Drunvalo Melquizedek
Respiración de la Unidad
“Deja que tu atención se mueva a un lugar en la Tierra que
sientas que es el lugar más hermoso del mundo. Puede ser cualquier lugar -una
escena de montaña con árboles, lagos y ríos, o un árido y arenoso desierto con
muy poca vida-, cualquier lugar que tú percibas como bello. Ve tantos detalles
como puedas.
“Por ejemplo, si el lugar que elegiste es una escena de montaña,
ve las montañas y las nubes blancas y abultadas. Ve y siente el bosque y los
árboles moviéndose con el viento. Ve los animales, venados, renos, pequeños
conejos y ardillas. Mira hacia abajo las claras aguas de los ríos. Empieza a
sentir amor por este lugar y por toda la naturaleza. Continúa creciendo en este
espacio de amor con la naturaleza hasta que tu corazón esté latiendo con el
calor de tu amor.
“Cuando sientas que el tiempo es correcto, con tu intención,
envía tu amor al centro de la Tierra para que la Madre Tierra pueda sentir
directamente el amor que tienes para ella. Si quieres, puedes colocar tu amor
en una pequeña esfera que lo contenga y enviarlo a la Madre. Pero es tu
intención lo que es importante. Entonces espera, como un niño. Espera hasta que
la Madre envíe su amor de regreso a ti y lo puedas sentir. Tú eres su hijo, y
yo sé que ella te ama.
“Cuando el amor de la Madre entre en tu cuerpo, ábrelo
completamente dejando que este amor se mueva a cualquier parte y por todo tu
cuerpo. Déjalo entrar a todas tus células. Déjalo moverse por todo tu cuerpo de
luz. Déjalo moverse por dondequiera que desee moverse. Siente este hermoso amor
con el que tu Madre te ha envuelto y permanece en esta unión con la Madre
Tierra hasta que sientas completa esta experiencia”.
Unirse con el Padre Divino
“Cuando sea el momento adecuado, lo cual sólo tú puedes saber,
sin romper la unión de amor con tu Madre, vuelve tu mirada al Padre, al Padre
celestial. Mira al resto de la creación más allá de la Tierra. Pon tu atención
en un cielo nocturno. Ve la Vía Láctea moverse a través de los cielos. Observa
los planetas y la Luna girar alrededor de ti y de la Tierra. Siente al Sol
escondido detrás de la Tierra. Date cuenta de la increíble profundidad del
espacio.
“Siente el amor que tienes por el Padre, porque el Padre Divino
es el espíritu de toda la creación, excepto la Madre Divina. Y cuando este amor
sea tan grande que ya no puedas contenerlo más dentro de ti, con tu intención
déjalo irse a los cielos. De nuevo puedes enviarlo dentro de una pequeña esfera
si así lo quieres”.
Sri Yukteswar dice que pongas tu amor en una pequeña esfera y
con tu intención lo envíes a los cielos. Dice que lo envíes a la red de
conciencia de unidad alrededor de la Tierra. Si tú no sabes lo que es esta red,
no te preocupes, sólo haz lo que hace la mayor parte de los indígenas del
mundo: envía tu amor hacia el Sol. Igual que las redes, el Sol está conectado a
todos los otros soles o estrellas y finalmente a toda la vida en todas partes.
Algunas personas, como los hopi del suroeste de los Estados Unidos, envían su
amor al Gran Sol Central, lo cual es otro concepto que no todos tienen pero que
es igualmente válido. Escoge uno, no importa cuál. Lo importante es que tu amor
llegue a toda la vida en todas partes.
Sri Yukteswar continuó: “Una vez que tu amor ha sido enviado a
los cielos al Divino Padre, de nuevo espera; espera a que el Padre envíe su
amor de regreso a ti. Y por supuesto siempre lo hace. Tú eres su hijo por
siempre, y el Padre Divino siempre, siempre te amará. E igual que con el amor
de la Madre, cuando sientas el amor del Padre Divino entrar en tu ser, déjalo
moverse a cualquier lugar que desee. Es el amor de tu Padre y es puro”.
La Sagrada Trinidad está viva
“En este momento, algo que raramente sucede se manifiesta: la
Sagrada Trinidad está viva en la Tierra. La Divina Madre y el Divino Padre
están unidos contigo en amor puro y tú, el Divino, completas este triángulo”.
La respiración de la Unidad es un prerrequisito para entrar en
el espacio sagrado del corazón. Sin embargo, aún hay dos obstáculos principales
para entrar realmente dentro de este espacio sagrado.
Primero, para la conciencia occidental la respiración de la
unidad por sí sola no es suficiente para encontrar el lugar en el que está el
espacio sagrado del corazón. ¿Por qué? Porque tu mente siempre creará una
ilusión para alejarte de la verdad. Tu mente siempre te dice: “No escuches a tu
corazón. Sólo yo sé el camino. Sígueme a mí y a mi lógica y todo estará
perfecto. Mi ciencia es el único camino para conocer la verdad”. Usando el
proceso de pensar y la lógica, la mente te mantendrá dentro de tu cabeza. Y
mientras permanezcas dentro de tu cabeza, de tu cráneo, nunca jamás encontrarás
el espacio sagrado del corazón. La mente ha escondido el poder del corazón por
miles y miles de años.
