La estrecha relación entre el Yo Superior y el yo inferior
El Yo Superior no trata de derrotar al yo inferior sino
conquistar su cooperación…
La relación entre el Yo superior y el inferior esta muchas veces
es representada como una lucha. No obstante, esta interacción podría ser
vislumbrada como como una danza, como una conversación, o un trabajo conjunto.
El yo inferior, también llamado personalidad, acoge al cuerpo
físico, las emociones y la mente analítica. El yo superior, también llamado alma,
es la mente intuitiva, la sede dentro de nosotros de la sabiduría, el amor, la
voluntad espiritual y todas las demás cualidades superiores.
Naturalmente el yo inferior tiene una percepción bastante
limitada y ilusoria sobre sí mismo, de los otros y del mundo. En su visión,
todos los seres están separados y él está independiente y alejado de los demás.
En cambio el Yo Superior tiene una percepción mucha más abarcante y exacta
sobre las cosas. El ve la interrelación y la interdependencia en todo y percibe
al si mismo como uno con todos.
A partir de cada una de estas dos visiones, surgen objetivos
diferentes, con sus motivaciones y conductas correspondientes. El Yo inferior
ve el egoísmo como un bien, mientras que el Yo Superior percibe el bien en el
altruismo. Con todo, las dos visiones (la más estrecha y la más amplia) existen
dentro de nosotros y a lo largo del día y de las semanas oscilamos entre el
foco mayor de una de estas visiones o el foco mayor de la otra. En ciertas
situaciones, cuando somos capaces de percibir las dos visiones dentro de
nosotros, cada una de ellas procurando prevalecer en aquel momento, es entonces
que debemos debatir, enfrentar y escoger alguna decisión, estando divididos
entre lo que parece bueno para el yo inferior o lo que el Yo Superior percibe
como lo mejor.
Toda esta situación se complica aún más debido al hecho de que
en diversas circunstancias no sabemos con claridad qué alternativa está
desacuerdo con los intereses del yo inferior y cual está de acuerdo con los del
Yo Superior; vemos alternativas, mas no discernimos lo que está tras de ellas.
Frecuentemente, las cosas no son lo que parecen, y el egoísmo fácilmente se
disfraza de altruismo dentro de nosotros mismos!
El lugar donde todo este conflicto interno puede ser resuelto es
el campo mental. La mente analítica y la mente intuitiva deben aprender a
entenderse mutuamente a trabajar juntas. La mente intuitiva debe esclarecer a
la mente analítica, y esta a su vez, debe orientar las emociones y las acciones
en dirección a la claridad obtenida. Esto significa que la solución para la
mente analítica es buscar internamente la visión mayor de la mente intuitiva.
Pero, más allá de esto y después de iluminada por la luz superior, la mente
analítica debe lanzar esa luz sobre las emociones y las acciones. Es como si la
mente analítica tuviese que explicar (pacientemente y cuantas veces fuera
preciso) para la forma emocional y el cuerpo físico aquello que fue
comprendido, de modo que esta dos fuerzas (emocional -física) se puedan ajustar
para participar adecuadamente.
Es así como el individuo puede sacrificar alegremente sus
estrechos intereses egoístas en favor de los intereses mayores colectivos. Es
así como el Yo Superior triunfa y el yo inferior se vuelve su socio. Entonces,
cada uno de los dos desempeña su debido papel: el Yo Superior indica el
propósito, los principios y los valores de la vida; y el yo inferior es el que
debe hacer la aplicación práctica y materializar todo esto. No hay victoria sin
unión. El Yo Superior no trata de derrotar al yo inferior sino conquistar su
cooperación.
Ricardo Georgini
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