en las calles más ruidosas, decidí
retomar la Nevsky, mientras continuaba recordándome a mí mismo. Llegué a la
Nevsky sin haber cesado de recordarme a mí mismo y comenzaba ya a experimentar
el extraño estado emocional de paz interior y de confianza que sigue a grandes
esfuerzos de esta clase. Justamente a la vuelta de la esquina, en la Nevsky,
había una cigarrería donde compraba mis cigarrillos. Todavía recordándome a mí
mismo pensé pasar por ahí y encargar algunas cajas.
Dos horas más tarde, desperté en la Tavrisheskaya, es decir, muy lejos. Estaba yendo en un trineo hacia la imprenta. La sensación de despertar fue extraordinariamente vivida. Casi puedo decir que volvía en mí. De golpe recordé todo. Cómo había estado caminando a lo largo de la Nadejdinskaya, cómo había estado recordándome a mí mismo, cómo había pensado en los cigarrillos y cómo, en este pensamiento, había caído como anonadado en un profundo sueño.
Sin embargo, mientras estaba sumido en este sueño, había continuado ejecutando acciones coherentes y oportunas. Había salido de la cigarrería, telefoneado a mi departamento en la Liteyni y luego al impresor. Había escrito dos cartas. Luego había regresado a la casa nuevamente y retomado la Nevsky por la acera izquierda hasta la puerta Gostinoy con intención de llegar a la Offitzerskaya. Luego había cambiado de opinión porque se estaba haciendo tarde. Había tomado un trineo para ir a la imprenta en la Kavalergardskaya. Y por el camino, mientras me dirigía por la Tavricheskaya comencé a sentir una extraía inquietud, como si hubiese olvidado algo. Y de pronto me acordé de que había olvidado recordarme a mí mismo.
Dos horas más tarde, desperté en la Tavrisheskaya, es decir, muy lejos. Estaba yendo en un trineo hacia la imprenta. La sensación de despertar fue extraordinariamente vivida. Casi puedo decir que volvía en mí. De golpe recordé todo. Cómo había estado caminando a lo largo de la Nadejdinskaya, cómo había estado recordándome a mí mismo, cómo había pensado en los cigarrillos y cómo, en este pensamiento, había caído como anonadado en un profundo sueño.
Sin embargo, mientras estaba sumido en este sueño, había continuado ejecutando acciones coherentes y oportunas. Había salido de la cigarrería, telefoneado a mi departamento en la Liteyni y luego al impresor. Había escrito dos cartas. Luego había regresado a la casa nuevamente y retomado la Nevsky por la acera izquierda hasta la puerta Gostinoy con intención de llegar a la Offitzerskaya. Luego había cambiado de opinión porque se estaba haciendo tarde. Había tomado un trineo para ir a la imprenta en la Kavalergardskaya. Y por el camino, mientras me dirigía por la Tavricheskaya comencé a sentir una extraía inquietud, como si hubiese olvidado algo. Y de pronto me acordé de que había olvidado recordarme a mí mismo.
En general, la segunda
parte de esta historia es la que denota el estado en el que estamos todos la
mayoría del tiempo, es decir, ejecutando acciones de forma “natural” y
automática, sin ser conscientes de ellas, pero es solo cuestión de voluntad que
volvamos a conectar con el Yo
observador para que vuelva a tomar las riendas y fuerce a la
consciencia artificial a “observarse” a si misma para ver que está sucediendo
constantemente en nuestra psique.
Algunas herramientas útiles para la autoexploración
Una fuerte intención y voluntad: A mayor voluntad e intención de trabajar en uno mismo, mayor
facilidad para llevarlo a cabo. Si uno tiene una intención ambigua, y una
voluntad poco trabajada, la mayoría de procesos de crecimiento personal se
quedan siempre a medias. En muchos casos, trabajamos cuando la voluntad de otra
persona nos lo exige, por la razón que sea, mientras que al desaparecer esa
“mano dura”, esa “exigencia externa”, o esa persona que nos “guía en el
camino”, todo nuestro poder interno cae en picado. Uno tiene que crearse su
propia razón interna para crecer, despertar y avanzar por su senda particular,
sea la que sea y como sea, y la intención y voluntad para ello debe nacer desde
el interior de la persona, y no venir desde fuera.
Una gran fe en uno mismo: Tener confianza
y fe en uno mismo es lo que te hace seguir adelante. Fe y confianza en que
vamos a ser capaces de alcanzar aquello que nos hayamos propuesto. Siendo el
ser que somos, no hay límites a nuestra expansión más que aquellos que nos
impongan o nos impongamos, y nos los creamos, pues de lo contrario, son como
vallas al viento, no tienen ningún poder frente a nosotros.
Sentido de la autorresponsabilidad: Cada uno es responsable de su propio camino evolutivo. Nadie puede
recorrer el nuestro por nosotros, ni nadie lo hará. Compartiremos muchas cosas
y nos apoyaremos con herramientas, conocimientos o lo que haga falta, pero aquí
cada uno calza sus zapatos y escala sus montañas. El sentido de la
responsabilidad para con uno mismo es vital, si esperamos que otros hagan las
cosas por nosotros, el proceso se queda siempre parado.
Sentido del respecto hacia uno mismo e integridad: El mundo exterior es un reflejo del mundo
interior de cada uno, y toda muestra del resto de personas hacia nosotros es
una muestra-espejo de cómo nos tratamos y sentimos respecto a nosotros mismos.
Es tremendamente importante desarrollar un alto sentido del respeto por lo que
somos, quienes somos, lo que hacemos, lo que conseguimos. Y hay que hacerlo
siendo íntegros, pensando, sintiendo, hablando y diciendo de forma consecuente
y alineada, no solo por el hecho de que así ahorramos la energía que nos hace
falta para desarrollar los cuerpos sutiles superiores, sino porque es la única
forma de llegar a avanzar como seres humanos.
Coraje: Pasar por los
procesos de alquimia interior, zambullirnos en múltiples ciclos y noches oscuras del alma,
mirar cara a cara el inframundo de cada uno de nosotros, requiere de un coraje
que no se acabe nunca, y que esté siempre latente y presente cada instante que
mantengamos el estado de auto-observación activo, viendo y percibiendo lo que
se cuece en nosotros mismos.
Humildad y humor: Humildad para
reconocer que nos queda mucho camino por andar, que nos queda mucho
conocimiento por obtener y muchas cosas que limpiar. Humor para reírnos en cada
paso, para sonreír con cada nueva idea que nos llega y nos desmonta todo lo que
creíamos saber anteriormente, y sacar la basura interior sin tomarnos demasiado
en serio a nosotros mismos.
En consecuencia…
Lo importante de la auto observación, y de todas esas
herramientas que nos ayudarán a mantenerla activa, es que cada vez veremos
detallitos más pequeños e insignificantes de nosotros mismos, lo que nos
permitirá ver el avance que estamos teniendo, además de notar que este sentido
se irá agudizando progresivamente, en la medida que lo usemos, hasta que lo
despertemos completamente y seamos capaces de parar, discernir y percibir
inmediatamente cuando un nuevo Yo ha sido creado, cuando uno ha sido eliminado o
unificado, cuando una reacción es mecánica y automática o consciente, cuando un
nuevo patrón o programa de comportamiento se ha activado, etc. Es un hábito
convertido en talento que no tiene precio, y que nos pone en bandeja el avance
y crecimiento que buscamos.
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