Segundo, se necesita saber acerca de la movilidad del espíritu
dentro del cuerpo humano. Sin este conocimiento, todos los esfuerzos para
alcanzar el lugar sagrado del corazón no producirán resultados. Uno necesita
descubrir que el espíritu se puede mover dentro del cuerpo y entonces
literalmente dejar su lugar dentro de la cabeza y la mente para entrar en un
estado de conciencia e inteligencia completamente alterado que se encuentra
dentro del corazón.
Desde mi propia experiencia y de la experiencia de miles de
personas, he descubierto que superar el proceso humano del pensamiento es algo
fácil de lograr una vez que tenemos claro qué es lo que debemos hacer. Si sólo
te sientas a escuchar o respondes a tus pensamientos, permanecerás atrapado en
la cabeza y tus pensamientos continuarán perpetuamente y te detendrán.
Hay unos cuantos sistemas de meditación que ayudan a sobreponer
la mente o a darle la vuelta, como la meditación vipassana, donde uno se sienta
en meditación muchas horas hasta que se adquiere un punto de quietud. Pero hay
un método más simple, y éste consiste en que el espíritu simplemente deje la
cabeza y la mente al mismo tiempo. Para entrar al espacio sagrado del corazón
esta es la única manera que conozco.
Casi nunca he encontrado a personas que sepan que el espíritu
humano se puede mover dentro del cuerpo humano. La mayoría de las personas me
miran como si estuviera loco cuando hablo perfectamente acerca de esto. La
mayoría de la gente indígena, sin embargo, lo entiende perfectamente; en su
proceso espiritual ellos experimentan exactamente eso.
El espíritu humano está separado del cuerpo. Cuando morimos,
nosotros (nuestro espíritu) dejamos el cuerpo y regresamos a un mundo que
parece separado de éste. El cuerpo humano es como un abrigo, nos lo ponemos
para ser humanos y nos lo quitamos para ser algo más. En mis estudios he
encontrado que en este momento de la historia el espíritu humano está
comúnmente enfocado en la glándula pineal, en el centro de la cabeza. Si el
espíritu está localizado en la glándula pineal significa experimentar el cuerpo
humano desde el punto de vista de mirar el mundo a través de los ojos y sentir
como si el mundo exterior estuviera separado de nosotros.
Parece que nosotros estamos directamente detrás de los ojos,
aunque podemos experimentar otras partes de nuestros cuerpos. La mayoría de
nosotros hemos tenido la experiencia de poner nuestra atención en otras partes
del cuerpo -una mano o un pie por ejemplo-, pero aún lo hacemos con el espíritu
localizado en la glándula pineal.
Hay otras maneras de experimentar el cuerpo humano, y es una de
estas otras maneras la que quiero enseñarles ahora. Deben entender y
experimentar esta parte antes de que puedan continuar para encontrar el espacio
sagrado del corazón.
Primer ejercicio: moviéndose alrededor del cuerpo
Es más fácil hacer este ejercicio si piensas en él como un
juego, y aún más fácil si te miras como si fueras un niño. No tomes esto
seriamente; la seriedad, la cual viene de la mente, sólo interferirá con el
resultado del ejercicio. ¡Sólo diviértete! Es tu naturaleza infantil la que te
permitirá entrar fácilmente al corazón, no el adulto calculando procesos de
pensamiento de tu mente.
• Lleva tu atención a tu mano derecha. Siente todos los
contornos dentro de tu mano y “permanece” ahí tanto como puedas. ¿Está tu
espíritu aún dentro de tu cabeza, sintiendo tu mano? Eso sería lo normal.
(Estoy haciéndote hacer esto porque no es de lo que estoy hablando; enfocarte
en tu mano es permanecer en tu cabeza.)
• Piensa en tu espíritu, tú, como algo separado de tu cuerpo. Ve
tu espíritu tal vez como una pequeña esfera de luz, del tamaño de una canica.
En el siguiente paso nos vamos a mover fuera de nuestra cabeza,
en la forma de una pequeña esfera de luz, hacia dentro del chakra de la
garganta. Tengamos primero una discusión intelectual para preparar a la mente.
Piensa en un edificio alto con un ascensor colocado en la parte
exterior. El ascensor está hecho completamente de cristal, por lo que puedes
ver hacia fuera mientras estás en él; puedes ver todo el edificio mientras
viajas desde lo más alto hacia lo más bajo, hasta el piso más bajo. En tu
camino hacia abajo puedes ver que lo más alto del edificio parece que se aleja
de ti. Tu posición relativa cambia y tú de verdad ves el edificio desde otra
perspectiva, ¿no es verdad?
• Ahora cierra tus ojos (esto es importante) y usa sólo tu
imaginación para ver. “Mírate” a ti mismo como una pequeña esfera de luz
moviéndose fuera de la glándula pineal o área de la cabeza y bajar igual que el
elevador hacia el chakra de la garganta.
