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viernes, 22 de marzo de 2019

“LA LUZ LLEGÓ A LAS TINIEBLAS, PERO LAS TINIEBLAS NO LA RECONOCIERON”.



“LA LUZ LLEGÓ A LAS TINIEBLAS, PERO LAS TINIEBLAS NO LA RECONOCIERON”.


¿En qué consiste la Ley de Purificación? La Ley de Purificación es la que hace que el hombre vuelva a su fuente, a sus orígenes cósmicos, la que lo lleva a respetar leyes mayores y a vivir dentro de la armonía. Ella lo reconduce hasta que él salga de la ley de nacimiento, muerte y karma presentes en la materia densa. El desvío de quien abraza lo denso y lo material produce la necesidad de la aplicación cíclica de esa ley de mutación planetaria, en los cuatro reinos (mineral, vegetal, animal, humano) del mundo tridimensional.

La Ley de Purificación está sujeta a la Ley Evolutiva de los cuatro reinos (mineral, vegetal, animal, humano) y a las leyes que gobiernan cada reino, así como a las leyes del planeta en el que ella es aplicada.
Está establecida para las civilizaciones que habitan planetas aún en estado evolutivo (no para aquellos que completaron ciertos ciclos de la Ley Divina). Puede tornarse una ley severa cuando las civilizaciones se desvían del plan divino. Por tanto, la Ley de Purificación es amor y es justicia dentro de las leyes que conforman la vida de los universos.

¿Por qué se hace necesaria, en estos tiempos de tanta materialidad, la aplicación de esta Ley de Purificación? La Ley de Purificación está prevista para los universos que pueden ser habitados por razas de superficie.

La raza terrena de superficie, por ejemplo, se olvidó de su origen y se confundió con el cuerpo sólido. Habló sobre el alma y el espíritu, que es su verdadero núcleo de vida, de energía, de acción y de movimiento; pero, abrazó todo lo material y se olvidó de la esencia divina, parte del cosmos, que vive en su interior como en todas las otras razas.

Vivió por los medios más ilícitos, si fuéramos a basarnos en las leyes cósmicas del amor, y se tornó agresiva. Agredió hasta a las leyes naturales, que son los medios de vida y purificación de los vehículos densos de los hombres que la componen.
Por ello, la gran Ley de la Purificación está presente en esta época de modo mucho más activa que en períodos anteriores.

¿Qué paso en los últimos tiempos de Lemuria y Atlántida? En los últimos tiempos de la Lemuria y Atlántida la purificación fue muy generalizada; pero ahora, dadas las proporciones de la confrontación entre fuerzas evolutivas y fuerzas involutivas, ella ha de ser aún más gloriosa y universal.

Todos los seres existentes en la órbita de la Tierra serán más intensamente asistidos y servidos por esa ley y en muchos será restaurada la integridad cósmica.
Respecto de la Ley de la Purificación, se cree que sus aspectos destructivos, considerados impropiamente como catastróficos, son los más importantes. Mucho más ligado a cosas externas y materiales que a realidades internas, el hombre de la superficie se impresiona con ellos. Sin embargo, un cataclismo no tiene la connotación que el individuo terrestre le atribuye.

Desde un punto de vista suprafísico, es una oportunidad de reordenamiento, no sólo físico, sino también de valores. Tras un cataclismo, no sólo se modifica la configuración geográfica de la Tierra (comprometida con esquemas cristalizados y desactualizados); los valores humanos, la vibración y el campo magnético planetarios también pasan por transformaciones.

En la antigua Lemuria, en la Atlántida y en las zonas de más reciente movimiento sísmico, desaparecieron del plano físico civilizaciones y seres; fueron transferidos hacia otros planos de vida, en los que pudieran desarrollar aquello que la inercia del plano físico no les permitía.

Por ello, los cataclismos deben ser vistos como elementos ordenadores, elementos que proporcionan un estado de liberación de esquemas externos que se tornaron inadecuados para aquellos que van a continuar viviendo físicamente sobre la Tierra, tras la próxima purificación global.

Muchos hechos tomarán por sorpresa al hombre de la superficie, pues, por las vías normales de comunicación y divulgación, no están siendo transmitidas informaciones precisas respecto de la situación planetaria. Existen órganos competentes para dar al mundo esas informaciones, como por ejemplo: centros de análisis climáticos, centros de informaciones sobre terremotos, servicios meteorológicos de nivel internacional, y otros. Pero a pesar de contar con esos órganos de prevención y alerta temprana, y dadas las condiciones que el hombre creó, están entrando en conflicto las leyes naturales que, hasta hoy, determinaban movimientos ordenados y mantenían armonía entre sí. Ahora esos movimientos están agitados y producen efectos inesperados.

Tras desequilibrar el ambiente en el que se encuentra, el hombre causó desórdenes en los ciclos de las plantas y en los climas, con todas las consecuencias que ello acarrea.

Según una Ley Mayor, todo lo que sea quitado del lugar original en él será repuesto; el cambio de curso de los ríos, la creación de lagos artificiales, las represas, el desalojo de lagunas costaneras, la explotación mineral que altera la configuración de grandes regiones, en fin, tendrá que ser reequilibrado todo lo que se está haciendo en nombre del consumo y del mal uso del medio ambiente, y esto se dará a través de una drástica respuesta de los elementos naturales.

Lo grotesco del comportamiento humano reside en el hecho de que cada generación, incluso percibiendo el error de la anterior, se engañe; creyendo estar en lo cierto. La soberbia es la que impide ver claramente; las enseñanzas cósmicas se mantienen secretas para los que no entran en un estado de consciencia más universal.

En cuanto a la próxima purificación del planeta Tierra, debemos aclarar lo siguiente: Cuando la inclinación de su eje magnético cambia, ella cambia en todo el planeta; pero, el efecto de ese hecho en la superficie es diferente de su efecto en la parte interna del globo (civilización intraterrena).

El planeta es controlado por siete diferentes leyes que actúan en los siete diferentes planos que conforman su vida evolutiva. El hombre de superficie puede alterar la ley de superficie, que es uno de esos planos, pero nunca las leyes que conforman los demás planos de la Tierra. Por eso, habiendo un movimiento purificador, éste ocurrirá sólo en el exterior del planeta. Los habitantes de los otros planos no tienen que ver con ese movimiento, porque ya superaron el ciclo de desarmonía.

Así, la inclinación del eje no alterará la vida, las leyes o los planos en que habitan los intra- terrenos. Hay ondas amortiguadoras entre un plano y otro del globo terrestre, de forma que la actividad purificadora que ocurra en la superficie no afectará a los demás.

Miz Tli Tlan.






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