Estamos tentados
a buscar el final de cada experiencia, especialmente si ésta ha sido
desafiante, como lo ha sido para muchos.
Pero también pensamos que “al final” habrá un fin a
la lucha y al caos y puede haberlo, solamente si convertimos el “final” de un
ciclo en un nuevo comienzo y elevamos la energía que utilizamos para crear
nuestra realidad.
Es un poco como terminar una carrera para comenzar
otra pero con cada nueva carrera obtenemos un modo de transportación nuevo.
Así que si su primera carrera es a pie, para la
segunda tenemos una bicicleta y la tercera es en auto.
Eventualmente, llegamos al auto de sport súper
rápido en el cual podemos avanzar mucho más pero todavía seguimos dando vueltas
a la pista de finales y comienzos, lecciones y aprendizajes al avanzar de la
sanación a la totalidad a la congruencia.
Si miramos nuestras vidas en el espectro total de
todo lo vivido, podemos ver todo el progreso que hemos hecho en nuestro viaje
de experiencia espiritual.
Entonces toda la sanación que hemos logrado está
clara y nuestra experiencia tiene sentido, propósito y entendemos su
significado.
Pero si miramos solamente esta vida entonces todo lo
que vemos es lucha y pensamos que estamos avanzando a gatas cuando realmente
estamos dando vueltas a la pista con mayor rapidez.
La razón por la cual nos sentimos así es que
pensamos que al final del viaje de experiencia es el momento en el que vamos a
parar y entonces nos desalentamos, frustramos y desilusionamos cuando vemos que
no hay final. Lo hay, pero diferente a lo que pensamos.
Cada experiencia de sanación termina con un evento
iluminado – cuando entendemos la lección y elegimos un sendero diferente.
Eso termina un ciclo y nos lleva exactamente al
próximo donde nos graduamos hacia nuestra bicicleta para darle de nuevo vueltas
a la pista.
O podemos ir directamente a un auto de carreras,
pero todavía tenemos que continuar en la espiral evolutiva con esa lección.
Y podemos dar vueltas en una pista diferente,
disfrutando del entorno, encontrando nuevas bendiciones por el camino, es todo
parte de nuestros ciclos diferentes.
Para disfrutar de la experiencia tenemos que ser
perceptivos, que no se trata de llegar rápidamente al destino, es lo que
hacemos durante ese viaje de experiencia lo que es importante y lo que
determina nuestro nivel de sanación y de eventual culminación de ese ciclo.
Como dice el dicho “todos los caminos llevan a
Roma”, y todas las experiencias llevan primero a la sanación, entonces a la
totalidad, y luego a la congruencia pero todavía estamos completando
terminaciones y comienzos porque ese es el propósito de nuestra experiencia
aquí.
Y podemos ir con rapidez o lentamente, elegir el
sendero duro, rocoso o la hermosa ruta escénica.
Una vez que entendemos que la vida es el viaje de
experiencia y por tanto dejamos de buscar su final, podemos encontrar la
belleza en cada aspecto del viaje y comenzamos a disfrutarlo (que es el sentido
del mismo).
Entonces vemos que las terminaciones y comienzos de
todos nuestros ciclos son meramente puntos de graduación al avanzar de la
sanación a la totalidad a la congruencia y comenzamos a colocar señales de
parada y de bendición a lo largo del recorrido para poder verdaderamente
relajarnos, disfrutar y dejar de preocuparnos por cuando llegaremos “allí”.
Escojan la ruta mejor para que puedan disfrutar del
viaje y verán que anticiparán los nuevos comienzos porque entonces sabrán que
han llegado al final de un ciclo, podrán apreciar lo aprendido y estarán listos
para disfrutar una nueva fase de su sendero de vida.
Derechos de autor reservados © 2016 por Jennifer
Hoffman.
Traducción: Fara González
Difusión: El Manantial del Caduceo en la Era
del Ahora
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