Mientras te sales de la cabeza, verás, en tu imaginación, tu
cabeza física moviéndose lejos de ti igual que la parte más alta del edificio.
No pienses acerca de este proceso, esto definitivamente interferirá con lo que
estás haciendo. Sólo juega el juego.
• Una vez que llegas al chakra de la garganta, verás o sentirás
en tu visión interna tu cabeza muy arriba de ti, y parecerá que estás mirando a
través de tu garganta. Sé consciente de la suavidad de tu garganta a tu
alrededor. Parecerá que estás al mismo nivel de tus hombros. ¡Tú puedes hacerlo!
• Si no lo puedes hacer al principio, entonces detente, relájate
y re cuerda realizar este ejercicio como un juego. Sigue haciéndolo hasta que
con tu visión interna puedas verte o sentirte a ti mismo, a tu espíritu
moviéndose fuera de tu cabeza y llegando a tu garganta.
• Regresa a tu cabeza. Con tu visión interna, verás o sentirás
tu cuerpo moviéndose hacia abajo mientras tu espíritu se aproxima al interior
de tu cabeza o cráneo. Una vez que entres a tu cabeza de nuevo, asegúrate de
que estás mirando en la dirección correcta, hacia tus ojos. (Puedes pensar que
esto suena divertido o que se da por hecho, pero algunas personas regresaron a
sus cabezas mirando en la dirección equivocada, y eso las desorientó.
Probablemente no te suceda, pero sí pasa, simplemente gírate hacia tus ojos y
todo se arreglará por sí solo rápidamente).
• Ahora deja tu cabeza y muévete hacia abajo hasta tu garganta
de nuevo. Una vez que llegues ahí, sé consciente del suave tejido alrededor de
tu garganta.
• Regresa de nuevo a tu cabeza, viendo el cambio en tu visión
interna.
• Cuando estés de nuevo en tu cabeza, sé consciente del hueso de
tu cráneo duro y sólido rodeándote. Siente la diferencia.
• Esta vez iremos más lejos. Muévete desde tu garganta hasta tu
hombro derecho. En tu visión interna, asumiendo que aún estás viendo hacia el
frente de tu cuerpo, nota cómo la cabeza está desplazada hacia la izquierda.
Siente los huesos de tu hombro.
• Ahora continúa por el brazo hacia la mano derecha y entra al
área de la palma de tu mano. Ve los dedos a tu alrededor. Frecuentemente
parecen ser muy grandes, ya que en este momento tú eres muy pequeño. Siente los
dedos alrededor de ti.
• Regresa a tu hombro,- después a tu garganta. Siempre detente
un poco en tu garganta como punto de referencia antes de entrar de nuevo en tu
cabeza. Ahora regresa al interior de tu cabeza, asegurándote de que estás
mirando hacia el frente, en la dirección de tus ojos. Siente la dureza del
cráneo alrededor de ti.
Segundo ejercicio: entrando al corazón
En este punto estamos listos para entrar al corazón, pero no
vamos a movernos al espacio sagrado del corazón por ahora. Primero necesitas
sentir la diferencia entre la cabeza y el corazón.
Empieza, como acabas de aprender, cerrando tus ojos y moviéndote
fuera de tu cabeza y bajando hacia tu garganta.
Espera hasta que te sientas bien, y luego muévete hacia tu
corazón físico, no al chakra del corazón. Siente o ve en tu visión interna tu
corazón y siéntete moviéndote hacia él. Cuando llegues al corazón, continúa y
muévete a través de la membrana externa y dentro del mismo corazón.
Escucha y siente el latido del corazón. Siente la suavidad del
tejido que te rodea. Siente qué diferente es de la dureza del cráneo que rodea
tu cabeza. El corazón es femenino y la cabeza es masculina. Es tan obvio.
Aunque puedes permanecer aquí todo el tiempo que desees,
probablemente es mejor no estar más de cinco minutos. No te preocupes acerca
del espacio sagrado en este punto. Sólo siente qué se siente estar en el
corazón.
Cuando el tiempo te parezca correcto, sales del corazón, a
través de la membrana y continúas hacia arriba, hacia la garganta. Detente un
momento para sentir la garganta y continúa de regreso a la cabeza. Asegúrate de
que tus ojos estén alineados correctamente. Siente cómo es estar de regreso en
la cabeza y compáralo con lo que se siente estar en el corazón. Siente la
dureza del cráneo y compárala con la suavidad del tejido del corazón. Has
terminado el segundo ejercicio.
Tercer ejercicio: la cabeza “Om” y el corazón “Aah”
Ahora vamos a hacer el último ejercicio tres veces desde el
principio. Cuando estés en tu cabeza canta el sonido “Om”, y cuando estés en tu
corazón, canta el sonido ‘Aah”. Para ser claro les estoy pidiendo que usen su
voz para hacer este sonido en el lugar apropiado. Este ejercicio es muy sutil,
pero realmente ayuda a entender, en tus células, todo lo que has hecho hasta
este punto. Has completado el tercer ejercicio.
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